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Catálogo cronológico: VI. El silencio de Ainola (1930-1957)

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Las últimas dos décadas y media de vida de Jean Sibelius se han conocido como "El silencio de Ainola" por la ausencia de nuevas composiciones de un músico alejado ya del mundanal ruido en su villa cercana al lago Tuusula. Entramos en su momento a explicar las razones (múltiples, complejas y entrelazadas entre sí) que le llevaron a este, en teoría, abandono de la composición activa. Así mismo explicamos entonces, y en cuanto ha sido necesario, que ese silencio no es absoluto. En primer lugar, aparte de tres composiciones completadas en las postrimerías del periodo anterior (una canción coral en 1930, la Música fúnebre para órgano opus 111 nº1 y una pieza para piano a cuatro manos en 1931), y dos nuevos coros que añade a la Música masónica opus 113 en 1946, durante década y media al menos trató de completar la que habría sido Octava sinfonía, su particular santo grial que muy posiblemente sí llego a terminar (hecho seguro para al menos los dos primeros movimientos), pero que destruyó insatisfecho por el resultado. Pero se sabe además que ideó otras obras en este largo periodo, y han sobrevivido algunos esbozos de esta época. Tampoco es imposible que algún trabajo compartiera el mismo de la Octava sinfonía: escrito pero finalmente destruido.

La mayor parte este prolongado espacio de tiempo, sin embargo estuvo bien activo no tanto en nuevos títulos, sino en diversos arreglos, orquestaciones y revisiones, algunos de ellos de gran importancia, como el efectuado a su Lemminkäinen opus 22, que nos dejó la edición de la partitura normalmente interpretada.

Sin títulos originales de consideración no podemos hablar de un estilo propiamente dicho en estos años, aunque los detalles que nos ofrecen esas pocas composiciones, los esbozos y hasta las revisiones dan cuenta de un Sibelius que prolonga las características de su Periodo final, tanto los años de "Serenidad sinfónica" (como en la revisión de Lemminkäinen opus 22) como el estilo avant garde de Experimentación final (los esbozos orquestales conservados).

Este es el listado de las obras, versiones y revisiones de estos años, con los que damos por concluido la lista completa de obras de Jean Sibelius, ordenada por orden cronológico de composición:


1930
- "Karjalan osa" ("El destino de Karelia") JS.108, para coro masculino al unísono y piano

1931
- [Final alternativo para] Surusoitto (Música lúgubre) HUL 1893, para órgano [esbozo provisional para opus 111b]
- Surusoitto (Música lúgubre) HUL 1893 [opus 111b], para órgano [versión del manuscrito, cambios frente a la versión editada en 1955]

1931
- Adagio  ‘Rakkaalle Ainolle’ (‘A mi amada Aino) JS.161, para piano a cuatro manos

princ. 1930s
- "O Herra, Siunaa" ("Oh Señor, bedícenos") HUL 1737/2, para coro [esbozo, sobre tema de JS.159 de 1890]

1933
- [Tema para improvisación, para la London Organ Music Society], para órgano

1935
- "En etsi valtaa, loistoa" ("No me des brillo, oro, ni esplendor") [opus 1 nº4], para coro masculino a capella [arreglo, original de 1909 para voz y piano, texto en finés]

1938
- "Finlandia-hymni" ("Himno de Finlandia), para coro masculino a capella [arreglo de sección de opus 26, en algunas ediciones como parte de "Música ritual masónica" opus 113 - nº12 -]
- Processional / "Onward, Ye Peoples" ("Adelante, gentes") opus 113 nº6, para coro mixto y orquesta [arreglo de nº6 de "Música ritual masónica" de 1927, texto en inglés, puede interpretarse también sin el coro]
- Processional opus 113 nº6, para orquesta [parte de orquesta de "Onward, Ye Peoples"]
- "Soi kunniaksi Luojan" ("Te glorificamos, oh Creador") opus 23 nº6a , para coro mixto [versión con texto distinto del Coro de 1897-98]
- Andante festivo JS.34b, para orquesta de cuerda y timbales [arreglo, original para cuarteto de cuerda de 1922]

1939
- Lemminkäinen opus 22, para orquesta [versión final, original de 1896, dos piezas revisadas y cambio de orden de la obra]
    • nº1. Lemminkäinen ja saaren neidot (Lemminkäinen y las doncellas de la isla) [versión revisada en 1939]
    • nº2. Tuonelan joutsen (El cisne de Tuonela) [versión revisada en 1900, originalmente nº3 de la obra]
    • nº3. Lemminkäinen Tuonelassa (Lemminkäinen en Tuonela) [versión revisada en 1939, originalmente nº2 de la obra]
    • nº4. Lemminkäinen palaa kotitienoille (El retorno a casa de Lemminkäinen) [versión revisada en 1900]
- Judeflickans sång [Canción de la muchacha judía] JS.48 nº2b [opus 51 nº2], para voz y piano [de JS.48, segundo arreglo, original de 1906]
- "Finlandia-hymni" ("Himno de Finlandia), para coro masculino a capella [arreglo de sección de opus 26, distinto texto que arreglo de 1938]

1940
- Humoresque para violín y orquesta nº1 en re menor opus 87 nº1 [versión reorquestada, original de 1917]

1942
- "Giv mig ej glans, ej guld, ej prakt" ("No me des brillo, oro, ni esplendor") [opus 1 nº4], para coro femenino a capella a cinco voces con soprano solista (S, SSAA) [arreglo, original de 1909 para voz y piano]
- "Giv mig ej glans, ej guld, ej prakt" ("No me des brillo, oro, ni esplendor") [opus 1 nº4], para coro femenino a capella a cuatro voces con soprano solista (S, SMezA) [arreglo, original de 1909 para voz y piano]
- "Giv mig ej glans, ej guld, ej prakt" ("No me des brillo, oro, ni esplendor") [opus 1 nº4], para coro femenino a capella a dos voces [arreglo, original de 1909 para voz y piano]
- "On hanget korkeat, nietokset" ("En lo alto están los ventisqueros") [opus 1 nº5], para coro femenino a capella a dos voces [arreglo, original de 1901 para voz y piano]

1943
- "Hertig Magnus"("Duque Magnus") opus 57 nº6, para voz y orquesta [esbozo no realizado para una nueva orquestación - la de 1912 se creyó perdida -, original de 1909]
-  Intrada opus 111a , para órgano [vs. editada en con errores, revisada y editada de nuevo en 1957]
- "Koskenlaskijan morsiamet" ("Las novias del barquero") opus 33, para coro masculino y orquesta [arreglo, original de 1897 para barítono y orquesta]

1926/1945
- Octava Sinfonía [destruida, completada?, completados dos primeros movimientos y el resto en borrador?]

1945
- "Suur’ olet, Herra" ("Eres grande, Señor") JS58b, coral para coro masculino y órgano [arreglo, en versión finesa, original JS.58a para coro mixto a capella en sueco de 1927, también como nº11 ("Oda") de opus 113]

1946
- "Musique religieuse" / "Música ritual masónica" opus 113, para coro masculino y órgano o armonio [dos números añadidos al original de 1927]:
    • nº8. Veljesvirsi (Oda a la fraternidad)
    • nº9. Ylistyshymni (Himno) [versión original, rev. en 1948]

1945/1948
- Hymn to Thaïs, the Unforgettable" ("Himno a Thais, la inolvidable") JS.97 , para voz y piano [revisión, versión editada, original de 1909, varias copias divergentes]

1948
- "Finlandia-hymni" ("Himno de Finlandia), para coro mixto a capella [versión en Fa Mayor, arreglo de sección de opus 26, mismo texto que arreglo de 1939]
- "Finlandia-hymni" ("Himno de Finlandia), para coro mixto a capella [versión en Lab Mayor, arreglo de sección de opus 26, mismo texto que arreglo de 1939]
- "Musique religieuse" / "Música ritual masónica" opus 113, para coro masculino y órgano o armonio [tres números revisados]:
    • nº1. Avaushymni (Himno de apertura) [original de 1927]
    • nº 5. On kaunis maa ("Qué bella la tierra") [original de 1927]
    •  nº9. Ylistyshymni (Himno) [original de 1946]
- "Ett ensamt skidspår" ("Una solitaria pista de esquí") JS.77b, para recitador y arpa y orquesta de cuerda [arreglo, original con acompañamiento de piano JS.77a de 1925]

1950
- "Masonic Ritual Music" ("Música ritual masónica") opus 113, para tenor, coro masculino y piano [ed. americana del opus 113, original de 1927 con varias revisiones posteriores]

1952
- "The World Song of the World Association of Girl Guides and Girl Scouts" ("Canción mundial de la Asociación Mundial de Chicas Guías y Chicas Scout") opus 91b, para coro femenino a dos voces y piano [arreglo, original de 1918, texto en inglés]

1954
- "Giv mig ej glans, ej guld, ej prakt" ("No me des brillo, oro, ni esplendor") [opus 1 nº4], para coro infantil a tres voces y órgano ad libitum [arreglo, original de 1909 para voz y piano]

1955
- Surusoitto (Música lúgubre) opus 111b, para órgano [versión editada, algunos cambios respecto al manuscrito HUL 1893,  por el editor?]

1930/1957
- [Cuatro fragmentos orquestales] HUL 1325, 1326/9, 1326/10, 1327 [1326/10 vs. de Romance op24 nº2, bocetos de Octava sinfonía???]

1957
-  Intrada opus 111a, para órgano [versión editada y revisada, con pedal simple, original de 1925]
- "Kullervon valitus" ("Lamento de Kullervo"), para bajo y orquesta [arreglo, original de fragmento de opus 7 de 1892]
- "Kom nu hit, död ("Aléjate, Muerte") opus 60 nº1, para bajo y orquesta [arreglo, original con acompañamiento de guitarra de 1909]


Semblanza de Sibelius en "Babelia" (El País)

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Remitimos a nuestros lectores a un artículo firmado por Luis Gago para el suplemento "Babelia" del diario "El País", que podemos encontrar en la siguiente dirección digital:


Muy intesante y bastante completo este recorrido, aunque quien les escribe pone su pero respecto a una pretendida influencia de Schönberg en la Cuarta sinfonía (más bien la obra tendría mucho de antítesis ante el intelectualismo del compositor austriaco, sin ser reaccionaria sino todo lo contrario, una muestra de modernidad musical sin rupturas al abismo).

En todo caso muy recomendable su lectura. Y una alegría que la prensa nacional no permanezca ajena al aniversario y lo haga lo suficientemente alejada de los tópicos habituales.

Sibelius 150, exposición y conferencia en el Instituto Iberoamericano de Finlandia (Madrid)

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Un amigo del blog me ha dado puntual información de la exposición que inaugurará el Instituto Iberoamericano de Finlandia en Madrid en colaboración con la Orquesta Sinfónica de Lahti (Sinfonia Lahti) el próximo jueves 10, y que además contará como acto de apertura con el musicólogo, escritor y divulgador Pekka Hako, que se adivina más que interesante. A continuación trascribo la información del propio Instituto:


Sibelius para todos los públicos

El Instituto Iberoamericano de Finlandia presenta en colaboración con la Embajada de Finlandia y la Orquesta Sinfónica de Lahti la exposición Sibelius 150, que se inaugura el 10 de diciembre en la sede del instituto. En 2015 se cumplen 150 años del nacimiento del conocido compositor finlandés Jean Sibelius (1865-1957) y la exposición forma parte del programa de celebraciones del aniversario.

La inauguración comienza a las 18 horas con una interesante conferencia del investigador y musicólogo finlandés Pekka Hako, autor de más de 20 libros, que charlará con el público sobre Jean Sibelius como personaje y compositor, uno de los artistas más significativos de Finlandia. Entre sus sinfonías, que forman parte del programa de conciertos de las orquestas de todas partes del mundo, destacan Finlandia y Valse Triste.

Ilustración: Lasse Rautanen, 2012 © Sibelius Society of Finland

La exposición está formada por paneles que tratan de manera sencilla el camino en la vida de Jean Sibelius, por lo que resultan muy apropiados para escuelas o grupos de jóvenes. Han sido ideados por la Orquesta Sinfónica de Lahti, la primera orquesta en el mundo en grabar algunas obras de Sibelius, para introducir al público general en la vida y obra del gran compositor finlandés.

Durante 2015 se organizan varias exposiciones en el extranjero y el programa de celebraciones del año de Sibelius incluye, entre otros eventos, concursos de composición, conferencias y festivales. También se ha editado una publicación homenaje titulada Minä & Sibelius (Yo & Sibelius, 2014), que se puede encontrar en la biblioteca del instituto.

Sibelius 150 – exposición de la Orquesta Sinfónica de Lahti
10.12.2015-15.1.2016
Inauguración: 10.12.2015 a las 18 horas
Conferencia: El mundo de Jean Sibelius a cargo del musicólogo Pekka Hako

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Si me es posible, acudiré personalmente al evento, del cual daré cuenta en tal caso en este mismo espacio. En todo caso, con toda seguridad será de mucho interés para los lectores del blog si tienen la oportunidad de acudir que lo hagan.

Canto de los atenienses opus 31 nº3 (1899), coro patriótico

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En la efeméride de hoy, en la que los finlandeses celebran el aniversario de su independencia y su fiesta nacional, recurrimos de nuevo a una de las numerosas piezas patrióticas que escribiera Jean Sibelius a lo largo de su vida compositivas. En este caso una de las más célebres y fervientemente celebradas en sus días, justamente escrita en bajo un momento histórico en el que más necesaria era la aportación artística al movimiento nacionalista: 1899, como orgullosa reacción posterior de resistencia ante la proclamación del llamado "Manifiesto de febrero", que imponía una serie de medidas de rusificación que llevaron a su vez, a la caída, entre otros efectos, del simbólico periódico Päivälehti, aún hoy el principal periódico del país. En ese ambiente nacieron la Música para las Celebraciones de la Prensa (cuyo número final se convertirá en Finlandia opus 26), o coros como "Isänmaalle" ("A la patria") JS.98. Aunque la inspiración de otra de las composiciones de esas fechas, la Primera sinfonía opus 39, fuese puramente musical y abstracta, aquella composición fue celebrada como una auténtica música patriota, la obra que elevaba a nuestro artista al nivel de los grandes compositores europeos, una partitura convertida en símbolo del drama y la resistencia contra el ocupador.

Precisamente en el concierto que Helsinki aplaudió a rabiar la Primera sinfonía de Sibelius, una pieza mucho más modesta provocó un delirio aún mayor. Escrita realmente poco después del Manifiesto, en aquel marzo, el "Canto de los atenienses" opus 31 nº3 cerró el concierto del 26 de abril en la Sala de la Universidad de Helsinki.


El texto 


Athenarnes sång

   Härlig är döden, när modigt i främsta ledet du dignar,
   dignar i kamp för ditt land, dör för din stad och ditt hem.

   Därför med eldhåg upp att värna fädernejorden!
   Ila att offra med fröjd livet för kommande släkt! 

   Fram, I ynglingar, fram i täta oryggliga leder!
   Aldrig en känsla av skräck, aldrig en tanke på flykt.

   Skam och nesa drabbar en här, då i fylkingespetsen
   framom de unge man ser gubben förblöda och dö.

   Detta höves ju främst en yngling, medan han ännu
   älskligt i lockarne bär vårliga blommornas krans.

   Fager för kvinnor, ståtlig för män må han synas i livet:
   skön är han ännu som död, fallen i slaktningens mitt!


Canto de los atenienses

   Gloriosa es la muerte, cuando en primera línea caes,
   caes en combate por tu tierra, mueres por tu ciudad y tu hogar.

   ¡Por ello, alzaos con ardor para defender la tierra de vuestros padres!
   ¡Apresuraos para ofrendar con alegría la vida a las generaciones que vendrán!

   ¡Adelante, jóvenes, adelante, en líneas compactas e inquebrantables!
   Jamás un sentimiento de terror, jamás un pensamiento de huir.

   La vergüenza y la infamia caigan en un ejército, que en la punta de la falange
   encabezada por jóvenes, a sus viejos ven sangrar y morir.

   Siempre adelante es lo conveniente al joven cuando aún
   amorosamente lleva en los rizos una corona de flores primaverales.


   Hermoso para las mujeres, magnífico para los hombres debe mostrarse en la vida:
   ¡pero más bello todavía es en la muerte, caído en medio del combate!


El texto es obra del poeta sueco Viktor Rydberg (1828-1895) (de sus "Dikter" publicados en 1882), pero a su vez una versificación y paráfrasis de un texto original en lengua griega (en dialecto jonio) del poeta espartano del siglo VII a. C. Tirteo, un elogio a la muerte en la batalla y exhortación a la juventud en la vanguardia del combate (pueden leer una traducción al castellano del original aquí). La simbología del combatiente espartano, aún siglos antes del Paso de las Termópilas, expone un claro aliciente de resistencia heroica y de entrega a la patria, sea con la propia vida.

Viktor Rydberg (1828-1895), poeta y filósofo sueco

El poema/traducción de Rydberg se enmarca en el pasaje enmarcado bajo el nombre del historiador y dirigente ateniense del siglo III d.C. Dexipo. Rydberg, un favorito de Sibelius (otro coro, el Impromptu opus 19, también utiliza otro texto de la misma fuente), se une aquí a la corriente romántica (muy acentuada en la Alemania de Goethe o Schiller, por ejemplo) de una evocación gloriosa, casi ensoñada, de la Grecia clásica como símbolo de la civilización y la era dorado. En el texto el general griego haría un llamamiento a la defensa de la ciudad y del imperio frente a la invasión de una confederación de godos, hérulos y peuquinos (Sibelius pensó en componer también la "Canción de los godos", que aparece en la misma colección de Rydberg, a continuación de estos versos), defensa que fue dirigida por el propio Dexipo en el año 267. Aunque finalmente infructuosa, la resistencia fue recordada por su heroísmo.

No hace falta profundizar demasiado para darse cuenta de que el texto, usado en la Finlandia de 1899, pretende trazar una analogía muy directa con la resistencia finlandesa ante los "bárbaros" rusos, al tiempo que la evocación a la lejana Antigüedad permitía burlar fácilmente la censura que no se detenía en estas sutilezas. Como se ha observado siempre por parte de los expertos sibelianos, esta obra podría haberse convertido en el "Va pensiero" finlandés, al igual que el coro del "Nabucco" de Verdi años atrás se convirtió en el himno del Risorgimento


La música

Aunque no llegó a ser cantado en las calles por el pueblo, este "Athenarnes sång"sí llegó a ser una obra tremendamente popular y repetida en mil versiones. Tras la versión original estrenada en el concierto referido, efectuada para coros masculino e infantil al unísono, madera, metal, contrabajo y percusión (en Mi Mayor), el propio autor sugirió la posibilidad de diversos arreglos, de los cuales el compositor realizó personalmente cuatro adaptaciones: para la misma parte vocal con septeto de metal (torviseitsikko, un conjunto típicamente finlandés consistente en una corneta soprano en Mib, dos cornetas en Sib, una trompa contralto en Mib, una trompa tenor en Sib, bombardino en Sib, tuba en Mib y percusión), o coros masculino e infantil al unísono también con piano y con armonio ad libitum. Un tercer arreglo es el preparado para coro masculino y coro infantil a capella y a varias voces, y un último para piano solo (con la parte vocal escrita encima). Aunque Sibelius postuló la versión estrenada como la ideal para el concierto, Breitkopf & Härtel finalmente publicó la versión con septeto de metal, hecho que contribuyó a que, incluso hoy en día, sea la más interpretada (en parte por la posibilidad de poder ejecutarse al aire libre con efectividad).

El arreglo con septeto de metal se interpretó en junio de 1900 en Helsinki, en un Festival para la Educación Popular: posiblemente fuese éste su estreno oficial. 


Aún el propio autor la ejecutaría como "bis" en algunos de los conciertos que dirigió, y en fechas tan alejadas como en marzo de 1921 en Kristiana (la actual Oslo), justamente con la Primera Sinfonía bajo cuya sombra nació. Con el tiempo su fama cedió ante otras obras patrióticas, como la "Marcha de los Jäger" o la sección hímnica de Finlandia op.26 interpretada como coro a capella. Durante los años posteriores a la independencia del país fue interpretada en numerosas ocasiones, multiplicándose los arreglos ajenos (como los efectuados para banda militar), cantada más habitualmente en finés, en versiones (también ajenas al autor) como las debidas a Eino Leino (versos publicada unas semanas después del estreno de la versión original) y de Yrjö Weijola (de 1933). Sólo en los últimos tiempos se ha rescatado la partitura original, que intenta hacerse de nuevo un hueco entre los grandes trabajos del maestro.


En el mundo anglosajón la obra ha sido conocida, y lo es aún hoy en día, como "The war song of Tyrtaeus" ("La canción de guerra de Tirteo").


Análisis

El texto de Rydberg evoca con naturalidad los ritmos dactílicos de la poesía griega, ritmos que son tan connaturales al propio Sibelius que es de esperar que pudiera dar origen a una obra plenamente sibeliana (aquí en el arreglo para piano del autor):

(cliquea en la imagen para verla a mayor tamaño)

El coro de Sibelius traza así una marcha tranquila, significativamente no tan belicosa como los versos de Dexipo/Rydberg, lejos por ejemplo de la "Jääkärien marssi" ("Marcha de los Jäger") opus 91a de 1917, o la propia "Isänmaalle" JS.98 compuesta muy poco antes. Más bien estaríamos ante una marcha "cívica", tal como hemos llamado antes a estos temas acompañados de ritmos marcadamente sincopados, elegantes, solemnes, con un heroísmo contenido y una melodía suave, casi más hímnica que aguerridamente militar (como punto especial en este sentido es la ausencia de "redobles" - excepto en el puente entre las repeticiones -, figuras rítmicas de tresillos tan típicas de este género de marchas). 

La constancia rítmica y el acompañamiento con casi perpetuas acentuaciones en contratiempo hacen que la música resulte especialmente "pegadiza", dicho sea en términos coloquiales, nada difícil de olvidar.

Además del ritmo, la melodía propiamente dicha es también plenamente sibeliana, más en concreto la situamos en su propio "subgénero", definible por un diseño consistente en una nota largamente sostenida, o una reiteración de una misma nota, seguida por una figura rápida y/o un motivo en "S". En el particular nos encontramos la reiteración más la figura en "S" (como por ejemplo, en el motivo del trío de la Segunda Sinfonía, ver el ejemplo musical IIIc en el análisis correspondiente).


El fraseo tiene la particularidad de estar estructurado en unidades 3 + 3 + 3 +3, lo que le da un toque exótico, ciertamente con cierto sabor a la métrica griega clásica. La estructura se adecúa al texto y sus pares de versos, con una forma ABB repetida, enmarcada en una sencilla pero efectiva introducción instrumental basada en el tema y con un pequeño puente entre ambas repeticiones.


La armonía es simple, una única tonalidad (Mi Mayor en todas las versiones excepto en la versión para septeto de metal, que requiere el Mib por la afinación de los instrumentos),. Tonalidad coloreada en ocasiones con la subdominante minorizada (una armonía muy propia del "periodo romántico" al que pertenece esta obra), con una pequeña incursión en sol# menor, la tercera minorizada tan habitual al compositor. También encontramos otras "marcas" sibelianas en el uso de una pedal, una nota repetida en las voces intermedias, y un ostinato también como pedal en el acompañamiento que superpone el mi de la tónica constantemente a lo largo de la partitura.


Los arreglos, excepto quizá la versión con torviseitsikko, no en vano la más popular, en general disminuyen el efecto del original. La partitura coral con piano y armonio logra apagar el color, y la coral a capella sin duda es la más pobre, al reducir la obra a su esqueleto dactílico y despojarla del acompañamiento hipnótico y ritual. La versión para piano cumple su objetivo musicalmente, y ha sido bastante interpretada en Finlandia, pero pierde desde luego su efecto poético al no presentar el texto.



Discografía


Aparte de algún disco local, el mercado intencional tardó en disponer de una versión grabada de esta obra hasta el registro de Neeme Järvi (BIS, 1985), que con el Coro Laulun Ystävät y la Sinfónica de Gotemburgo dieron cuenta de la versión publicada con acompañamiento de septeto de metal y percusión. La interpretación es correcta, algo falta de fuerza y buena toma de sonido, pero de cierto valor. 


El pianista Erik Tawaststjerna (hijo del biógrafo de mismo apellido) interpretó así mismo la versión pianística para el mismo sello (BIS, 1987), tampoco ajena al mundo del disco pero que difundió el arreglo internacional, con una interpretación animada y aguerrida.


Folke Gräbeck nos ofreció su interpretación de este arreglo para piano solo en el volumen IV de la Sibelius Edition de BIS (publicado en 2008). Llena de pequeños matices, el pianista finlandés realiza una interpretación dramática y muy expresiva de la pieza, no evitando sus ángulos más contundentes. 

FueOsmo Vänskä al frente de la Sinfónica de Lahti, junto con el coro YL y el Coro Infantil de Lahti, quien dio la primicia mundial en disco de la versión original de la obra, también para BIS (2000). En la misma sesión se grabó también el arreglo con torviseitsikko, aunque este registro no se editó hasta la aparición del III volumen de la Sibelius Edition (2007, junto con la anteriormente citada también). Ambas versiones son brillantes en general, con un excelente ritmo de marcha, aunque el sonido un poco tosco de parte del coro infantil afea un tanto el conjunto. También es noticiable la comparación entre ambas versiones, dejando claro la mayor efectividad de la partitura original y el toque más refinado de las maderas.


En el volumen dedicado a la música coral de la Sibelius Edition (XI) aparecieron las versiones con acompañamiento de piano y armonio, y la versión a capella, grabadas en 2005. Una reunión de diferentes coros, el Helsingfors gosskör, el Ekenäs gosskör, el Minervaskolans musikklasskör, y el Akademiska Sångföreningen protagonizan el arreglo para voces solas; mientras, los tres primeros coros de esta lista, acompañados por Folke Gräsbeck al piano y el organista Harri Viitanen al armonio, dan cuenta de la otra versión. El arreglo a capella no tiene más interés que la propia curiosidad, y con ésta cumple, aunque de nuevo la dificultad del canto infantil no añade precisamente valor al resultado. La partitura acompañada cumple, y tiene un curioso pose teatral, noble, que indica que desde luego los intérpretes han hecho el esfuerzo de no sólo cantar, sino representar apropiadamente el contenido del texto.


Esta última versión no era primicia mundial como la versión a capella: en el catálogo internacional pudimos encontrar la interpretación del Coro de Cámara Tapiola & Amigos de Sibelius, dirigido por Hannu Norjanen, junto con el Coro Tapiola bajo Kari Ala-Pöllänen, además de Ilmo Ranta al piano y Johann Torikka al armonio, para el sello Finlandia Records (1998). Una grabación que hoy en día puede ser difícil de conseguir aunque merecerá la pena la búsqueda, con una interpretación más relajada y delicada, algo más lírica (aunque dicho sea de paso, el armonio se deja oír muy poco).


También existe en Naxos un disco con obras corales cantadas a solo por el tenor Hannu Jurmu con acompañamiento pianístico, pero no hemos podido disponer por el momento de esta grabación.
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Finalmente les podemos ofrecer un par de ilustraciones musicales de este coro, si bien en ninguno de los casos podemos contar con la versión original exacta, aun la versión de con septeto de metal.

En primer lugar presentamos una grabación en finés con coro masculino y banda militar, cantando la traducción de Weijola (el texto lo tienen en este vínculo), bajo el Coro de la Universidad Politécnica, dirigido por Tapani Länsiö, armonizado por la Banda de la Armada, dirigido por Elias Seppälä




En segundo lugar el registro del Coro de Cámara Tapiola señalado en la discografía anterior, que, recordamos,  interpreta la versión con acompañamiento de piano y armonio:





"Grandes ciclos" de Radio Clásica, dedicado a la obra de Jean Sibelius

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El programa de Radio Clásica "Grandes Ciclos", presentado y dirigido por Eva Sandoval, desde el principios del pasado mes de noviembre está radiando una bastante completa monografía dedicado a nuestro compositor. Además de la retransmisión en directo, nuestros lectores podrán acceder al podcast completo del programa en la siguiente dirección de "Rtve a la carta":



El programa es de bastante interés, sin entrar en profundidades, pero ofrece un buen recorrido por la obra y la biografía de Jean Sibelius. Nuestros lectores además pueden acceder a escuchar no sólo los grandes trabajos de genio finlandés, sino también algunas de las obras menos frecuentes, como muchos de los trabajos de juventud. Muy recomendable en este sentido.

150 aniversario del nacimiento de Jean Sibelius

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El compositor Jean Sibelius nació tal día como hoy de hace 150 años en la pequeña localidad finlandesa de Hämmeenlinna. Celebramos con gran satisfacción pues la efeméride del momento que trajo al mundo a uno de los mayores genios de la música, no sólo de aquellas tierras para nosotros lejanas, sino uno de los grandes genios musicales de toda la música culta occidental, sin temor a exagerar. Aunque pocas veces se le haya valorado como tal. Esperemos que todo el esfuerzo que se ha hecho por parte de sus entusiastas a lo largo de este año, y lo que aún queda, sirva para poner de relieve la importancia de su música y de su figura.

¿Cómo podemos celebrar en este blog el evento? ¿Qué palabras decir, qué pensamiento trasladar? A quien les escribe se le han ocurrido multitud de maneras de hacerlo, pero finalmente dejaremos simplemente que el maestro hable con sus propias palabras:


"Si pudiera expresar lo mismo con palabras que con música, tendría que, por supuesto, usar una expresión verbal. La música es algo autónomo y mucho más rico. La música comienza donde las posibilidades del lenguaje terminan. Eso es el por qué yo escribo música."
Entrevista publicada en el Berlingske Tidende (Dinamarca), el 10 de junio de 1919.

Dejemos pues que la música hable, con uno de las partituras más profundas y grandiosas que salieron de su expresión sin palabras: la Séptima sinfonía, en Do Mayor opus 105 (1923-24), interpretada de manera soberbia por Herbert Blomstedt al frente Orquesta Sinfónica de San Francisco:



¡Felicidades, maestro Sibelius!


Finlandia conmemora a Jean Sibelius

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En el día de ayer, cientos de finlandeses celebraron en la Plaza del Senado de Helsinki, en las escaleras de la catedral, el 150 cumpleaños del maestro Sibelius. Convocados por el conservatorio (la Sibelius Akatemia), la multitud entonó el himno, en forma vocal, de Finlandia opus 26. La noticia, con videos incluídos, está presente en el Helsingin Sanomat



Ha sido una de las más de los muchos eventos y conmemoraciones de esta especial año en el país natal del compositor, que incluyen exposiciones como la del Museo Nacional de Finladia, "Sibelius. Cada nota debe vivir", los innumerables conciertos y especiales en los medios, y otras iniciativas tan curiosas como la organizada por el Ayuntamiento de Helsinki, que sumistra códigos QR en especímenes de árboles del Parque Sibelius a los que el compositor dedicó una pieza para piano (su opus 75), y así poder escuchar cada una de esas composiciones.

Ya que el país nórdico se nos escapa un tanto en la distancia, sí hay una parte de la celebración que ha llegado hasta España, en forma de la moneda conmemorativa de dos euros que Finlandia ha emitido este año. Copio literalmente la descripción que ha posteado un compañero de la blogosfera, Daniel Grimoir, en su blog "Monedas y Mundo": 
La moneda presenta un diseño original y diferente, con varias ramas de árbol entrando desde el borde y varias estrellas repartidas entre las mismas. Esto representa el cielo estrellado que podía observarse desde su casa en Ainola y el bosque de pinos que la rodeaban. A la izquierda aparece el nombre de JEAN SIBELIUS con el año de emisión (2015) en la zona central. A la derecha aparecen en pequeño los distintivos fineses: FI por Finlandia y el símbolo de la ceca, un león dentro de un círculo. Este diseño tan original es obra de la diseñadora Nora Tapper. La tirada es de un millón de monedas y se pusieron en circulación el 18 de febrero de 2015.
Un ejemplar moneda de la colección particular del autor de este blog

Nora Tapper es una destacada escultura finlandesa, que además de esta moneda ha diseñado otras piezas conmemorativas para la Casa de la Moneda de Finlandia, incluyendo el otro modelo de este mismo año, que celebra otro 150 aniversario, el del pintor (y amigo de Sibelius) Gallén-Kallela.


La representación es abstracta, pero trata de hacer referencia a la naturaleza que tanto amó nuestro músico, y que rodea, tanto material como espiritualmente la propia casa del compositor, el lugar de su larga vida y de su reposo final.

La tumba de Jean y Aino Sibelius en el jardín de Ainola, con la casa al fondo. Foto de Edwin Marian

Si están ustedes en interesados en la moneda, se trata de un valor en curso, por lo que con un poco (quizá bastante) de suerte acabará pasando por sus manos. Pero si no confían demasiado en las probabilidades estadísticas, es fácil encontrar un ejemplar en cualquiera de las numerosas tiendas de numismática-filatelia que existen en nuestro país (físicas o bien on-line, aunque suelen coincidir). El precio es el nominal más alrededor de un 80% añadido (es decir, unos 3,50 - 3,90 €). Un precio mayor en una moneda en curso como esta no se correspondería con una transacción, no sabemos si legal, pero que resultaría poco ética por lo menos.

Sin duda, si me permiten la broma, la figura de Sibelius sigue siendo de gran valor... Pero su legado musical y artístico aún no tiene precio.

Instituto Iberoamericano de Finlandia: conferencia de Pekka Hako, exposición y celebración del 150 aniversario de Sibelius

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El pasado jueves 10 de diciembre tuve el placer y el honor de poder asistir en el Instituto Iberoamericano de Finlandia (en Madrid) a la exposición "Sibelius 150", exposición que contó con la inauguración de lujo en forma de la conferencia: el musicólogo Pekka Hako nos presentó "El mundo de Jean Sibelius". Hako goza de un gran prestigio como divulgador en la propia Finlandia, y dio sobradas muestras de sus grandes conocimientos sobre el compositor y la música finlandesa, además de sus buenas dotes como comunicador.

 
Pekka Hako durante la conferencia. Foto propia

La conferencia, pronunciada por el señor Hako en su idioma natal, pero traducida simultáneamente al español para el público no finoparlante, recorrió en cerca de dos horas - que nos supieron a poco - algunos de los principales momentos biográficos de Jean Sibelius, los más significativos para hacer un semblante justo de la figura del compositor y del momento histórico y cultural que lo rodeó (un contexto desde luego esencial para poder adentrarnos en su figura). Un viaje desde su nacimiento en la pequeña Hämeenlinna, localidad de apenas 3000 habitantes entonces, hasta ser portada de la revista Time en 1937; desde el icónico Sibelius compositor del poema sinfónico Finlandia, símbolo cultural de la resistencia contra las imposiciones rusas, hasta el retiro del mundo en la soledad de Ainola; desde el músico que componía aquellas modestas piezas para llevar "el pan con mantequilla" a la mesa de su familia hasta la figura hierática y misteriosa que se mostraba en algunas magnéticas fotografías al mundodesde la inspiración poética de sus obras inspiradas en el "Kalevala" hasta la abstracción que sólo conocieron las cenizas de la Octava sinfonía; del compositor nacional de Finlandia para todas las generaciones del país nórdico hasta el genio universal autor de una estética única e irrepetible.

Una conferencia en finés y en español 
(Copy: Instituto Iberoamericano de Finlandia)

Hako salpicó sus intervenciones con un montón de jugosas anécdotas, mostrando siempre un excelente sentido del humor, lo que consiguió hacer muy amena la velada. Es un propósito del musicólogo precisamente separar la imagen de Sibelius como un personaje austero y atávico, imagen que el propio músico se encargó de reforzar, del Sibelius más terreno, amante de las tertulias achampanadas del restaurante Kämp, o de jugar con sus hijas y sus nietos con verdadera pasión y afabilidad. Pekka Hako nos anunció además la próxima aparición de una monografía de su autoría sobre Jean Sibelius en la que nos ofrecerá una perspectiva más actualizada, un Sibelius más cercano y humano. Estaremos atentos a su próxima publicación.

La sala del Instituto, aunque no de grandes dimensiones, sí estuvo llena. El público contó con la presencia del embajador de Finlandia en España, Roberto Tanzi-Albi, de la agregada de prensa y cultura de la Embajada, Eva Hannikainen, de finlandeses residentes en nuestro país, de críticos musicales, y de muchos entusiastas sibelianos - entre los que me incluyo, por supuesto -. 

Parte del público asistente, acompañado de las imágenes de la exposición 
(Copy: Instituto Iberoamericano de Finlandia)

El público pudo contemplar la exposición propiamente dicha, organizada por la Orquesta Sinfónica de Lahti, desde justo antes de la conferencia. La exhibición consiste en una serie de paneles informativos en español (e inglés), centrados en el carácter y relevancia del compositor y su proyección internacional, además de contar con el video que muestra las únicas imágenes en movimiento de Sibelius en su retiro de Ainola, junto con su familia.

También pudimos disfrutar, gracias a la hospitalidad del Instituto, de un pequeño piscolabis, que nos sirvió de tarta de celebración del 150 cumpleaños del maestro, lo que sin duda creó un clima de gran cordialidad y cercanía por parte de los presentes, de orígenes muy diversos.

Viandas que acompañaron la celebración del compositor
(Copy: Instituto Iberoamericano de Finlandia)

Quisiera aprovechar la ocasión para agradecer a los responsables del Instituto y a Pekka Hako para con el autor de este modesto blog, y de los ánimos e interés que manifestaron respecto a esta labor, y en especial a Luisa Gutiérrez, la responsable de comunicación del Instituto, por su atención, sirviendo de perfecto enlace (además de por las fotos del Instituto que aquí publicamos).

Esperemos que surjan más ocasiones en las que podar disfrutar de eventos sibelianos en nuestro propio país. Esta misma iniciativa ya supone una excelente noticia.
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Una perspectiva de la paneles de la exposición
(Copy: Instituto Iberoamericano de Finlandia)

Si tienen ocasión, les recuerdo que la exposición "Sibelius 150" abre sus puertas hasta el 15 de enero de 2016, de lunes a viernes, en horario de 10 a 18 horas. El Instituto Iberoamericano de Finlandia está situado en la calle Caracas nº 23 - bajo, de Madrid (paradas de metro: Alonso Martínez o Rubén Darío). Para más información: http://madrid.fi/sibelius-150-madrid-es/


Felices navidades sibelianas

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¡Felices fiestas a todos los lectores del blog Jean Sibelius en español!


Tras un gran año en que hemos conmemorado el 150 aniversario del nacimiento del compositor, llega el tiempo de las festividades, celebrando nuestro "joulu" sibeliano como habitualmente, con una de las hermosísimas canciones (opus 1) que dedicara el maestro a la navidad. Estas composiciones fueron escritas en diferentes épocas, pero agrupadas en ese número de catálogo, y son inmensamente populares en Finlandia.

Aunque las primeras cuatro de las cinco que componen el cuaderno fueran escritas en idioma sueco, su fama ha hecho que en el país natal del compositor se cantan habitualmente en el mayoritario idioma finés, además de en multitud de arreglos u versiones distintas. El propio compositor realizó diferentes arreglos corales de las dos últimas, alguna con texto finés en el caso de la 4ª.

A continuación podrán ustedes escuchar, gracias a un video de youtube, uno de esos arreglos ajenos cantados en finés, en este caso de la cancion nº 3, "Det mörknar ute", compuesta por Sibelius en 1897 a un texto de Zacharias Topelius (versos publicados en sus "Sånger" de 1843). Y lo haremos en una versión a capella, que incorpora imaginativamente la parte pianística a la textura, dando al conjunto un aspecto bastante moderno. Creemos que se aleja de lo que el propio autor habría hecho, pero no obstante el arreglo cumple su cometido y no se le puede achacar su efectividad y belleza.

El autor de la versión en finés, que es la habitualmente empleada, es de Aino Suonio. Les ofremos el texto, además de la traducción al español del original sueco (no de esta versión, de la que no podemos disponer de momento una traducción, aunque es de imaginar que no será muy distante del original):

   Jo joutuu ilta, ja tuuli käy yli tumman, synkeän salon.
   Hämy majan verhovi matalan ja rikkaan uhkean talon.
   Kun tuntea sais tuon pyhän, lohtua luovan valon! 

   Vaan tähdet lempeän hohteen luo syvyyksiin synkkiin asti.
   Ja jouluvalkeat loistavat joka paikassa kirkkahasti.
   Oi Luojamme, sä tule meille johtajaksi! 

   Nyt valkeus voittaa, ja synkkyyskin jo murtuu maisilla teillä.
   Majassa halvimmassakin on sijansa enkeleillä.
   Ja silloin on myös joulurauha parhain meillä.

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   Fuera oscurece y el aullido del viento
   pasa a través de los oscuros valles.
   La noche cae sobre la cabaña del pobre
   y las orgullosas salas del rico.
   ¿Dónde está la luz, donde está la luz
   que nos trae sosiego?

   Las eternas estrellas brillan claras
   en la oscuridad de los bajos valles.
   Una maravillosa, festiva luz,
   comienza a derramarse.
   Ven rápido, luz de Dios, ven rápido, luz de Dios
   que iluminas a todos.

   Toda oscuridad luce ahora por nuestro Señor Cristo,
   que vino para iluminar al mundo.
   Los benditos ángeles de Dios, con ramas de olivo,
   abrigan aquellos que tiemblan.
   Estará segura, estará segura
   nuestra cabaña con sus ángeles.


El video pertenece a un concierto de Advent de 2014, celebrado en la Iglesia del Arcángel Miguel en Turku (Åbo), en Finlandia. La pieza reúne al Coro de la Universidad de Turku University Choir y al Collegium Musicum Turku, dirigidos por Teppo Lampela




Espero que disfruten de la interpretación, y por supuesto que pasen unos felices días, que con la música del maestro sin duda serán muchos mejores.

Hyvää joulua!



God jul!



¡Feliz navidad!


"Svanevit" ("Cisneblanco"), música incidental para la obra de Strindberg JS.189 y Suite opus 54 (1908): 1. Historia de la obra

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El genio musical de Jean Sibelius se unió al teatro de August Strindberg cuando en 1908 compuso la música incidental para su "cuento teatral" titulado "Svanevit" ("Cisne blanco"). Y aunque la obra del dramaturgo no se halla entre las más destacadas salidas de su fértil imaginación, la partitura del autor finlandés sí fue capaz de elevar la poesía y el ambiente mágico de la obra, dando lugar una música tremendamente evocadora y llena de una sensibilidad única. 

La historia de la música de escena se confunde con la historia misma del estreno de la obra teatral, y en realidad la primera llegó alentar hasta cierto punto que la obra conociera finalmente las tablas. La insistencia de la musa y destinataria de la obra, la actriz Harriet Bosse, a la sazón (segunda) ex-mujer de Strindberg, quiso que Sibelius compusiera la partitura para la obra, que en el propio libro se demanda en numerosas ocasiones (indicando además instrumentos y sonoridades muy concretas, como la del cuerno, el reloj, el órgano final...). El primer proyecto de estrenar la obra en Estocolmo para la temporada 1906-1907 no se llevó a cabo, y en realidad el compositor, sin nada concreto con lo que trabajar, tampoco rellenó hasta donde sabemos ningún pentagrama.

El Teatro Sueco de Helsinki compitió entonces por realizar ese estreno absoluto, y fue su propio director, Konni Wetzer, el que solicitó definitivamente la música para el montaje local. En julio de 1907 las noticias llegaron a Strindberg: "Sibelius está ahora componiendo la música de 'Svanevit' y está contentísimo", escribía a Bosse, urgiéndola así para adelantarse y realizar en Estocolmo ellos el estreno. 

En realidad el músico parece que no empezó a trabajar en la partitura hasta comienzos del año siguiente, pero ciertamente lo hizo con la alegría más que suficiente como para tener lista la composición para el estreno. Mientras, el teatro de Estocolmo había comenzado a ensayar la pieza con Bosse esa misma primavera de 1908, y le solicitaron a Lienau, el editor de Sibelius a quien cedería la obra, el permiso para estrenarla con ella, pero finalmente Strindberg desistió de la composición (desconociéndose la causa última de este hecho), y recomendando sólo el uso de toques de cuerno y una pieza de arpa del virtuoso Hasslemans. Sin embargo el montaje sueco se frustró, quedándose finalmente el teatro de Helsinki la exclusiva de la première absoluta.

El trabajo de nuestro compositor debió realizarse con intensidad en marzo de aquel año, tras su vuelta de una estancia en Londres (donde dirigió su Tercera sinfonía). Y lo hizo sin embargo bajo el fantasma de la enfermedad: a principios de años llegó a estar ingresado en un hospital de Helsinki, y para esas fechas aún sus molestias en la garganta eran continuas. Pero la peor de las noticias estaba por llegar.

Sin embargo el estreno de la obra con su música fue un gran éxito. Fue aquel 8 de abril, en el Teatro Sueco de la capital finesa, con la actriz Lisa Håkansson en el papel central, y propio compositor dirigiendo la partitura incidental. Refiriéndose a la pieza que acompaña al Príncipe solo (nº8 de la música incidental, el quinto de la Suite), el crítico del Hufvudstadsbladet, Wasenius "Bis", señaló: "nada es afectado, nada está refinado en exceso, todo es verdaderamente sentido, expresado en tonos tan simples y vibrantes que un niño podría conmoverse con ellos, y aún... la música de Sibelius es arte de altura".


La actriz sueca Lisa Håkansson (Taube de casada) (1880-1964), fotografía de 1899

La música estaba concebida para una orquesta de cámara, especialmente delicada y con numerosos solos (como los de violín). Sin números vocales, consistió en un conjunto de numerosas piezas breves, 14 números repartidos a lo largo de la obra, el más largo de los cuales dura en torno a los cinco minutos, pero que en su mayoría (quitando los toques de cuerno y un acorde describiendo el vuelo del cisne/madre del Príncipe) son partituras perfectamente completas y de profunda musicalidad. La música trasparente, de belleza etérea y pura, se enmarca perfectamente en el subperiodo de "Joven clasicismo" que también abarca la Tercera sinfonía.

La música, límpida y de una sencillez cristalina, pero con cierto toque místico, fue compuesta al parecer con cierta rapidez, pero sobrevive el fragmento de una versión preliminar del nº9 (conservado con la signatura HUL 1314). La parte para órgano o armonio en los números 13 y 14 no fue añadida a la partitura hasta poco después del estreno, no se sabe si por el propio autor o por su copista Gottfried Bjurha. No se trata sin embargo más que un añadido de color (demandado por el texto), que dobla el resto de las partes instrumentales.

Tras el éxito de la obra, que continuó durante mucho tiempo, Sibelius debió pensar muy pronto en crear una versión de concierto de la misma. Pero en aquel momento sufre uno de los mayores golpes de su vida: en mayo le fue diagnosticado un cáncer de garganta, de carácter en principio benigno, pero que debía de ser extirpado. A partir de entonces el genio nórdico vivió un auténtico calvario ante la cercanía de una posible muerte, y las diversas operaciones fallidas hasta que finalmente, en Berlín, un asistente del doctor Fränkel (el experto que sin embargo fue incapaz de lograrlo) consiguió extirpar el mal.

El estado psicológico de Sibelius estaba devastado. A pesar de que había evitado el envite frontal con la muerte, aún temió durante muchos años (aun toda su vida) que el cáncer retornara. Además, en esos primeros días no podía hablar, situación que temió fuera definitiva. Además el tabaco y el alcohol le fueron prohibidos, y esta vez sí se autoconvenció de abandonarlos, al menos durante unos cuantos años. Todo aquel estado mental devino en un cambio en su estética, en el color y la esencia de su música, inaugurando un "estilo oscuro" que traería como testimonio magistral de su dolor interno la Cuarta sinfonía.

No obstante su primer trabajo no daría cuenta aún de esa búsqueda espiritual y musical, sino que estará vinculada a su inmediato pasado, prácticamente sin esa sombra de la muerte: precisamente una nueva versión de "Svanevit". Todavía convaleciente, en julio de aquel año se puso a trabajar en la petición de Lienau en una partitura de concierto de la obra que conocía la popularidad en el teatro. 

Así, surge la Suite "Svanevit" de concierto (que llevará el número de opus 54). Satisfecho por la partitura, realmente volcó casi toda la música a la Suite, dejando sólo los toques de trompa (nos. 1 y 3, que en realidad son las mismas notas), y dos números que estimó como más atmosféricos y menos aptos para la sala de conciertos (el 7 y el 12). Sí incorporó el cambio el lohengriano acorde del cisne en los compases iniciales del primer número. También fusionó en dos ocasiones dos números separados en uno, y amplió la orquestación (suprimiendo el órgano, pero añadiendo algunas maderas, dos trompas, y significativamente castañuelas y un arpa, instrumentos que se citan en el texto teatral). 



La música de la Suite por tanto viene a ser a grandes rasgos idéntica al original, pero algunos pasajes los reelaboró, y suprimiendo además algunos compases y sobre todo desarrollando otros, dando origen a una composición ciertamente con más identidad, menos fragmentado. En esas ampliaciones como en ciertos toques de la instrumentación se perciben ciertos procedimientos de fragmentación y "oscuridad" propios del periodo estilístico que ahora se inaugura. Aunque el material en rasgos generales se respeta, algo se perdió en el camino, y la cristalina y feérica instrumentación original queda algo matizada con la orquesta sinfónica definitiva. En el próximo post, que dedicaremos a analizar la partitura, daremos cuenta de las diferencias específicas entre ambas redacciones de"Cisneblanco".

Lienau pensó en una versión pianística, pero el autor no cumplió esta labor y, aunque inicialmente el editor pensó en Selim Palmgren para la labor, finalmente la tarea recayó en el berlinés Johannes Doebber (1866-1921), compositor más recordado precisamente por sus numerosos arreglos y adaptaciones pianísticas, que realizó una versión de cuatro números de la suite.

El estreno de la Suite opus 54 tuvo que esperar al 8 de octubre de 1910, a una gira que llevó al músico finlandés a Kristiania (la actual Oslo), donde el propio compositor dirigió a la Orquesta del Musikforeningen. No obstante tampoco interpretó entonces toda la Suite, dejando fuera dos números. No deja ser curioso que este uso de no interpretar la obra completa haya pasado a grandes directores sibelianos, como Beecham o Berglund, en sus registros discográficos.

Mientras, la música incidental siguió acompañando numerosas reposiciones de la obra de Strindberg. En agosto de 1912 la partitura sonó en una producción en alemán del Deustches-Theater de Berlín (ocasión que el compositor aprovechó para hacer algún mínimo cambio en unos pocos compases). Pero fue en Finlandia donde la obra teatral y la música de Sibelius, en perfecto binomio, gozaron de un especial éxito, mientras que en la Suecia natal de Strindberg se convirtió en una obra olvidada. Con motivo de  una producción de 1921, Hjllmar Lenning explica el hecho de manera muy clara: "una circunstancia que ha contribuido enormemente a hacer Cisneblanco popular en Finlandia es que Jean Sibelius escribió música elegante y bella para la obra, que apoya y enfatiza aún más la atmósfera poética".


Ruth Snellman (hija de Jean Sibelius) como Cisneblanco y Urho Seppälä como el Príncipe, 
en una producción de la obra en el Helsinki de 1930

A pesar de este éxito, no fue hasta los años 9o que se registraría la primera grabación de la partitura original. La suite sí ha conocido numerosas grabaciones, desde época histórica con el compositor vivo, hasta tiempos más recientes aunque, como antes apuntábamos, algunas de ellas no incluyen todas las piezas de la misma.

Dedicaremos nuestra próxima entrega a analizar la música de esta obra, tanto en su original teatral como la suite de concierto. Un tercer post dará cuenta de la discografía de ambas versiones.
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Siguiente capítulo (2): análisis [próximamente]
Último capítulo (y 3): discografía [próximamente]

"Svanevit" ("Cisneblanco"), música incidental para la obra de Strindberg JS.189 y Suite opus 54 (1908): 2. Análisis

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Capítulo anterior (1): Historia de la obra

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"Svanevit", como relatamos al narrar la historia de esta obra de Jean Sibelius, tiene dos entradas en su catálogo: por una parte la música escénica que escribiera para acompañar al drama de Strindberg, que sirvió de soporte a su mismo estreno, y por otra parte la suite de concierto, que comprende si no toda, sí la mayoría de la música escrita para la escena, con algunas pequeñas alteraciones y modificaciones, además de una ampliación de la instrumentación.

Ya que sólo hemos podido consultar la partitura de la suite, en el análisis de la música incidental (JS.189) nos centraremos más en la representación dramático-musical, mientras que en el de la suite (opus 54) nos centraremos más en los elementos puramente musicales.


Música incidental JS.189

La partitura se divide en catorce números (aunque el nº3 y el nº5 son idénticos), y la plantilla es la de una pequeña orquesta: flauta, clarinete, dos trompas, timbales, y cuerda, además de triángulo y órgano (o armonio).

Acto I
1. En hornsignal i fjärran [Una lejana señal de cuerno]. Largo        
No más que dos notas entonadas por una trompa, que dan cuenta de un toque de cuerno presente en escena, cuando el Duque es convocado a la guerra. No pasó a la suite como tal, aunque las fanfarrias son elementos importantes en otros varios números de la obra.
     
2. Tyst duvan, min prins kommer [Callad, palomas, mi Príncipe llega]. Comodo
La escena presenta a Cisneblanco interrogando como en un juego a un pavo real, animal presente en palacio casi como una mascota. Y le pregunta sobre el Príncipe a llegar, mostrando al espectador la emoción inocente de la hija del Duque. La música describe al ave propiamente dicha, a través de una constante nota pedal que hace de graznido. La nota da soporte a un perpetuum mobile que además de representar las gráciles formas del animal también pueden servir para mostrar el nerviosismo de la protagonista humana. En la suite se convertirá en el nº2, al que le unirá como prólogo el acorde del siguiente número de esta versión. Además de un comienzo más elusivo, en el opus 54 la partitura estará más prolongada y desarrollada, aunque en realidad sin materiales nuevos (ver Ejs. 1b a 1d).

Acto II
3. En svan flyger förbi (När modern har ställt harpan på bordet) [Un cisne pasa volando (Entra la madre, y pone el arpa sobre la mesa)]. Adagio
En el comienzo del acto, un cisne vuela sobre el escenario, y se desvela en transformación: es la madre (muerta) de Cisneblanco, que ayudará con su magia desde el más allá a su hija.
No es más que un sencillo acorde, articulado como un crescendo y un diminuendo sobre la misma nota, y que evidentemente parece sacado del "Lohengrin" de Wagner, una ópera que Sibelius admiró en su momento justamente por su orquestación. Como hemos dicho antes, pasa a la suite como introducción al primer número (ver Ej. 1a)

4. Då börjar harpan spela [El arpa comienza a tocar]. Lento assai
La madre de Cisneblanco deposita un arpa de oro sobre la mesa, que empieza a sonar sola. En la instrumentación no hay arpa (que Sibelius sí incorporará a la Suite), pero para el músico no supone una carencia: la cuerda en pizzicato la suple a la perfección, con una serie de arpegios de acordes modulantes, sin encontrar una tonalidad definitiva. La flauta en su registro superior se les unirá con notas largamente sostenidas sobre el pizzicato, y finalmente el clarinete entonará un pequeño canto. 
Pasará a la obra de concierto como comienzo del nº2 (ver Ej. 2a), con el pizzicato notablemente acortado y enlazado con otro número, el 11, de la música incidental.

5. Då drager en vit svan förbi [Un cisne blanco sale volando]. Adagio
La madre del Príncipe se presenta también como un cisne, y Sibelius simplemente repite el mismo acorde del número, sin preocuparse por separar las identidades de ambas apariciones mágicas.

6. Svanevits moder [La madre de Cisneblanco]. Lento - Comodo - Lento - Allegro
Ambas madres han planeado salvar y unir a sus hijos, cuando un petirrojo canta en medio del sueño y deben irse. Cisneblanco despierta, percibe que ha sido cuidada durante su sueño y recuerda los acontecimientos de la tarde anterior.
Tras un pequeño y dulce motivo de las cuerdas, estas ascienden en unísono hasta una larga nota sostenida, que prepara el camino para el canto del pájaro, dado a la flauta con respuestas del clarinete. El triángulo ilustra las tres campanadas del reloj. Tras ello, el canto del petirrojo aumenta en intensidad, y con el despertar de la doncella la música crece con gran agitación. Entonces se desemboca en un nuevo tema, al que se suman los toques de las trompas y el pizzicato del arpa, simbolizando su pensamiento en el príncipe y la magia (el instrumento de cuerda punteada) que rodea estos recuerdos. La secuencia posterior al toque del reloj se repite casi literalmente, finalizando la obra con la misma sutileza. Pasará a la suite como el material principal del cuarto número, aunque más ampliado y desarrollado (ver Ej. 4a hasta 4c).

7. Harpan tystnar ett ögonblick och tar så upp en ny melodi [El arpa calla brevemente y arranca en una nueva  melodía]. Andantino
La escena representa a Cisneblanco imaginándose el aprendizaje del lenguaje cortesano en una pantomima. Es una breve y dulce pieza para cuerda asordinada, de gran delicadeza y liviandad, que se convertirá en una breve sección central, a la manera de trío, del cuarto movimiento de la suite. 

8. Annorstädes! (Prinsen allena) [¡En cualquier otro lado! (El Príncipe solo)]. Andante
El encuentro en principio idílico del Príncipe y Cisneblanco termina mal por una serie de malentendidos (provocados aparentemente por una magia maligna), y el Príncipe se queda en la cámara, solo y lleno de lágrimas. La música adopta un colorido casi de marcha fúnebre, que consiste en una melodía de afilados perfiles en el clarinete, acompañado por cortantes acordes del resto de la orquesta. A continuación el triste tema lo asume la cuerda. 
La composición pasará a la Suite como nº5, aunque con variados y notables cambios (ver Ej. 5a). 

9. Styvmodern: Var är bruden?  [Madrasta: ¿Dónde está la novia?]. Lento
El número describe la boda entre el Príncipe y la falsa Magdalena (que no es otra sino Cisneblanco disfrazada). La situación se presenta con un vals lento para cuerda asordinada y en modo menor, de una profunda tristeza. 
Se conserva el fragmento de una versión preliminar de esta pieza (HUL 1314), algo más intensa que la definitiva, y que hará sonar el tema en un solo de violoncello acompañado por un motivo de la trompa en ostinato, casi como un carrillón de iglesia. En la versión de concierto será el tercer movimiento, con una música algo más "completa" (ver Ej. 3a), y justamente incorporará la sección de ese fragmento desechado en la presente versión de teatro (ver el Ej.3b).

10. Guldmolnen bli rosenröda (När prinsen lägger sig i sängen) [Las nubes doradas se vuelven rosáceas (Cuando el Príncipe se acuesta)]. Moderato
En la gran escena amorosa de la obra, Cisneblanco se desvela como la auténtica novia, y la pareja se dirige al lecho nupcial. El toque de trompas inicial describe al Príncipe, contestado por solos de las maderas, que insinúan un tema finalmente desarrollado por el resto de la orquesta. Esta melodía contará con un notable violín solo, acompañado por el pizzicato de los celli, casi a la manera de un vals también. La música irradia una inocente y radiante felicidad, y finaliza con un discurso paralizado por motivos suspirantes, contestados en los últimos compases por la fanfarria del príncipe. En la Suite la música se convertirá en la base nº6, con una orquestación mucho más completa, y ampliada con el añadido de nuevos desarrollos (ver Ej.6a hasta 6c).  

Acto III
11. Svanevit (När konungen går) [Cisneblanco (Cuando el rey se va)]. Allegretto
Tras ser separados, los amantes vuelven a encontrase, bajo el sonido del arpa mágica. Vuelven las sonoridades del pizzicato de la cuerda, esta vez con un motivo en modo menor de seductoras repeticiones, proponiendo un breve tema doblado por la flauta y el oboe, enormemente evocador, aunque por desgracia el número es muy breve. En la versión de concierto, como comentábamos antes, se une al nº2, pieza sin relación dramática directa, pero sí musical, en el que se desarrollará acertadamente el tema principal (ver Ej.2b y 2c). 

12. Eld på borgen [Fuego en el castillo]. Largamente
El Rey, amante rechazado de Cisneblanco, quiere quemar el castillo, pero la doncella recuerda la promesa de su padre y hacer sonar el cuerno para que acuda en su rescate, respondido en la lejanía. La música propone una pieza de amplias y majestuosas sonoridades triádicas, que incorpora la llamada de las trompas de Cisneblanco y del Duque. El número, muy breve y atmosférico, no fue de interés para una versión de concierto, y queda sólo en esta partitura.

13. Nu spelar harpan (Må de komma ty de måste komma) [Ahora toca el arpa] (Que vengan, pues tienen que venir). Adagio
Tras recibir el cuerpo del fallecido Príncipe, Cisneblanco implora para que vuelva a la vida. La música adquiere un indudable colorido sacro, con un entretejido de imitaciones polifónicas y colorida modalidad, con una atmósfera ascética y de indudable belleza. La pieza servirá en la suite de primera parte del número final, combinándose no sin lógica con el número final de esta versión (ver Ejs.7a y 7b). 

14. Alla böja knä som om de tackade och lovade (Jag tror, jag vill, jag ger) [Todos se arrodillan en agradecimiento y alabanza (Yo creo, yo quiero, yo rezo)]. Largamente
La plegaria final de la obra se acompaña con un sencillo tema de coral religioso, de sonoridades puras, bien acondicionados con el sonido del órgano, de gran solemnidad y efecto inmediato. La bella pieza servirá para redondear también la suite como segunda parte del nº7, con una orquestación más sinfónica que sustituye el órgano. (ver Ej. 7c)

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Como ilustración sonora podemos contar con la primera grabación mundial de esta versión teatral, por Osmo Vänskä dirigiendo la Sinfónica de Lahti:

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Suite para orquesta opus 54

Meses después del estreno teatral, nuestro músico decidió realizar una suite a partir de la partitura. Como ya hemos dicho empleó toda la música, excepto un número (además de la llamada de cuerno inicial), aunque enlazó números distintos hasta en tres ocasiones (y una cuarta, si consideramos el acorde del "cisne volador"). El orden de la suite no sigue la progresión dramática de la obra, prefiriendo criterios de equilibrio musical, pero en sus títulos si hace una correspondencia con las situaciones escritas por Strindberg.

En resumen, aquí está la relación entre ambas versiones:
opus 54 nº1 = JS.189 nº5 + nº2
opus 54 nº2 = JS.189 nº4 + nº11
opus 54 nº3 = JS.189 nº9
opus 54 nº4 = JS.189 nº6 + nº7
opus 54 nº5 = JS.189 nº8
opus 54 nº6 = JS.189 nº10
opus 54 nº7 = JS.189 nº13 + nº14

La obra emplea también una orquesta de cámara, aunque más ampliada: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, timbales, cuerda y arpa, además de castañuelas y un triángulo (además de "Messnerglocken" ["campanas de sacristía", en el alemán del editor], aunque no siempre se incorpora este elemento en las interpretaciones de la obra).

La composición se amplió además con algunos desarrollos propios, transiciones y pasajes nuevos, que aprovechan la rica temática apenas esbozada en la música incidental, y extienden su expresividad (y en un mínimo punto añaden algo de la estética oscura bajo la cual esta versión, aún en la convalencencia del autor, se redactará). La música a grandes rasgos es bastante sencilla, sin poder esperar un sinfonismo profundo. Sin embargo Sibelius desde luego se tomó en serio la música, que está llena de muchísimos pequeños detalles significativos y conexiones que convierten a esta partitura en algo más interesante, y de lejos, de lo que podría parecer (y ha parecido aun a muchos sibelianos) a primera vista. Haremos pues un análisis de la suite entrando precisamente en el nivel del detalle (de ahí que los ejemplos musicales sean tantos en lo que sigue).


1. Påfågeln [El pavo real]. Adagio - Allegro commodo
La obra se inicia con el motivo del cisne, un acorde de Mi Mayor con el sol# en el agudo, con una dinámica que crece y disminuye sobre la misma nota, y una orquestación inicial a la que se suman más instrumentos al final del compás (notas reales):

(cliquea en las imágenes para verlas a tamaño completo)

El acorde está sacado del tema inicial y Leitmotiv principal del "Lohengrin" de Wagner. Para el público de Helsinki Wagner, al menos en los conciertos orquestales, está muy establecido en la época, y son muchos los wagnerianos desde hacía décadas incluso. Cabe preguntarse hasta qué punto es un guiño o cita directa, o una referencia: después de todo las referencias wagnerianas también están presentes en la propia obra teatral.

El pasaje, aunque en principio un número independiente, sirve en la suite de introducción al primer número, que estará en la tonalidad de La Mayor. El acorde se convierte en una sola nota, un mi ostinato que aparecerá en absolutamente todos los compases de la obra, aun cuando haya pequeños cambios tonales. La repetitiva nota, que se vincula al sonido del ave que da título al movimiento, sirve de base al acompañamiento de toda la pieza, un aura especialmente minimalista e insistente, con diversas figuraciones a lo largo del movimiento. Los distintos elementos de este aura se superponen y se mezclan entre sí, con cierto toque de perpetuum mobile en lo armónico (notas reales):


El tema que se eleva sobre ese manto consiste también en un único motivo y sus repeticiones y transmutaciones, un diseño scherzando y de carácter más bien rítmico. Primero aparece con un solo compás, mostrándose más completo en su segunda aparición:



Un contramotivo de  respuesta da un sentido algo más melódico al tema, una réplica también de mayor anhelo y nostalgia:


Como en la música escénica (que plantea los elementos de otra manera menos variada, y con menor instrumentación), la pieza describe tanto al pavo real como el sentimiento de ansiedad de Cisneblanco, creando una pieza extravagante y muy colorida.

Dentro de ese colorido está el uso de castañuelas,  muy raras en Sibelius (como cualquier otra percusión fuera de timbales o campanas): en la obra teatral, en un momento un poco posterior a la escena que describe esta música, la indicación del texto dice que un movimiento del pavo real se acompaña de un sonido "como de castañuelas". Si en la partitura teatral, por razones de economía posiblemente, no incorporó el instrumento, aquí si lo hará. Su primera intervención será en un pequeño viaje a la menor, que se convertirá en do# menor con el redoblar del timbal. El resto de la pieza repite una secuencia muy parecida, con la incorporación de las flautas al motivo principal y figuras diferentes de acompañamiento en la cuerda, dividida en alguna ocasión en 9 partes. La coda consiste en la disgregación del acompañamiento en partes cada vez más pequeñas.

2. Harpan [El arpa]. Largo
La segunda pieza en su comienzo hace sonar el arpa con una serie de arpegios de la cuerda en pizzicato, en busca constantemente de una tonalidad, sin asentarse en ninguna tónica concreta:


El pasaje del pizzicato como tal está acortado respecto a la versión teatral, desarrollando en cambio permanece mucho más el pasaje posterior, donde se suman las maderas, con acordes propios en esta versión. En especial se añade un pasaje, también modulante, de flautas en terceras que viene a preparar lo que viene después. El viaje tonal desemboca con firmeza en la bemol menor, una tonalidad ideal para el arpa (que puede interpretar con todos sus pedales en la posición más baja). Aquí ha unido Sibelius con gran facilidad otro pasaje de la obra donde se evoca también el instrumento mágico, utilizando su introducción allá como transición en este movimiento de la suite. El pasaje en cuestión consiste un persistente acorde de tónica, con una segunda superpuesta, y la formación de un motivo ascendente en el pizzicato, que da paso a la aparición solística del auténtico arpa desde el fondo de la orquesta, con un bellísimo tema de carácter ascendente y de mágica e hipnótica monotonía (notas reales): 


El pasaje parece evocar el movimiento central de la Tercera sinfonía, analogía que se hace más intensa con la aparición a continuación de un tema casi de danza en las flautas en staccato, acompañadas por plenos acordes del arpa:


La armonía estará coloreada con una alteración modal, vacilando entre el Do bemol Lidio y el la bemol dórico, tono este último en el que al final se asienta. Y si es evidente cierto parecido con la sinfonía estrenada el año anterior, anuncia de manera mucho más clara el tema de la la futura Quintasinfonía, que no escribirá hasta siete años después en su primera versión (ver el final de este mismo post para profundizar en este asunto).

En sus últimos compases, las flautas se mezclan con las cuerdas en pizzicato, que vuelven a su breve motivo del ejemplo anterior (Ej. 2b). A continuación nos encontramos con una cadencia del arpa, hay que reconocer que un tanto chaikovskyana y que añade poco a la pieza. Sobre ella se superpone de nuevo el material anterior, coloreándose ahora el tema de las flautas con la cuerda aguda en pizzicato y con los oboes. La pieza acaba misteriosa y tenuemente.

3. Tärnorna med rosor [Doncellas con rosas]. Lento assai
El nombre tan poético del movimiento viene dado de un detalle escénico de la obra de Strindberg, donde las sirvientas de la madrasta arrojan flores para preparar la comitiva de la boda del Príncipe. La pieza es un vals lento en si bemol menor, de carácter sumamente suspirante y hasta trágico, cuyo tema está caracterizado por sus notas a contratiempo y las notas de gracia (notas reales):


Esas notas de gracia prolongan el material melódico para crear un diseño que desciende por grados, reforzando ese carácter melancólico, siempre con una delicadísima orquestación. Recuerda visiblemente al Valse triste opus 44 nº1 de "Kuolema", aquel gran "hit" sibeliano que malvendió al editor, y cuyo inesperado éxito (para el autor) esperó muchas veces poder repetir.

El tema, sólo para cuerda en el original, aquí se ve acompañado por figuras en staccato de las flautas, trazando paralelos con el movimiento anterior (también, por cierto, el original teatral del Valse triste era para cuerda, a la que se añadió instrumentación en la conocida versión de concierto).

Tras un pasaje de las flautas se llega a un primer final, tras el cual el vals se prolonga en una especie de trío en do#menor (relación que enarmónicamente es la tercera minorizada típicamente sibeliana), donde el tema se varía y se deja acompañar por el resto de la orquesta de manera más plena, y en el que destaca una figura de las trompas acompañadas por el arpa (notas reales):


El resultado es el de un fatídico carrillón, quizá evocando la tristeza de la ceremonia forzada en la obra. Este pasaje, de gran intensidad dramática, no existe en el original, pero su música sí fue esbozada para la música incidental, como demuestra la existencia, decíamos antes, de un manuscrito superviviente. El pasaje más negro del movimiento se va apagando poco a poco, hasta volver al tono inicial.


4. Hör rödhaken slå [Escucha, el petirrojo]. Vivace
El cuarto movimiento de la suite es casi un pequeño poema sinfónico en miniatura, con variadas situaciones y caracterizaciones musicales. Lo que se corresponde bien con el original escénico donde se representaba una escena de múltiples elementos: el canto del petirrojo que daba paso al despertar de Cisneblanco y a la llegada nocturna del Príncipe, elementos todos que encontrarán aquí su propia caracterización. La propia avecilla iniciará el retrato:


El movimiento (Mi bemol Mayor) se inicia pues con este curioso motivo ascendente de la cuerda en unísono, que prepara el terreno al canto del pájaro propiamente dicho, con una serie de apoyaturas en las flautas que finalmente desemboca en un motivo triádico / pentatónico, muy propio de las representaciones musicales del canto de los pájaros en la época y tan querido también al propio Sibelius (que hace del sonido de las aves prácticamente el único sonido "realista" encontrado a lo largo de toda su obra):


El canto del pájaro es secundado por varias respuestas, y poco a poco se convierte en un motivo germinal de nuevas melodías más prolongadas, mezcladas con la carrera inicial de las cuerdas. Cuando Cisneblanco despierta, la emoción de la música llega a su máxima agitación, con un ostinato de las cuerdas, que desarrollan el material del canto del pájaro con figuras propias, bajo una gran excitación general.

Llega entonces el momento del Príncipe, caracterizado por un breve motivo de fanfarria de las trompas. Enlazado con este se presenta un alegre, casi danzante tema de las cuerdas en pizzicato, acogiendo pues al joven bajo la inspiración del arpa mágica, con el instrumento real muy destacado (notas reales):

El pizzicato se desarrolla en diferentes direcciones, a veces acompañado por una escala ascendente y descendente en la parte grave de la orquesta. 

Este material se va ampliar en una sección de nueva composición para la suite, en Si Mayor. La música queda en suspenso, con un tempo algo más lento, y tras ser introducido una figura descendente (insinuada en la sección anterior) que le servirá de soporte, aparece un nuevo tema, en primer lugar en las violas (dobladas por los fagotes), y acompañados por una notal pedal en la nueva tónica (notas reales):


El tema procede de un momento distinto de la música incidental (aunque muy reorquestado), pero al describir el amor del Cisneblanco por el Príncipe queda perfectamente integrado en esta pieza. Además, en su desarrollo en la suite, se deja emparentar por el motivo ornitológico, apuntalado por las escalas de todo el material anterior. El pasaje lleva a la cuerda a todo su esplendor, con el acompañamiento de acordes de arpa y coloraciones lidias, hasta el retorno de los temas del príncipe y toda su emotividad (y el tono principal). Ahora se va a mezclar con evocaciones al tema de la sección lenta y sobre todo breves células derivadas del motivo del petirrojo (Ej. 4b), que finalmente domina la pieza y hace volver los compases iniciales y la calma esperanzada del comienzo, terminando el número con gran tranquilidad y una pedal de la dominante. Toda esta sección final, por cierto, es bastante diferente al correspondiente de la música escénica.

5. Prinsen allena [El Príncipe solo]. Andante sostenuto
La pieza más trágica de la partitura consiste, al igual que el original, en una quasi-marcha fúnebre, de ritmos muy apuntalados y acordes masivos, además del constante uso de disonancias. Tiene sin embargo un indudable sabor sibeliano con su tresillo y su quinta descendente final. En esta versión se escucha primero con la cuerda como protagonista (notas reales):


Después escucharemos el tema asumido por el clarinete, como en la música escénica, pero aquí se ve acompañado de toda la orquesta y una sonoridad mucho más amplia y también más dramática. El tema propiamente dicho se deja acompañar de fragmentos del mismo de la cuerda en octavas, formando pequeñas células en ostinato a la manera de obsesivas y pesimistas auras.

Cuando la carga emocional está bastante saturada, Sibelius incorpora aquí una sección de nueva composición, que comienza con un pasaje en octavas de violines y violoncellos, exponiendo sin ambages una escala de tonos enteros, que deriva a un acorde de coloración casi "tristanesca", aunque como conclusión la apoyatura se resuelve en la habitual fórmula de séptima con séptima disminuida:


A partir de aquí la pieza se convierte en una disgregación de fragmentos del tema inicial, difuminados en diferentes registros de la orquesta (entonados por solos o conjuntos camerísticos), con los silencios como un elemento "melódico" y orquestal más. De este modo tenemos una de las primeras manifestaciones del "estilo oscuro", con la Cuarta sinfonía como máximo exponente.

El tema, en especial el pesado motivo de auras, vuelve de manera más definida para terminar la pieza con cierto amargor y carácter fatídico

6. Svanevit och prinsen [Cisneblanco y el Príncipe]. Allegretto
Como el cuarto movimiento, este número nos ofrece un maravilloso cuadro musical, sin duda el más bello de la suite, que de nuevo tiene a la pareja amorosa como protagonista. La pieza comienza con una introducción atmosférica, presentando los caracteres musicales correspondientes a ambos personajes (la fanfarria de la trompa para el Príncipe, y el tema melódico para la doncella), como también los componentes sonoros en forma germinal (notas reales):

La fanfarria se presenta directamente, no así el tema, que primero se insinúa con su intervalo inicial en anacrusa y su segunda menor, logrando un efecto de gran belleza. Todo bajo el manto de un acorde de la cuerda con una sonoridad plenamente sibeliana: una dominante de subdominante de sexta añadida (aunque también podríamos entenderlo como una segunda sobre una pedal de la tónica), que se encuentra en muchas grandes obras sibelianas, como la primera leyenda de Lemminkäinen opus 22 o el inicio de la Quinta sinfonía.

El tema se insinúa progresivamente en esta maravillosa introducción, aunque no será hasta la aparición de un acompañamiento en pizzicato (y pedal de la tónica, Fa Mayor), donde lo escucharemos completo:


Tiene cierto aire de vals de nuevo, aunque el compás en sí lo aleja de esta posibilidad tan concreta. Está constituido por un primer motivo que va del Fa Mayor inicial al re menor, una respuesta (aquí en las flautas), y un acompañamiento que rememora el laúd del melodrama que escribiera en 1893, "Noches de celos" JS.125, que conocería una versión más accesible como Impromptu para piano opus 5 nº6, preparado ese mismo año. El tema se prolonga con una ascensión de la cuerda, también muy "valseable", hacia el modo lidio.

La instrumentación se enriquece respecto al original con diversos diálogos instrumentales, aunque se pierda el acertado solo del violín. Todos estos elementos (incluyendo suaves referencias a la fanfarria) proseguirán su desarrollo, creciendo en intensidad y pasión hasta un delicado clímax, en el que la música asociada con Cisneblanco queda convertida en una célula simple en forma de suspiro musical:


Este motivo por cierto es muy semejante a algunos pasajes de la cuerda en el cuarto movimiento, relacionado también con la emoción de la doncella.

El anhelante amor de Cisneblanco llena de ternura inmaterial la música, y con suma fragilidad la música se disuelve poco a poco en las cuerdas, finalizando con el mismo motivo de las trompas con el que comenzaba. 

7. Lovsång [Canto de alabanza]. Largo
Final perfecto del cuento y de la obra musical, tenemos como número último (unión de los dos finales de la música incidental) una plegaria sagrada. Como dibujo inicial, se presenta un pasaje de imitaciones polifónicas, en un Do Mayor de exquisita pureza, con indudables inflexiones modales (como habitualmente en la obra al modo Lidio):


El contrapunto no es estricto, y sólo pretende dar esa sugerencia de música religiosa tan propia del romanticismo que encontramos en autores como Liszt (que al igual que Schubert es una de las influencias de Sibelius menos mencionadas pero en el fondo más evidentes). La orquestación, que emplea timbres mezclados en la antítesis de la instrumentación característica del autor, tiene en cambio un genuino sabor parsifaliano, aunque tampoco pretendiera crear aquí un drama sacro. Andrew Barnett ve aquí un anuncio del movimiento lento de la Cuarta sinfonía, con el que comparte el mismo sentido ascético.

El ruego de Cisneblanco por la resurrección del príncipe hará crecer en intensidad la mística inicial en ardorosa plegaria, que insinúa música de los corales luteranos y hasta el canto gregoriano:


Esas notas repetidas las encontramos en otras obras de Sibelius que rememoran lo litúrgico o lo místico, ya sea en evocaciones a la Edad Media como en un movimiento de la versión original de "Karelia" o en especial, más adelante, en obras como las Dos melodías serias opus 77 o el Andante festivo JS.34.

El éxtasis es total cuando llega la transición hacia la segunda parte (el número final de la música incidental):

Este perfecto enlace, consistente en una cadencia sobre cuyo acorde final se superpone el arranque del tema de la siguiente sección, coincide, casi nota por nota - incluso en la instrumentación (mucho más modesta, sin embargo) -, con un acorde de la Séptima sinfonía, justo el que da paso al tema de los trombones, la idea fija de la obra. Se trata de nuevo de una subdominante con sexta añadida, nota esta última que sirve aquí de base del acorde, seguida de una dominante con séptima, y de la resolución que se adelanta en el final del mismo compás, con un intervalo IV-III en lo melódico. Todo nítidamennte sibeliano. Por cierto, es al final de esta transición cuando la partitura pide las "campanas de sacristía" al timbalista, para dotarle de una atmósfera más bendecida.

El tema final de la obra convierte la plegaria de Cisneblanco en una maravillosa oración colectiva, con un nuevo tema sacro ahora sí con claro diseño de coral, en general en contrapunto de nota contra nota, acompañado por toda la orquesta (que sustituye así al órgano original), incluyendo los arpegios de la exultante arpa: 


El motivo que se repite y expande en unos pocos compases, dando cuenta de la apoteosis de la obra musical (y la teatral, por supuesto), que termina en acorde de gran pureza y sonoridad limpia.

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La suite completa la podemos escuchar en esta rara versión de la Real Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por Yondani Butt:

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"Svanevit"y la Quinta sinfonía opus 82

A lo largo de las presentes líneas hemos llamado la atención de cómo muchos pasajes de esta obra conectan con un hilo más o menos directo con otros trabajos sibelianos, ya sean obras anteriores como otras muchas por escribir. Y es que parece evidente que, aunque en principio no pretendió nunca ser un "opus magnum" y fue de hecho escrita con rapidez (al menos su versión original), nuestro autor sí puso mucho de su espíritu y de lo mejor de su imaginación en la partitura, sin duda animado por la fantasía del trabajo teatral y algunos de sus sugerentes símbolos.

Pero si hay una conexión profunda con una partitura en particular es con la Quinta sinfonía en Mi bemol Mayor opus 82, cuya versión original data de 1915 - siendo revisada en 1916 y por tercera vez entre 1917 y 1919 -, sin duda la partitura sinfónica en la que más se volcó en toda su vida, dando como resultado una de sus obras maestras. 

Los pasajes paralelos son muchos, aunque unos desde luego más directos que otros. Un pasaje muy análogo es el tema de las flautas de JS.189 nº11 / opus 54 nº2 (segunda parte) (Ej. 2c), que prefigura casi con exactitud el tema principal del segundo tiempo de la Sinfonía, mantenido allí en modo mayor, más extendido, y con una alternancia entre las mismas flautas en staccato y el pizzicato de la cuerda, también presente, aunque menos pronunciado, aquí. Ese mismo procedimiento interpretativo, emulando al "arpa" en la música incidental, se encuentra muy presente en la sinfonía.

Otra disposición muy semejante es la del comienzo de Cisneblanco y el Príncipe opus 54 nº6 (o el JS.189 nº10), con esa llamada inicial de la trompa, el mismo acorde de sexta añadida y la respuesta en las maderas, con esa misma sensación de plenitud. Los gloriosos motivos de fanfarrias son además afines en ambas obras, y sus paralelos concretos muchos. Incluso el mismo intervalo de semitono que anuncia el arranque del tema de este número en "Svanevit" se encuentra de forma muy parecida a lo largo de la sinfonía, en especial en el tercer tiempo como paso previo al tema de los cisnes, el magnífico tema en ostinato que protagonizará el final de aquella obra.

En la Suite encontramos un ostinato parecido a aquel, el carrillón del tercer número (Ej. 3b), aunque casi como un motivo especular y siniestro del mismo... Precisamente otra semejanza la podemos trazar con ese tema, que el propio músico relacionó en su concepción con la contemplación de los cisnes emigrando. ¿Es esta la clave? ¿Es el tema "de los cisnes" (mib - sib - re - sib - do - sib - re - etc) la conexión de la sinfonía con "Cisneblanco"?

Es difícil encontrar tantos paralelos si no se tratara de un vínculo más profundo, sin duda personal y biográfico. Jean Sibelius es un músico muy poco dado a plasmar directamente sus sentimientos en la música. Hasta su música programática o la incidental tiene aspiraciones de música pura, por lo que mucho menos podíamos encontrar en el catálogo del compositor obras donde "exprese" sus sentimientos. Pero está claro que su estado de ánimo incide en muchos de sus trabajos, y cuando este espíritu es intenso, se reflejaba en la partitura. Quizá no podemos pensar en una intencionalidad: "estoy triste, y me apetece escribir algo triste", sino en la tendencia con naturalidad de su música hacia los sonidos que más se acomodan a los que palpitan dentro de su alma.

Si una creación sibeliana deja como ninguna transparentar un estado vital biográfico muy determinado, pero al tiempo indefinible por palabras es la Cuarta sinfonía, como vimos en su momento. Sin embargo, la Quinta también está ciertamente muy conectada con su biografía, pues justamente supone una respuesta de desafío y triunfo al profundo abismo que desgarraba la Cuarta y de todo lo que simbolizaba, el fin del periodo de infinita desolación y sentimiento ascético que vivió nuestro músico entre su cercanía a la muerte de 1908 y su regreso a la vida cotidiana en 1915

Muchas anotaciones de este último año, cuando cumpliría los 50, denota que esa "vuelta" tiene mucho de nostalgia hacia su juventud, pero también es un regreso ahí donde lo dejó... musicalmente los trabajos que escribieran en ese nuevo periodo tienen más que ver con las músicas anteriores a su "punto de inflexión". Ya comentábamos que "Cisneblanco" era la última obra de aquel periodo y a la vez, en su forma de concierto, el primer trabajo importante en el que emplearía su tiempo tras la operación y largo periodo de recuperación. Volver "ahí donde lo dejó" es volver justo a esta obra. Y todos los anhelos, toda la fantasía que se intuyera en este trabajo de años atrás, conocerán en la sinfonía su mayor gloria y triunfo.

Por todo ello hemos querido dar cuenta de "Svanevit" - no sólo por su calidad y belleza que de por sí tiene - antes de comenzar nuestra próxima serie sobre la Quinta sinfonía. Para entender gran parte de su génesis, compleja y de enormes repercusiones en la original estética sibeliana, era necesario pasar antes por el presente trabajo, al igual que por el Cuarteto "voces intimae"

Antes de eso, por supuesto, finalizaremos nuestra pequeña serie sobre "Cisneblanco" con la discografía correspondiente.
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Siguiente capítulo (y 3): discografía [próximamente]





Toivo Kuula (1883-1918), compositor finlandés

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Ocasionalmente acercamos al blog la figura de otros músicos que tienen alguna conexión más o menos directa con Jean Sibelius. La presente entrada nos servirá para recordar a uno de los compositores más sobresalientes de la generación posterior a la del propio Sibelius, dándose además la circunstancia de llegar a contar con el raro privilegio de ser alumno suyo.

Toivo Kuula en 1903

Biografía y producción musical

Timoteo Toivo Kuula nació el 7 de julio de 1883 en Vaasa, una localidad en la costa oeste de Finlandia, en la región de Ostrobothnia, la zona continental del país con mayor número de hablantes de sueco. Su padre fue militar y policía y, aunque inicialmente quiso encauzar a su hijo a la carrera eclesiástica, su talento musical era ya tan destacado en su adolescencia (componía desde la infancia), que hacia ese terreno se decantó profesionalmente. En 1900 acudió a Helsinki, al conservatorio dirigido por Martin Wegelius (a la sazón también maestro de Sibelius). Allí estudió violín y teoría musical con el propio Wegelius. Pero tras tres años en la Academia, tuvo que abandonarla porque no se podía costear los estudios en la capital y volvió a Vaasa, donde se casaría con Rauha Nelimarkan, en 1905. Tuvieron una hija poco después (ella estaba embarazada antes de la boda), Aune, que apenas sobreviviría unos meses. La pareja no funcionó, y se separaría en 1907.

El año anterior Kuula había vuelto al Conservatorio, animado primero por Selim Palmgren y después por Armas Järnefelt, conscientes por su gran potencial. Según recordaría su compañero y amigo Madetoja: "todo parecía proclamar: ¡he aquí un hombre que sabe lo que quiere y confía en sus poderes!" Antes de su vuelta ya había empezado a componer activamente, y dar muestras de un gran talento en este terreno, dando como resultado algunas de sus primeras canciones y coros de cierta entidad, mostrando su predilección por el terreno vocal. 

No obstante su primer gran éxito llega en forma de Sonata para violín (su instrumento) y piano(en mi menor opus 7). Junto a esta también se daría a conocer la canción "Tuijotin tulehen kauan" ("Largo tiempo miré al fuego"), de resonancias rúnicas, demostrando ya su maestría en el género y aún hoy una de las predilectas del repertorio. En verano de aquel 1907 una asociación cultural de Ostrobothnia le concede una beca para el estudio del folclore local. En su región natal recoge un gran número de canciones populares y de música de baile. Esta labor afianzó su interés por la música tradicional, que ya había servido de frecuente inspiración al incipiente compositor, y por el idioma finés, del que se convertirá en un ferviente defensor en el mundo musical. 

Jean Sibelius escuchó algunas piezas suyas en ese tiempo, y se sintió complacido por su fuerza y por su oscuridad. Le aconsejó que no obstante no se cuidase mucho de los elementos folclóricos en su música y de no empezar a "componer en traje de noche", señalando dos extremos que debía evitar, reflejo de su propio sentido "aristocrático" de la música.

Al año siguiente el propio Sibelius lo acogerá como alumno, a instancias de Järnefelt. Como ya hemos comentado en algunas ocasiones, estas clases (que también recibieron Leevi Madetoja y Bengt von Törne) fueron bastante informales, y en realidad consistían en una serie de consejos y revisiones sobre las obras en las que ya estaba trabajando, señalando los defectos formales y estéticos. Pero sin duda este contacto le fue enormemente útil a Kuula, no sólo musicalmente, sino también por el hecho de estar apadrinado por quien se consideraba el compositor más destacado del país. No obstante, el joven tenía un carácter áspero y no siempre dispuesto a dejarse conducir.

El alumno acudió al maestro con los preliminares de lo que sería su Trío con piano en La Mayor opus 7, que en su forma final muestra ciertamente toques sibelianos, aunque predomine la inspiración popular. La obra fue estrenada en un concierto el 7 de octubre, junto con la Sonata y algunas canciones. Y se convertirá en un gran éxito de público y crítica, que reciben con entusiasmo a un nuevo compositor nacional. Es especialmente alabado por el sector más fennoman, que destaca el uso de la lengua mayoritaria del país y la inspiración del alma popular en su música. 


En el curso 1909-1910 Kuula estudiará en diversos centros del extranjero: Bolonia, Leipzig (en su mítico conservatorio) y París. En la capital francesa encuentra otra de sus mayores influencias en la nueva música de Debussy o de Dukas, además de la escuela frackiana representada por Chausson y Magnard. En París compone el ambicioso coro "Meren virsi" opus 11 nº2 o la canción "Merenkylpijäneidot" ("Ninfas bañándose en el mar") opus 12, ambos con textos de Eino Leino, dando cuenta del estilo pleno de Kuula: un post-romanticismo nacionalista, con un destacado uso de los modos, melodías y ritmos folclóricos fineses, pero con  toques impresionistas. Pero también hay una preferencia por la melodía, aunque trabaje al mismo tiempo el tejido polifónico en profundidad. Se aleja así de la influencia germánica que había pesado en los anteriores primeros compositores finlandeses, pero aún se siente algo de esa ligazón (en especial del mundo de Liszt y de Wagner), justamente porque si hay una influencia culta principal en su obra es la del propio Jean Sibelius. No obstante, el estilo de Kuula es una síntesis personal y muy propia, de una intensamente característica melancolía finlandesa.

En los siguientes años seguirá escribiendo excelentes canciones y coros a capella, en finés casi siempre, aunque también escribirá para la orquesta: entre 1910 y 1911 dirigirá la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de Oulu, y entre 1912 y 1914 se convertirá, junto con Madetoja, en asistente de Robert Kajanus en la Orquesta de Helsinki. Para la orquesta, aparte de algunas piezas menores, música incidental y la orquestación de varias de su canciones, sobresalen sus dos Suites Sur-Ostrobrothnias, la primera opus 9 escrita entre 1906 y 1909, y la segunda opus 20 escrita entre 1912 y 1913, donde expone en primer plano su inspiración popular, pero con gran sentido de la evocación, a veces más cercano al poema sinfónico que a la suite de danzas. En esta última, como en algunas de sus canciones orquestales, se deja sentir con gran fuerza un rico colorido impresionista, más delicado que exuberante, en la instrumentación.


Toivo y Alma Kuula en 1916

En 1916 (tres años después del divorcio), se casa con la cantante Alma Silventoinen. Ella había sido la destinataria e inspiración de muchas de sus canciones desde hacía años. El matrimonio decide emanciparse de cualquier puesto que los atara, dando conciertos por toda Finlandia. Al año siguiente nacería su hija Sinikka, que seguiría también una carrera musical destacada como pianista.

Kuula dirigiría en aquel tiempo la Orquesta de Viipuri, y se encontró en 1917 entre los miembros fundadores de la Unión Musical Finlandesa. 

Fue en Viipuri (la actual Vyborg rusa) donde Kuula se encontró con el trágico incidente que acabó de su vida. El matrimonio había conseguido escapar de la ocupación de la ciudad por parte de la facción roja, y en los últimos días de la Guerra Civil fue reclamado por la Sociedad de Amigos de la Música para celebrar la victoria blanca. El 1 de mayo de 1918, tras un concierto, Kuula se hallaba celebrando en el Seurahuone la ocasión cuando comenzó una discusión con uno de los Jäger alemanes. El conflicto se extendió a otros compañeros, arreciando posturas sobre valores nacionales: Kuula defendió la aportación sueco-finesa a la cultura y a la identidad finlandesa. A pesar de ser siempre un fennoman convencido, nunca fue excluyente en este sentido, todo lo contrario que muchos elementos que rodearon a los Jäger y a movimientos semejantes. La discusión se tornó más violenta, quizá más por el ambiente general y/o por el alcohol, y Kuula fue golpeado por el policía Edmund Mauritz Nylund. El impetuoso músico reaccionó asestando una cuchillada a Nylund, y alguien disparó en la cabeza a Kuula. El capitán jäger Pekka Heikkaa fue acusado de haber perpetrado el disparo, pero murió en un accidente antes del juicio, y hoy en día subsisten dudas sobre el autor real del crimen.

Sorpresivamente Kuula sobrevivió en principio al disparo, pero tras dos semanas de convalecencia murió finalmente en el hospital, el 18 de mayo. 

En la época de su muerte, el compositor estaba trabajando en una Sinfonía, de la que llegó a completar una introducción, y en un Stabat mater, su obra más ambiciosa, que finalizó su colega y amigo Leevi Madetoja.

Anotamos una curiosidad sobre sobre su nombre: "Toivo" significa "esperanza" en finés, aunque como nombre de pila en el país se aplica sólo en masculino. Y no se trata de un nombre tradicional, sino uno de las nuevas denominaciones nacidas en el siglo XIX con el auge del nacionalismo finés.


Algunos apuntes más sobre su obra

Tras su muerte y hasta la actualidad su música ha gozado de justa fama en su país natal, aunque fuera de él apenas ha sido conocida, a pesar de ser de notable interés independientemente de su procedencia. Ya hemos señalado antes los principales géneros que abordó, así como algunos de sus títulos más destacados. En su producción musical, de apenas cerca de década y media, nos dejó un buen puñado de obras, aunque en su mayor parte de pequeño formato, por su interés en la canción y en la música coral. No obstante, en sus últimos años escribió y planeó obras de mayor envergadura, y es de imaginar que de no haber sufrido aquella infortunada muerte, habría dejado más títulos importantes al catálogo de la música finlandesa. Toda su música ha sido publicada, en gran parte gracias al esfuerzo de la Sociedad Kuula constituida tras su muerte, y que ha incluido siempre a familiares del músico.

Kuula tiene además numerosas piezas para piano, miniaturas y escritas en general al comienzo de su producción. Una de ellas es la Marcha nupcial (Häämarssi en finés) opus 3b nº2, un auténtico "clásico popular" en Finlandia y "bis" habitual, tocado por los grandes pianistas y por aficionados y estudiantes, conociendo multitud de interpretaciones y arreglos. Una pieza sencilla, aún con cierto toque a Grieg, que expone una elegante melodía de tono evidentemente popular, armonizado ambigua y bellamente entre los modos mayor y menor. Aquí podemos escuchar la pieza, interpretada por el pianista Jouni Somero:



También se encuentran en su catálogo varias piezas de cámara, alternándose disposiciones clásicas con piezas breves. 

Además de las dos Suites Sur-Ostrobrothnias, el resto de su producción orquestal también consta de piezas breves. Quizá la conjunción de voz y orquesta sea, juntos con estas partituras, sea lo más sobresaliente de su producción, e incluye, además de las arribas citadas, joyas como dos notables baladas sobre versos de Leino, "Orjan poika" ("El hijo del esclavo") opus 14a e "Impi ja pajarin poika" ("La doncella y el hijo de un boyado") opus 18

Un listado de las obras del autor se puede encontrar en la página en la wikipedia en español sobre el compositor, no creyendo que pueda ser del interés de nuestros lectores una relación más extensa.

Ofrecemos algunos ejemplos sonoros más. En primer lugar un coro de 1906, "Tuuti lasta Tuonelatan" ("Acuna a mi hijo hacia Tuonela"), opus 11 nº4, sobre un texto del Kanteletar, que mezcla una melodía tradicional con un tono fúnebre y oscuro. La interpreta el coro de cámara de la Universidad de California en Santa Bárbara dirigido por Michel Marc Gervais: 



"Tule armaani" ("Ven, amor mío"), una poderosa canción con texto de Koskiemmi, nacida bajo la inspiración de su matrimonio en 1916, y difundida por la pareja en sus recitales. El mítico Martti Talvela, acompañado nada menos que por Vladimir Ashekenazy, la interpretan:


Finalmente una obra de gran significado en su biografía y de indudable calidad (aunque quizá demasiado ambiciosa, casi sinfónica), el Trío con piano opus 7. Lo interpretan Kreeta-Julia Heikkilä al violín, Tuomas Lehto al violoncello y Roope Gröndahl al piano (una grabación del sello Finlandia Records):




Discografía

La mayor parte de la obra del autor también está grabada, en parte debido a los esfuerzos de la Sociedad Kuula, aunque la mayoría de los títulos no necesiten de mayor publicidad. Sin embargo, la mayor parte de esas grabaciones son difíciles de encontrar fuera de su país natal o incluso no se han comercializado. A continuación comentaremos algunas grabaciones que sí se encuentran presentes en la cedeteca de quien escribe estas líneas, y que por tanto puede hablar de primera mano sobre ellas. 



Marcha festiva opus 13
Suite Sur-Ostrobrothnia nº1 opus 9
Suite Sur-Ostrobrothnia nº2 opus 20 
Preludio y fuga opus 10

Orquesta Filarmónica de Turku
Leif Segerstam

- ONDINE (2015)

Empezamos justamente por el más reciente de los discos, que incluye las dos Suites Sur-Ostrobothnias, junto a dos piezas breves. La lectura es sensacional, dando todo el colorido posible a esta música y elevando su interés al máximo con el toque melancólico y melifluo del gran director finlandés. Aunque el centro está en las evocadoras suites, las otras dos partituras sirven de buen condimento, una marcha ceremonial y una obra contrapuntística que demuestra el conocimiento técnico de Kuula.




"Merenkylpijäneidot" opus 12
Suite Sur-Ostrobrothnia nº2 opus 20 
"Orjan poika, suite orquestal opus 14b
Canciones con orquesta: opus 2 nº2, opus 31a nº2, opus 31 nº1, "Kesäilta"
"Impi ja pajarin poika" opus 18
Preludio y fuga opus 10

Susan Gritton, soprano
Orquesta de Conciertos de la BBC
Martyn Brabbins
- DUTTON EPOCH (2011)

Que Kuula es compositor de interés fuera de su país natal lo demuestra esta grabación, que incluyó primicias mundiales para la fonografía. La calidad interpretativa no es la mejor posible, pero es un disco que se agradece por el repertorio, que incide en el lado más "impresionista" del músico, aunque en las obras duplicadas en el disco de Segerstam, lógicamente son preferibles este último.



"Tule, armaani" ("ven, amor mío") [Canciones]

Tommi Hakala, barítono
Kristian Attila, piano
- ONDINE (2006)

Como excelente compositor de canciones en finés no podía faltar un recital íntegro dedicado a estas obras en nuestra discografía, y este es uno de los que más difusión ha tenido, no sólo por la buena elección de los títulos, sino por el tono apasionado y confidente de Hakala, una excelente voz, que sabe recrear las diferentes escenas del repertorio.




Obra coral completa para coro mixto y coro femenino a capella

Coro de Cámara Tapiola & Amigos de Kuula
Hannu Norjanen

- FINLANDIA RECORDS (1994)

Dentro del amplio catálogo de música coral de Kuula encontramos obras de todo tipo, desde amplias escenas como "Meren virsi" opus 11 nº2 (aquí en su versión a capella), canciones de toque más romántico y números de la vida popular. Y muy buena interpretación, además. El coro YL ha grabado la integral para coro masculino, aunque por el momento no podemos hablar de ese disco.




Sobre obras de Kuula encontradas en antologías de varios compositores podemos traer aquí dos piezas para piano grabadas por Izumi Tateno (Finlandia Records, 1991), incluyendo la marcha nupcial; unas pocas canciones con Soile Isokoski acompañada por Marita Viitasalo (Finlandia, Records 1989, alguna coincide con el disco de Hakala); o también la Häämarssi  en arreglo orquestal de E. Kosonen, interpretada por Leif Segerstam al frente de la Filarmónica de Helsinki (Ondine, 2007).



Por último, tenemos aquí un cuaderno de siete canciones populares de Ostrobothnia, recogidas y arregladas por Kuula, e interpretadas en una antigua grabación por la sublime y lírica voz del bajo Martti Talvela, acompañado por Hertha Klust (1963, p.1999, Ondine).
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Nota: la información para este post está sacada en su mayor parte del "New Grove Dictionary of Music and Musicians", la wikipedia finlandesa, y las notas que acompañan algunos de los discos señalados, además de algunas referencias en la habitual bibliografía sibeliana.



Exposición "Sibelius 150", en Toledo hasta el 12 de febrero

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La exposición "Sibelius 150", de cuya inauguración dimos cuenta en el blog, abandona la capital y amplía su recorrido por diversas ciudades españolas. Estará presente hasta el próximo 12 de febrero en Toledo. Remito la siguiente información del Instituto Iberoamericano de Finlandia, recomendado desde aquí a los toledanos y quienes puedan acudir la asistencia:

Sibelius 150 empieza su gira por España en Toledo

La exposición Sibelius 150, organizada por la Orquesta Sinfónica de Lahti en colaboración con el Instituto Iberoamericano de Finlandia y la Embajada de Finlandia, comienza en Toledo su gira por diferentes conservatorios, centros y escuelas de España.  Será en el Conservatorio Profesional de Música "Jacinto Guerrero", donde se inaugura el 1 de febrero y estará abierta al público gratuitamente hasta el 12 de febrero.

La exposición está formada por paneles bilingües que tratan de manera sencilla el camino en la vida de Jean Sibelius (1865–1957), por lo que resultan muy apropiados para escuelas o grupos de jóvenes. Han sido ideados por la Orquesta Sinfónica de Lahti, la primera orquesta en el mundo en grabar algunas obras de Sibelius, para introducir al público general en la vida y obra del gran compositor finlandés.

Sibelius 150 – exposición de la Orquesta Sinfónica de Lahti
1–12.2.2016
Horario: lunes-viernes
Conservatorio Profesional de Música "Jacinto Guerrero"
c/San Juan de la Penitencia, 2
45001 Toledo

"Svanevit" ("Cisneblanco"), música incidental para la obra de Strindberg JS.189 y Suite opus 54 (1908): y 3. Discografía

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Finalizamos nuestra breve serie sobre "Svanevit" con una discografía de la obra en sus dos vertientes. El listado, casi completo, presenta las dos únicas grabaciones completas de la música incidental, además de todas las de la suite o números de la suite excepto dos discos - que sepamos -, el dirigido por Yondani Butt, que ofrecimos como enlace de youtube, pero que al no poseer el disco físico no haremos la crítica, y un número de la suite ("Las doncellas con flores") que grabó Stokowski en 1947, por idéntica razón. En las grabaciones de la suite indicamos si se trata de una selección o de si la grabación está completa. 


Música incidental

Sakari Tepponen,  violín
Pauli Pietiläinen, órgano
Orquesta Sinfónica de Lahti
Osmo Vänskä
- BIS (1996) - [tb. Sibelius Edition vol. V]

La primera grabación de la música incidental (aunque la partitura se seguía utilizando ocasionalmente en los teatros) llegó con un disco convirtido en un auténtico best seller musical, un acontecimiento que dio un gran impulso a la música sibeliana y, por supuesto, a sus protagonistas: Vänskä y al "sonido Sibelius" de la Lahti. 
Tras la dos notas del primer número, el segundo muestra la finura de la textura de la cuerda, con un tempo muy ajustado a la indicación, y la delicadeza de la pieza queda bien desnudada. Tras el acorde del cisne, el cuarto número desvela de nuevo las sonoridades exquisitas que nos ofrece el director con un pizzicato antológicamente sibeliano, y el rubato y el equilibrio de nuevo muy ajustado a lo demandado por la partitura (y la escena), sobre los que se alzan, misteriosos, los solos de la madera. Tras la reiteración del acorde del cisne, el sexto número ofrece una bellísima introducción de la cuerda, con un vibrante cambio de dinámicas, seguido por el hermoso canto de los pájaros, que parecen saludar llenos de entusiasmo a la llegada de la felicidad. El séptimo número, presentado en su versión original como número separado y sólo para cuerda, demuestra poseer una belleza extraña y desconcertante, en la que Vänskä se recrea a base de los "suspiros" acentuados, pero sin abandonarse al romanticismo. El número que describe la soledad del príncipe se desvela también con un lirismo poco común, que pasa a ser tristeza infinita cuando llega el tema a la cuerda, pero lejos de la tragedia de la versión de la suite, hecho que se pone muy de relieve con la lectura melancólica sin estridencias (aunque el tempo sea algo más lento del indicado). El vals prolonga esa misma sensación, con la misma sensibilidad del séptimo número, demostrando la caracterización perfecta que se hace en esta grabación. El centro emocional de la música de Sibelius es también el punto álgido en la interpretación de Vänskä, el dúo amoroso del nº10, en el que sobresale la magia del violín solístico, y un clima onírico y hasta feérico. El nº11 se antoja muy evocador y sobrenatural, mientras que el nº12, único en la versión teatral, cumple con su papel sin nada más que destacar aparte del logro de sus amplias sonoridades. El nº13 recrea una escena muy emotiva, casi lacrimosa y llena de piedad y grandiosidad contenida. El número final con su órgano es majestuoso y pleno, redondeado una grabación a la que poner peros es casi una imposición de la objetividad más que un convencimiento profundo. Sensacional grabación pues, y un "absolutamente obligatorio" en la fonoteca de cualquier sibeliano que se precie.

Interpretación: 9,5   • Estilo: 9,5  • Sonido: 8


Orquesta Filarmónica de Turku
Leif Segestam
- NAXOS (2014, ed. 2015)

Grabadas entre 2014 y 2015 y publicadas a largo del año Sibelius, Segerstam ha hecho un acopio de magníficas grabaciones de la música incidental (casi) completa, añadiendo otras raras obras del catálogo, planteando así una segunda alternativa a obras que sólo había grabado hasta ahora Vänskä, o que apenas contaban con un par de grabaciones más. Una manera más económica de disfrutar de estas raras pero maravillosas obras si no podemos acceder a las del sello BIS. Su "Cisneblanco" es más lento, romántico y algo menos íntimo, con una orquesta mayor, y hasta mayores pretensiones, pero también se deja atrapar por la altura de su música.
Tras el motivo de la trompa, el segundo número llega con tempo muy relajado, pero evita la monotonía cuidando que la repetición del mi se oiga siempre. Tras el acorde wagneriano, el pizzicato de la orquesta cuida sus contrastes, que la grabación recoge muy bien con el espaciado estereofónico. Sorprende incluso cierto grado de estética expresionista en el movimiento, como queriendo encajar con la grabación de la música de "Ödlan" ("El lagarto") opus 8 del mismo disco. El sexto número resulta más romántico que con Vänskä, muy legato, y con toques de cierta tragedia. El pizzicato tiende a ser tremendamente lento, casi gesticulante, pero de gran fuerza. El séptimo número apuesta por una gran profundidad, quizá más allá del espíritu original de la pequeña pieza. En el octavo lleva un tempo más propio que el de la grabación de Lahti, pero también su concepto es más amplio y sinfónico, y podría encajar perfectamente en una obra "mayor". El vals tiene el aspecto justo del Valse triste, y con eso basta para definirlo. Segerstam convierte el nº10 en una maravillosa pieza concertística, mientras que el nº11 se guía más como un cuadro muy evocador. El nº12 ofrece un cuadro poderoso también, mientras que los dos números finales ofrecen una imagen cósmica y trascendente, con unos sforzandi muy marcados en el final (donde la cuerda sepulta bastante al órgano), terminando la pieza mayestáticamente. Buena lectura, pero en concepto e interpretación no queda superada por la del sello BIS.

Interpretación: 7,5   • Estilo: 7  • Sonido: 8


Suite 

[completa]
Orquesta de la Radio Noruega
Ari Rasilainen
- FINLANDIA RECORDS (2002)

Aunque a priori Rasilainen pudiera parecer un maestro menor dentro del panorama de directores finlandeses, firmó esta excelente grabación (como todo el disco, por cierto) de la suite, una lección de estilo a la par que de emoción y sensibilidad, un refinado y transparente y sonido sibeliano, acentuado gracias a la verdadera devoción que trasluce por las piezas en particular, que se desvelan aquí lejos de ser "menores".
El primer movimiento apuesta por la animación y la alegría rotunda y radiante, con miles de matices que desplazan, como hubiera querido el autor, toda monotonía. El segundo tiempo también comienza vivo pero misterioso, muy evocador... hasta culminar brillantemente en el gran tema de arpa y flautas, que con Rasilainen adquiere un tono de insondable melancolía, acompañado por los arpegios etéreos del instrumento punteado. El vals del tercer tiempo se muestra muy colorístico, nostálgico sin sensiblería, y lleno de una emoción poco común en otras grabaciones, que suelen entonar con mayor ligereza o excesiva seriedad. El cuarto movimiento se desborda en alegría y agitación, con matices de nuevo muy cuidados, un rubato bien empleado y excelentes prestaciones solísticas. A pesar de que el trío se acomete también con rapidez, manifiesta una belleza inusitada. La quinta pieza adquiere de igual forma el punto justo entre la seriedad y el drama contenido, sin excesos hacia ningún extremo. La segunda parte resulta muy bien integrada (algo que no siempre pasa en el resto de la discografía), sin perder el pulso en el cambio. El sexto número es el centro espiritual de la suite, y el director finlandés hace el mejor trabajo posible, con una lectura arrebatada y llena de delicadeza al tiempo, recreándose en los suspirantes anhelos de la doncella Cisneblanco. Rasilainen además sabe identificar a los "personajes" dentro de la música, perfilando siempre su música particular. El séptimo movimiento supone una verdadera exaltación y elevación, que camina (con las campanillas) hacia la apoteosis, con la cuerda celestial y el arpa cuajado de estrellas. Muy buen registro. 

Interpretación: 9  • Estilo: 8,5   • Sonido: 7


[nos. 2 -4, 6]
Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Paavo Berglund
- EMI (1971), varias reeds.

En su selección el maestro finlandés opta por los números de mayor sustancia sinfónica. Aunque Berglund impone aquí su seriedad y hieratismo, por lo que a priori podría resultar poco afín a la obra, lo cierto es que consigue resaltar toda su musicalidad, dando como resultado uno de los mejores registros, del que sólo cabe lamentar no estar completo. 
El sobrio arpa encarnada en el pizzicato da a paso a una rica textura del tema de las flautas, con un tono triste, apagado incluso, con un excelente rubato. El vals que sigue lo hace con una gran melancolía, casi desolación, pero gran delicadeza, aproximándola más que otras interpretaciones al conocido Valse triste. El cuarto número contiene gran agitación y un dinamismo casi de poema sinfónico. El sexto puede resultar hasta demasiado serio, convirtiendo las emociones de la joven Cisneblanco casi en un drama strindbergiano y no en su cuento de hadas, pero aun así la lectura es muy bella. Altamente recomendable.

Interpretación: 8,5  • Estilo: 8  • Sonido: 7


[nos. 2, 3, 5-7]
Monika Abendroth, arpa
Orquesta Sinfónica de Islandia
Petri Sakari
- CHANDOS (1992)

El director, también finlandés (vemos que esta obra es muy querida en casa), deja fuera de su selección el primer número, como suele ser habitual, pero extrañamente también el cuarto. El enfoque es sinfónico y sobrio como el de Berglund, pero mucho más atento a los colores y a los momentos más imaginativos. 
El pizzicato del segundo número se hace misterioso y recogido, muy insinuante, y prosigue con un toque entre nostálgico y seductor bajo las flautas y un arpa muy destacada (en el disco se recoge el nombre de todos los solistas, merecido valor profesional), que se entremezcla perfectamente en la rica instrumentación. El vals es muy delicado, también recogido y nostálgico, con un toque sentimental y un impacto más intenso en el carrillón. El quinto número se aborda con gran tragedia y profundidad, con espíritu sinfónico más que descriptivo, como arrancado de algún pasaje de la Primera o la Cuarta sinfonías, alcanzando una gran gravedad precisamente en el fragmento propio de la suite. Sakari logra aquí en los dos últimos números una progresión propia de una obra "mayor", ofreciendo la resolución al conflicto con una intenso dúo amoroso entre los protagonistas de la obra, y un aspecto de serenata bajo los tilos. Los sonidos de la orquesta crean siempre una atmósfera vibrante y de gran belleza, que culminan en la redención final, de gran majestuosidad incluso (incorporando las campanillas), con unos acordes especialmente subrayados a la manera de un recitado gregoriano. Muy buena grabación, de nuevo lamentar el par de números ausentes.

Interpretación: 8   • Estilo: 7  • Sonido: 7



[completa]
Orquesta Sinfónica del Estado Húngaro
Jussi Jalas
- LONDON [DECCA] (1975-77, p. 1997) [tb. DEUTSCHE GRAMMOPHON, p.2015]

El yerno del compositor y un poco su "hijo" musical, realizó una serie de grabaciones (recientemente reeditas al completo) con la orquesta húngara y unas cuantas obras escénicas del autor, con buen resultado en general, aunque quizá la formación instrumental, tan nítidamente centroeuropea, permanezca algo ajena al estilo de Sibelius, que por otra parte Jalas expresa con absoluta fidelidad. Así, no sin algunas deficiencias técnicas por ambas partes, tenemos una lectura tremendamente significativa, llena además de un compromiso por la profundidad. 
El primer número se completa con pequeños detalles de dinámica y contrastes que la conviertan en una pieza muy animada. La segunda pieza se tiñe de una nostalgia muy nórdica, con sonidos mágicos y evocadores, incluyendo la bien matizada arpa. El tercer tiempo transcurre muy acelerado, y sustituye la melancolía por la ansiedad y el temor al destino, nunca resuelto. El cuarto tiempo tiene un ánimo plenamente sibeliano, lleno de compases agitados y notas que viven plenamente, con un trío especialmente vivo (de tempo nuevamente ansioso, el retrato que hace Jalas del personaje de Cisneblanco). El movimiento brilla especialmente por los solos de viento, que contrastan con una cuerda quizá más apelmazada. El quinto movimiento tiene un sentimiento atenuado, nunca demasiado trágico. El sexto adolece del mismo defecto antes señalado sobre la cuerda, que impide la necesaria delicadeza, pero de nuevo nos ofrece un viva imagen de la amorosa doncella, repleta de vida y afecto. El final tiene un valor festivo y solemne, sin profundidad sacra pero sí una sensación de plenitud (incluye las campanillas). Recomendable.

Interpretación: 7  • Estilo: 8,5  • Sonido: 6,5



[no. 3]
Orquesta Sinfónica de Boston
Serge Koussevitzky
(1936) - varias reed., incl - NAXOS (2004)

La más antigua grabación de una pieza  cualquiera de "Cisneblanco" pertenece al periodo "dorado" de los años 30 y es debida a uno de los más ardientes defensores de la música del maestro, Serge Koussevitzky, que nos deja aquí el vals como "propina", con un toque romántico y tremendamente evocador, aunque sin mayores pretensiones. En sonido no es nada malo aun para la época.

Interpretación: 7   • Estilo: 6,5   • Sonido: 4  (mono)


[completa]
Tapiola Sinfonietta
Pekka Kuusisto
ONDINE (2006)

Como complemento a un disco dedicado a piezas breves para violín y orquesta, el joven violinista y aquí también director Pekka Kuusisto, al que destacamos con una extraordinaria versión del Concierto, encomienda aquí la suite a una orquesta de cámara de sonoridades tenues y transparentes que hacen un buen servicio a la música, aunque quizá la poca experiencia del director no permiten ir mucho más allá de una lectura nítidamente nacional y artesanal. 
El primer movimiento se hace con un bonito colorido musical, aunque se impone cierta monotonía en el ritmo, no sabiendo del todo despegar de sus insistentes pedales. Para el segundo en cambio maneja bien el misterio inicial de pizzicato y el clima de expectación, con un accelerando progresivo hacia la magia del arpa y el tema de las flautas, resuelto con elegancia. El vals resulta sensible, aunque un tanto ligero; el pizzicato de la cuerda entre lo más sobresaliente. El cuarto número comienza con un excelente intercambio de solistas y secciones de la pequeña orquesta, bien manejado desde el podio. De nuevo el pizzicato (con un arpa siempre ante el micrófono) sobresale de entre las prestaciones individuales. El trío se entona muy acelerado, lo que crea una tensión inédita respecto a otras grabaciones, que se mantiene en el final de la pieza. Para el quinto número las sonoridades masivas se imponen, y también el acelerador bien pisado, lo que da ligereza y poca distinción al movimiento más flojo de la grabación de Kuusisto. El sexto movimiento en cambio es el más brillante, un pas à deux lleno de agitadas pasiones, quizá un poco desequilibrado en los distintos planos instrumentales. El final comienza con un estilo muy cercano al órgano, que se convierte (campanillas mediante) en una rotunda afirmación (de nuevo el arpa y el pizzicato crean la magia), terminando la suite con una buena sensación. Ajustada pero valerosa interpretación.

Interpretación: 6,5  • Estilo: 7,5  • Sonido: 8,5 (SACD)


[nos. 1 -4, 6, 7]
Real Orquesta Filarmónica
Thomas Beecham
- BBC (2000)

Una histórica grabación en directo procedente de la celebración que hizo la emisora británica para celebrar el 90 aniversario del compositor, el 8 de diciembre de 1955. El mítico director británico llevaba años dirigiendo esta música, si bien no existen (hasta donde sabe quien les escribe) otras grabaciones, por lo que esta sería la más antigua de la discografía de la suite (casi) completa, con un Beecham tan otoñal y nostálgico, casi tan anciano como el propio compositor.  El sonido radiofónico no es especialmente bueno, y el público sufre de las afecciones prenavideñas, pero es un documento ciertamente valioso (todo el concierto, que ha quedado registrado, himnos nacionales de Reino Unido y de Finlandia incluidos).
El primer movimiento transcurre lento, hasta con cierta solemnidad, pero sin perder detalles de las figuras más fantasiosas. El pizzicato del segundo tiempo tiende a la misma lentitud, y se convierte en casi un minueto cortesano con la llegada del tema principal. El tercer número está dotado de mayor magia, aquí el tiempo es curiosamente más correcto (a pesar de la tentación de convertirlo en un valse triste), y Beecham se deja fascinar por el contraste entre las cuerdas asordinadas, los staccati de las flautas y la gravedad del carrillón central. Para el cuarto número el músico británico compone una viva escénica dramática, con un toque operístico incluso, de gran colorido y un sentido muy sinfónico. Beecham prescinde del quinto número (quizá por no ahondar en la tragedia que en aquel concierto se expondría a continuación con una Cuarta sinfonía), continuando la progresión del número anterior con el sexto, de nuevo de toque un tanto teatral y de sinfonismo amplio, con un lirismo aún más romántico. El final camina hacia lo grandioso, una verdadera apoteosis, que ciertamente traza sus semejanzas con la Séptima sinfonía (aunque apenas se oyen, Beecham utiliza las campanillas). El timbal retumba para terminar la obra con grandeza. Una versión un tanto ajena a sentido de la obra, pero como decíamos de valor histórico.

Interpretación: 6,5  • Estilo: 6  • Sonido: 4 (mono, directo)

[completa]
Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Neeme Järvi
- BIS (1985, p.1987) [tb. Sibelius Edition vol. V]

La grabación del maestro estonio presenta un trazo algo grueso, y un espíritu ligero, casi de ballet, sin gran compromiso por la pieza. Sólo el buen hacer del director consigue aportar la suficiente musicalidad, aunque en general resulte decepcionante frente a la mayoría de sus registros sibelianos. La mala toma de sonido no ayuda tampoco.
El primer número apuesta por un tempo agitado y arriesgado. El segundo intenta ganar con los contrastes dinámicos y tímbricos, dando gran protagonismo a los sonidos ligeros del arpa, al igual que el tercero, curiosamente no con la lejana cuerda, sino con los staccati de las flautas. El cuarto número en cambio representa mayores valores interpretativos, con una expresividad más nítida y de gran romanticismo. La soledad del príncipe en el quinto número puede resultar algo excesiva en cambio. El sexto movimiento vuelve al tono romántico, aunque la falta de delicadeza le aparte del resultado óptimo. El final tiene sonoridades muy sinfónicas, y resulta eficiente pero no muy bien relacionado con las intenciones del autor (faltan las campanillas además). Una versión más o menos correcta, pero fallida en conjunto.

Interpretación: 5,5  • Estilo: 6  • Sonido: 6


Festival Sibelius Lahti 2016

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Como habitualmente, este septiembre se celebrará en Lahti, Finlandia, el Festival Sibelius que tiene como protagonista su magnífica orquesta, en esta ocasión dirigida por el nuevo director invitado, Dima Slobodeniouk, además de recitales de piano y cámara, y otras actividades en torno al genio nórdico.


Un amigo del blog nos ha escrito desde Sevilla, hablándonos de su intención de acudir al Festival. Si algún otro de nuestros lectores (y lectoras) tiene pensado acudir, o se anima a hacerlo en un futuro inmediato, ponemos a su servicio el correo del blog, y les pondremos en contacto para compartir la experiencia, sin duda formidable (quien les escribe lo hizo en 2007, y deseando repetirla cuando sea posible).

El correo del blog es: sibeliusencastellano@gmail.com

El festival de este año tendrá lugar entre el jueves 8 y el domingo 11 de septiembre en la Sala Sibelius de Lahti. La localidad está a poco más de cien kilómetros de Helsinki, hora y media de distancia en coche, aunque es aconsejable el uso del tren (hora y cuarto) si no tienen intención de viajar más libremente.

Más información sobre el festival, disponen de la propia página de la orquesta y del evento, donde también se pueden adquirir las entradas (por experiencia propia les aconsejamos hacerlo cuando antes para encontrar buenas oportunidades de calidad y precio en las mismas):


"Terve kuu" ("Te saludo, Luna"), coro a capella op.18 nº2 (1901), sobre un texto del Kalevala

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Hoy 28 de febrero se celebra en Finlandia el "Día del Kalevala", que conmemora la fecha de publicación de la primera versión (1835) de la obra, recopilación de cantos de la tradición mitológica por parte del médico y folclorista Elias Lönnrot, y constituida tras su versión final 1849 en su epopeya mítica nacional. La jornada es una conmemoración de sus versos, como también de su mundo épico y tradicional, de la cultura ancestral, de la poesía popular y los usos de la vieja Finlandia...

Aprovechamos la efeméride para traer una de numerosas obras que escribiera Jean Sibelius basadas de manera directa o indirecta en los versos del poema épico. En este caso presentamos un breve coro masculino escrito en 1901, y que utiliza versos del penúltimo canto de la obra (Runo 49, 403 a 422), previo al canto final. 

Estas estrofas ponen punto final a la aventura tras el robo del Sampo por parte de los héroes Lemminkäinen, Ilmarinen y el viejo Väinämöinen. La bruja Louhi, en venganza, había robado el fuego del sol y la luna, extinguiéndolos, pero Ukko, el principal de los dioses, había forjado fuego para unos nuevos astros (en un episodio que también musicará Sibelius en su "Tulen synty"opus 32). Ilmarinen forja un nuevo sol y una nueva luna, pero no consigue hacerlos brillar. Sin embargo, la magia de Väinämöinen le permite saber dónde había escondido los astros la poderosa ama del norte: bajo un monte. El herrero forja entonces armas para abrir la tierra, pero Louhi se atemoriza de que puedan hacerla daño, y libera finalmente el sol y la luna. Una paloma (la propia maga disfrazada) le comunica al forjador que las luces vuelven a brillar en el cielo, y éste se lo dice al "justo y viejo" Väinämöinen. Es entonces cuando el bardo entona su saludo al sol y la luna retornados, los versos puestos en música.

   Terve, kuu kumottamasta,
   Kaunis kasvot näyttämästä,
   Päiväkulta koittamasta,
   Aurinko ylenemästä!

   Kuukulta kivestä pääsit,
   Kalliosta päivä kaunis,
   Nousit kullaisna käkenä,
   Hopeisena kyyhkyläisnä
   Elollesi entiselle,
   Matkoillesi muinaisille.

   Nouse aina aamusilla
   Tämän päivänki perästä;
   Teepä meille terveyttä,
   Siirrä saama saatavihin,
   Pyytö päähän peukalomme,
   Onni onkemme nenähän!

   Käy nyt tiesi tervehenä,
   Matkasi imantehena,
   Päätä kaari kaunihisti,
   Pääse illalla ilohon!

         _______

   ¡Te saludo, Luna, que brillas a lo lejos,
   de este modo tus hermosas mejillas bien se muestran,
   dorado amanecer a lo lejos,
   Sol que de nuevo te alzas!

   Dorada Luna, de la piedra liberada,
   hermoso Sol de la roca surgido,
   como cuco de oro te elevas,
   como paloma de plata 
   sigues la vida que seguiste antaño,
   retomas los viajes que solías.

   Desde el día presente en adelante
   álzate todos días en el amanecer,
   tráenos siempre feliz salud,
   que la caza esté a nuestro alcance,
   la presa para siempre entre nuestros dedos,
   la fortuna en las puntas de los anzuelos.

   ¡Ve por tu camino con nuestro saludo,
   ve por tu encantado viaje,
   que tu curva sea bendita,
   descansa con alegría a la tarde!

"Los héroes de Kalevala liberan los habitantes del cielo", ilustración de Nicolai Kochergin

El poema, una glorificación de los astros y una petición por los dones que traen, es una de los numeras canciones claramente presentadas como tal en el "Kalevala", como arias dentro de una obra más extensa, que bien pudieran haber sido tomadas por Lönnrot de un contexto diferente (o sencillamente, sin un contexto preciso) e insertas en el cuerpo principal de la obra, en general adecuadamente al punto del texto, como es el caso en que nos hallamos. 

Los versos como decíamos sirven de base a "Terve kuu", publicado como el segundo número de su opus 18, (colección que reúne coros de distintas épocas, no relacionados directamente entre sí).  Algunas ediciones de dicho opus presentan numeraciones distintas (este coro en particular aparece en ocasiones como opus 18 nº8), pero la "oficial" del compositor es la presente.

La partitura fue elaborada en mayo de 1901, a la vuelta de su viaje a Italia en el que empezara a concebir su Segunda sinfonía, y surge en correspondencia a un encargo de Heikki Klemetti, director del coro YL, que había fundado un segundo coro masculino de élite, cuyos cantantes eran escogidos en principios de entre los mejores del YL. El nuevo, llamado Suomen Laulu (traducible con sencillez como "Canto finlandés"), aún existente, contaba entonces con un bajo llamado Enckell que poseía una extraordinaria voz, incluyendo un registro de bajo profundo realmente sorprendente. Por todo ello la pieza demandada a nuestro compositor (a cuatro voces como es de esperar, dos tenores y dos bajos), será una partitura de grandes exigencias técnicas, aun siendo breve.

Muy recientemente (hace algo más de un año), el estudioso Sakari Ylivuori redescubrió las partes que preparó Sibelius para el estreno, efectuado el 30 de mayo en Helsinki, lo que da cuenta de una versión original ligeramente distinta, más larga. Para la fecha del citado estreno decidió acortar la pieza. 

Al contrario que otras obras análogas, como el coro "Venematka", también publicado en el opus 18 (como nº3), Sibelius no va a emplear el tono popular ni la canción kalevaliaca, sino que una referencia al folclore real estilizada en grado sumo. Sibelius ya no es un autor "nacionalista", no se va a utilizar el canto popular, aunque lo va a tener como un ideal incorporado a su propio estilo. Así, tenemos como punto de partida una melodía inicial, al unísono, un diseño típicamente sibeliano, que apela a la métrica del Kalevala (ajustándose a la perfección a sus ritmos, situando en notas largas las vocales largas, etc.). Pero no alude al compás 5/4 folclórico, sino que lo emula delicadamente con un tresillo - típicamente sibeliano - concluido por dos notas iguales más largas. Sin acompañamiento, por su ámbito estrecho y su persistencia en la, podíamos sentir una tónica de la menor (natural o eólico), casi pentatónico, pero la cadencia nos revela que estamos ante un modo lidio antes que en el Fa Mayor que podría derivarse de la armadura. El efecto de esta vaguedad modal (que no tonal) es maravilloso:



(cliquea en las imágenes de los ejemplos para ampliarlas)

No obstante y aunque este motivo va a ser la base de la composición, la referencia a lo popular acaba a grandes rasgos en eso. Jean Sibelius se encuentra en otro periodo artístico, con una aspiración mucho más abstracta y universal. Una vez expuesto ese tema, el músico va a querer trabajar en grado sumo las texturas contrapuntísticas, creando una partitura densa, con una polifonía de voces bastante independientes y una armonía concentrada y hasta ardua (aun cuando no haya grandes modulaciones en toda la pieza). Quizá haya incluso un punto de experimentación en esta partitura, difícil y hay que reconocer que no del todo lograda, aun cuando se trate de un trabajo impactante, y de singular belleza y poder de evocación.

Tras ese comienzo de pureza modal, la armonía se tensa con un acorde de sexta aumentada "italiana" sin preparación, que se resuelve en el la tónica sobre el quinto, no en la dominante. La tensión crece con más dominantes secundarias, en este caso al segundo grado, y en un nuevo planteamiento melódico, con característicos tresillos y una "S" típicamente sibeliana:



El texto se entremezcla polifónicamente, mientras que el motivo es repetido en secuencias por grados, hasta que la armonía vuelve a situarse con tranquilidad en la tónica. A continuación se vuelve a la estrofa inicial y al motivo inicial, ahora armonizado con una sexta en una voz superior, derivando finalmente sin mucho desarrollo al motivo de los tresillos.

Esta vez ese segundo grado se constituye brevemente como nueva tónica, y el saludo a los amaneceres venideros y llenos de dones se realiza con un pasaje bajo un tempo algo más lento, y unas notas pedales que crean un clima de gran estatismo y solemnidad:



A través de un pasaje más vertical, casi recitado, se vuelve al tono inicial y finalmente al motivo principal, casi a la manera de un rondó, aunque de nuevo Sibelius evita, como es de esperar, la repetición literal. Y lo hace con el tema en el segundo bajo, cantando una nueva estrofa del texto, mientras las otras voces lo adornan con acordes.

Los últimos dos versos del fragmento de Kalevala crean un pasaje análogo, pero a la inversa: las voces superiores recrean el motivo principal, mientras el segundo bajo elonga sus notas en el registro más bajo, valga la redundancia, suministrando pedales, hasta un imposible si bemol que se escaparía en teoría a un bajo coral no especializado. 

El final, con un simple acorde de tónica, señalado con un cuádruple piano, es pacífico y estático al máximo, redondeando así la celebración del universo restablecido del Kalevala.


El trabajo es bastante popular entre los coros masculinos finlandeses, por lo que forma parte del repertorio de los grandes coros masculinos locales. No obstante, en la discografía a la que hemos podido acceder coinciden siempre los protagonistas, el Coro de la Universidad de Helsinki el YL (Ylioppilaskunnan Laulajat), dirigidos por Matti Hyökki, conductor del mismo durante dos décadas. No obstante, se trata de tres registros diferentes, para distintos sellos, grabadas en momentos distintos, y dado que el coro no es un conjunto fijo, sino toda una - centenaria - institución, los tres discos presentan ciertamente variedad. El más antiguo (Finlandia Records, grabado entre 1984 y 1987) presenta una lectura lírica y serena, con un tono elegíaco. La segunda (para el mismo sello, pero efectuada entre 2001 y 2002) es más acelerada y dramática, llena de matices y brillo, sin duda la mejor. La tercera (para BIS, de 2006, aparecido individualmente y en el volumen XI de la Sibelius Edition) es la más lírica y delicada, sosegada. La tres son excelentes en cualquier caso.

Para ilustrar sonoramente el comentario a este obre recurriremos a un conjunto diferente, pero también de buena musicalidad, el Coro de la Politécnica, dirigido por Juha Kuivanen, un disco autopublicado en 2008



Quinta sinfonía en Mi bemol Mayor opus 82 (1915-19): 1. Historia de la versión original (1915)

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Iniciamos con este post lo que va a ser una extensa serie dedicada a la Quinta sinfonía de Jean Sibelius, una obra indiscutiblemente maestra, cuya trascendencia ha sido reconocida por propios y extraños al mundo del compositor nórdico. Serie extensa además por diversas razones, además de la ya citada importancia cumbre de su partitura: su creación fue gestada por el músico en un periodo prolongado, durante el cual redactó hasta tres versiones del trabajo, estrenadas respectivamente en 1915, 1916 y 1919, resultado del deseo de que la sinfonía, a pesar del reconocimiento que tuviera en su primer estreno, alcanzara la perfección con respecto a la idea que tenía en su mente de ella. Este largo proceso creativo, y la implicación emocional, su conexión biográfica, y los debates estéticos que suscitaba en la imaginación de Sibelius los cambios y la ascensión hacia la forma que considerará final de sus notas, resultan auténticamente reveladora para quienes nos hemos dedicado, de una manera u otra, a observar y estudiar la música del genio finlandés.

De este como decimos largo periodo creativo conservamos además multitud de datos, fuentes, y referencias. No sólo poseemos, por supuesto, la redacción final - la publicada y ampliamente conocida - de la sinfonía, sino que además nos ha llegado la versión original de la obra al completo, aunque no así la segunda, de la que sólo resta la particella del contrabajo (lo cual al menos nos lega algunas informaciones, como longitud de esa versión y algunos puntos de su estructura). Además han sobrevivido numerosos esbozos iniciales de los temas planeados, y cuantiosas anotaciones en el diario del compositor, amén de menciones en cartas y conversaciones.

Precisamente la primera gran referencia de la obra y de su especial dimensión está presente en una carta a Axel Carpelan, fiel amigo y confidente musical, al que se dirige de esta guisa en septiembre de 1914, hablándole de sus planes para no una, sino hasta dos nuevas sinfonías: “estoy aún atascado, pero ya he capturado un destello de la montaña que tengo que escalar con seguridad... Dios abre su puerta por un momento, y su orquesta está tocando la Quinta sinfonía”. Las alusiones a la escritura de esta sinfonía como una "lucha con Dios", con un sentido épico y espiritual, serán muchas a lo largo del proceso.

En esos momentos nuestro músico ya había empezado a plasmar en el papel pautado multitud de ideas para sus dos sinfonías, en especial para lo que será la QuintaLos bocetos han quedado reflejados en un cuaderno de 37 páginas, la mayor parte escrita entre aproximadamente finales de este agosto a junio del año siguiente. Aún quedará mucho para su finalización, y no todos esos esbozos tendrán continuidad, pero en un estado tan embrionario como en el que se encuentran en ese otoño, ya han empezado a asomar las líneas de lo que será la obra. Incluso su tonalidad básica de Mi bemol Mayor está prácticamente establecida desde el principio, lo cual no es del todo frecuente en el compositor (aún más sorprendente, el re menor - o más bien re dórico alternando con Do Mayor - de la Sexta está ya vislumbrado en estos primerísimos bocetos, a falta de nueve años para su redacción final). Entre los bocetos iniciales aparece unos de los motivos básicos de la obra; aunque es el sostén musical de buena parte del último movimiento, aparece en distintas formas a lo largo de toda la sinfonía. Meses después lo relacionará con una visión extática, casi mística, del vuelo de una bandada de majestuosos cisnes:


El proceso refleja sin duda un gran entusiasmo por la obra, en medio de un inusual entusiasmo vital: “Trabajé en las piezas para piano [fundamentalmente del opus 75]. La Sinf. 5 está empezando a brotar. Maravilloso día. Estoy viviendo plenamente — ¡lo suficiente para dos!”, anota el 17 de septiembre. Y dos día después: “Trabajé ayer en la Sinf. 5. ¿Que va a llegar a ser este vástago? ¡Trabajé realmente bien! Pero mi modo de trabajar, basado en la inspiración, no tiene nada que ver con la manera convencional de componer. Como resultado, no siempre puedo ver dónde voy en todo este desconcierto.” Poco a poco la obra va cobrando fuerza en su ánimo: “he empezado en serio la Sinfonía nº5. En estado de excitación cuando trabajo en estos temas. Hier stehe ich und kann nichts anderes, Gott helfe mir, Amen! [en alemán de resonancias luteranas: "aquí estoy y ninguna otra cosa puedo, Dios me ayude, amén!"]” (26 de octubre.)

En noviembre anota en su diario: “me ha llegado un maravillo tema. El Adagio para la sinfonía — tierra, gusanos y privación — fortissimos y sordinas, muchas sordinas. ¡¡Y los sonidos son divinos!!” Ese tema, en Si Mayor y en el raro compás de 7/4, seguirá en su mente largo tiempo, pero finalmente no será utilizado, como otro que acotará como "Procesión báquica". Dedicaremos espacio a nuestro próximo post a hablar en detalle de estos esbozos. 

Mientras, surgen varias dudas sobre el concepto de la obra. Los bocetos de lo que será la Sexta recibirán el título de "Fantasia I", y para aumentar la confusión, también se referirá a las Sinfonías nº5 y nº6 como "Erste" y "Zweite Phantasie für großes Orchester", esto es, como una Primera y una Segunda "Fantasías para gran orquesta". La libertad formal que tendrán estas obras, mayor aún en su poster compañera, la Sinfonía nº7 (en un solo movimiento) hace a Sibelius dudar si aplicar el término clásico de "Sinfonía". Pero finalmente, como sabemos, será la denominación tradicional la que triunfará (aun cuando en el caso de la Séptima fuera estrenada inicialmente como "Fantasia sinfonica"): “son después de todo sinfonías. El término debe ser ampliado. Al menos he jugado mi parte en ello”, se arroga con valentía el 26 de noviembre.

Pese a este caudal de inspiración no puede dedicarse en exclusiva a su sinfonía. Además de diversos encargos, ha estallado la Gran Guerra, y aunque en principio Finlandia no participa directamente en el conflicto, sus editores alemanes no pueden pagarle los derechos de sus obras publicadas o encargarle otra nuevas, por lo que el compositor debe escribir numerosas piezas breves, de fácil difusión comercial, con el cual poder llevar "el pan y la mantequilla" a sus hijas y la seguridad económica a su casa. Llama la atención cómo Sibelius será capaz de simultanear estas piezas, en general mucho más ligeras y convencionales (o en cualquier caso menos comprometidas), con la profundidad de la Quinta sinfonía y sus revisiones...


Jean Sibelius en su despacho de Ainola en 1915, escribiendo música. 
Entre los elementos visibles podemos observar la foto de sus padres en la pared, a su derecha


A principios del año siguiente encontramos al compositor escribiendo una obra también sencilla, pero de gran calidad y de gran significado artístico: la Sonatina para piano y violín opus 80. En esta obra deja traslucir algo del sinfonismo vivido en paralelo (de hecho el tema de su final fue concebido inicialmente para la Sexta), como también su estado de ánimo, cierto anhelo y recuerdo a los sueños y anhelos de su propia juventud, y un clima mucho más luminoso y transparente que el que había caracterizado las obras del periodo anterior, el "periodo oscuro". Con esta obra se abre un nuevo momento estilístico, cuyo primer gran fruto será precisamente la primera versión de la Quinta sinfonía. En este avance hay también, lógicamente, un cambio de actitud personal, muy lejos del pesimismo anterior, y (como efecto, pero también como causa) la vuelta a los hábitos del alcohol y el tabaco.

Fotografía de Sibelius efectuada durante su estancia en Gotemburgo, en marzo de 1915

A partir de la primavera, tras su vuelta de una no muy larga estancia en Suecia, y proyectos de diversas obras que no llegan a nada (un segundo Concierto para violín, una obra para coro y orquesta con texto de Rydberg...) el trabajo en la obra comienza a ser intenso y (casi) exclusivo. Sin embargo aún la integración de la multitud de elementos que había concebido para la sinfonía no está del todo clara, y por aquel entonces algunos motivos (incluyendo el tema "de los cisnes" y el del pizzicato del Andante) se prueban en el contexto de los bocetos de la Sexta. La dificultad de unir toda aquella riqueza y darle una forma adecuada será un problema en esos momentos, y en el fondo la causa de que Sibelius emplee varios años y tres versiones hasta que encuentre la arquitectura definitiva: “pasé la tarde con la sinfonía. La disposición de los temas: con todo su misterio y fascinación, esto es lo importante. Es como si Dios padre hubiera arrojado piezas de mosaico desde el fondo del cielo y me pidiera que los pusiera otra vez en su sitio. Quizás esta sea una buena definición de la composición” (diario, 10 de abril). 

Pero nuestro compositor no contempla su obra como un simple desafío técnico, sino como un proceso de sensaciones e intuiciones. Una semana más tarde escribe “caminé bajo el frío sol de primavera. Recuerdos de viejas afrentas y humillaciones regresan. Tuve poderosas visiones de la Quinta sinfonía, la nueva.” Y el 21 de abril, una visión de la naturaleza y la vida lo colma: “justo antes de las once menos diez vi dieciséis cisnes. Una de las mayores experiencias de mi vida. Oh Dios, qué belleza: me rodearon durante largo rato. Desaparecieron en el neblinoso sol como una cinta de plata que reluce de cuando en cuando. Sus graznidos fueron del mismo timbre de maderas que el de las grullas, pero sin ningún trémolo. Los cisnes están más cerca a las trompetas, aunque hay un punto de sarrusofón. Un recuerdo poco reprimido del llanto de un niño pequeño. Misterio de la naturaleza y melancolía de la vida. El tema del final de la Quinta sinfonía [transcrito en el diario:].  




La trompeta lo unirá... Tiene ahora que llegarme lo que hace tanto resonó en el aire. Hoy he sido transportado.” Y tres días después: “los cisnes están siempre en mis pensamientos y dan a la vida su lustre. Es curioso que nada en el mundo entero, ya sea arte, literatura o música, nada tenga el mismo efecto en mí que estos cisnes, grullas y gansos salvajes. Sus sonido y su propio ser.” A pesar que el motivo que plasma en su diario ya había sido concebido meses antes, a partir de este momento de honda emoción quedará unido en el corazón del músico a su visión de aquellas aves: en una carta a Carpelan, poco después del estreno de la primera revisión, se refiere al mismo con claridad como "el incomparable himno de los cisnes".

Aunque recibe diversos encargos y compone otras pequeñas obras en esos días (como la bellísima canción con texto en finés "Kaiutar" opus 72 nº4), no quiere ser apartado demasiado de su amada sinfonía, que quiere tener terminada para celebrar su propio 50 aniversario, a final de año. El 24 de abril anota que está trabajando en el primer movimiento, pero las distracciones lo dificultan: “mi trabajo en esta sinfonía se me hace imposible”.

Sin embargo son bastantes las otras piezas que escribe esos días: coros, canciones, piezas para piano... sorprende, como hemos señalado antes, la poca relación que guardan con el ambiente y aún las notas de la pieza sinfónica. Además se le suman problemas económicos e incluso de sus habituales momentos de hipocondría. La presión va en aumento según se acerca diciembre: “he estado en la cresta de la ola. O más bien aún estoy. Sin embargo, ya en marcha de nuevo. Una reacción contra la poderosa atmósfera en la que me he visto atrapado durante los últimos días... Mi sinfonía ha de ver la luz del día. El dinero y los asuntos prácticos tienen que cuidar de sí mismos”.

Finalmente consigue centrarse y, aunque con presión, vuelve al estado de exaltación que acompaña buena parte de esta composición: “todo está ya en términos generales. Preocupado de que no tenga tiempo de trabajar en todos los detalles y hacer una buena copia. Pero debo” (13 de octubre). Y en el paso al mes siguiente en efecto, puede enviar al copista el primer movimiento de esta primera versión original (de cuatro tiempos). El día 8 de noviembre envía el segundo, y una semana después el tercero (que equivale al tiempo central de la versión definitiva). El último movimiento le ocupará lo que queda de aquel noviembre.

La sinfonía lo tiene absorbido hasta el punto de que se despreocupa de muchos de los eventos y conmemoraciones que los finlandeses preparan con ocasión de los 50 años de su músico ya más célebre. El 1 de diciembre sale de su aislamiento, y acude finalmente a Helsinki para comenzar los ensayos del concierto que el mismo dirigiría.


Jean Sibelius ensaya el concierto en el que estrenaría su sinfonía. 
Nótese que, aunque el número de los miembros de la orquesta había aumentado con la llegada de músicos huidos de la guerra (alemanes en su mayoría), el volumen del conjunto no tiene que ver con las grandes orquestas sinfónicas actuales.

El día 6 llegó, y el compositor recibirá homenajes y regalos por doquier, y aunque algunos fueron tan significativos como un magnífico piano Steinway (que tendrá el resto de su vida, y aún se puede contemplar en su casa de Ainola), su máxima preocupación seguía siendo el concierto que dirigiría, y en el que presentaría al mundo la sinfonía en la que, hasta el momento, más esperanzas había puesto. La misma mañana ensayaría en el Salón de la Universidad de Helsinki, donde el concierto tendría lugar en las horas vespertinas, al frente de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos (futura Filarmónica de Helsinki). Todas las obras eran estrenos para el público finlandés: la primera parte comenzaba con el poema sinfónico Las oceánidas opus 73, escrito para EE.UU. pero inédito aún en el país natal del compositor. Le siguieron las dos Serenatas para violín y orquesta opus 69, con Richard Burgin como solista, escritas también un tiempo antes pero aún no interpretadas en público. En la segunda parte sonaría finalmente la Quinta sinfonía, que fue un completo éxito. 

Según un testigo presencial cercano al podio, Rolf Nevalinna, el compositor estaba muy nervioso, con aspecto pálido y ojeroso, y un temblor en la mano de la batuta que se extendería finalmente a todo el cuerpo. Pero el aplauso fue general, y el maestro pudo calmar los nervios con la fiesta-homenaje que a continuación se celebraría en el contiguo edificio de la Bolsa, donde Kajanus le dedicó un discurso memorable, que convertía al compositor en la máxima gloria de la música finlandesa: Jean Sibelius en solitario mostró el camino”.

Otto Kotilainen escribió una crítica bastante descriptiva y laudatoria en el Helsingin Sanomat, notando por ejemplo que los dos primeros movimientos estaban íntimamente relacionados (Sibelius los fusionaría finalmente). El tercer tiempo fue visto como uno de los más extraños andantes jamás escritos, hablando de su "simplicidad, profundidad, belleza. Respecto al finale vio la furia de la naturaleza y las más salvajes disonancias de los últimos pasajes. Para el crítico la obra es una obra maestra: verdadera magia musical.

El concierto se repetiría el día 12 en el Teatro Nacional, y el 18 de nuevo en la Universidad, y semanas después, la Quinta sinfonía sonaría nuevamente el 9 de enero de 1916, en la Folket Hus (Casa del Pueblo). La obra gustó mucho a público y crítica, y el propio compositor se mostró inicialmente satisfecho. Pero mientras preparaba su publicación y planeaba su estreno en Suecia, bajo los auspicios de su cuñado Armas Järnefelt, empezó a contemplar su partitura de otra manera. La presión de la fecha y la complejidad de la obra habían dado como resultado un buen trabajo, pero nuestro compositor empezó a sentir que la pieza aún podía ir más lejos. El 26 de enero anota una vez más trabajando en la Sinfonía 5. Batallando con Dios. Quiero darle a ni sinfonía una forma diferente, más humana. Más terrenal, más vibrante — el problema es que yo mismo he cambiado mientras trabajaba en ella.
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Próximos capítulos [plan previsto]:

2. Bocetos para la versión original (análisis)
3. Visión general de la obra; análisis y discografía de la versión original
4. Historia de las versiones intermedia (1916) y final (1919) de la sinfonía 
5. I. Tempo molto moderato - Allegro moderato (análisis)
6. II. Andante mosso, quasi allegretto (análisis)
7. III, Allegro molto (análisis)
8-10. Discografía (1, 2 y 3) [?]


"Los árboles", cinco piezas para piano opus 75 (1914): nº1. Cuando el serbal florece

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Hoy, día 21 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Bosques, fecha que Naciones Unidas eligió para promover una concienciación respecto a esta parte de la naturaleza como elemento esencial de la vida del planeta, y como tal imbricada también en el futuro de nuestra propia especie. En España además esta conmemoración coincide con la Fiesta del Árbol, que se celebraba desde hace 101 años de manera oficial, si bien en muchas poblaciones las actividades en torno a la Fiesta se unen a programaciones ecologistas y a otras celebraciones locales de la recién inaugurada primavera, de tono muy lúdico y que incluso enlazan con tradiciones muy antiguas, dedicadas a esos silenciosos compañeros que conviven con nosotros, alimentándose de la tierra y el agua.

La celebración nos da la oportunidad para hablar de una serie de piezas para piano a las que nuestro compositor puso el nombre de especies muy específicas de árboles, y de paso llamar la atención una vez más sobre el intenso amor y conexión que sintió Sibelius con la naturaleza y con el planeta, un amor que dejó plasmado en numerosas ocasiones y de variadas formas en su música. En muchas de sus expresiones se muestra muy cercano a una espiritualidad panteística, y es la contemplación de la propia naturaleza la que le sirve como germen de grandes inspiraciones en sus composiciones (como por ejemplo, el vuelo de unos cisnes que se une a uno de los grandes temas de la Quinta sinfonía opus 82). Es de resaltar también que sean los sonidos de la vida (sobre todo el canto de pájaros) prácticamente el único sonido "realista" que incluye entre sus pentagramas. 


Un ejemplar del serbal de cazador (Sorbus aucuparia)

Pero la vida vegetal tampoco se queda atrás entre esas inspiraciones, en especial a través de esos grandes bosques repletos de magia, viejos y sabios, misteriosos y crepusculares, alegres y a la vez taciturnos de la Finlandia ancestral, que en las antiguas leyendas, como se recoge en el "Kalevala", son prácticamente un personaje más antes que un simple fondo. Como tal aparecen en poemas sinfónicos como el temprano La ninfa del bosque opus 15 de 1895, hasta su última gran obra para orquesta, la magistral Tapiola opus 112 de 1926, una desconcertante y cuasi mística evocación del bosque primordial, guardado por el viejo dios Tapio. Además de las piezas de piano en las que ahora nos adentraremos, el maestro nórdico compuso años más tarde otro cuaderno para el teclado conocido como "Las flores", su opus 85, al que seguiría también una pequeña colección de seis sencillas canciones con la misma denominación botánica, el opus 86.

Sin embargo, la imaginación musical de Sibelius hemos de calificarla como fundamentalmente abstracta. Incluso en poemas sinfónicos o piezas vocales o de carácter como las señaladas, nuestro músico no pretende "representar" esas realidades en las que se inspira. Pero sí puede querer evocarlas, y evocar las emociones que en él mismo despiertan. En su juventud se definió a sí mismo como "pintor y poeta musical", pero sus representaciones no son jamás realistas o alegóricas (en el sentido de un Mahler), más bien quiere cantar y dibujar el espíritu de las cosas antes que las cosas mismas...

En las Piezas opus 75 que nos ocupan nos hallamos también ante un segundo dilema: la posición de la propia música para piano del compositor. Cuando el genio finlandés descubrió el mundo de la orquesta, poco a poco se fue convirtiendo en un compositor principalmente de orquesta, y fue hacia la orquesta (y en menor medida en la música vocal) donde se centraron sus aspiraciones estéticas y su propio estilo. El piano en general fue para él un medio secundario, y un soporte técnico hacia el que sentía escasa afinidad. No obstante compuso música para el teclado durante toda su vida activa, y en tal número de composiciones podremos encontrar "de todo un poco". Hay piezas casi salonísticas, ligeras, de fácil venta y compuestas más por motivos comerciales que artísticos. Especialmente en los años de la I Guerra Mundial estas piezas abundan. Sin embargo, también escribió piezas de mucho mayor hondura y compromiso artístico, que desvelan preocupaciones artísticas verdaderas, y donde el piano se convierte en un medio más que permite armonías completas sin tener que recurrir a la orquesta. Esas piezas están a veces difuminadas entre los grandes cuadernos de piezas (compuestos en diferentes momentos generalmente, pero reunidos en una colección bajo un único número de opus), pero en otras ocasiones forman colecciones propias, distintivamente unificadas, sobre todo los últimos cuadernos, como las piezas opus 101opus 103 de 1924 y las opus 114 de 1929.

Las Cinco piezas para piano opus 75 se encontrarían realmente en un punto intermedio entre ambos extremos: ni son piezas ligeras, ni llegan a la seriedad de otras partituras para el teclado. Si afinamos incluso algo más, alguna de ellas, como la primera (de la que daremos cuenta a continuación) tiene un espíritu mucho más profundo que la número 5, con un tono algo más salonístico. Escritas a comienzos de otoño de 1914, marcan el principio de una serie miniaturas que tratan de solventar los problemas económicos provocados por la guerra (sobre todo por el cese de relaciones con sus editores alemanes), pero también están afectadas por el esencialismo y el pesimismo de los últimos coletazos de su "periodo oscuro". Y posiblemente la propia inspiración poética en estos maravillosos seres de la naturaleza hizo que su musicalidad se alce bastante por encima de la media respecto a otras miniaturas escritas en esos años.

Todas las piezas llevan un título del autor (en sueco en el original), pero el sobrenombre de "Los árboles" no es de Sibelius, si bien nada se le puede objetar porque, por supuesto, los cinco números se refieren de hecho a estos seres con sus respectivos nombres. Fue un cuaderno pensado como tal, aunque como es habitual las piezas pueden ser interpretadas por separado, y de hecho fueron publicadas como tal individualmente (a los pocos meses, la edición conjunta, en Hansen, tuvo que esperar a 1922); y fue compuesto también por las mismas fechas. El 14 de septiembre de 1914, mientras esboza motivos la Quinta sinfonía, finalizó las tres primeras (aunque la tercera es en realidad una revisión de una partitura escrita en 1912), el 23 de septiembre la quinta, y a principios de octubre la que ocuparía el cuarto lugar. Años más tarde, en 1919, revisaría la nº5, justamente la más exitosa de las cinco. Una sexta pieza, titulada "Syringa" ("Lilas") fue escrita también en esas fechas y concebida para ese cuaderno, pero finalmente retirada, quizá simplemente porque su título no era el de un árbol, o porque también requeriría una revisión (también de 1919 dataría la revisión y, tras varias vicisitudes, se convertiría en el Valse lyrique opus 96a). 

Las cinco piezas son hojas de álbum breves, piezas de carácter que no adoptan ningún esquema especial ni se aproximan a ningún modelo específico de danza (aunque la nº5 tiene un indudable sabor a vals). No son piezas para aficionado, requieren un buen pianista, aunque estén muy lejos de demandar un virtuoso.

El número 1 lleva el título "När rönnen blommar" ("Cuando el serbal florece"). El árbol al que se refiere el indicativo es el "serbal de los cazadores", el nombre más común en España del árbol de hoja caduca con la nomenclatura científica de "Sorbus aucuparia". Se trata de un árbol de tamaño mediano, perteneciente a la familia de las rosáceas. Su tronco es grisáceo, más oscuro en las ramas más viejas, y su hoja compuesta, con bordes dentados. Se encuentra por toda Europa, incluyendo en nuestro país, sobre todo en el norte, siendo un habitual también de jardines ornamentales. Es un árbol muy resistente a temperaturas bajas, por eso es muy abundante en el norte, donde llega incluso hasta Laponia. En Finlandia está muy extendido, tanto en bosque salvaje como plantado artificialmente, ya que es de fácil cuidado, y muy vistoso, sobre todo en periodo de floración (junio en esas latitudes), con flores de color rojo o blanco; o en otoño, cuando su hoja se torna de colores espectaculares. Su fruto, de color rojo o anaranjado (que aparece en julio en el país del norte), es comestible pero no en crudo, al menos para seres humanos (de sabor muy agrio y amargo, contiene tóxicos), y sólo se utiliza en preparados como mermeladas o zumos. Como curiosidad, en la vecina Rusia se utiliza para la elaboración de algunos vodkas. Algunos datos y fotografías sobre este árbol, especialmente referidos a su situación en España, en este enlace o en este otro.


Flores del Sorbus aucuparia. Fotografía de Graham Calow

En las dos primeras piezas del opus 75 Sibelius añade un pequeño adjetivo de carácter al nombre del árbol en cuestión. Y en este caso, más que apelar al árbol en sí, la música de esta pieza parece seguir esa indicación de "florece". En efecto, en esta partitura nuestro músico elabora un discurso "orgánico", muy habitual en él, que además en esta ocasión sirve de nexo de unión con el tema extramusical. En ella hay un único tema, o si apuramos, un único motivo, que pasa diversas transformaciones, desde unas primeras formas germinales turbias y tensas, hasta su "floración" final de forma sencilla y directa. 

Así, la música arranca con un floreo cromático y la primera forma de la melodía, con su serie circular de corcheas en grados conjuntos, y su reposo final en una blanca. Al motivo se le unen dos voces más, aportando una armonía más disonante y con abundantes cromatismos. 




(cliquea en los ejemplos para verlos a mayor tamaño)

El tono de sol menor queda establecido desde el principio, pero pronto, con las sucesivas transformaciones del tema y nuevas complicaciones armónicas, queda difuminado. Estos elementos, unidos a la mezcla del compás básico de 4/4 con otros como 2/4 y 3/4, dan a la partitura un carácter evidentemente rapsódico, improvisatorio.

Como es habitual en el autor, en especial en las obras de este "periodo oscuro", la tensión va aumentando al redundar y profundizar en los mismos ingredientes, a los que se suman rápidas escalas ascendentes, progresivamente más prolongadas y que llegan a mayores cúlmenes, y que nunca parecen resolver hasta justo hacia la mitad de la obra, de apenas dos páginas de partitura. Es entonces, tras una vistosa escala en un grupo de trece notas, recorriendo dos octavas, cuando el tono y la melodía quedan finalmente establecidas, y lo que antes era germen ahora aparece en todo su melancólico esplendor:




Los contornos quedan más definidos, y prácticamente no habrá más cromatismos que el floreo sobre la dominante y una dominante secundaria. En realidad lo que tendremos de aquí hasta la doble barra no será sino una repetición más o menos variada de este motivo, apoyada por un característicamente sibeliano acompañamiento sincopado (con un persistente pedal) en el primer y el quinto grado, y sin la polifonía inicial. La atmósfera se hace pues clara, aunque su tono menor la haga especialmente nostálgica y anhelante. 

La forma en la que transforma el tema, haciendo anteceder lo que en términos clásicos sería un "desarrollo", dejando la "exposición" como elemento final y como efecto de apoteosis resolutiva tras una acumulación de tensión, se encuentra en estructuras más complejas y extendidas, pero obedeciendo al mismo principio. Por ejemplo, en el tercer tiempo de la Cuarta sinfonía.

La armonía continuará básicamente siendo un juego de dominante-tónica, con un única subdominante alternando, a la que se llega través de su séptima con séptima mayor. Finalmente, sin una coda propiamente dicha llegamos a la conclusión de la partitura, que se resuelve con la tercera de picardía, es decir, en un acorde último de Sol Mayor.



La discografía de "Los árboles" opus 75 abarca varias grabaciones, ya que todo el ciclo se considera unánimemente uno de los trabajos más destacados del genio nórdico para el instrumento, aunque como es de esperar se circunscribe más a los especialistas, y a pianistas finlandeses. 


Vamos a referirnos a cuatro registros. El más antiguo de estos es el debido a Erik T. Taswaststjerna - hijo del gran biógrafo del compositor - el cual realizó la primera integral de difusión internacional (aunque sólo con obras publicadas). El disco al que pertenece es el quinto de esa integral, y fue publicado por BIS en 1987. La interpretación es sobria, y el pianista remarca especialmente el contraste entre las dos secciones de la obra, con un final algo pálido (Interpretación: 6,5 • Estilo: 8 • Sonido: 6,5)

De 1992 y debido a Finlandia Records tenemos un amplio recital protagonizado por la pianista Marita Viitasalo. Su interpretación es más elegante, con una sensibilidad especial en la primera parte, en la que realiza un gran trabajo, y una segunda parte que enlaza muy bien con el principio, y un espíritu de notable lirismo. Muy buena versión (Interpretación: 8 • Estilo: 8 • Sonido: 7,5)


Del sibelianismo japonés (un grupo de aficionados muy nutrido, por cierto) procede la pianista Kyoko Tabe, que realizó en el año 2000 un excelente disco para el sello Chandos. La interpretación tiene un aire muy ascético y espiritual, y desde luego a pesar de su oscuridad lleno de vida. Una versión especialmente delicada y expresiva, realmente buena también (Interpretación: 8 • Estilo: 7 • Sonido: 8)

Como es natural encontramos esta pieza en la Sibelius Edition de BIS, con el gran especialista Folke Gräsbeck como responsable de la música pianística. Además de la interpretación se ocupó de rescatar innumerables piezas y versiones, y de lograr el mejor "Urtext" posible. Las grabaciones del segundo estuche (el volumen X de la Edición) se efectuaron entre 2007 y 2010, y los discos se publicaron en el año 2010. Gräsbeck le da al pasaje inicial mucha libertad, y cierto toque impresionista, que se convierte en magia cuando el tema alcanza su forma final, en la que el músico finlandés procura exprimir cada detalla. Intensa y emotiva versión, y sin duda la mejor de las aquí comentadas (Interpretación: 8,5 • Estilo: 9 • Sonido: 8,5)

Por último podremos escuchar una lectura alternativa a las comentadas, en manos del pianista noruego Håvard Gimse de esta partitura, dentro de su integral para Naxos (buena lectura también), en el siguiente video:




Esperemos que disfruten de esta música de Jean Sibelius, y de este modo profundizar en su amor por la naturaleza. Y así, en este día dedicado a la celebración de estas plantas, les invitamos a sentir el poder y la vida de los árboles, vida a la que, nunca lo olvidemos, estamos inexorablemente unidos.

Quinta sinfonía en Mi bemol Mayor opus 82 (1915-19): 2. Bocetos para la versión original (análisis)

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Capítulo anterior (1): Historia de la versión original (1915)
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Como hemos contado anteriormente, ha llegado hasta nosotros un cuaderno con los esbozos que realizara Jean Sibelius para su Quinta sinfonía. Es este pues un testimonio escrito excepcional que nos permite conocer la génesis de la obra, y en general acercarnos al método compositivo de nuestro músico, sobre todo en sus últimos años de actividad.


Erik Tawaststjerna, en el tercer volumen de su biografía del autor, transcribe y analiza los principales bocetos del cuaderno, y partiremos tanto de estos pentagramas como de su análisis para elaborar nuestro propio recorrido por los mismos. 


Sibelius trabaja a lo largo del proceso creativo inicial en distintos motivos y temas, los desarrolla y reelabora, probándolos en distintos contextos tonales y diseños, los entremezcla... algunos de los motivos de este cuaderno finalmente serán desechados. Sorprende que incluso entre estos bocetos aparezcan motivos no tanto relacionados con la primera versión de la obra, sino con la definitiva (finalizada en 1919), o que alguno de los momentos más emblemáticos de la futura Quinta fueran inicialmente probados en el contexto de lo será la Sexta sinfonía (cuyos primeros apuntes aparecen también en este cuaderno).


De todo este proceso podemos sacar una primera impresión: la música de Sibelius en este gran soporte sinfónico surge de una lucha entre dos principios contrapuestos, la inspiración, libre y fluyendo con naturalidad, y la premisa intelectual por la unidad y la lógica interna. De ambos principios y de tal lucha el propio compositor era plenamente consciente, y durante la composición de la obra dejó escrito - como ya habíamos narrado, pero que de nuevo traemos a colación - lo siguiente: “es como si Dios padre hubiera arrojado piezas de mosaico desde el fondo del cielo y me pidiera que los pusiera otra vez en su sitio”. El proceso compositivo se convierte así en la tarea de dar forma a algo con lo que el músico se encontraba de manera fragmentada y dispersa, pero en lo que concibe la necesidad de un orden y una lógica adecuados, para que todo encaje a la perfección...


Tawaststjerna distingue cuatro fases en la concepción de la sinfonía, entre otoño de 1914 y la primavera de 1915, antes de proceder en la composición propiamente dicha en los meses siguientes. Esas cuatro fases consistirían en lo siguiente:


  1. Dos motivos básicos de la obra (que devendrán en el primer motivo principal del primer tiempo y en el "tema de los cisnes" del Finale), además de un tema para un movimiento lento que finalmente será desechado.
  2. Nuevos motivos y una adjudicación de todo el material a movimientos específicos.
  3. Un esquema básico de los cuatro movimientos, ya ordenados y con sus temas  principales correspondientes.
  4. Plan definitivo, en el que algún motivo se entremezcla con los planes para la Sexta.

Sigamos pues la división propuesta por el experto sibeliano.

Primera fase: los dos motivos básicos


Los primeros apuntes que se presentan en los esbozos tratan de dar forma a un motivo que, tras ser recreado en diferentes formas, se convertirá en el primer motivo del primer movimiento, tanto en la versión original (donde también será la base del segundo, al fin y al cabo basado en los mismos materiales) como en la de 1919. Es difícil - como ya veremos a la hora analizar la versión definitiva - delimitar en sí la forma "pura" de tal motivo, ya que en realidad todo el primer periodo del movimiento consiste en células motívicas y motivos que se transforman unos en otros con absoluta fluidez. No deja ser llamativo (y no lo es por casualidad) que el propio proceso de transformación también se dé a la hora de concebir este motivo, en cuyas primeras formas se reconoce el diseño final, pero que en estos retoños está bastante alejado del mismo.


Este es el primer diseño del motivo básico:

(cliquea en las imágenes para agrandarlas)
(reproducimos la escritura musical, aunque con figuras fuera de norma, tal como están presente en el libro de Tawaststjerna, pensando que está reproduciendo fielmente la escritura musical de Sibelius)

El dibujo consiste en una primera nota prolongada, seguida por una figura convexa de corcheas, reiterada en un grado por debajo. Además del dibujo, será muy característico la progresión inicial hacia la tercera menor (aquí re - fa), característicamente remarcada (gesto típicamente sibeliano también). En esta primera versión parte de un re menor que transforma en si bemol menor (en la versión definitiva el motivo se moverá un semitono por encima).

La segunda versión se probará en un Fa Mixolidio:

Además del tono, también el diseño es más extenso y adornando, terminando además en una figura de corte puramente triádico. Aunque como tal no se presentará en la sinfonía, está naciendo aquí la idea de la fanfarria rotundamente tonal y diatónica que será uno de las piezas clave de la versión definitiva.


Una tercera formulación parece una solución de compromiso entre ambas, ahora en el tono de Re bemol Mayor:



Como apunta Tawaststjerna su diseño "de ola" y su ritmo también estarán presentes no sólo en el primer tiempo de la sinfonía, sino también en su finale (además de 
sus saltos triádicos, añadimos).

Una cuarta formulación intentará dotar a la célula de una progresión por grados ascendentes, diseño que no irá más allá, pero aquí se prueba en la tonalidad definitiva de la obra, Mi bemol Mayor:



En la quinta página de los esbozos encontramos el gran tema del final de la obra, que meses después será relacionado con el majestuoso vuelo de los cisnes:


El motivo esta vez se presenta tal como será, aunque aún en una tonalidad distinta (no obstante muy cercana, La bemol Mayor). Llama poderosamente la atención además cómo no se presenta en su forma pura, tal como aparecerá en el cuarto (1915) o tercer movimiento (1919) de la obra, como un toque de carrillón cíclico (mib - sib - re - do - sib do - re - sib - re - mib, etc) sino en su evolución, en su desarrollo, tal como efectivamente se verá plasmado en las diferentes versiones de la obra. Es decir, de nuevo podemos ver cómo Sibelius no piensa en sus temas como algo estático, cerrado, sino como algo vivo, que se desbordará en busca de nuevos cauces...

Junto con estos motivos, que ya desde este momento son la base de la obra, también existe un esbozo que finalmente rechazado, como ya hemos adelantado, aunque formará parte de la concepción básica de la sinfonía hasta la tercera fase inclusive: una melodía lírica pero de extraños saltos pensada como base del futuro movimiento lento. La veremos más adelante (Ej. 7) en la fase posterior, apareciendo ahora en el tono de Re bemol Mayor. 


Segunda fase: los motivos para los distintos movimientos

El cuaderno de esbozos presenta en estas páginas materiales ya adjudicados a distintos movimientos, aunque no ordenados; en ocasiones se producen intercambios entre ellos y no guardan siempre una correspondencia directa con el resultado final. A partir de ahora el centro tonal de la sinfonía ya está situado en Mi bemol Mayor, pero lo primero que vamos a encontrar son una gran cantidad de notas para un "scerzo" (escrito así) en re menor (aunque falta la armadura), y varios elementos distintos (los signos de interrogación en el ejemplo indican que la transcripción para Tawaststjerna de la escritura del maestro no es segura):

Podemos distinguir pues al menos cuatro elementos distintos en el fragmento. En primer lugar el tema del proyectado scherzo propiamente dicho, que no encontrará lugar en la sinfonía finalmente. Tiene cierto sabor rúnico y ancestral, y así podría haber encajado más en la Sexta sinfonía que aquí. 


Sin solución de continuidad (el boceto parece más una especie de visión general sin pulir del movimiento más que un material propio) encontramos una premonición bastante directa de la fanfarria del primer movimiento de la versión definitiva, que no se encuentra explícitamente en la original de 1915 (en la segunda línea de pentagramas del ejemplo). Ambos elementos serán constitutivos del scherzo definitivo (integrado como parte del primer movimiento en la versión de 1919), pero en realidad este esbozo se aproxima más directamente al comienzo de la obra.


A continuación, como consecuencia de esta fanfarria (como ocurrirá en dicho movimiento definitivo), encontramos distintas formulaciones del primer motivo básico de la obra, algunas de las cuales se acerca casi con exactitud al motivo de las maderas en la composición redactada, incluyendo su progresión. Finalmente encontramos una forma en este re menor del "tema de los cisnes", dándose aquí su coloración en terceras y el desarrollo presente desde el principio. Parece que el autor exploraba aquí integrarlo en este movimiento. En las partituras conservadas sólo aparece como tal en el finale, pero en los demás movimientos aparece insinuado brevemente, pero nunca de manera explícita. En cualquier caso parece que aquí pensaba realmente situarlo en este movimiento, no tanto convertirlo en una "idée fixe".


Bajo el epígrafe de "movimiento lento" anota Sibelius el siguiente tema, como habíamos dicho ya esbozado en la primera fase:



El tema es ciertamente peculiar, sobre por el hecho de ser ajeno a las encarnaciones de la obra. Su compás irregular (7/4) no es nada frecuente en Sibelius, que excepto en las obras más "kalevalianas", como el tercer tiempo de "Kullervo" opus 7 - donde usaba el 5/4 de ascendencia folclórica - muy pocas veces emplea compases de amalgama. La melodía evoluciona a grandes saltos, y es nítidamente diatónica. E
n el esbozo se encuentra, como sucedía con el "tema de los cisnes", también el punto de partida para su expansión y modulación. El tema permanecerá en el proyecto bastante tiempo, pues lo seguiremos encontrando en la fase siguiente. Poco tiene que ver en el detalle con el tema del movimiento lento de la sinfonía, excepto quizá su claro diatonismo, su tono en la tonalidad de los sostenidos (Re Mayor frente al Sol Mayor del Andante), y su perfil circular.

A continuación encontramos tres nuevos motivos concebidos para un primer movimiento que tenía la indicación "Intrada (in modo pastorale)". El título como sabemos no se conservaría, aunque quizá algo de ese clima idílico sí se puede encontrar en el tranquilo inicio de la sinfonía, y su tímbrica centrada en las maderas.


El primer motivo estará presente en la sinfonía... pero no en el primer tiempo, sino en el movimiento lento, presentando ya el perfil fundamental de lo que será el tema de esa partitura:



Este elemento, que se encomendará al pizzicato en la sinfonía (junto con flautas en la versión definitiva), plantea semejanzas con el tema del segundo tiempo de la Tercera sinfonía, pero tiene un claro antecedente en un motivo de la música incidental para "Svanevit", una de muchas similitudes con esta última obra. Curiosamente el motivo, poco después de esta aparición, fue contemplado para incorporarse a otra obra distinta que estaba planeando también en aquel tiempo, un coro con orquesta sobre el "Goternas sång" ("Canción de los godos") de Rydberg, un proyecto que no llevó a término.


El segundo motivo concebido para el comienzo de la sinfonía es esta fanfarria:


Al igual que el tema en 7/4 sobrevivirá a la siguiente etapa (donde pasaría a pensarse como motivo del finale), pero estará ausente en la obra final. No obstante, la idea de una fanfarria seguirá presente en la redacción de la versión definitiva de la sinfonía, donde será sustituida por un diseño mucho más elegante y original. Este en particular es prácticamente idéntico al motivo que inaugura una breve pieza orquestal de 1904, el Cortège JS.54, que sirvió de acompañamiento a un desfile teatral, y que desde entonces permanecía inédita (años más tarde la recuperaría para cerrar su música incidental para "La tempestad" de Shakespeare). Tales préstamos de piezas olvidadas no son raros en el compositor, si bien en este caso está claro que prefirió una melodía menos sui generis


El tercer apunte sí nos resulta más familiar respecto al primer movimiento de la sinfonía:



La música parece ser más una exploración armónica que un perfil melódico, y en cualquier caso encuentra una vía directa hacia el segundo periodo de la exposición del primer tiempo de la sinfonía.

El motivo asignado al finale aparece bajo el epígrafe de "Procesión báquica", aludiendo a un nuevo poema de Rydberg, el mismo que le había servido de base a un coro para voces de mujeres y orquesta (el "Impromptu" opus 19 de 1902). Con dicho coro, quizá no por casualidad, comparte su compás de 6/8, aunque su perfil melódico y sobre todo armónico nada tiene nada que ver: 



Este tema, que presenta cierto carácter furioso y hasta tosco (anunciando un poco la música de Calibán para "La tempestad"), como tal será desechado, pero algo de su vigor y su ritmo de figuras rápidas e iguales sobrevivirá en el primer tema del finale definitivo.


Tercera fase: plan en cuatro movimiento distintos movimientos

En las siguientes páginas del cuaderno encontramos ya la expresión "Sinf V Mi bemol en cuatro movimientos", y los temas principales que había concebido para ella. De nuevo encontramos elementos empleados en la obra en cualquiera de sus versiones, como otros que no llegará a utilizar.

A esta última categoría pertenecen los materiales concebidos para el primer tiempo:



En el primer pentagrama encontramos una nueva versión del primer motivo básico (ver Ej.3), en el tono definitivo. Como decíamos preludia lo que será los diseños del primer periodo del tiempo inicial, pero está bastante alejado aún de lo escrito en la partitura.


El segundo pentagrama presenta materiales anteriormente pensados para el scherzo (Ej.8), con su mismo toque folclórico, pero aquí en el tono de mi bemol menor, y en cualquier caso sin ninguna correspondencia con la redacción conocida. 


En realidad parece que este primer movimiento está muy lejos del de la sinfonía. Todo lo contrario que el segundo, donde sí que encontramos la base del futuro segundo movimiento de la versión original (parte final del primero en la de 1919):



Junto con las figuras familiares del triádico inicio y la tercera minorizada también nos reencontramos con el "tema de los cisnes", que finalmente no será incorporado al movimiento, pero sí las apoyaturas con toque de vals que encontramos al final de este esbozo.


Lo más llamativo para quien conozco bien la Quinta sinfonía es que los materiales del comienzo de este boceto también son los del primer tiempo de la sinfonía: Sibelius aún no tiene presente la genial idea de hacer basar los dos primeros movimientos de la versión original de la sinfonía en la misma música. 


El siguiente boceto (datado el 12 de enero de 1915) lleva la etiqueta de "trío":



La melodía también se encontrará en la sinfonía, si bien en la estructura de scherzo-trío no se corresponde con el movimiento, al menos con claridad, sobre todo porque no existirá una reexposición del tema inicial propiamente dicho.


El tercer tiempo está indicado como "Adagio", y propone el tema ya conocido, sólo que esta vez en Si Mayor:

Queda claro que el autor tuvo gran consideración por el tema, pero eventualmente lo abandonaría, probablemente, como propone Tawaststjerna, por alejarse del espíritu general de la sinfonía conclusa. 


Para el 4º movimiento tenemos hasta tres motivos planeados:



Se tratan como habíamos avanzado de materiales concebidos en la fase anterior para el primero, y que correrán distinta suerte. En primero (a) es la fanfarria del Cortège, que ya sabemos que desechará, aunque la idea de comenzar el movimiento con cierto toque de fanfarria (mucho más sutil), permanecerá. El (b) es el motivo de los cisnes, que ya encuentra pues su posición definitiva en el finale. Y (c) es el estudio armónico que hallará mejor acomodo en el primer movimiento en su redacción original.


Cuarta fase: nuevos y revisados conceptos

Entre las últimas semanas de 1914 y las primeras de 1915 vemos en los esbozos del cuaderno algunos cambios significativos en el plan general. El más importante consistente en que el motivo del pizzicato de la "Intrada" (Ej. 8) es convertido ahora en el tema principal de movimiento lento, aunque en principio en el tono de Sol bemol Mayor, mientras que el tema en 7/4 se convertiría una temporada en un tema secundario, y en Sol Mayor (tono de todo el movimiento definitivo). 

Otra novedad importante es el cierto grado de intercambio entre ideas proyectadas para esta sinfonía y la Sexta. En uno de los bocetos encontramos una variante del primer motivo básico (Ej. 1), quizá pensado para su desarrollo, en el tono de sol menor, armonizado con significativas disonancias (la octava disminuida - falsa relación - del siguiente ejemplo):



Pues bien, esta idea en realidad acabará por desarrollarse entre los esbozos de la Sexta sinfonía en los que anota las fechas del 17 y el 18 de enero de 1915:



En efecto, este boceto como vemos muy amplio y con indicaciones de armonización, y que incluye la presencia del "tema de los cisnes", está en el mismo contexto modal (re dórico) y de ritmos abstractos de la futura sinfonía, pero no será utilizado en ella... sino en la Quinta. De hecho adelanta casi nota por nota - y con similares armonías - el trascendental pasaje en mi bemol menor del final del movimiento último.

El intercambio no termina en este elemento, sino que el tema del pizzicato también será probado en el contexto de la Sexta:




Veremos también esta música (incluyendo el tono en Sol Mayor) en la Quinta, en su movimiento lento. El pasaje se quedará plasmado prácticamente de forma idéntica también en la obra, en especial en su versión de 1915 (en la de 1919 su forma aparecerá algo diferente). El tema se expone ya prácticamente desarrollado, siendo una de las variaciones del Andante escrito y que, en esta manifestación, desvela su similitud con el primer motivo básico (Ej. 1). Para Tawaststjerna este uso del tema en el mundo de la Sexta es un "descuido", pero nosotros creemos más bien de que se trata de una prueba intencionada, aunque no pasara de ser eso, un pequeño experimento como muchos que realizara el compositor con sus motivos. En cualquier caso, Sibelius vuelve a retomar el tema para incluirlo de nuevo entre los esbozos de la Quinta, como el siguiente ejemplo, indicado como Adagio y en el tono de Do bemol Mayor.


Este alejado tono también se muestra como significativo, ya que en su equivalente Si Mayor será uno de los ejes tonales de la partitura (estructurada, como veremos más adelante, bajo el ciclo de terceras mayores Mib - Sol - Si). 


Finalmente, en la primavera de aquel 1915 Sibelius termina el intermitente trabajo en los esbozos y comienza la redacción propiamente dicha de la sinfonía, que terminará en unos meses (casi tantos como la fase preparatoria de la obra). El largo proceso de conceptualización de la Quinta revela como ya hemos dicho esa "lucha" con sus temas, y a pesar de la primera victoria que supone la versión original de la obra, aún tardará en estar satisfecho con resultado: el empeño en lograr un trabajo más acabado le llevará años, como ya sabemos. Es reseñable además, como ya hemos enunciado, que en el propio periodo de gestación de la obra se entrevieran formulaciones presentes en la versión de 1919 de la Quinta y no en la original: hasta ese punto de visionario era el proceso creativo de nuestro músico.

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Para poder ilustrar sonoramente estos esbozos hemos podido preparar un video con los ejemplos musicales acompañados por la música correspondiente, reproducida a través de un programa informático. Aunque - por supuesto - los "instrumentos" digitales son ostensiblemente bastante más pobres que sus parientes "reales", creemos que, a falta de una orquesta real a nuestra disposición, el resultado puede ser lo suficientemente ilustrativo. Quien les escribe les pide disculpas por si el resultado no fuera el mejor posible, siendo la primera vez que realizamos un montaje audiovisual de este tipo.


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Capítulo siguiente (3): visión general de la obra; análisis y discografía de la versión original [próximamente]




¿Qué es una sinfonía?: el diálogo entre Mahler y Sibelius

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“Una sinfonía debe ser como el mundo: abarcarlo todo”. 

Esta frase, debida a Gustav Mahler, quizá sea una de las más célebres de la historia de la música, y toda una contundente máxima de la filosofía del compositor, sin duda conocida por todos los seguidores del gran sinfonista.

No obstante, raramente se explica que esa sentencia fue recogida por Jean Sibelius, y mucho menos se relata que se produjo en el contexto de una larga conversación entre Mahler y el músico nórdico, en la que los dos grandes genios contrapusieron sus puntos de vista sobre el género de la sinfonía. Huelga decir que aquí nos centraremos en aquellos conceptos estéticos que de tal diálogo trascendental puedan interesar a la otra y un tanto olvidada parte, la visión de Sibelius sobre la sinfonía.

El encuentro entre los dos compositores se celebró a principios del noviembre de 1907, un mes después del estreno de la Tercera sinfonía del autor finlandés, obra que precisamente marcaba el nuevo y personal camino que adoptaría su ciclo sinfónico. Mahler venía invitado por Robert Kajanus, un gran admirador y difusor de su obra, que había estrenado en Helsinki, no sin cierta oposición del mundo melómano local (algo conservador por lo general). No obstante no acudiría a la capital del Gran Ducado para interpretar sus propias composiciones, sino a dirigir a los grandes clásicos, como uno de los directores de orquesta más reputados de Europa.

Mahler llega a la capital finlandesa el 29 de octubre, proveniente de San Petersburgo. Ese mismo día se encuentra con el pintor Akseli Gallén-Kallela y el arquitecto Eliel Saarinen. Gallén-Kallela, que ya había conocido al músico tres años antes durante una estancia suya en Viena, lo acompañará junto con su esposa a uno de los "conciertos populares" dirigidos por Kajanus, en esa misma tarde.

"Mahler en Helsinki", óleo de Gallén-Kallela efectuado en aquellos mismos días

Kajanus eligió un programa nítidamente nacional, y justamente con algunas de las pequeñas piezas más "populares" entre el público, incluyendo dos breves partituras de Sibelius: la meliflua Canción de primavera opus 16, y el Valse triste opus 44 nº1. Una elección muy desafortunada - como señala Erik Tawaststjerna - al menos como representación de la obra de nuestro músico, debido a la ligereza de las obras mismas, y especialmente desafortunada si tenemos en cuenta que en esos conciertos no fueron raros trabajos de mayor peso y originalidad como El cisne de Tuonela o El regreso a casa de Lemminkäinen, del opus 22.

Al día siguiente, Mahler escribiría a su esposa Alma sobre la orquesta: “es sorpresivamente buena y muy disciplinada, lo que dice mucho sobre su director permanente, Kajanus, que tiene buena reputación en el mundo musical. A la tarde vino a verme y me acompañó. Una persona singularmente simpática, seria y modesta. [...] En el concierto también pude escuchar algunas piezas de Sibelius, el compositor nacional finlandés, en torno al cual hay mucho alboroto, no sólo aquí sino también en otras partes del mundo musical. Una de las piezas era sólo ordinario 'kitsch', especiado con ciertos toques orquestales 'nórdicos' como si tratara de una salsa nacional. Es lo mismo de todas partes, estos genios nacionales. Los encuentras en Rusia y Suecia — y en Italia el país está invadido por estas rameras y sus chulos [sic!]. Axel está hecho de una pasta completamente diferente con sus doce chupitos antes de la sopa, y uno siente que hay algo genuino y robusto alrededor de él y de su clase”.


Era la primera vez que Mahler escuchaba la música de Sibelius: Viena era ajena entonces, y aun muchos años después, a sus composiciones, y el haber contado con esas piezas que lo adscribían al "nacionalismo" musical más pintoresquista no le hizo ningún favor. Resulta irónico que aún hoy en día, muchos melómanos que reducen Sibelius a Finlandia opus 26, el Valse triste o Karelia, caigan en un prejuicio muy parecido, injusto a todas luces.

El 1 de noviembre dirigiría a la orquesta local con un programa de genios germánicos y más universales, bajo el concepto mahleriano: la Quinta sinfonía y la Obertura Coroliano de Beethoven, y para cerrar el Preludio y Muerte de amor del "Tristán e Isolda" y el Preludio a "Los maestros cantores" de Wagner. El evento fue un enorme éxito, simbolizado por dos coronas de laurel entregadas por Kajanus y Aino Ackté, respectivamente, aunque el propio autor remarcó que lo que más agradeció fue el aplauso de la audiencia, que pareció haber entendido su arte perfectamente.


Plaza del Senado de Helsinki, 25 de mayo de 1907 
(Procesión inaugural de la primera Dieta Bicameral). Fotografía de Signe Brander.

El encuentro entre el director y nuestro compositor se produce en la mañana del día siguiente. Sibelius acude al hotel donde está hospedado Mahler. Aunque estaba claro, dada la muestra que le había ofrecido Kajanus, que este último no veía en el finlandés más que uno de esos compositores nacionalistas, agradeció el gesto, aunque lo refleja como una simple anécdota: “Sibelius vino a verme esta mañana. Él también, como todos los finlandeses, parece una persona particularmente simpática.”

Muy al contrario, nuestro músico había conocido una muestra tan espléndida de su arte como su Quinta sinfonía, que había oído en Berlín en 1905, y admirado hasta el punto de interesarse por estudiar en detalle la partitura. Aunque es difícil encontrar influencias en el estilo tan personal y singular del compositor nórdico, algunos ecos mahlerianos pueden detectarse en obras de los años siguientes como la Cuarta sinfonía, e 
incluso algo más directamente en los pentagramas de la marcha fúnebre In memoriam opus 59. En la parte opuesta, Mahler mostraría posteriormente una actitud más abierta hacia Sibelius, al menos lo suficiente como para programar en 1911 el Concierto para violín, dentro eso sí de un programa de "músicos nacionales", velada musical que no se llevaría a cabo por su desgraciado e inesperado deceso. 

Pero lo que sí es cierto es que Sibelius recordaría muy vivamente el encuentro, que relataría a Karl Ekman años después. Quizá demasiados para no percibir cierta idealización en la historia, que sin embargo encaja plenamente en el mundo musical de ambos: 

   “Mahler y yo pasamos mucho tiempo uno en la compañía del otro. El grave problema de corazón de Mahler lo forzaba a llevar una vida ascética y no era amante de cenas y banquetes. El contacto fue establecido entre nosotros con algunos paseos, durante los cuales discutimos a fondo todas las grandes cuestiones de la música.
   Cuando nuestra conversación giró sobre la sinfonía, dije que admiraba su estilo y severidad de la forma, y la profunda lógica que creaba una conexión interna entre todos los motivos. Esta era mi experiencia en el curso de mi creación. La opinión de Mahler era justo la contraria. 
   Nein, die Symphonie muß sein wie die Welt. Sie muß alles umfaßen (¡No!, la sinfonía debe ser como el mundo. Debe abarcarlo todo).
   En persona Mahler era muy modesto. había oído que el Restaurante Gambrinus era un popular lugar de reunión para músicos de orquesta y habló de comer ahí. Cuando sugerí que Mahler debía, quizá, visitar un restaurante de mayor clase, respondió secamente: ‘Ich geh' wohin ich will’ (Iré donde me plazca).
   Una persona muy interesante. Lo respetaba como una personalidad, sus cualidades éticas exaltadas como hombre y como artista, a pesar de que sus ideas sobre el arte son diferentes a las mías. No quise que pensara que sólo iba a verle para conseguir que se interesara por mis composiciones. Cuando me preguntó en su modo abrupto: ‘Was wollen Sie daß ich von Ihnen dirigiere?’ (¿Qué querría que yo dirigiese de usted? De esto, sólo respondí: 
   ‘Nichts’ (Nada).

Mahler regresa a Petrogrado el día 4 de noviembre. Aquel encuentro sería el único posible, aunque Sibelius seguiría siempre admirando las obras de Gustav Mahler. Pero desde luego el recuerdo de la conversación deja bien claro los conceptos tan diferentes, como apunta el propio Sibelius, de la sinfonía. De hecho el propio autor finlandés en el fondo no hacer sino proyectar sus propio sesgo, su propia visión del género en lo que observa las partituras de Mahler. Su máxima aspiración es ser capaz de creer un todo unificado, lógico y vivo. Una ascesis hacia la abstracción, hacia una música que, aunque nace del mundo, se basta sí misma. Mahler en cambio tiene una aspiración hacia el extremo contrario: la sinfonía debe unirse al mundo hasta ser el propio mundo: vida y muerte, naturaleza y destrucción, cielo e infierno, inocencia y dolor... “todo placer desea eternidad”, dirán los versos de Nietzsche a los que puso música en su Tercera sinfonía.

La música y la estructura formal de Mahler desbordan el marco original en su búsqueda del todo, y ponen su objetivo en el futuro. Después de Mahler la sinfonía sólo puede dejarse arrastrar por su estela o intentar volver atrás... Pero quizá hay un tercer camino, que no quiere ir más allá pero tampoco seguir reproduciendo los modelos del pasado, un camino propio y solitario, que es el que escoge Sibelius. El maestro nórdico no se sube al carro de la sinfonía mahleriana, pero tampoco sigue las estructuras clásicas. Sibelius nunca ser un vanguardista, al menos en el sentido habitual, pero tampoco es un reaccionario. Ni mucho menos. 


Su "Sinfonía nº0", "Kullervo" opus 7, tiene evidentes paralelos con las primeras sinfonías del músico austro-bohemio (¡siendo estrictamente anterior!), como su programatismo (más ligado al poema sinfónico en Sibelius), o el uso de la voz (más narrativa, más propia del oratorio en Sibelius). Las sinfonías Primera, la Segunda y la Tercera de Sibelius, como las primeras de Mahler, nacen con cierto factor programático también, pero en el caso del finlandés se aleja de aquello en el propio proceso de composición. Y finalmente sólo se pueden considerarse como vehículos de una expresión puramente musical, al contrario del complejo nivel expresión poético y filosófico de Mahler, que nunca excluirá elementos realistas (evitados siempre por Sibelius) o referencias simbólicas. Como en las sinfonías centrales de Mahler, la Cuarta y la Quinta dejan transparentar elementos autobiográficos (por ejemplos, los golpes de la muerte de sus hijos en la Sexta de Mahler, o la cercanía sibeliana a la muerte en la Cuarta), pero en el finlandés no querrán nunca ser una expresión per se. Si acaso lo personal sirve para explicar el estado anímico bajo el que compone la obra, no tanto el objetivo o la propia obra.

El objetivo de Sibelius no se despega nunca de la música misma, de una forma pura. Su propósito desde la Sinfonía nº1 es componer música abstracta, sin ataduras literarias. Para componer música de programa ya existían otros géneros, como el poema sinfónico, que recorre toda su vida musical (aun cuando también aquí existirá un alto grado de abstracción); y además la música vocal, que permitía hacer "hablar" a la músico, unirla a contenido literario y poético. Pero en la sinfonía es el soporte donde poder concentrarse en exclusiva en la forma. 

No obstante "forma" en Sibelius, como hemos dicho, no significa la reproducción de los modelos clásicos. Más bien, de alguna forma su "espíritu", la capacidad de hacer uniforme lo diverso, de dar unidad a lo disperso, de acercar lo heterogéneo bajo un mismo impulso vital. De la Primera sinfonía, que sigue a grandes rasgos la forma clásica - aun a la manera de un romanticismo tardío o un post-romántico - a la Séptima - en un único y autosuficiente movimiento - hay un largo camino. En la Segunda une sus dos movimientos finales gracias a una transición a la manera beethoveniana, pero en la Tercera va más lejos y fusiona en su finale los tradicionales movimientos tercero y cuarto. En la versión original de la Quinta hará basar sus dos primeros movimientos en los mismos temas, pero en la final culminará la visionaria intuición, convirtiendo el segundo movimiento en una sección a la manera de la recapitulación del primero, integrándolos definitivamente en uno...

Si eso podemos decir respecto a la forma externa, a la arquitectura del ciclo sibeliano, la interna presenta paradigmas aún más singulares, pudiendo distinguir elementos de la forma sonata, de la forma lied, del rondó, etc. pero convertidos en parámetros muy generales, con límites más o menos claro y fronteras definidas, hasta que esos parámetros quedan casi completamente desdibujados en la Sexta sinfonía.

Pero ante ese aparente caos, nuestro músico se esforzará al máximo por dar unidad y fluidez a sus composiciones sin nunca forzarlas, actuando, según sus propias palabras como un "forjador", hasta lograr un acabado fino, una mano invisible y panteística, recomponiendo un "mosaico" de piezas desperdigadas, pero que tenían/tendrán una unidad. Como apuntaba a Mahler, sus sinfonías buscarán esa unidad a través de la lógica interna entre motivos. En "Kullervo" (con propósito tanto dramático como musical), como también en la Primera sinfonía, la vinculación entre temas se hará de manera básica y tradicional, a través de la repetición de una "idea fija" (recurso también está presente en Mahler, por ejemplo, en su Tercera sinfonía) sin una transformación demasiado elaborada. Pero ya en esta Primera, como sobre todo en la Segunda, se buscarán maneras mucho más sutiles, emparentando los temas principales entre sí a través de vínculos entre sus diseños, de su interválica. En la Cuarta, cumbre de la concisión, incluso se logra emparentar toda la sonoridad de los principales temas de la obra a través de un único intervalo omniabarcador, característico a más no poder: el tritono. Y sin duda la Séptima constituirá su éxito absoluto en la unidad motívica, siendo capaz de hacerlo de manera externa a través de una idée fixe que atraviesa con sus transformaciones todo el movimiento único, como de manera interna y mucho más imperceptiblemente, a través del concepto más simple posible: la escala musical.  


Esbozo musical (c. 1945), un posible esbozo para la misteriosa Octava sinfonía

Pero este camino hacia la integración del todo en lo uno se convirtió en un santo grial que no evitaba ser alguna vez alcanzado del todo: la enseñanza, el premio al alma estaba en su búsqueda, no en su hallazgo. Y así, la demanda de alcanzar algo más allá de la Séptima derivó en el fracaso de su intento por escribir una Octava sinfonía que la superara, que llegara al menos al lugar donde todo el mundo pensaba que llegaría un Sibelius elevado ya a la categoría de genio en vida. Aunque muy posible esa música hubiera presentado muchas novedades, indudablemente el compositor no se hubiera movido de su meta última a la hora de crear sus sinfonías: la severidad de la forma y la lógica profunda. 

Y sin embargo, a todas luces, su legado sinfónico no deja de ser uno de los ciclos más magistrales de entre los contemporáneos de Mahler. En gran medida las sinfonías del austriaco tuvieron que esperar más de medio siglo para encontrar su justo valor. ¿Llegará ese momento también para el finlandés? Siete sinfonías (más "la 0" de "Kullervo") lo acreditan.




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