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Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 1. Historia de la obra

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La Tercera Sinfonía de Jean Sibelius constituye un verdadero salto evolutivo en el estilo y dentro del ciclo sinfónico de su autor. Una sinfonía que en principio pudiera parecer mucho más modesta, menos ambiciosa que sus dos predecesoras, pero que en realidad constituye un significativo giro hacia un lenguaje mucho más personal y único. Y aunque es posiblemente la sinfonía menos interpretada del genio finlandés, la que ha pasado más desapercibida incluso para los máximos defensores del compositor, a su vez puede considerarse la primera sinfonía absolutamente sibeliana.

Su historia se extiende a lo largo de casi tres años, si bien la mayor parte del trabajo se concentró a lo largo de las últimas tres estaciones de su realización. No existe demasiada documentación sobre el trabajo en sí que supuso para Sibelius esta sinfonía, aunque todo parece indicar que su camino fue menos problemático de lo que serían las sinfonías posteriores.

La primera noticia data de los días en que nuestro músico se trasladaba a Ainola, su hogar definitivo, lo que supuso un incentivo a su creatividad. En una carta a Carpelan, fechada el 21 de septiembre de 1904, enumera varios proyectos que desarrollaba en esos momentos, como la suite para piano Kyllikki, canciones del opus 38, y "Pelléas et Mélisande", y la anotación "justo comienzo mi Tercera Sinfonía".

Durante el otoño el trabajo no debió de ir más allá de esbozos y planificación, y es aplazado a un segundo plano durante el año siguiente, en el que se concentra sobre todo en otra obra orquestal, su proyecto Luonnotar, como sabemos recompuesta y transmutada de inspiración literaria para convertirse en 1906 en La hija de Pohjola opus 49

La composición de la sinfonía misma parece imbricada en Luonnotar / La hija de Pohjola, puesto que en algún momento de su larga deliberación pensó transformarla en una sinfonía. No hay datos sin embargo que nos hagan pensar en la posibilidad de fundir el material de la sinfonía con el de Luonnotar, pero de hecho unos compases del proyecto - que no fueron reutilizados en el poema sinfónico - forman parte de un pequeño episodio del movimiento central de la Tercera Sinfonía

 Jean Sibelius en 1905, apoyado en la chimenea de Ainola.

Sibelius contaría más tarde que el tema principal del Finale le fue sugerido durante una improvisación en París (al término de 1905) junto con su amigo Oscar Parviainen, ante una de sus pinturas: la llamada "Plegaria a Dios", que formaría parte de las paredes de Ainola. La improvisación se basó en temas de su desechado oratorio "Marjatta", por lo que de nuevo tenemos una interesante conexión con otra obra inacabada.

No parece que durante la mayor parte de 1906 la sinfonía avanzara mucho más, centrado en La hija de Pohjola y otros proyectos. Fue en cambio desde finales de 1906, compaginándola con "El festín del Belshazzar", sobre todo a comienzos de 1907 cuando sus esfuerzos se centran prácticamente en exclusiva en la obra. "Todas mis energías han sido dedicadas a la Tercera Sinfonía ahora... mi entero ser se consume por ello" escribe a su editor Lienau, que le solicitaba nuevas obras.  

Ha sobrevivido un manuscrito (HUL 0232) con dos comienzos rechazados del primer movimiento, quizá daten de esta fase de la composición o de antes.

Sibelius había recibido la invitación de la Real Sociedad Filarmónica de Londres para estrenar allí su sinfonía, lo que hace presuponer que sus amigos ingleses ya habían sido informados de que su terminación estaba próxima. Y había aceptado. El concierto fue inicialmente previsto para primavera, pero jamás llegó a celebrarse.

"Una de las mejores cosas que he hecho. Sabes que será más brillante que otras de mis obras" escribía en marzo a su Aino, que debe permanecer ingresada por problemas de salud.

A pesar de su entrega, nuestro músico, siempre hipersensible, se queja de varios problemas que dificultan su trabajo, como problemas económicos, malentendidos con Kajanus, su mujer en el hospital y su debilidad por el alcohol. 
De todas formas el trabajo transcurre con paso firme, y en julio puede prometer a Lienau que la sinfonía está "casi acabada", aunque aún queda mucho por hacer en el Finale. El 10 de septiembre su editor le pide ese movimiento, lo que da a entender que los dos primeros ya habían sido impresos (una versión alternativa y muy completa del segundo movimiento se ha conservado en el manuscrito HUL 0230, sin duda una redacción desechada del mismo). El asunto llegará al extremo de no poder enviar la partitura del Finale hasta el último ensayo de la orquesta que la estrenaría. 

No debemos pensar, sin embargo, que esta premura significa un estado de incompletitud de la partitura (todo lo contrario, es el perfeccionismo de Sibelius lo que retrasa las entregas), ya que posteriormente no efectúa ninguna revisión de la misma (más que, como habitualmente, unos pequeños ajustes antes de la impresión).

El concierto donde se estrenaría la Tercera Sinfonía en Do Mayor opus 52, dirigida por el autor, tuvo lugar en el propio Helsinki, compartiendo programa con dos obras había escrito durante ese largo periodo de tiempo que había transcurrido desde 1904: la suite de "El festín de Belshazzar " opus 51 y La hija de Pohjola. 

El público  y la crítica sucumbieron ante el poema sinfónico, pero la sinfonía fue acogida con reservas. No por no ser considerada una partitura de valor, simplemente no provocó entusiasmo. "Fue una desilusión para la audiencia, porque todos esperaban que sería como la Segunda", dijo el autor años más tarde a su yerno Jussi Jalas.

Lo que es un hecho. Pero Sibelius había traspasado las fronteras de ese romanticismo nacional de las dos primeras sinfonías hacia un lenguaje más simplificado, conciso y abstracto. Una obra fuera de todo lo que cabría esperar, un nuevo paso adelante que en ese momento estaba muy lejos de ser entendido. Sólo el crítico Flodin, que había rechazado obras como Lemminkäinen por su romanticismo "patológico" (=wagneriano), pudo entrever el verdadero significado de la obra: "Sibelius es un maestro clásico. Nunca me había dado cuenta tanto de que Jean Sibelius pertenece a los cinco continentes como cuando tuve la buena fortuna de conocer su Tercera Sinfonía. Puede ser - y en verdad lo será - entendida en cada parte del globo donde la gente tenga un sentimiento por la música en su más nueva y sublime forma. La nueva obra tiene todos los requisitos de una sinfonía moderna, pero al mismo tiempo es, a un nivel más profundo, revolucionaria, nueva y verdaderamente sibeliana. Creo que nuestro maestro finlandés no debería más allá de estas fronteras estilísticas."

A finales de año Sibelius dirigirá de nuevo la obra en Rusia, recibiendo las mismas sensaciones y el mismo resultado que en su patria. Y así sucedió poco después en sus estrenos en Estocolmo (bajo la batuta de Armas Järnefelt) y en Londres, donde no levantó ovaciones fuera de la propia orquesta y su círculo de amigos entusiastas (incluyendo el dedicatario de la obra, Granville Bantock). 

La historia de su difusión posterior corresponde a la misma falta de fervor, aunque Sibelius y muchos de los grandes sibelianos siempre la defendieron. La primera grabación llegaría de la mano de Kajanus en 1932 en el primera (y no finalizada) integral de la historia, aunque ésta, como los siguientes registros, no han cambiado demasiado la percepción de la partitura. Quizá sólo más recientemente ha ido encontrando más y más eco y respeto reverencial.

Desde aquí no dudaremos en proclamar como una de las obras maestras de Sibelius, por encima incluso de las conocidísimas dos primeras sinfonías. Dedicaremos nuestra próxima entrega en tratar de entender la posición de esta obra en toda su dimensión, y comprender sus peculiaridades que la convierten en un trabajo muy especial, y sin duda genial.
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55 aniversario de la muerte de Jean Sibelius (20 de septiembre de 1957)

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En el día de hoy conmemoramos el fallecimiento del protagonista de este blog, Jean Sibelius.

Nos remitimos al detallado post que dedicamos hace tres años al evento, rememorando las circunstancias de aquel triste día.

Para rememorar la genialidad del maestro finlandés, apelamos a la última música que escuchaba al parecer en el momento mismo de su muerte, su propia Quinta Sinfonía. Para ello, acudiremos a un interesante video encontrado en la red, con la sinfonía al completo y el gran director sibeliano Paavo Berglund, fallecido en enero de este mismo año. Se trata de una retransmisión de la Orquesta Filarmónica de Japón de 1971, y una interpretación destacada.


Esperemos que disfruten este brindis en honor a Jean Sibelius, siempre en nuestra memoria.

Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 2. Visión general

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La posición de la Tercera Sinfonía de Jean Sibelius dentro de su obra es una posición muy particular. A priori parece la más modesta de todo su ciclo sinfónico, tanto por sus dimensiones como por sus aspiraciones intrínsecamente musicales. Se quedaría muy lejos de la exuberancia romántica y nacionalista de las dos primeras, del misterioso y oscuro mundo de la Cuarta, de la exaltación de la Quinta, el lirismo de la Sexta o la mística de la Séptima. La historiografía, la crítica y los intérpretes tradicionalmente la han obviado, cuando no minusvalorado, hasta fechas muy recientes. Para Herbert von Karajan, por ejemplo, gran admirador del maestro (admiración compartida por el compositor), fue la única de sus sinfonías que nunca grabó (y probablemente tampoco interpretó).

 A pesar de su amor por el compositor, el director de Salzburgo jamás grabó la Tercera Sinfonía de Sibelius.

No se puede negar que puede que en efecto, sea a priori la menos atractiva, el "patito feo" de todo el genial ciclo. Sin embargo, como decíamos, la actitud hacia esta obra ha ido cambiando de acuerdo al cambio de actitud hacia el propio compositor, su personalidad musical y su originalidad. No vamos tampoco aquí a cambiar las tornas y proclamarla por encima de sus compañeras - al menos de las sinfonías posteriores -, pero sí vamos a resaltar su posición como una obra que roza lo magistral, revolucionaria a su modo, aunque esas lecciones magistrales y esa revolución se hayan hecho con arreglo a las más pequeñas sutilezas.

Porque ante todo estamos ante una obra sutil, increíblemente sutil, alejada de las dimensiones de la Segunda Sinfonía, tanto en su duración (unos 30 minutos frente a los 45 de la Segunda), en su orquestación (prescindiendo de tuba o arpa, y reclamando una sección de cuerda no muy abultada), como en la naturaleza misma de los temas musicales, mucho más concisos y en apariencia sencillos que los de la sinfonías de 1899-1902.

En parte hay que entender esta sinfonía en el contexto de su época. Por un lado como reacción a la tendencia gigantista del post-romanticismo europeo (la Sinfonía "de los mil" de Mahler, "Ein Heldenleben" de Richard Strauss...) y su propio lenguaje nacionalista anterior. Por otro lado no hay que entender la sencillez (siempre aparente) de la obra como una sencillez reaccionaria. Todo lo contrario: es resultado de la mayor libertad que tenían los creadores en la primera década del siglo XX.

Los expertos sibelianos han apelado frecuentemente al concepto de "Junge Klassizität" ("Joven clasicismo") de su amigo Busoni para referirse a esta apuesta estilística. La "Junge Klassizität" no significa lo mismo que "neoclasicismo", no trata de crear pastiches basados en las obras del pasado, ni emular sus géneros o maneras. Se trata de asumir de nuevo el espíritu de la música absoluta, lejos del programatismo del momento, volver al sentido puro de melodía, ritmo y armonía, pero sin renunciar a las conquistas de su tiempo. Nunca reaccionarismo musical, sino re-novación, y con ello revolución.

Quizá podamos encontrar un paralelo de este sentimiento estético en el último periodo de Beethoven. El maestro alemán buscaba sus referentes en la obra de Händel o Bach, llenando sus composiciones de contrapunto y fugas. No trataba de un retorno a lo escolástico: sus fugas, por ejemplo, son un compendio de "todo aquello que no se puede hacer", sus libertades, demasiadas para las normas académicas. La secuencia de movimientos en sus últimos cuartetos y sonatas para piano se saltaba el esquema clásico, pero al tiempo recuperaba su espíritu de alternancia y unidad (el Cuarteto opus 130 en su versión original, en más de cuatro movimientos, terminaba con una fuga como haría Haydn - aunque el mundo de Haydn está infinitamente alejado de la Grosse Fuge -, la Sonata opus 111 con un "finale" por su tamaño y trascendencia...). Incluso cuando por ejemplo, en el Cuarteto opus 135 la forma parece totalmente haydiana o mozartiana, las incontables sutilezas armónicas, cromatismos y disonancias convierten tal forma en una ilusión casi fantasmagórica...

Resulta curioso cómo los músicos románticos permanecieron un tanto ajenos a esta re-novación beethoveniana. Los situados comúnmente como conservadores (Mendelssohn, Schumann, Brahms...) compartieron géneros, pero no parecieron captar su sentido último. Los compositores más avant la lettre (Berlioz, Liszt, Wagner...) creyeron esos géneros superados, cosa del pasado. 

Retrato de Ludwig van Beethoven en 1823, por Ferdinand Waldmüller

Sibelius coge el guante del genio de Bonn. No en vano ese último periodo beethoveniano seducía hasta el delirio al músico finlandés, y sus lecciones se dejan sentir en toda su creación para quienes sepan verlo (lejos del tópico de un Sibelius dependiente de Grieg y Chaikovsky). Como el último Beethoven, nuestro músico aspira a la abstracción de la forma pura, y busca el mismo sentido platónico y trascendente de la forma, lejos de los ejemplos concretos y reales. No se trata de seguir al pie de la letra las reglas de la forma sonata, sino abordar con su propia personalidad lo que esas reglas quieren significar. Ganar el premio de los maestros cantores como un Walther von Stolzing, con como un Beckmesser.

Por eso, aunque frecuentemente se ha trazado paralelos entre el primer movimiento de esta Tercera Sinfonía y los movimientos análogos de Mozart (como comenta el académico Gerald Abraham), no debemos buscar paralelos concretos en composiciones de otros autores. Sibelius estructura su obra en tres movimientos: pero no era la primera sinfonía en tres movimientos de su época. Antes lo habían hecho César Franck y sus seguidores. Pero Sibelius no se basó en estas partituras, sino en una aspiración común, que como sucedía con los músicos franceses, se remontaba en las intuiciones en el fondo nunca secundadas de Beethoven: renovar a través de la forma.

I. Allegro moderato 
II. Andantino con moto, quasi allegretto
III. Moderato - Allegro (ma non tanto)

Así, los tres tiempos de Sibelius ocultan exploraciones más novedosas. En el primer tiempo, como veremos, tenemos una forma de primer movimiento de sonata, la más clara quizá de todas las sinfonías sibelianas. Pero a la vez, la multiplicidad y organicidad de los elementos hace que la forma no sea más que un marco para un devenir mucho más inestable de lo que podría parecer. 

El segundo tiempo está muy lejos de la cantabilidad de los movimientos lentos del romanticismo, y apela de nuevo a los modelos beethovenianos que fusionaban el segundo tiempo con el carácter de un scherzo, o incluso movimientos lentos de la época de la "galanterie".

El tercero será el más sorprendente, porque en realidad fusiona dos movimientos, un scherzo y un finale. De nuevo encontramos el mundo de los intermedios e introducciones separadas de los últimos cuartetos beethovenianos. Y a pesar del modelo, este movimiento se encuentra dentro de las más firmes aspiraciones sibelianas por la unicidad y organicidad de la forma. Ya en la Segunda había unido dos movimientos, si bien lo había hecho con un puente (a la manera de la Quinta de Beethoven). Aquí se va bastante lejos vertiendo un tiempo en otro sin ruptura o separación, haciendo surgir un tema firme de entre los restos moribundos del material anterior, "la cristalización de un pensamiento desde el caos" como describió el propio autor.

Y es que este modelo de re-novación formal, como decimos, se corresponde con las ambiciones musicales últimas del genio nórdico. "Soy esclavo de mis temas" dirá, y en esta sinfonía por primera vez intenta someter a esos temas para al tiempo liberarlos y desatarlos de su crisol, domeñando su azar y su dispersión con una inefable voluntad de poder. Con esta obra, nuestro autor comienza una tendencia hacia la concisión, la depuración, la concentración, hacia la eliminación de lo superfluo que culminará en la fase oscura de su producción, donde estas características serán llevadas a su máxima expresión.

Por todo ello, la Tercera Sinfonía de Jean Sibelius es una obra única, magistral, revolucionaria aunque su aparente modestia puede llevarnos al engaño. Así, una vez liberados del prejuicio, y embarcados en el propósito de ver con otros ojos la creación del maestro nórdico, concluyamos en que esta partitura está muy por encima de lo que siempre se ha dicho - o mejor dicho, no se ha dicho - sobre ella. 

Y con estos propósitos, abordaremos en próximos capítulos el análisis de esta Tercera Sinfonía, la primera auténtica y genialmente sibeliana.
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Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 3. I. Allegro moderato (análisis)

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El primer movimiento de la Tercera Sinfonía de Jean Sibelius es en principio uno de sus movimientos sinfónicos más sencillos en cuanto a construcción, ya que su estructura, su forma externa, se muestra con absoluta claridad, sin las sutilezas del mismo tiempo en otras sinfonías. Se presenta con el andamiaje clásico de primer movimiento de la forma sonata, con su exposición, de dos temas claramente diferenciados, su desarrollo y su reexposición nítidamente expuestos.

Andrew Barnett apela a la opinión de nuestro autor sobre el genio de Salzburgo para entender bien el por qué de este formalismo (en principio) del movimiento: "para mi pensar un Allegro de Mozart es el más perfecto modelo para un movimiento sinfónico. ¡Piensa en su maravillosa unidad y homogeneidad! Es como un fluir ininterrumpido, donde nada sobresale ni se adueña del resto".

Y efectivamente, para Sibelius la búsqueda de la unidad será lo que anime internamente el movimiento. Pues aunque apele con rotundidad a la forma mozartiana, irá mucho más allá, teniendo siempre en cuenta la unidad y la lógica interna, sin episodios disjuntos ni otros excesos románticos. Unidad será la palabra clave para entender esta partitura. Como en otras ocasiones (vimos el ejemplo de la Segunda Sinfonía), aunque quizá aquí de una manera mucho más trabajada y perfeccionada, y sobre todo más sutil, la base de todo reside en la presencia de motivos germinales que generarán los temas y motivos más significativos del movimiento.

Aquí los encontramos desde el mismo arranque del Allegro:


Se nos presenta como dos elementos unidos, aunque en sus extensiones podrán estar presentados. El primer motivo es de naturaleza rítmica, una célula de cuatro semicorcheas como propuesta de los ritmos que atravesarán todo el Allegro. El segundo se traducirá en motivos de cuatro notas descendentes en grados conjuntos, que terminan en parte fuerte del compás con una nota breve, seguida de un silencio u otro elemento diferente

Un tercer motivo germinal, que se presentará poco después, es en realidad una versión melódica (o más bien arpegio) del primero. Se encontrará a lo largo de toda el movimiento de una manera u otra, normalmente como parte de extensiones de los temas o como "aura", sirviendo de fundamento telúrico. Aunque pueda parecer sorprendente por su aparente insignificancia, es una de las bases de la unidad de este primer movimiento.


Estos tres motivos como decíamos constituirán el germen que ensamblará elementos aparentemente distintos de la partitura, dándola una unidad que es cuando menos digna de elogio por su perfección tanto como por su sutileza. 

El tema principal arranca con rotundidad en violoncellos y contrabajos al unísono, sin preparación previa (como sucede en cambio en la mayoría de las sinfonías sibelianas):


(clica sobre las imágenes para aumentarlas)


Es de naturaleza fundamentalmente rítmica, repetitivo hasta la obsesión, como un perpetuum mobile de gran fuerza y presencia, y cierto sabor clásico (con sus ocho compases, aunque dado que está formado por repeticiones de un mismo esquema rítmico, esto es irrelevante). Como ya hemos observado, presenta dos de los motivos germinales de la pieza.

Tras su primera presentación en desnudo, pasa a violas y violoncellos, acompañados por el viento. Sin embargo son las cuerdas las verdaderas protagonistas de este Allegro. Tras ello, una pequeña derivación en las cuerdas, aparentemente intrascendente, ha de reclamar nuestra atención. Está en Do Lidio (con una cuarta aumentada), uno de los muchos momentos modales en una creación en general diatónica. Pero es destacable porque contiene, de manera muy sutil, la formulación del tercer motivo germinal (violines y violas al unísono):


La célula en sí pronto la encontraremos en el motivo siguiente, un proceder, el de provocar insinuaciones de motivos futuros, muy frecuente en esta sinfonía.

A continuación se nos presenta un nuevo motivo destacado, esta vez dejando hablar a las maderas en diálogo con la cuerda. Aunque pequeño en un principio nos suministrará materiales muy destacados a lo largo del movimiento:



Su diseño es cristalinamente diatónico y sencillo. Curiosamente será en realidad su final de semicorcheas lo que le hará más importante a partir de aquí. Es de hecho ese fluir de grupos de cuatro semicorcheas el elemento germinal que hemos llamado "motivo III".

La respuesta de las cuerdas, con su disonante comienzo, se relaciona con la parte de las maderas, presentando también el tercer motivo germinal. De nuevo Sibelius muestra con sutileza su genio: esta respuesta de las cuerdas, con su aparente carácter secundario, tendrá mayor importancia en el devenir posterior.


Durante el pequeño desarrollo que viene a continuación, a partir del motivo de las cuerdas, aparece un breve diseño en las trompas, anunciador de manera inadvertida del tema secundario de la exposición (notas reales):


En uno de los esbozos preliminares conservados (HUL 0232-I ), este motivo se entona en violines y violoncellos, ligeramente cambiado.  En otro (HUL 0232-II ), se conserva esa orquestación, si bien temáticamente se asemeja más a la partitura definitiva.

La orquesta ha crecido significativamente, adoptando ahora tintes más heroicos con la presencia del metal (presencia discreta en general a lo largo de la sinfonía), con un vistoso dibujo de la cuerda. Ambos elementos preparan el segundo tema, cerrando la primera parte de la exposición (que por su riqueza motívica deberíamos llamar periodo antes que propiamente tema). Y se cierra con nitidez, aunque Sibelius, verdadero sufridor de horror vacui, lo enlazará con acordes de clarinetes y trompas. 

Esta manera de anticipar el tema era mucho más explícita en uno de los esbozos preliminares referidos (en el HUL 0232-II), con una versión más extensa de lo que será el tema secundario, lo que denota la total intencionalidad de tal anuncio, así como la preocupación del genio nórdico por el pasaje.

El tema secundario se presentará en los violoncellos, en su registro agudo, acompañados de arpegios de violines segundos y violas y pedales en las trompas:


Como corresponde, el tema secundario contrasta en su naturaleza con el principal, siendo de naturaleza melódica y de mayor libertad rítmica. Además estará en modo menor, en si menor natural (escala antigua, y de uso modal aquí) exactamente, con un carácter noble y trágico.

Derivado como hemos dicho del segundo motivo germinal,  con un pequeño floreo, aunque también encontramos en él la presencia de grupos de cuatro corcheas. Se mueve principalmente en el ámbito de una cuarta (de una quinta en su máximo éxtasis), con obsesivas caídas hacia la tónica, lo que le da un indudable sabor rúnico y de recitación hipnótica, propio de la melodía popular. No es el único rasgo finlandés en esta sinfonía tan "internacional". 

El tema deriva en formas del tercer motivo germinal en la cuerda (excepto los bajos), reforzando la unidad, y mostrando la auténtica naturaleza de este diseño: su expansión en forma de aura. 

Sobre ese manto aparece un breve motivo en las trompas, una reminiscencia del comienzo del tema secundario, y a su vez un recuerdo de su breve premonición previa (Ej. Id). Este motivo se construye sobre un acorde de séptima sobre séptima, una sonoridad favorita de Sibelius (que aparece, con otra función distinta - subdominante con sexta añadida - al comienzo de Lemminkäinen  o la Quinta Sinfonía, notas reales):


Las maderas repiten esta esquema, mientras que el aura de las cuerdas sutilmente da paso al breve motivo de las cuerdas que señalábamos antes (Ejemplo Ic), y que tendrá la llave de la coda de la exposición, en Sol Mayor (como corresponde a la regla clásica, incumplida sin embargo por la escala del segundo tema).

Pequeños motivos descendentes de los primeros violines y pedales de los contrabajos y cellos darán por agotada la energía del movimiento, que parece caminar a una disolución y a una indefinición total. La cuerda termina la exposición, derivando a una imprecisa escala ascendente en violines y violas, mientras violoncelli y contrabajos se apunta al dibujo en contrapunto inverso, que parece apagar del todo todo la animación vivida hasta ese momento, y nos dejan una sensación de naufragio y pérdida.

Con una pedal de los bajos (un rasgo muy típico del autor), una figura imprecisa de los violines da comienzo el desarrollo. Vuelve a surgir entonces la vida: el tercer motivo germinal, que será el protagonista real aunque subterráneo del desarrollo, empieza a emerger, primero de manera tímida en la primera flauta:


El desarrollo se planteará inicialmente como un conflicto entre el estatismo proveniente de la coda y la intención de ese motivo por hacerse con el control. Así, al recogerlo los violines primeros, se expandirá más y más, pero es cortando en su vuelo por disonancias (siempre con el tritono como piedra clave). A su vez los temas de la exposición luchan por el poder: en primer lugar células del tema inicial, batallando con los cortantes acordes disonantes y el aura basada en el tercer motivo germinal. Después aparece también el tema de las maderas (Ej. Ic), en los mismos instrumentos, de manera un tanto caótica, sugiriendo un fugato.

Finalmente, sin lucha, pero también bajo el aura omniabarcadora, se plantea el tema secundario, ahora en un apagado fagot y en la distante tonalidad de mi bemol menor, y un colorido muy dramático y oscuro. Después, pasa a otro tono al primer clarinete, para dejar paso a un oboe. Sus ecos vuelven al clarinete y al fagot, insinuando poco a poco la segunda célula germinal, la melódica.

Mientras se incrementa la tensión con la suma de instrumentación y los progresivos crescendi, cellos y bajos vuelven a sugerir el tema inicial. Entonces el citado motivo II pasa un primer plano, mostrando claramente su filiación con el tema secundario, que se deja atrás, y a la vez con el principal, que muy pronto aparecerá (notas reales):



Cuando la pedal de los contrabajos pasa de si a la tonalidad inicial, se produce un regreso triunfal  del tema inicial, comenzando de forma triunfal la reexposición. La melodía rítmica ahora suena en el resto de la cuerda, complementada con acordes y pequeñas figuras del viento, y unos contundentes golpes de timbal.

Toda la reexposición sigue bastante fielmente los temas, en su orden de la exposición, aunque se producen pequeñas ampliaciones y sobre todo un aumento del colorido orquestal, ahora menos contenido, llegando al final del primer periodo con un tutti orquestal.

La reexposición del segundo tema la protagonizan violines, violas y celli al unísono, mientras las maderas crean un aura muy particular, puntuado todo ello con un ostinato del timbal, dándole un carácter muy pesimista al conjunto. También vuelve el motivo de las trompas (Ej. If), tras lo cual se produce una expansión distinta que la de la exposición.

La chocante escala ascendente, con los bajos en contrapunto contrario, se repite aquí, pero fragmentada en una secuencia de silencios y notas a contratiempo en el pizzicato de las cuerdas. La semejanza con el pasaje original casi es imperceptible, sobre todo porque ahora nos trae una atmósfera muy extraña, terminando en un turbador acorde de séptima disminuida.

Pero tiene su sentido: preparar el camino a un nuevo tema, que servirá de coda al movimiento. Suena nuevo, pero en realidad no es del todo novedoso, porque no es sino una versión definida y melodiosa del tema de la escala, incluyendo sus bajos en contrapunto inverso. Se escucha en todo el esplendor de maderas y trompas (notas reales):



De nuevo es un tema de carácter rúnico, carácter reforzado por su prosodia irregular, su pequeño ámbito y sobre todo su modo mixolidio, encontrando su cumbre melódica y emocional en el si bemol que lo distingue del modo mayor. Un tema bellísimo, ralentizado hacia lo sublime, que encuentra su paralelo en temas de la Sexta o de la Séptima Sinfonía, y que acerca este animado Allegro moderato hacia una paz trascendental.

Entretejido y alternando con él, se encuentra el pequeño motivo contestación de las cuerdas al motivo de las maderas (Ej. Ic), ahora sobre la dominante. Tras un último enunciado del tema de la coda en las cuerdas, todo termina con una cadencia plagal, tan característica del músico nórdico, que trae una serena paz en un radiante Do Mayor.
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Para ilustrar este movimiento podemos contar con una buena grabación (aunque el sonido de youtube no es el del CD), con el siguiente video. Se trata de la versión de Leonard Bernstein, que será una de las destacadas en nuestra discografía, dirigiendo en 1965 a su Filarmónica de Nueva York:

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Capítulo siguiente (4): II. Andantino con moto, quasi allegretto (análisis)


Biografía (26): huida de la tenebrosa noche y sombrío amanecer (1908)

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Capítulo anterior (25): la Tercera Sinfonía y el encuentro con Mahler (1907)
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El año de 1908 sin duda fue uno de los más trascendentales de la vida de Jean Sibelius, en principio no por su devenir artístico, sino por las circunstancias personales que lo marcaron.

Nuestro protagonista siguió con las molestias en la garganta que arrastraba desde su estancia en San Petersburgo, y tuvo que pasar varias semanas del comienzo del nuevo año en un hospital en Helsinki. Durante esa estancia encontró muchos momentos para escribir a su amigo Carpelan. El barón escribe a su vez preocupado a Kajanus: "cuando veas a Sibbe, envíale mis saludos y cuéntale que he soñado que morirá pronto a menos que, después de su severa enfermedad, pare de fumar y consumir licores. Esta enfermedad era seguramente su último aviso". Como tantas veces, las profecías de Carpelan no iban nada desencaminadas...

Durante aquella convalecencia nuestro compositor tuvo que cancelar varias visitas prevista al extranjero, pero a finales de febrero ya se sintió lo suficientemente fuerte para afrontar un muy deseado nuevo viaje a Inglaterra. El 27 de ese mes se pone al frente la Real Sociedad Filarmónica para dirigir su Tercera Sinfonía y otras obras. El concierto tuvo un balance positivo, incluso la sinfonía no fue recibida con la misma frialdad que en las ocasiones anteriores. Su dirección incluso fue calificada de "brillante" por la crítica. También disfrutó de la estancia con sus amigos Bantock, Rosa Newmarch y Henry Wood. Newmarch anotó que el artista nórdico seguía quejándose de su garganta. A la vuelta de las islas británicas Sibelius se dirigió a Berlín y a Estocolmo, donde un periódico sueco llamaba la atención sobre su aspecto envejecido.

  La escritora Rosa Newmarch (1857-1940), gran melómana y defensora y amiga en Inglaterra de Sibelius y de la música rusa.

Mientras las señales de que algo grave ocurría no cesaban, nuestro genio atendía a sus obligaciones musicales. Aunque fue el verano anterior cuando recibió el encargo, no fue hasta comienzos de 1908 cuando se dispuso a escribir la música incidental del estreno finlandés de una obra de August Strindberg, "Svanevit" ("Cisne blanco"). El drama había sido escrita por el gran autor sueco para su tercera esposa, la actriz Harriet Bosse, pero permanecía sin estrenar. En 1906 Bosse asistió a una representación de "Pelléas et Mélisande", y se sintió profundamente conmovida con la música que Sibelius compusiera para la obra. Cuando el Teatro Sueco de Helsinki se dispuso a montar el texto, Bosse recomendó a Strindberg que acompañara "Svanevit" con música de Sibelius.

Harriet Bosse, imagen promocional de un estreno del año 1900.

El músico finlandés por supuesto aceptó encantado el encargo, ya que era un gran admirador del talento del escritor sueco, a pesar de que en principio sus puntos de vista políticos (Strindberg tenía escasas simpatías hacia Finlandia) y morales distaban mucho de acercarse. Durante la composición de la partitura Sibelius aprovechó para dirigirse al dramaturgo y colmarle de halagos, pero Strindberg apenas le correspondió con educadas respuestas. Nuestro músico se sintió desengañado de su fallido intento de estrechar lazos, y esta colaboración fue la primera y última entre los dos grandes genios nórdicos. 

La obra tuvo su estreno mundial el 8 de abril con un gran éxito, éxito que se repetiría durante muchos años en Finlandia (no así en Suecia donde, tras varios retrasos, se escenificó más tarde). En gran parte, evidentemente, por la magnífica partitura (JS.189) que escribiera Sibelius para el texto de Strindberg, delicada y llena de una belleza única. 

A pesar del éxito, la economía del músico seguía siendo desastrosa, por lo que en aquel entonces probó una opción que llevaba años rechazando: el aceptar alumnos. Años antes había dado intermitentes clases en el Conservatorio, y no quería depender de aquello. Pero las circunstancias obligaban. Eso sí, para esta ocasión acogería a músicos más avanzados, compositores en ciernes más como discípulos que como simples solfeadores. En primavera aceptó a Toivo Kuula (1883-1918), y en otoño a Leevi Madetoja (1887-1947), jóvenes promesas que ya habían empezado a despuntar. Ambos se pueden considerar como los únicos discípulos reales de Sibelius, cuya música sin duda les marcó cuando años más tarde se convirtieron en dos de los más reputados compositores finlandeses. En otra ocasión daremos cuenta más en extenso de las figuras de ambos.
 
Imagen de juventud de Leevi Madetoja.

Las molestias en la garganta no cesaban, y a principios de mayo encontramos a nuestro autor peregrinando de doctor en doctor para buscar soluciones. Entonces sucedió lo peor que pudo ocurrirle al hipocondriaco y profundo pesimista que fue siempre Sibelius, que sus más negros miedos se topen con algo real: un tumor en la laringe. El 12 de mayo es rápidamente intervenido, pero los médicos de Helsinki no pudieron extirpar del todo el cáncer (en principio benigno), y temen que aumente y pueda ser mortal. El consejo de estos galenos fue viajar a Berlín, donde podría encontrar a médicos mucho más capaces. 

Además del evidente peligro para su vida, la situación se tornó desesperada por la falta de fondos para el viaje y la operación, con Aino además nuevamente embarazada. Tras unos primeros infructuosos, ya que el compositor en tal situación no era considerado precisamente un cliente con garantías, Sibelius consigue el dinero y viaja a la capital alemana.

En Berlín será atendido por el doctor Fränkel, una experiencia que jamás olvidará, tal y como relata a Karl Ekman: "durante un par de semanas en junio de 1908 recibí tratamiento por él, poniendo a prueba mi paciencia y mi dolor. El profesor era ya un hombre viejo, aunque todavía decidió, sin embargo, extirpar la causa de mi problema con su propia mano. Estuve obligado a someterme a trece operaciones en mi garganta  sin resultado. Finalmente, el viejo hombre abandonó y cedió la operación a su joven asistente... El sumergió el instrumento dentro de mi garganta y encontró el maligno lugar. Un fuerte tirón, un grito de triunfo: "Jetzt hab' ich's" ("Ya lo tengo") - y lo sacó con el instrumento. Fui liberado de mi tortura".

Todo el acontecimiento fue traumático: los médicos no podían prever si el tumor no volvería a reproducirse. Además, durante semanas nuestro protagonista no pudo hablar, y fue aconsejado de abandonar el alcohol y reducir al máximo el consumo de tabaco (recordemos que estamos en 1908, sin duda el consejo actual habría sido la abstinencia total). Sibelius por primera vez en su vida fue consciente del peligro mortal que estos estimulantes habían traído consigo, y en un supremo acto de voluntad decidió abandonarlos completamente. Y consiguió hacerlo durante casi siete años, descritos por Aino como los más felices de su propia vida. 

Las consecuencias en la psique y el estado anímico fueron muy profundas, hasta lo más hondo de su ser. En primer lugar nuestro músico había visto de cerca su propia muerte, y la amenaza no le abandonaría a pesar de que, como sabemos, viviría casi 50 años más, lo cual no deja de ser sorprendente. El pesimismo de los siguientes años será incluso más negro de lo que había sido hasta entonces. Y el segundo lugar no podemos negar la influencia del alcohol y el tabaco en su comportamiento, incluso en su labor compositivo e indirectamente en su propio estilo. Su ausencia, junto con su estado de ánimo tan negativo, da origen a un cambio en el devenir estilístico de nuestro autor, que suele denominarse "periodo oscuro" (1908-1915 aproximadamente), en el que su música se aproxima a las más hondas negruras existenciales, a su lenguaje armónico más avanzado y texturas y devenir melódico esencialistas. 

El primer trabajo tras la operación fue cumplir con su editor Lienau, que le presionaba mucho por nuevos trabajos que nuestro autor no acababa de cumplir, y en julio elaboró una suite a partir de la música para "Svanevit", que se publicaría bajo el número de opus 54. La suite contendría prácticamente toda la partitura, si bien fusionando números y ampliando la instrumentación.

Tras esta suite, el primer trabajo que inauguraría el nuevo periodo creativo serían las Dos canciones opus 35, "Jubal" y "Teodora". En estos oscuras sången, todo está reducido a lo esencial, con una concentración extrema, un lenguaje muy moderno, declamación incluida.

Pero no todo fueron tinieblas aquellos días: el 10 de septiembre una nueva Sibelius llegaría al mundo, Margareta.

La parte final del año dos composiciones le ocuparon con gran afán. "Estoy componiendo prolíficamente. Pienso que sólo ahora - desde que he dejado el alcohol y la nicotina - he sido capaz de pensar y sentir con la intensidad adecuada". Por un lado el poema sinfónico Cabalgata nocturna y amanecer opus 55, finalizado en noviembre, una de las más fascinantes entre las obras maestras para orquesta de Sibelius. El programa de la pieza viene descrita únicamente por el título, que al trasladarse a sonidos se convierte en un díptico con una primera parte de ritmos frenéticos y colores sobrios y diluidos, y una segunda parte épica y repleta de luz majestuosa. Sobre su inspiración dio dos versiones distintas a lo largo de su vida: a su yerno Jussi Jalas le contó que rememora su luna de miel en Karelia, en 1892. A Karl Ekman en cambio le relató que la imagen del poema sinfónico nace durante su viaje a Roma en 1901, bajo la sombra lunar del Coliseo. Quizá el simbolismo de la obra parece mejor recogida en la reflexión filosófica revelada a Rosa Newmarch: "las experiencias internas de un hombre corriente cabalgando en solitario en la oscuridad del bosque; a veces se alegra de estar solo con la Naturaleza; ocasionalmente estupefacto por el silencio o los los extraños sonidos que lo rompen, pero agradecido y exultante en el amanecer".

La otra obra de nuevo parece querer reflejar las voces internas y trágicas del alma del compositor, que sufría de graves problemas financieros y el temor constante de que el mal de su laringe retornarse para acabar con su vida. Cita el comienzo en una carta a Carpelan de 15 de diciembre:


Se trata de una de las obras más íntimas y desnudas del autor, volviendo, tras muchos años de ausencia, a la confidencialidad de la cámara: el Cuarteto en re menos opus 56, que lleva el sobrenombre latino de "Voces intimae". Pero la partitura no será acabada hasta la primavera siguiente, materia para la siguiente parte de nuestro relato.
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Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 4. II. Andantino con moto, quasi allegretto (análisis)

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 Capítulo anterior (3): I. Allegro moderato (análisis)
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El segundo movimiento de la Tercera Sinfonía es, en su aparente simplicidad y modestia, uno de los más curiosos movimientos del ciclo sinfónico sibeliano.
"Maravilloso, como la plegaria de un niño", apuntó su amigo Carpelan tras la primera audición. Su carácter misterioso e hipnótico lo aleja de otros movimientos lentos de la obra del autor nórdico.

Es más, tendríamos en primer lugar que aclarar en qué medidaconstituye un verdadero movimiento lento  o se trata de una singularidad. Su tempo indica una velocidad moderada, aunque el propio autor pareció demandar un tempo más lento del que muchos directores aplican. Su intensidad rítmica, con sus figuras repetidas, casi evocación de una danza, nos aleja del esquema de la época. Pero de nuevo lo acerca al Beethoven - el músico más idolatrado por el autor nórdico - del periodo final, o el intermedio quizás, con esos movimientos centrales inclasificables, fusionadores de distintos tópicos musicales, o incluso movimiento similares de la tendencia galante del clasicismo, donde lo absolutamente lento, excesivamente lírico o patético estaba prohibido.

No nos equivocaremos mucho si vemos algo de scherzo o intermezzo en esta partitura antes que una pieza lírica o meditativa, aunque no por ello carece de lirismo y meditación. Aunque hay que advertir que el verdadero scherzo vendrá al comienzo del tercer tiempo, que de nuevo fusionará distintas formas.

El ritmo es pues una de las características esenciales de la pieza. Y lo hemos de notar inmediatamente por la peculiar indicación de compás inicial: seis por cuatro, con un tres por dos entre paréntesis. Esta indicación se refiere a un compás binario se subdivisión ternaria que alterna con un compás ternario. Esta alternancia no es constante (como suceden en los compases de hemiola, tan caros al folclore español, por ejemplo), pero es lo suficientemente frecuente como para que el compositor haya querido desde el comienzo avisar de que la batuta va a tener que cuidar la oscilación y el cambio. 

En la misma clave podemos comprobar otra de las peculiaridades: la tonalidad de sol# menor, muy lejos de la tonalidad principal de la sinfonía, que sí presentan los movimientos extremos. Es difícil justificar este tono, excepto si recurrimos al hecho de que su tercera minorizada (una relación muy habitual en Sibelius) es si menor, tono que había dominado el segundo tema del primer movimiento. En cualquier caso, la distancia es desde luego intencional: el autor nos quiere llevar a un mundo muy lejano.

Otra de las peculiaridades es la estructura formal, que en su aparente sencillez ha llevado a los especialistas a distintas conclusiones: rondó, variaciones o forma sonata. Aquí recurriremos al maestro Tawaststjerna, que resuelve el movimiento como un rondó, en el que el tema principal es tratado variado, pero sin llegar realmente a unas variaciones o a un rondó-variaciones. El esquema sería el siguiente:


A - A1 - B - A2 - C - A3 - coda 

La disputa de los especialistas viene del hecho de que las distintas presentaciones del tema principal no llegan a ser variaciones reales, ya el tema no llega a diferenciarse mucho, así como tampoco su soporte armónico. Sin embargo nunca hay repeticiones literales, y existe un cambio de carácter en todas la apariciones del tema. Esto sin embargo corresponde a la propia personalidad musical de nuestro autor, que huye de repeticiones estrictas por su concepción del devenirde la composición como algo vivo.  

Quizá aquí Sibelius sí tuviera en mente movimiento lentos beethovenianos, como los de la Quinta o la Novena Sinfonías, donde la variación se mezcla con interludios de consideración, o su propio referente en su "sinfonía nº0", "Kullervo" opus 7, cuyo movimiento lento plantea una forma paralela a la presente. 

Hay que señalar una última peculiaridad del movimiento antes de pasar al análisis en sí, respecto a la orquestación: el genio finlandés opta por prescindir de trompetas y trombones, dando como lugar a una sonoridad más liviana, destacando sobre todo la cuerda (con abundantes pizzicati) y las maderas, en constante diálogo a lo largo de la pieza. Esto acentúa aún más el apelativo de "Junge Klassizität" a la hora de hablar de la sinfonía, y de este movimiento en particular.

El Andantino con moto cuenta con una breve introducción, dondese presentan los materiales, antes de traer el tema principal (notas reales):




(clickea en la imagen para agrandarla)

Este pasaje cumple tres funciones: en primer lugar nos presenta una célula de tres notas, sol# - la - si, (pizzicato en la parte grave de la cuerda), que será una vez más la generadora del material más importante de todo el movimiento; en segundo lugar fragmentos del tema principal, resultado de la célula inicial; y finalmente la tímbrica que define al movimiento, con los pizzicati de la cuerda, los temas en terceras y la sonoridad adelgazada, casi camerística en ocasiones.

En la introducción también escuchamos un pequeño motivo en los clarinetes, aparentemente no más que un pequeño enlace, pero que se encontrará habitualmente en varios puntos importantes del movimiento (notas reales):


El tema principal se presenta por primera vez completo (aunque curiosamente sin su entrada, con la célula inicial, para enlazar con la indefinición anterior) en flautas y clarinetes, alternando y en ocasiones doblándose o complementándose, con pizzicati de violoncellos y bajos, junto con una figura acompañante en las violas. Lo vemos completo (notas reales):


(clickea en la imagen para agrandarla)

El tema es de gran sutileza y candidez, con un marcado devenir rítmico, con casi carácter de danza, como ya hemos dicho, remarcado con sus finales abiertos y cerrados, sus silencios entrecortantes, los picados... Realmente fascinador, casi hipnótico incluso.
Al final del tema encontramos,una cadencia de diseño muy sibeliano (caída de quinta, nota larga seguida de un floreo), que se prolonga como un eco en la siguiente repetición del tema.

En esta repetición el tema aparece pleno en los primeros violines (divididos), con un timbre asordinado pero enriquecido, mientras queen las pausas del tema se deja escuchar el pequeño motivo de los clarinetes (Ej. IIb), que se muestra emparentado con la cadencia misma del tema.

El tema del primer intermedio llega inmediatamente, sin preparación previa, aunque sin ruptura o pausa que lo anteceda. Más bien un motivo, de carácter de lamento (recordando levemente al tema "Christus" del segundo movimiento de la Segunda Sinfonía) plantea una polifonía de violoncelli divididos en tres, acompañados por los contrabajos, que hacen sonar la célula germinal en retrogradación:
El interludio lleva al movimiento a un clima más melancólico, pesimista, paralizantee incluso místico. El motivo alternará con el pequeño motivo de los clarinetes, ahora prolongado en un coro de maderas, a la manera de un himno, de carácter sobrenatural y rúnico.

Tras una nueva y apagada versión del tema de este interludio, llegamos a la repetición / variación del tema principal, presentado ahora de forma fragmentaria y alternando entre unos seductores clarinetes y las flautas, y que es paralizado por la acción de los contrabajos, sosteniendo armonías contradictorias con las del tema. 

Elclima se hace más definido en el tono de si menor / Re Mayor, y el constante pizzicato de toda la cuerda, excepto los contrabajos, en figuras en arpegios de corchea. Comprobamos así lo dicho antes: se cambia la atmósfera, se añaden elementos pero en ningún caso deja de reconocerse el tema.


Ese acompañamiento acaba por transformarse en aura, como suele suceder en nuestro autor. Y acaba cobrando protagonismo en solitario, con una figuración que parte de la célula inicial, y que pasa finalmente a la tonalidad de La bemol Mayor, preparando el segundo interludio (violines primeros divididos, en pizzicato):



El protagonista de este segundo interludio es un motivo formado por un torrente de corcheas, con contornos ondulados que termina en una nota extensa (flautas):


El motivo se mezcla con el pizzicato, y pasa por todas las maderas, con un carácter ansioso y por primera vez en todo el movimiento cierto dramatismo.

Finalmente se contrae en una breve figura, llegando al clímax con una cadencia del oboe, que recuerda a un momento muy semejante en la cadencia del primer movimientodel Concierto para Violín. Esta cadencia finaliza en un lamento del primer oboe, emparentado con la ya conocida cadencia del tema principal (oboes):


Llega de hecho el momento para la última sección y aparición del tema, secundado ahora por un pizzicato, en parte proveniente de ese agitado segundo interludio, pero ahora convertido en una inexorable escala descendente de negras. El tema llega a su objetivo advertido y acompañado por su propia cadencia en solos de la madera, mientras es entonado por los violines de una manera mucho más compacta que en su aparición inicial. En la orquestación encontramos además del citado pizzicato toques de timbal y diversos solos de la madera con el material antes mencionado de la cadencia al tema.

Esta presentación taciturna y serena se agita con la conversión de las figuras del pizzicato de nuevo en corcheas, y juegos rítmicos del bajo.


El breve motivo que habíamos conocido en la presentación del movimiento vuelve en el último instante para constituirse en coda, arrancado ahora con la célula inicial, pero de nuevo entonado por las maderas y de nuevo con dimensión de himno rúnico. Alterna con las cuerdas, ya tocadas con el arco y con notas a contratiempo. Tras repetirse la secuencia llegamos al pesimista final, que llega con una callada quinta vacía.


Se conserva un manuscrito (HUL 0230) que presenta una versión anterior de la obra, indicada simplemente con "Andantino con moto". Aunque a grandes rasgos el material es prácticamente el mismo, existen algunas significativas diferencias entre esta partitura y la definitiva: el tema es presentado directamente, sin introducción, y lo hace en los oboes (que toman gran parte del material que luego protagonizarán los clarinetes), sin alternar con otros instrumentos, y con un acompañamiento más ligero que el de la versión definitiva. Son bastantes los elementos de la orquestación diferentes también en la primera sección, mientras que el primer intermedio y la segunda aparición del tema son casi idénticas. Al final de la sección central los pizzicati acompañantes están ausentes, y el pasaje de transición se plantea sin preparación. El segundo intermedio es muy semejante, aunque con cambios de nuevo en la orquestación. La segunda aparición del tema se ve acompañada de atractivas figuras de los vientos (que Barnett califica como "orientalizantes", por la proximidad con "El festín de Belshazzar"). 


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Escuchamos la pieza (por supuesto en su versión definitiva), de nuevo con la dirección de Leonard Bernstein:




Un movimiento fascinante como hemos visto, que en su aparente sencillez plantea muchos enigmas. La sinfonía proseguirá con el tercer y último movimiento, de una naturaleza muy distinta.
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Capítulo siguiente (5): III. Moderato - Allegro (ma non tanto) (análisis)

 

Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): (5). III. Moderato - Allegro (ma non tanto) (análisis)

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En principio podríamos afirmar que la Tercera Sinfonía opus 52de Jean Sibelius se cierra con el tercer movimiento,más allá de la norma clásica de los cuatro tiempos. Pero en realidad no sucede así, porque lo que hace el autor nórdico - aunque no todos los especialistas concuerdan en esto - es fusionar el tradicional scherzo con el finale propiamente dicho, convirtiendo ambos tiempos en un solo movimiento unificado. Con ello llega más lejos de las experiencias de Beethoven en la Quinta o Sexta Sinfonías, o de su propia Segunda Sinfonía, que unían movimientos a través de transiciones. En esta pieza lo que observaremos es una integración total de distintos paradigmas, el de un scherzo con el ritmo como soberano, y un finale como apoteosis de toda la sinfonía.

Estamos ante el inicio de la expansión formal en las sinfonías sibelianas, que no prescinde de la forma clásica, sino que, partiendo de su espíritu, la trasciende y la lleva a sus últimas consecuencias estructurales. Se alcanzará un logro mayor en el primer movimiento de la Quinta, que convierte la reexposición en el scherzo de la obra, y sobre todo en la Séptima, estructurada en un único movimiento.

Lo que vamos a encontrar pues en esta parte final de la partitura es un tiempo que podemos dividir en dos partes, la primera algo más breve (lejos de ser un simple introducción), con el carácter de un scherzo, caótico y formado por una miríada de pequeños motivos que no llegan a definirse. Y una segunda parte, de carácter solemne, el clímax emocional y sonoro de toda la obra, a partir de un solo tema, firme y decidido. No existe una cesura, puente o transición entre ambas partes, sino una derivación de una a otra, reforzada además por la insinuación del tema de la segunda parte en medio del cruce de motivos de la primera.  

Aparte de este esquema general, el análisis formal de este tercer movimiento contendría un sin fin de sutilezas, en las que no vamos aentrar para no alejarnos del espíritu del blog. En el fondo sigue un esquema bastante libre, casi a la manera de una fantasía. Si estuviera fuera del contexto de la sinfonía y aun de todo el ciclo sinfónico del compositor, no dudaríamos relacionarlo con el mundo de suspoemas sinfónicos. Es bastante evidente su relación conCabalgata nocturna y amanecer opus 55, escritoal año siguiente de la presente obra, y que muestra la misma integración de un movimiento rítmico y caótico, y un final hímnico y trascendental, amén de otras muchas semejanzas.

Una posible clave interpretativa del movimiento se encuentra en su gran tema final.Según los testimonios proviene de una improvisación ante uno de los cuadros de Oscar Parviainen en 1905, "Plegaria a Dios", que provendría a su vez de uno de los temas del abandonado proyecto "Marjatta"Lo cierto es queno podemos ignorar este origen, y ciertamente que el tema se aproxima a un himno religioso, a un coral luterano, y en general al dibujo típico en la tradición romántica de lo sagrado.
Pero no parece que haya ninguna clave programática en la pieza. Sibelius es esclavo de sus temas, y en este tema ha pensado, una vez volcado en la sinfonía, en términos puramente musicales.

En realidad es el propio compositor el que apunta el sentido de este singularfinale: 
"la cristalización del pensamiento desde el caos". Pero no es sino un propósito formal, una apuesta dentro de su paradigma orgánico de la música, que en este caso quiere reflejar el camino del desorden, la inestabilidad, la multiplicidad... hacia el orden, la estabilidad y la unidad. El fin último es dar forma a lo que no tiene, una ascesis hacia la supremacía de lo apolíneo sobre lo dionisiaco, de la luz sobre la oscuridad...

Pasemos al análisis propiamente dicho. Para gran parte de los expertos, por ejemplo Tawasrstjerna y Layton, el "scherzo" tendría forma de sonata sin reexposición, donde el desarrollo nos llevaría directamente al finale
La exposición estaría formada por dos temas (el primero en el tono principal, Do Mayor, y el segundo en el relativo, la menor), habría una repetición no estricta con otras relaciones tonales, y llegaría el momento del desarrollo.

Quien les escribe estima sin embargo que tal planteamiento adolece de ser un tanto excesivo. Aunque ciertamente podamos hablar de una exposición y un posterior desarrollo, estos conceptos son quinta esencia del planteamiento sibeliano sobre creación y ampliación de motivos y temas, y en cualquier caso es muy difícil hablar de dos temas concretos, siendo la presencia de muchos y muy variados motivos más bien la realidad observable. Podemos plantearnos más bien un scherzo fantástico, de forma libre.


Todo empieza con un motivo en el primer oboe, apoyado por un acorde repentino (la expectativa ha tenido que ser creada con el melancólico y poco firme final del movimiento anterior) de la cuerda superior en pizzicato, las trompas, y las flautas y el segundo oboe:


 
Es un motivo que presenta un diseño muy típico en el compositor: una nota larga y  prolongada, seguida de figuras mucho más breves.

Estos tres compases se sucederán en Moderato, después del cual el tempo pasa a Allegro (ma non tanto). Tras una figura temblorosa de la cuerda grave, oímos un nuevo motivo en oboes y clarinetes, en realidad una evolución del motivo germinal (notas reales):




El motivo muestra una escala ascendente en lugar de la nota prolongada del motivo germinal, seguida por un adorno de nuevo de un tresillo, finalizando con el final literal del motivo principal.
Es respondido brevemente por los clarinetes, con un diseño semejante. La respuesta no debe pasar como un simple adorno, puesto que anuncia un elemento armónico: la sexta minorizada (bemolizada), que se encontrará frecuentemente en algunos de los temas en el tono principal de Do Mayor, pero que también es un ingrediente del acorde de fa menor, un tono secundario importante a lo largo de todo el movimiento. 

Pero uno de los elementos que más ha de llamarnos la atención en su modo: lidio, como alguno de los diseños del primer movimiento. Y no es casualidad, porque a continuación oiremos un recuerdo del segundo. Ha querido Sibelius reforzar la unidad de la sinfonía con este procedimiento a base de citas en el finale, aunque de manera mucho más sutil que sus antecedentes románticos, como el de la Novena Sinfonía de Beethoven. 

Los motivos se desarrollan en un diálogos de maderas y cuerda, hasta que llegamos en las maderas al recuerdo del tema principal del segundo movimiento, primero, como habría de esperar, en terceras y en las flautas, luego de manera mucho más directa en los oboes (recordemos que una versión preliminar del citado tiempo el tema era presentado en los oboes, quizá esta orquestación sea un resto de aquella concepción), unido ahora al motivo germinal, lo que muestra singularmente la semejanza (no desde luego causal) entre ambos.

A la vez en las cuerdas primero y luego en las flauta se deja escuchar un intervalo descendente do - sol#. En principio parece una simple gesticulación, pero más adelante podremos encontrar esta célula (sin que llegue a ser motivo realmente) con mayor importancia estructural.

Los violines, divididos en cuatro partes presentan un diseño de aura, primero en corcheas en staccato, y después con un ritmo de negra-corchea que encontraremos con frecuencia en este scherzo. Sobre ese  manto se desarrolla lo que los estudiosos han llamado "tema B", y aquí veremos más bien como un importante conjunto de motivos más que un tema propiamente dicho, y que tiene una importancia mayor al menos en cuanto a su presencia dentro de la pieza que el motivo germinal.

Hemos pasado a la menor, relativo del tono principal (notas reales):

(cliquea en la imagen para verla a mayor tamaño)
  
Así, tenemos en primer lugar un breve diseño en las flautas, que parece prolongar el recuerdo anterior del tema del segundo tiempo. A continuación, en los contrabajos, encontramos un motivo de gran fuerza, aunque basado en el acorde de tónica, remarcado con contundencia la sensible, lo que le confiere sentido de la agitación. En las flautas se produce después una especie de fusión entre ambos, para llegar a una respuesta de las trompas que también parte del mismo material, pero que lleva la melodía hacia un descenso a las cavernas. En los bajos por cierto encontramos un diseño de nota prolongada-tresillo-nota prolongada que ya había aparecido antes y que sirve de ligazón en varios momentos del todo el tiempo.

El aura se apodera a continuación del devenir de la música, mientras llegamos al primer momento de protagonismo de la célula do - sol#, que ahora se ha transformado en do - lab, enarmonía que comienza a sugerir, sin que llegue a germinar, el tono de fa menor. 


Las maderas, sobre el mismo manto dialogan entre sí con diferentes formulaciones de los materiales ya conocidos, intercambiando sus características y mezclándose entre sí. La célula do - lab nos llevará entonces, ahora sí, a fa menor, bajo el aura de negra corchea.  Mientras las trompas nos presentan
como inadvertidamente el tema de lo que será la segunda parte del movimiento, en otro tono, en otro compás y con armonías diferentes (notas reales):


Llegaríamos a partir de aquí al "desarrollo" del scherzo, con ese aura sosteniendo en primer lugar distintas formulaciones del tema secundario (ej. IIIc). La música va creciendo para llegar a un inesperado triple forte del tutti, que se diluye en un nuevo aura de la cuerda, ahora modulando continuamente de manera muy nerviosa, apuntalado por ambiguos intervalos de maderas y trompas. El lenguaje armónico es muy avanzado, llegando más de una vez a zonas alejadas de la tonalidad. 

Este desarrollo termina en una lucha entre el aura cromática anterior y el final del "tema secundario" (ej. IIIc), el motivo de las trompas que ahora toman también las maderas. Las violas divididas entonces realizan una tímida presentación del tema de la segunda parte, todavía vacilante, con su sexta bemolizada, entre otras 
armonías ambiguas.

El scherzo terminaría en el momento en que pasamos del compás de 6 por 8 al de compás común. De enlace nos sirve un pasaje de los fagotes con el material del pasaje de las trompas del tema en menor (ej. IIIc), y una nota pedal del primer oboe, que con gran dulzura acompañará el arranque del tema principal de la segunda parte, y que es de hecho el tema principal del movimiento, aunque hallamos llegado a la mitad del mismo.
 
El tema se puede caracterizar entre un himno, un coral bachiano (incluidos sus cruces de voces) y una marcha (aunque lejos de las típicas marchas sibelianas de ritmos sincopados). De gran nobleza y belleza, se nos muestra por primera vez pleno en una polifonía de violas y violoncellos divididos:

(cliquea en la imagen para verla a mayor tamaño)

Ya hemos escuchado otros "himnos" a lo largo de la obra, como en la coda del Allegro inicial, o en el motivo de los clarinetes en el Andantino. Junto con las figuras rápidas es uno de las marcas de la singularidad de la sinfonía.

El tema se prolonga con la llegada de los segundos violines, también divididos, y finalmente con figuras más agitadas y la sonoridad de su cuarta lidia de nuevo, lo que le da un colorido muy especial a la música.

No habrá más material melódico reseñable en el resto del movimiento, sino que todo el discurso se basará en éste. Tampoco habrá variaciones o desarrollos propiamente dichos, aunque como hemos de esperar, Sibelius se resistirá a repeticiones estrictas, y creará diferentes presentaciones de dicho tema con coloridos muy diferentes.

Esta parte presenta una atmósfera muy distinta al caos de la primera, como ya hemos señalado, sin embargo ya la unidad entre ambas se ha dejado claro con los anuncios previos del tema y otros elementos más sutiles.

A la segunda presentación del tema se incorporan las maderas, con figuras más agitadas y mayor esplendor. Ésta termina en mi menor, para llegar a una tercera versión, que escuchamos en flautas y fagotes, y la sexta bemolizada, mientras los violoncellos la acompañan con un siniestro ostinato. El ostinato se prolonga en toda la cuerda mientras el tema es asumido por las trompas y una figura acompañante de las maderas con ritmo dactílico. 

La siguiente presentación llega en un diálogo entre maderas y metales con timbales, de nuevo con el acorde minorizado, acompañado ahora por una nueva figura de la cuerda (aunque derivada de la anterior) de tresillos de corchea. 

El tema y toda la orquesta van creciendo para conducirnos con todo el brillo posible al final. La madera va sumando elementos de los distintos acompañamientos anteriores al tema, las cuerdas en furiosos trémolos, mientras el metal expone el himno con gran fuerza y solemnidad. Con este clímax final llegamos a los poderosos acordes que hacen la veces de coda, haciendo finalizar la sinfonía con una grandeza absoluta. Toda la sinfonía ha sido un camino desde la sencillez hasta esta hasta cierto punto inesperada poderosísima apoteosis. Un verdadero sentimiento de redención se deja sentir cuando llega la doble barra.
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Escuchamos el finale de esta Tercera Sinfonía de nuevo en la versión de la Filarmónica de Nueva York dirigida por el inmortal maestro Leonard Bernstein:



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Capítulo siguiente (6); Discografía (1)
  

4º aniversario del blog + Día de Finlandia

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El mes de diciembre siempre es muy especial para este blog. Por una parte hacemos honor a dos grandes conmemoraciones: el Día de Finlandia, fiesta nacional del país nórdico, que celebra su independencia, como el propio aniversario del nacimiento de Jean Sibelius. 

Por otra parte celebramos el cumpleaños del mismo blog. Ya son cuatro años desde que iniciamos esta arriesgada aventura para acercar el interés y las investigaciones propias de la música, la figura y todo lo que la rodea, de Sibelius a todos aquellos que mostraran también interés en el genio del lejano país. Desde luego, echando la vista atrás reconocemos que a pesar de todos los fallos y lagunas que todavía hay, algo hemos logrado ya a estas alturas, y aún existe impulso para proseguir con el ardua labor. Esperamos que ese interés no decrezca tampoco en nuestros lectores, los habituales, los ocasionales y aquellos que conocen "Sibelius en español" por vez primera.

Ya hemos hablado en otras ocasionesdel Día de la Independencia en el país del hielo blanco y el cielo azul. Aprovecharemos esta oportunidad para presentar una pieza patriota que sin duda hoy sonará en varios lugares de Finlandia. Se trata de la Marcha del Batallón Jäger Finlandés opus 91a, una pieza muy relacionada con los hechos en torno a la independencia en 1917 del estado nórdico

Primera Guerra Mundial. El citado batallón nórdico consistió en un grupo de voluntarios del neutral Gran Ducado de Finlandia (aunque nominalmente, como parte del Imperio Ruso, no lo era) que cruzaron ilegalmente la frontera con Suecia para unirse al ejército alemán en su lucha contra los rusos. En agosto de 1917 un concurso entre los soldados fue organizado con el objetivo de encontrar un himno al batallón: el premio recayó en Heikki Nurmio. En secreto para evitar problemas políticos, el texto fue musicalizado por Sibelius, y el coro estrenado el 23 de octubre.


Escudo de armas de Finlandia, creado c.1580
La primera versión, editada anónimamente (aunque al final de la pieza, como indicativo, se recogía la fecha de nacimiento del autor), consistía en una partitura para piano con el texto escrito encima, de esta forma se podría interpretar por cualquier agrupación coral al unísono (o incluso a una sola voz) y piano, y con la posibilidad de tocarse al piano solo, aunque en principio la de coro masculino con piano es la formación preceptiva. 

La pieza tuvo una gran difusión fuera del batallón, y pronto se convirtió en un verdadero himno popular de claro signo nacionalista. Cuando la Guerra Civil estalló unos meses después, la marcha se convirtió en el himno de los "blancos", que se posicionaban en una línea política conservadora y fiel a la alianza con Alemania. La guerra horrorizó a Sibelius, como a tantos de sus compatriotas, pero claramente se alienaba en contra de los "rojos". Cuando la victoria llegó en manos del general Mannerheim para los "blancos", Kajanus preparó un concierto en la Universidad de Helsinki (14 de abril) para celebrar la ocasión histórica. El propio Sibelius dirigió en él la versión orquestal de esta música, versión que había completado recientemente (en paralelo con la de piano, esta redacción permite su interpretación para cualquier coro o voz sola con orquesta, o la versión instrumental, aunque la versión indicada es la de coro masculino y orquesta).

Musicalmente no estamos ante una gran obra, ni podemos afirmar que es uno de los grandes coros del autor, aunque parece innegable su fuerza y la contundencia de su melodía belicosa y pegadiza (lejos de las amables marchas "cívicas" que encontramos en otras obras sibelianas). En cualquier caso por su fama y popularidad desde luego debe tenerse muy en cuenta.

A continuación presentamos en el texto castrense de Nurmio (sin una especial trascendencia poética, como es de esperar), junto con una traducción a nuestro idioma:

Syvä iskumme on, viha voittamaton,
meil' armoa ei kotimaata.
Koko onnemme kalpamme kärjessä on,
ei rintamme heltyä saata.
Sotahuutomme hurmaten maalle soi,
mi katkovi kahleitansa.
Ei ennen uhmamme uupua voi,
kuin vapaa on Suomen kansa.
Ei ennen uhmamme uupua voi,
kuin vapaa on Suomen kansa.

Kun painuvi päät muun kansan, maan,
me jääkärit uskoimme yhä.
Oli rinnassa yö, tuhat tuskaa,
vaan yks' aatos ylpeä, pyhä:
Me nousemme kostona Kullervon,
soma on sodan kohtalot koittaa.
Satu uusi nyt Suomesta syntyvä on,
se kasvaa, se ryntää, se voittaa.
Satu uusi nyt Suomesta syntyvä on,
se kasvaa, se ryntää, se voittaa.

Häme, Karjala, Vienan rannat ja maa,
yks' suuri on Suomen valta.
Sen aatetta ei väkivoimat saa
pois Pohjolan taivaan alta.
Sen leijonalippua jääkärien
käsivarret jäntevät kantaa,
yli pauhun kenttien hurmeisten
päin nousevan Suomen rantaa. 
______________

Nuestro golpe es profundo, inconquistable el odio,
oh, patria, no tenemos piedad. 
Toda nuestra suerte está a punto en nuestras espadas,
nuestro seno no puede descansar.
Nuestro conmovedor grito de guerra resuena por la tierra
que no romperá sus lazos.
No nos cansaremos de batallar
hasta que el pueblo finlandés esté libre.    

Cuando todos los otros pueblos inclinen sus cabezas
nosotros, los Jäger, seguiremos creyendo.
Era noche en nuestro seno, un millar de males,
pero había un pensamiento orgulloso y sagrado.
Nos alzaremos en venganza de Kullervo [*],
es bueno exprimir el destino de la guerra.
En Finlandia una nueva leyenda está naciendo,
creciendo, apresurándose, ganando. 

Las playas y la tierra de Häme, Karelia y Viena [**]
son todas un gran poder finlandés.
Su fuerte pueblo no puede desechado
entre los cielos del norte.
Nuestros musculosos brazos llevan
su bandera del león [***] 
sobre el rugido del campo de batalla
hacia la orilla de la naciente Finlandia. 
  ______________

[*] El trágico antihéroe del "Kalevala" . Ver su historia en el siguiente enlace
[**] Regiones de la Finlandia histórica, que designan simbólicamente el sur, el sureste y el este del país.
[***] El escudo de armas de Finlandia.
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La obra tiene innumerables grabaciones y ha conocido infinidad de interpretaciones, pero hemos elegido el siguiente video de una interpretación reciente, nada menos que desde el mítico Festival de Lahti, conel coro YL dirigido por Pasi Hyökki y la Orquesta Sinfónica de Lahti dirigida por su nuevo titular, Okko Kamu, llenos como es natural del orgullo nacional y el amor hacia la música de su más brillante compositor:


 

Biografía (27): voces íntimas (1909)

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En el día del 137 aniversario denacimiento de Jean Sibelius proseguimos con nuestra biografía del genial compositor, cuya andadura comenzamos precisamente ahora hace 4 años. Retrocedemos ahora a 1909.
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El poema sinfónico Cabalgata nocturna y amanecer opus 55 sería estrenado bajo una doble excepcionalidad: no bajo la batuta del compositor - como solía ser lo habitual, o bajo alguno de sus paladines como Kajanus - , ni en su Finlandia natal. La obra que inauguraría el nuevo estilo "oscuro" del Jean Sibelius sonaría por primera vez en San Petersburgo el 23 de enero de 1909 dirigido por Alexander Siloti, un nuevo entusiasta de la obra del músico nórdico. Sin embargo el director ruso efectuó algunos cortes a la partitura, que recibió la hostilidad de la crítica local. Con una excepción: la de Alexander Glazunov, que asistió a un ensayo, y aseguró al propio Sibelius que la pieza le había agradado (el genio finlandés también admiraba muchos de los trabajos del ruso).

A nuestro autor le ocupó pronto un largo viaje, de nuevo a Inglaterra, donde el entusiasmo sibeliano crecía más y más. El 13 de febrero dirigiría En saga y Finlandia en el Queen's Hall de Londres con notable éxito. Le acompañaron sus amigos Henry Wood, Granville Bantock y Rosa Newmarch, que le colmaron de honores en diversas recepciones. En ellas fue presentado a buena parte de la aristocracia británica. A pesar de la intensa vida social, el compositor supo abstenerse completamente de toda tentación alcohólica. Quizá como resultado de ello afloran alguno de los miedos y complejos del autor, como cierta envidia hacia la segura situación de otros músicos, como Bantock: "tiene una importante posición aquí. Todos consiguen posiciones; sólo yo compongo".

La buena acogida de esos días lleva a nuestro músico a permanecer más tiempo del previsto en Londres, no sólo por las situaciones sociales y musicales, sino también para desarrollar su propio trabajo. Alquilará una habitación en Kensington, si bien pronto habrá de mudarse por las molestias que le ocasionaba un pianista amateur y sus constantes prácticas. Será en la zona de Gordon Place donde compondrá buena parte de su nuevo cuarteto de cuerda.

La estancia en la isla británica dará oportunidad a Sibelius de importantes experiencias musicales. El 27 de febrero asistirá a un concierto donde Claude Debussy dirigirá sus Nocturnos y el Preludio a la siesta del fauno, tras el cual el francés y el finlandés intercambiarán elogios. Desconocemos hasta qué punto Debussy había escuchado obras de Sibelius, pero en cambio si tenemos varias opiniones del músico nórdico sobre la música del galo, en general positivas, aunque a veces ambiguas. Años más tarde, en 1914, un nuevo encuentro con la música de Debussy supondrá un gran estímulo para su creatividad. Pero en ese momento, su estética se aleja de la de sus contemporáneos: "he visto y escuchado mucho aquí. Me ha aclarado mucho las cosas. Mis encuentros personales con Debussy, y d'Indy, Bantock, Barth y Dale y otros compositores, junto con muchas nuevas obras [...], todo ello ha confirmado mis pensamientos sobre la senda que he tomado, tomo y tengo que tomar".

 Claude Debussy. Fotografía de Nadar, mediados de 1909

En el "Music Club", uno de aquellos estrictos conciliábulos británicos de la época, su música fue sometida a una especie de examen para su aprobación bajo estrictas reglas. Las partituras elegidas fueron piezas para piano y canciones, lo que no produjo demasiada impresión a los miembros del "estirado" club, excepto a uno de sus miembros, Arnold Bax, que sí que se dejará influir por el estilo del músico finlandés. Menos afectado quedó por el aspecto del Sibelius de este periodo: "daba la impresión de que no había reído en su vida, y nunca podría".   

En Londres Sibelius comenzó a escribir un diario personal, que mantendría, con unos meses de ausencia entre 1913 y 1914, hasta bien entrados los años 40, lo que recoge casi todo el resto de su vida musical. Las anotaciones en el diario no son todo lo extensas para considerarse una autobiografía, muchas veces son muy escuetas e incluso banales, aunque en otras tantas ocasiones nos dan buena cuenta del pensamiento más íntimo de nuestro autor. Y, sobre todo, de la evolución de su trabajo: cuando terminaba una obra, empleaba tinta verde. Muchas anotaciones son fruto del calor del momento y de su volatilidad emocional. El diario está escrito casi siempre en la lengua materna del músico, sueco, aunque hay pasajes en finés y otras lenguas, y concebido siempre para que pueda ser leído por su mujer Aino "y una tercera persona" (en sentido abstracto). "Mi yo más íntimo es algo que no podría confiar al papel. Permanece como mi 'jardin secret' ".

En el diario aparecen visibles sin embargo muchos de los traumas del autor, por ejemplo, la posibilidad de retorno de su enfermedad. En su estancia londinense deja una buena cantidad de libras en médicos para comprobar que su "tos hipocondriaca" (como él mismo reconocía) no era nada importante

Su amistad con Bantock se afianza. El compositor inglés dirigirá la Tercera Sinfonía, que le está dedicada, y Sibelius le apoyará en el competitivo mundo inglés, enfrentándose incluso a uno de sus enemigos, Frederick Delius, al que llama "serpiente".

Antes de volver a Finlandia habrá oportunidad de pasar por París - donde visita a Gallén-Kallela y se admira de sus lujos -  y Berlín, donde será examinado por el doctor Fränkel, el cirujano que consiguió operar su tumor, para comprobar que éste no se había reproducido de nuevo. "Tengo muchos años de trabajo delante de mí".

El Cuarteto de cuerda en re menor opus 56 estará listo en principio el 15 de abril (aunque en septiembre enmendará la coda del último movimiento), y el manuscrito enviado pronto a Lienau para su publicación aun antes de su estreno. Estamos sin duda ante una de las obras maestras de Sibelius, puntal del apartado camerístico, una partitura de una introspección y desnudez encomiables, oscura y esencialista, concentrada y llena de una belleza pesimista y turbadora. Estará escrito en cinco movimientos, siendo el segundo un scherzo que partirá de los mismo materiales del primero, en un nuevo avance en su profundización de la forma. En un pasaje del tercer movimiento se recoge la anotación "Voces intimae" ("voces íntimas" en latín), que por extensión da nombre a todo el cuarteto. 

En Berlín, entre los meses de abril y mayo, completará una colección de canciones (que nociclo) sobre poemas de Ernst Josephson, donde explora de nuevo la concentración formal y la relación entre voz y piano. Así las Canciones opus 57 constituyen una de las mejores composiciones de Sibelius en el género, aun muy lejos de la popularidad de canciones del periodo romántico. Mientras, anota en su diario más reflexiones sobre sus dudas estéticas - "¿un cambio de estilo?" - y las dificultades que encuentra para inspirarse sin ayuda ni de tabaco ni de alcohol.

A pesar de que su trabajo parece marchar por buen camino, el músico nórdico se ve perseguido por sus problemas monetarios, pidiendo nuevos préstamos a amigos como el arquitecto Eliel Saarinen. La oferta que le realiza la bailarina de origen canadiense Maud Allan - recomendada posiblemente por Busoni, del que recibió clases de piano - es muy tentadora, y nuestro autor contempla su propuesta de escribir un ballet. La danzarina y coreógrafa había alcanzado un gran éxito con "La visión de Salomé", sobre el texto de Wilde, en 1906, y buscaba nuevas ideas para mostrar su arte, muy provocador y tildado de disoluto en la época (hasta el punto de costarle una demanda por indecencia años más tarde). Pero finalmente, a pesar de que el proyecto le habría supuesto una buena suma, Sibelius desiste. No se sentía especialmente atraído por la temática exótica que le proponía - Allan había estudiado las danzas de la antigüedad oriental -. Sería Debussy quien recogería el guante en su "Khamma", aunque ni siquiera al músico francés, mucho más próximo a la estética propuesta, le entusiasmó mucho el ballet, y su partitura fue finalmente orquestada en su mayor parte por Koechlin. Mientras trabaja otros proyectos: una "marcha fúnebre" y esboza un poema sinfónico que titula "La chasse" ("La caza" en francés).

 Maud Allan, vestida de Salomé (1910)

A finales de mayo Sibelius ya está de nuevo en casa, y es entonces cuando envía a Lienau un cuaderno de partituras para piano, la Diez piezas opus 58, un nuevo ejemplo de la escritura íntima, desnuda y oscura de la época, a pesar de que el instrumento no le inspire demasiado - "escribir para el piano me es ajeno"-. No obstante son rechazadas, y Sibelius establece un contrato de nuevo con Breitkopf & Härtel - tras no renovar definitivamente con Lienau - que sí acoge el cuaderno. El nuevo contrato no es tan duro como el de su predecesor, lo que despeja algo el camino del autor.

En julio llega la hora de una nueva música para teatro, "Ödlan" ("El lagarto")opus 8(el número de opus no había sido utilizado), un drama simbolista de su amigo y compañero del grupo Euterpe Mikael Lybeck. Sibelius escribe dos piezas para sendas extensas escenas, instrumentadas para un pequeño conjunto de cuerda. La música es tremendamente atmosférica y concentrada. A pesar del aprecio que sintió el autor por ella, no quiso darle un sentido en la sala de concierto, lo que ha impedido que esta obra, sin duda de gran inspiración y profundidad, haya permanecido casi desconocida hasta nuestro nuestros días. 

A finales de septiembre, el compositor decide viajar con su cuñado, el pintor Eero Järnefelt, al norte de Karelia en busca de inspiración, muy cerca de los lugares en los que ya había estado durante su estéticamente inspiradora luna de miel. El momento central del viaje fue la ascensión (parcial) al monte Koli, que le produjo una fortísima impresión: "una de las más grandes experiencias de mi vida. Muchos planes. 'La montagne!' ". Se ha considerado esta referencia como el punto de partida de su Cuarta Sinfonía, dedicada al propio Järnefelt. Sin embargo el autor negaría la relación programática de la obra con su contemplación panteística de la cumbre, aunque desde luego que es posible afirmar que el estado mental que le produjo tal contemplación pudo ser en efecto la necesaria inspiración para la transcendental obra. 

 "Koli" (1925), de Eero Järnefelt

A su vuelta el genio finlandés realizó su aportación al mundo shakesperiano con la composición de dos canciones para bajo y guitarra, escritas para la próxima representación de "Noche de reyes" en el Teatro Sueco de Helsinki. Las dos canciones (opus 60) son muy diferentes entre sí. La primera es el conmovedor lamento (con toques de sarabande) "Kom nu hit, död" ("Aléjate, muerte"), y la segunda la despreocupada "Hållilå, uti storm och i regn" ("Tralalá, la tormenta y la nieve"). La obra y las canciones de Sibelius fueron estrenadas el 12 de noviembre. Después de completar la composición, Sibelius adaptó el raro acompañamiento guitarrístico (únicas obras de Sibelius con el instrumento de cuerda rasgueada) al piano. En 1957 produjo una nueva versión de la primera, para bajo y orquesta, lo que constituyó el desolador anuncio de su propia muerte.

De estas fechas data una de las Cinco canciones de Navidad opus 1 (que no fueron su primera publicación y fueron escritas en muy diferentes épocas), precisamente la más popular de la colección, "Giv mig ej glans, ej guld, ej prakt" ("No me des esplendor, oro ni pompa"), la cuarta. Una bellísima composición de la que el propio autor hizo varios arreglos corales y hoy en día conoce innumerables versiones y transcripciones, formando parte misma de la Navidad finlandesa.

A finales de año le llegará el turno a una nueva pieza orquestal, una marcha fúnebre para orquesta que titulará In memoriam opus 59. El propio autor contó a Karl Ekman que la idea de la obra le surgió en visita a Berlín en 1905. Y a su hija Eva le confesó que fue escrita como un homenaje a Eugen Schauman, el estudiante que asesinó al gobernador ruso, considerado como héroe por los patriotas finlandeses, aunque por razones obvias la dedicatoria no podía ser pública. No obstante se ha propuesto que la marcha pueda derivar del inacabado proyecto "Marjatta", o de otra idea no realizada, precisamente un "Réquiem" en honor a Schauman. 

La partitura de In memoriam sigue los modelos del romanticismo, como la marcha de la "Eroica" de Beethoven, o la música fúnebre de "El crepúsculo de los dioses" de Wagner. Podemos incluso detectar la influencia del Mahler, cuya Quinta Sinfonía había escuchado precisamente en Berlín. La pieza, siguiendo aquellos paradigmas tiene un colorido muy personal, con un contraste entre masas orquestales con timbres más íntimos y mínimos, un lenguaje armónico muy cromático y un uso tremendista de los silencios. "¡Recuerda! La naturaleza de tu escritura orquestal es más importante que el así llamado brillo. ¡Recuerda el sentido del timbre!". La partitura sería revisada poco después sin embargo antes de alcanzar la versión publicada, que se convertirá en una de sus obras más emblemáticas, y a pesar de no ser una de las más personales, sí le conduce intensas reflexiones: "es extraño pensar que en ello, pero se supone que será tocada cuando sea enterrado". Y efectivamente, así sería.

A finales de año Sibelius tenía unas deudas acumuladas de unos 100.000 marcos (¡unos 360.000 euros actuales!). La urgencia llevó a su amigo Carpelan al rescate, tanteando a hombres de negocios de Turku para actuaran como mecenas, lo que fructificó finalmente a la primavera siguiente.

Muchos otros proyectos daban vueltas a la cabeza de nuestro genio entonces, en busca de salvar sus finanzas de la ruina. Maud Allan le propuso una idea distinta para un nuevo ballet, "Las ceremonias de la muerte del oso", pero de nuevo fue rechazado porque le pareció que no compensaba el trabajo que le llevaría. La donación de un empresario, Magnus Dahlström, que llegó en la Navidad, le hizo desistir de la música de danza. También pensó en una nueva obra para una lotería, pero la idea devino en nada. 

Entre tantas inseguridades y el pesimismo habitual de Sibelius al final de cada año, surge si embargo un nuevo reto que si fructificará en la obra maestra más revolucionaria que saliera de su escritorio: la Cuarta Sinfonía. Pero eso será ya tema de los siguientes capítulos.

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Capítulo siguiente (28): las batallas de la Cuarta Sinfonía (1910)







La Primera Sinfonía de Sibelius en Valladolid

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No son muchas las oportunidades de escuchar las grandes obras de Sibelius en la ciudad de quien estas líneas escribe, por lo cual no dudamos mucho a la hora de acudir este viernes 14 al Auditorio Miguel Delibes para presenciar el concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, con Vasily Petrenko, director asistente, y un programa dedicado a obras de Grieg y Prokofiev, con la Primera Sinfonía en mi menor opus 39 de Jean Sibelius como pieza principal. 

En términos generales puede afirmarse que fue un muy buen concierto, con un excelente director, una deslumbrante solista de violín en la composición de Prokofiev, y una buena ocasión para disfrutar de la música del genio finlandés en directo.

Hemos de confesar que apenas conocíamos el nombre del joven director ruso (36 años) más que de oídas, al igual que sucedía con Arabella Steinbacher, la violinista de 31 años que deslumbró a la audiencia vallisoletana con su cuidado virtuosismo. Dos figuras que a partir de ahora sin duda tendremos muy en cuenta, y que animaron esa noche (imaginamos que también la siguiente, en la que se repitió el programa) a la orquesta local a superarse a sí misma y ofrecernos un espectáculo de gran altura.

La velada comenzaba con la Suite Holberg opus 40 de Edvard Grieg, la mágica obra para cuerda que el maestro noruego escribiera como evocación del estilo de siglos pasados, y de sonoridades barrocas, con Bach y Händel en el punto de mira y unos pocos toques de su amado Mozart. Buena elección sin duda - el programa hay que reconocer que estuvo bien equilibrado - como apertura. La dirección de Petrenko se mostró parsimoniosa, serena, sentimental y siempre delicada, recalcando con gran fineza los pasajes más líricos y expresivos de la sección de los arcos. Aunque hubo algunos problemillas de afinación no obstante la orquesta sonó bien equilibrada. Hemos de destacar al solista de cello, que nos brindó algún momento apasionante. 

En esta primera obra Petrenko se nos había mostrado como un director elegante y muy tranquilo, pero en la siguiente pieza del programa sacó todo la fuerza del mundo para ofrecernos la pieza de su compatriota Sergey Prokofiev, el Segundo Concierto para violín y orquesta en sol menor opus 63, protagonizado por la solista germano-japonesa Arabella Steinbacher. El director se mostró mucho más impulsivo, con una orquesta entregada y hasta entusiasmada con la obra. La solista ofreció un recital excepcional, muy cuidado en los detalles técnicos, sin nada fuera de lugar y una elegancia sin lugar para la duda. Destacó de nuevo el lirismo singular del movimiento central, con grandes momentos para el apasionamiento. 
 
La hazaña fue recibida con grandes aplausos, a los que Steinbacher correspondió con un bis, una pieza que confesamos desconocíamos (un amable lector nos comunica que era el primer movimiento de la Sonata para violín solo opus 115, también de Prokofiev), con la que acabó por conquistar al público. Quizá sólo lamentar, como nota muy personal, que no fuese el Concierto de Sibelius para redondear la velada. Pero por supuesto lo que hubo no estuvo para nada mal...

Tras el intermedio llegó el momento esperado con la Sinfonía de Sibelius, que en principio había que tomar con cautela. Petrenko tiene como eje central de sus interpretaciones a músicos rusos nacionalistas y del siglo XX, lo cual en la historia de la discografía sibeliana encuentra antecedentes no del todo buenos, con grabaciones que tienden a "rusificar" o hacer chaikovskyana una música que no lo es, aunque en esta Primera Sinfonía exista una indudable influencia de aquello. Pero también es cierto que el director ha trabajado con la Filarmónica de Oslo, orquestas inglesas como la Real Filarmónica de Liverpool, y orquestas norteamericanas, por lo que no podía ser del todo ajeno al pedigrí sibeliano. Y efectivamente, el resultado final fue una excelente interpretación en lo musical, asumiendo con profundidad el estilo más adecuado para la partitura del músico nórdico, y aportando como nota personal una pasión desbordada y un dramatismo electrizante.

La sinfonía comenzó con un expresivo solo de clarinete, aunque los timbales debieron sonar más apianados en ese momento y el resto de la obra. El comienzo fue un poco confuso, pero se fue imponiendo la fuerza del director, dando con gran poder cada pasaje en fortissimo, haciendo temblar todo el auditorio.


Muy lírico y contrastado el segundo movimiento, con momentos de poderosos sentimientos y una cantabilidad exultante, como en la primera parte del programa. El arpa, que da a esta sinfonía y en especial a este movimiento un color muy especial estuvo más que correcta en sus intervenciones, así como la sección de cuerda. No tanto las trompas, que tuvieron varios errores a lo largo de toda la sinfonía.

El scherzo tampoco defraudó, de nuevo con un buen manejo de los contrastes orquestales y grandilocuentes fortísimos que mostraban sin lugar a dudas el carácter trágico de la obra.



El Finale fue fantástico, sin duda lo mejor de todo el concierto, desde el mismísimo arrebatador pasaje inicial que nos dejó sin aliento, haciendo sollozar a la cuerda. También encontramos un hiperromántico tema cantabile, chaykovskyano pero muy efectivo, con rumores que lo acompañaban de manera discreta (y plenamente sibeliana), y muchos momentos dionisiacos como efectivo contraste. Apoteosis total.


El aplauso final fue muy sonoro, y Petrenko tuvo que salir varias veces a agradecerlos, aunque no hubo ningún bis para redondear la velada. Tal vez no estuviera pensado. 

En cualquier caso un concierto del que se disfrutó mucho. Lástimas de notas al programa (que calificaban a Sibelius como "epígono de Chaikovsky" [sic!] ). Nos acordaremos de los nombres de Steinbacher y sobre todo de Petrenko, sin duda, esperando en el caso del ruso que acuda al estudio de grabación para dejar huella de su buena experiencia sibeliana, confiando además en que se amplíe en el futuro.

Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 6. Discografía (1)

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Antes de comenzar el listado y comentario de las grabaciones de la Tercera Sinfonía de las que tenemos conocimiento directo, hemos de apuntar un cuestión global sobre la discografía. Y es que parece un hecho que la mayor parte de las mejores versiones se deben a directores finlandeses y/o que conocen muy bien la obra y la estética sibeliana, mientras que otros han pasado más rutinariamente por ella, o incluso no la han grabado (posiblemente es la menos grabada de todo el ciclo).

Como ya comentamos, la especial dimensión de esta "pequeña" sinfonía, lejos de la vistosidad de las demás, ha hecho pensar a muchos que estábamos ante una obra menor, lo cual desde luego no es cierto. La más clásica e internacional - hasta el momento de su estreno - de las sinfonías de Sibelius contiene muchas claves íntimas que no se han escapado a quienes conocer mejor el idioma sibeliano. Y cómo no, a sus compatriotas por encima de los demás, aunque no sea la más "finlandesa" de todas. Esta singular cuestión también se observará en la Cuarta y la Sexta.


Orquesta Sinfónica de Lahti

Osmo Vänskä

BIS (1997) - varias reediciones

Una versión perfecta en lo expresivo (con una gran exploración de todos los contrastes), en lo sonoro (una orquesta sinfónica de timbres bien definidos y jamás masiva) y en lo idiomático. Vänskä redescubre la sinfonía para situarla entre los trabajos mejores y más originales el autor, y con ello, sin dudarlo, merece estar en el olimpo de las interpretaciones de la obra.
El primer movimiento empieza con una energía muy concentrada, más interiorizada que exterior, y gran cuidado por el equilibrio tímbrico. El segundo tema está lleno de una gran melancolía nórdica, y el final de la exposición parece virtualmente perfecto con toda su delicadeza y contraste. El desarrollo ofrece de nuevo un gran dramatismo al enfrentarse con ese turbador estatismo, que se convierte en turbadora agitación a la llegada de los motivos de aura, creando una expectación magnífica. Los solos de las maderas suenan lejanos, como ecos de una realidad pasada. La transición al reexposición y su entronque son ciertamente brillantísimos, como el resto del movimiento, que gana por goleada en expresión al resto de las interpretaciones aquí comentadas. La sonoridad de la coda, ancestral y de gran nobleza, engrandece aún más el significado de la pieza. El segundo tiempo es hipnótico y con gran poder de seducción. Mantiene el pulso tranquilo que exige el compositor - como veremos algo no muy habitual en la discografía -, y se  enuncia con una melancolía infinita y una sin par belleza en los timbres, destacando las melifluas intervenciones de los clarinetes (el instrumento del propio Vänskä). El primer intermedio nos lleva a terrenos de gran profundidad y espiritualidad, mientras que la primera vuelta del tema explora los rumores de la partes graves de la orquesta para desvelar el verdadero carácter del pasaje, y su sonoridad atmosférica. El segundo intermedio comienza muy callado y tranquilo, y va ganando en tensión con gran inteligencia. El retorno del tema principal supone una vuelta a lo inexorable, y el director finlandés da gran nobleza al pasaje. El tercer movimiento muestra todo su poder pero de forma muy sutil y diligente, desvelándose como un sin par scherzo en verdad. Los diálogos entre grupos instrumentales están cuidados al máximo, y de nuevo la tensión nerviosa asegura la fuerza del pasaje. El tema hímnico se desliza con toda la dulzura del mundo, y en su primera versión plena se presenta con un porte aristocrático, pero cálidamente humano y esperanzador. A través de sus distintas presentaciones Vänskä nos presenta todas las atmósferas posibles, un universo completo a nuestra disposición, creciendo en majestuosidad hasta el infinito. Lo único malo del movimiento es que se acaba... En fin una versión sublime, si no la mejor posible - hasta ahora no grabada -, sí acertadísima y sin duda muy cerca de la intención última del compositor. Imprescindible. Si tienen que apostar por una única grabación que sea desde luego esta, aunque no deberían tener muy lejos la de Kajanus.

Interpretación: 9,5  Estilo: 9 Sonido: 7,5
Orquesta Sinfónica de Londres

Robert Kajanus

EMI (1932) - FINLANDIA

El registro de Kajanus es histórico en todos los sentidos: por constituir la primera grabación de esta sinfonía, por su antigüedad y por representar una manera más que correcta el auténtico estilo sibeliano. Muchos directores deberían estudiarla antes de lanzarse a hacer versiones que traicionan el espíritu y la letra de la obra.
El Allegro moderato irrumpe con cierta parsimonia, pero siempre cuidado el nerviosismo subyacente del ritmo, nerviosismo que hace palpitar todo el movimiento, con multitud de rubati y cambios de velocidad (que entra dentro del modo de dirigir del propio compositor). El segundo tema apuesta por la fascinación de la oscuridad. Se logra una atmósfera queda y muy hermosa en la coda de la exposición, mientras que el comienzo del desarrollo opta por una rugosidad que contrasta completamente con lo anterior. El comienzo de la reexposición es particularmente emotivo y brillante, al igual que el final del movimiento, que juega con sensaciones telúricas. Hay cierta irregularidad en la globalidad, pero sin duda muestra también su capacidad dramática.
El Andantino opta por cierta ligereza, por la fascinación de los timbres en conversación de maderas y pizzicati, y las sonoridades de las cuerdas en los episodios (¡lástima de grabación antigua!). En el Finale Kajanus opta de nuevo por las emociones más telúricas y primarias con gran acierto. La entrada del tema del himno con el "aura" de fondo debería ser un ejemplo para todos los directores de cómo afrontar las atmósferas sibelianas. El mismo tema revela una gran nobleza y grandeza en manos del histórico director finés. Y el clímax del movimiento se revela como un acto de solemnidad y profundidad, para acabar en una coda de auténtica elevación trascendente. También imprescindible.

Interpretación: 9  Estilo: 9 Sonido: 3 (mono)

Orquesta de Cámara de Europa

Paavo Berglund

FINLANDIA RECORDS / WARNER MUSIC (1998)

Berglund realizó tres ciclos completos de las sinfonías de Sibelius en estudio, y todas ellas estarán entre lo mejor de la discografía, aunque en en cada una de ellas habrá consideraciones muy distintas, explorando distintas posibilidades. En este caso nos encontramos la acertadísima sonoridad contenida de una orquesta de cámara, perfecta para esta sinfonía, con una separación nítida de timbres que nos permite disfrutar plenamente de la orquestación sibeliana. El director finlandés le da a esta obra aquí además una gran expresividad por encima de otros aspectos, quizá oscureciéndola un tanto pero al tiempo otorgándola la dimensión precisa.
El primer tiempo es decididamente enérgico, con ese ritmo nervioso subyacente que piden las partituras sibelianas muy bien amoldado al transcurrir de la obra, y que prosigue en el hermoso lirismo del segundo tema, melancólico y profundo. El desarrollo muestra plenamente qué sentido tiene su caleidoscópico diálogo instrumental, muy limpio aquí, dando la máxima emoción - pero sin estridencias - al lamento de los distintos solistas de madera. La reexposición llega con toda la expectación posible y una formidable alegría vital. La coda con su aliento rúnico nos remite al mundo ancestral de la Sexta Sinfonía. El segundo movimiento tiene el tempo correcto, y el maestro finlandés le da un toque muy dulce y melancólico. El primer intermedio llega a unas honduras insospechadas (¡por supuesto, sólo posible con la lentitud correcta!), y al segundo los matices precisos dinámicos y expresivos que la mayor parte de los directores eluden. La última aparición del tema, con su acentuación correctísima es de nuevo insospechadamente brillante. El caos del tercer movimiento, peca un poco de prudencia, le falta algo de fuerza, si bien de nuevo el diálogo instrumental es sublime. El tema hímnico roza lo sublime a través de una elegancia sin par. Excelentes celli, aquí como en el resto de la grabación. Gracias a la nitidez tímbrica, las sucesivas atmósferas que Sibelius van creando se dejar sentir con plena intensidad. Aunque este sea quizá el movimiento más débil, el final, algo contenido pero arrebatador, no deja dudas de que estamos ante una de las mejores interpretaciones de la obra. Absolutamente recomendable.
      
Interpretación: 9  Estilo: 8,5 Sonido: 7,5

Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa

Jukka-Pekka Saraste

FINLANDIA / WARNER MUSIC (1995)


Gran ciclo el de Saraste, en directo, por desgracia de poca difusión fuera de su país natal. Para esta sinfonía nos propone una lectura muy estilística, incluso marcadamente étnica, con gran precisión y buen entendimiento de la originalidad de la misma. En el primer tiempo el ímpetu en lo rítmico es total, imprimiendo una agitación interna muy valiosa, aprovechando al máximo las oportunidades instrumentales, en especial en los contrastes de masas, con  nitidez de los timbres, así como el impulso dramático. Sólo apuntar un pero: quizá el tempo sea un poco más rápido de lo necesario. El comienzo de la reexposición es francamente brillante y emocionante, así como el segundo tema, con una fuerte entonación rúnica, al igual que la coda, de una elevación muy especial. Para el segundo tempo Saraste escoge proseguir con la aceleración inicial, pero muy lejos de aplicar la ligereza en la que otros directores caen; el finlandés más bien nos seduce con el poder hipnótico de la pieza, sus juegos tímbricos y sus sutilezas rítmicas. A destacar la magia que imprime al segundo interludio, que parece anunciar incluso el universo de colores nocturnos de Tapiola. La agitación en el caos del tercer movimiento es total, una lucha próxima a lo titánico, mientras que el himno llega con la máxima dulzura y bonhomía, y se prolonga con la majestuosidad de la aurora boreal, en una verdadera explosión de fuerza y colorido. Muy recomendable.

Interpretación: 8,5  Estilo: 8,5 Sonido: 7,5
 
Orquesta Filarmónica de Helsinki

Okko Kamu 

DEUTSCHE GRAMMOPHON (1972)

Kamu fue elegido por la Deutsche Grammophon para completar el ciclo que estaba grabando Herbert von Karajan, su mentor en el continente, quien careció de interés por las primeras sinfonías, sobre todo, como ya hemos comentado, en esta Tercera. A cambio el director finlandés nos dejó un grupo sensacional de registros que dan cuenta de su ya temprana categoría como músico sibeliano - y aún tiene mucho que decir -. Esta grabación en particular respira Finlandia  por los cuatro costados, y además posee una magia muy especial, siendo la más recomendable de entre las más accesibles (y económicas).
El Allegro moderato incide en los aspectos más rítmicos y heroicos de la pieza, sin perder nunca la tensión, con sonoridades precisas y amplias, separación nítida de timbres, y un gran juego de las contrastes y colores orquestales. Contiene algunos detalles fabulosos, como los pizzicati previos a la coda. Para el Andantino Kamu apuesta por un tempo moderado, lejos de los extremos, y una lectura insinuante y optimista, llena de sentimiento. En el Finale el caos está bastante ordenando, aunque la palpitación es constante, ánimo que se mantiene e incrementa con el bellísimo himno final, que suena especialmente magnífico en manos del finlandés. Muy recomendable lectura, una de las mejores en cualquier caso.

Interpretación: 8,5  Estilo: 8,5 Sonido: 7



Orquesta Filarmónica de Helsinki

Paavo Berglund

EMI (1984)

Para esta versión, Berglund avanza hacia un carácter sinfónico más amplio de la obra, con sonoridades masivas, pero al tiempo llega más hondo en su espiritualidad, con una visión sosegada y profética, anunciando las sinfonías que vendrán tras esta Tercera. En el primer tiempo el ritmo apuesta por la sutileza, aunque siempre permaneciendo bajo la superficie, animándolo todo, al igual que los contrastes, muy lejos de caer en la teatralidad. Los colores son algo pálidos, pero la Filarmónica de Helsinki parece estar en un momento estupendo. Una coda magnífica. En el movimiento central Berglund toca el cielo, con un tempo moderado, lleno de elegancia y melancolía, colorido sobrio pero enormemente efectivo. De los más logrados de la discografía. El tercero empieza con un caos muy ordenado, sin grandes conflictos excepto quizá en sus últimos momentos, mientras que el himno hace asumir toda esa calma dándonos con unos instantes prodigiosos de grandeza y sensibilidad. Quizá unos timbres más nítidos hubieran acercado el movimiento al olimpo. En fin, una de las versiones más recomendables.

Interpretación: 8,5  Estilo: 7 Sonido: 7

 

Orquesta Sinfónica de San Francisco

Herbert Blomstedt

DECCA (1994)

El director sueco-americano desvela aquí ser un formidable director sibeliano, en una sinfonía para la que hace falta un verdadero compromiso con el compositor. Blomstedt reconoce a la perfección la orquestación sibeliana y la atención a sus distintos planos sonoros de la paleta orquestal, sus superposiciones y mezclas. Sin embargo, como ya hemos dicho, a esta sinfonía le viene mejor una orquesta pequeña, que deje sonar a los vientos plenamente. La mirada del músico tiende a realzar su sonoridad nórdica, lejana y mística, pero al tiempo acierta a ver en la obra su carácter clásico. Muy recomendada en muchos sentidos.

El Allegro moderato es animado, con un excelente sentido del ritmo pero a la vez sereno, verdaderamente helénico en sus proporciones. Sobresale una excelente sección de cuerda. El ritmo de nuevo es el rey en el Andantino con moto, aunque mucho más lento de lo prescrito Blomstedt ha sabido captar el pulso interior de la pieza. La sensación de nuevo porta serenidad, a pesar de la agitación nerviosa y la melancolía del movimiento. El tiempo final ahonda en las bondades de los otros dos (de nuevo una sección de cuerda excelente), pero es algo más flojo, una intensidad y compromiso mayor hubiera coronado una interpretación en cualquier caso espléndida.

Interpretación: 8  Estilo: 8,5  Sonido: 8


   

Orquesta Sinfónica de Bournemouth

Paavo Berglund

EMI (1978)

Berglund redondea sus grabaciones de la Tercera con ésta, que acierta plenamente con el concepto sonoro de la pieza, desde el primer movimiento, con su explosión de colores inicial hasta el lamentoso tema de los violoncellos.  Verdaderamente emocionante en su lectura, todo bajo un ritmo agitado perfecto. Especialmente brillante es el desarrollo, que en ningún momento pierde fuelle ni se abre a la dispersión. Los sonidos de los metales apuntalan con grandeza el conjunto, que en los compases finales del primer movimiento devienen en verdadera grandeza. El segundo movimiento nos revela la esfera de la melancolía inexorable, muy pesimista pero al tiempo con gran porte aristocrático y elegancia. Los timbres exultantes del primer tiempo se dejan tamizar aquí por una neblina nórdica. Pero quizá se haya perdido un tanto su devenir rítmico, apostando en su lugar por el sentimiento puro. La seriedad parece que también ha afectado al scherzo, con un nerviosismo rítmico de nuevo como rasgo definitorio. El himno arranca con pasión y solemnidad, además de un destacado lirismo. La sobriedad se impone a cualquier efectismo, dejando al final quizá demasiado contenido. En cualquier caso una versión soberbia, aunque no perfecta.

EMI ha anunciado una reedición de este ciclo el próximo mes a precio muy económico (cuatro cedés a menor precio que el de un disco en lanzamiento), por lo que hay pocas excusas para que esta grabación no forme parte de su discoteca sibeliana.

Interpretación: 8   Estilo: 8   Sonido: 7

Orquesta Sinfónica de Londres

Anthony Collins

DECCA (1954)

La versión histórica de Anthony Collins se puede calificar en general de fantástica, , sin duda nos hace recordar la excelente labor de los directores británicos incluso en los momentos más bajo del sibelianismo.  Aunque hemos de ponerla varios peros. También demuestra que no siempre una grabación antigua - como hemos dicho más de una vez la orquesta sibeliana mejora muchísimo con una buena toma de sonido -, y fuera del ámbito nórdico deba ser necesariamente menos estilística. Se trata de conocimiento y de devoción antes que de genes.
El Allegro moderato goza de un sentido del ritmo excelente, además de un equilibrio muy adecuado en los bloques sonoros, con timbres nítidamente separados y articulados (¡lástima del sonido monoaural!). Además posee una emocionalidad sana y llena de dinamismo, con el debido contraste hacia los colapsos depresivos de sendas apariciones del tema secundario. El británico es de los pocos directores además que parece haber entendido la importancia de las transiciones sibelianas, que nunca son banales, como la del pizzicato antes de la coda, majestuosa y enérgica. Para el Andantino Collins comete el error de apostar por una velocidad excesiva, aunque imprime el mismo sentido de ritmo agitado del tiempo inaugural. EL director pone énfasis en la diferencia entre las secciones, dejando un sabor más clásico. La nitidez instrumental y de los planos sonoros continúa en el "caos" del Finale, animado además por una turbación rítmica perfecta para la sensación que el compositor buscó. "La plegaria a Dios" se impone como afirmación absoluta, uno de los mejores momentos de toda la discografía de la pieza.

Interpretación: 8  Estilo: 8 Sonido: 4 (mono)




Orquesta Philharmonia

Vladimir Ashkenazy

DECCA (1985)

Maravillosa esta interpretación del maestro ruso, llena de vitalidad, ritmo y sentimiento. Está pensada con un sentido de sencillez y frescura, aunque el director impone su visión melancólica y misteriosa. Quizá su único fallo es no haber cuidado la sonoridad en sí, en parte, como ya hemos dicho, porque esta obra mejora considerablemente en una orquesta no muy grande o incluso de cámara.
El primer movimiento tiene una gran animación, verdaderamente una explosión de belleza, y a su vez con un toque triste ocasional. En el segundo, de velocidad moderada, Ashkenazy ahonda en esa tristeza, dando a esos hechizadores sonidos de las flautas, los clarinetes y el pizzicato de la cuerda un sentido muy otoñal. El tercer tiempo comienza con una gran fuerza telúrica, y un buen sentido del "aura" sibeliana, que mantiene con fuerza y majestuosidad en el resto del tiempo. Recomendable, esperemos que Decca lance de nuevo el ciclo a precio económico o medio, le merecería mucho la pena.

Interpretación: 8  Estilo: 7 Sonido: 7
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Capítulo siguiente (7): discografía (2) 


Felices fiestas desde el blog Sibelius en español

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Un año más, desde el blog "Sibelius en español" les queremos desear unas muy felices fiestas y un estupendo y musical año nuevo. Como viene siendo tradicional por nuestra parte no faltará la música de nuestro amado maestro para colorear con su mágico sonido estos días.

Aprovechamos también la circunstancia para anunciar a los lectores que hemos puesto en marcha un chat, todavía en pruebas, que encontrarán en la banda derecha de la página (si leen el blog desde un dispositivo móvil deben cambiar a "versión web", en la parte inferior de la página). Pueden participar en él sin necesidad de loguearse de ninguna manera, y a través de este gadget plantear de manera muy inmediata sus opiniones, dudas, sugerencias, etc. Procuraremos siempre contestar de la manera más rápida posible.


Volviendo a la conmemoración de este noche, como es habitual le ofreceremos una grabación de las Cinco canciones navideñas opus 1 de Jean Sibelius, que fueron escritas por separado y en distintas épocas de la vida del maestro (no fue su primera obra publicada, como sugiera su número de opus). En esta ocasión no será la cuarta de ellas, la más popular de la colección, sino la quinta, que plantea la peculiaridad de estar escrita originalmente en  lengua finesa (el resto lo estaba en sueco, aunque son habituales las interpretaciones en traducciones finesas). Recordamos el texto, con la traducción correspondiente:

On hanget korkeat, nietokset,
vaan joulu, joulu on meillä!
On kylmät, paukkavat pakkaset
ja tuimat Pohjolan tuuloset,
vaan joulu, joulu on meillä!

Me taasen laulamme riemuiten,
kun joulu, joulu on meillä!
Se valtaa sielun ja sydämen
ja surun särkevi entisen,
mi kasvoi elämän teillä!

Oi käykää, ystävät, laulamaan,
kun joulu, joulu on meillä!
Se tuttu, ystävä vanhastaan,
on tänne poikennut matkoillaan
ja viipyy hetkisen meillä.

Nyt tähtitarhoihin laulu soi,
kun joulu, joulu on meillä!
Nyt maasta taivaaseen päästä voi,
jos sydän nöyrä on lapsen, oi,
kun joulu, joulu on meillä.

Oi anna Jumala armoas,
kun joulu, joulu on meillä!
Ja kansaa suojaa sun voimallas,
meit' auta näkemään taivaitas
kun joulu, joulu on meillä!

La nieve está cayendo,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!
El frío, helado tiempo invernal
y los heladores vientos del norte,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!

Es hora de nuevo de canciones alegres,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!
Llena nuestras almas y corazones
y desvanece las penas del pasado,
hace brotar en nosotros la vida.

Oh, cantad, amigos,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!
Nuestro viejo amigo
abandona su largo viaje
para quedarse con nosotros un poco.

Nuestras canciones alcanzan las estrellas,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!
De la tierra a los cielos
el humilde corazón de un niño se eleva,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!

Danos tu gracia, Señor,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!
Protégenos con tu poder,
y déjanos ver tu cielo,
¡la Navidad, la Navidad está aquí!

La Navidad está aquí, pues, y nos lo dirá la expresiva voz Jorma Hynninen en el siguiente registro, con el acompañamiento arreglado para orquesta de cuerda y órgano (desconocemos el autor del arreglo, así como orquesta y director):


No nos queda más que desear que disfruten de esta música, y pasen unas apacibles fiestas.

Hyvää joulua!

God jul!

¡Feliz navidad!

 
 

Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 7. Discografía (2)

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Proseguimos con nuestra serie de grabaciones comentadas de la Tercera Sinfonía de Jean Sibelius, con el orden propuesto. A continuación situaremos las grabaciones que hemos valorado con una nota de nivel medio, muy igualadas entre sí. 



Orquesta Filarmónica de Nueva York
Leonard Bernstein
SONY (1965)


El maestro Bernstein ve modernidad en esta obra y la aplica, con ritmos de máquina y de gran precisión, una gran animación y un alma auténtica, aunque quizá no explore tanto sus posibilidades tímbricas. La interpretación sin duda es de gran altura, pero algunos errores de concepto la lastran.
El primer tiempo ofrece imágenes muy pictóricas, y sensaciones que vacilan entre un sano entusiasmo y un pesimismo muy finisecular. El enlace a la reexposición y la reexposición misma se animan hasta el júbilo absoluto, ahogado magistralmente por la vuelta del segundo tema, repleto de dolor. Muy acertada también la coda, con toques delicadísimos que alternan con grandes solemnidades. La animación prosigue con el segundo tiempo, uno de los más rápidos de la discografía, lo que afea del todo el registro. Bernstein construye casi una escena de ballet chaikovskiano, o una danza del clasicismo, si no fuera por lo evidentemente nórdico de algunas sonoridades. El comienzo del tercero en cambio permanece muy equilibrado, especialmente en la diferenciación de timbres y los efectos de textura. El tema final se plasma con gran elasticidad y belleza, y a su llegada definitiva de nuevo el director norteamericano le otorga una gran delicadeza, destacando los timbres de violoncellos y la huidiza nota del oboe, aunque de nuevo todo parece un poco apresurado, y la coda definitiva no es lo suficientemente afirmativa. Serie recomendable, aunque el particular, pese a lo esperable, no lo sea tanto.

Interpretación: 7,5  Estilo: 6 Sonido: 6,5

Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo
Sixten Ehrling
METRONOME RECORDS (1952) - FINLANDIA / WARNER MUSIC


Ehrling apuesta por sonoridades románticas para la pieza, haciéndola algo desproporcionada en algunos momentos, si bien el conocimiento del estilo y el alma nórdica dan muchos punto a esta añeja interpretación, que desde luego se revaloriza con el paso de los años. El primer Allegro propone un ritmo animado, y una buena disposición de su dramatismo, con buenos hallazgos tímbricos. La coda es sublime en verdad.  La elección del tempo del Andantino es la correcta, como su limpieza tímbrica (a destacar el melodismo de las cuerdas) y el sensacional ritmo implantado, todo teñido de la inexorable melancolía nórdica. El "caos" del Finale se afrenta con bastante calma, aunque no falta cierto nerviosismo subyacente, mientras que el himno llega con gran serenidad y esplendor, verdaderamente magnífico el sonido de las cuerdas suecas. Los últimos compases llegan a ser apoteósicos. Recomendable, 
dejando aparte a Kajanus, entre las versiones históricas.

Interpretación: 7,5  Estilo: 8,5 Sonido: 3,5 (mono)


Orquesta Filarmonía
Paul Kletzki
EMI (1955) / TESTAMENT / MEMBRAN / etc


En una de las escasas grabaciones después de la de Kajanus y antes de los 60, Paul Kletzki lleva la partitura al terreno del mejor sinfonismo centroeuropeo. El primer tiempo mantiene un enfoque grandioso, heroico, de mucho dinamismo y dramatismo, con detalles magníficos como el del animadísimo comienzo de la reexposición, de una alegría desbordante, casi mozartiana, o la sublime coda. Para el segundo tiempo elige un tempo no muy rápido, y hace de él un colorido intermezzo, sin darle quizá la importancia necesaria. En el tercer tiempo director suizo de origen polaco despliega de nuevo el gran sinfonismo, convirtiéndole casi en un poema sinfónico, con un himno de nuevo grandioso y con una pulsante interioridad.
Una versión quizá no del todo correcta en lo estilístico, pero sin duda de gran altura interpretativa.

Interpretación: 7,5  Estilo: 5,5  Sonido: 4,5  (mono)

Orquesta Sinfónica de Boston
Colin Davis
PHILIPS (1976)


El director británico conoce bien el concepto de esta sinfonía, y ha sabido plasmarlo adecuadamente. Denota sin embargo cierta palidez y frialdad, aunque dándole a la vez sobriedad, objetividad y sin personalismos, dejando hablar a la composición en sí, con muy buenos resultados pero no los óptimos.
El primer tiempo es abordado con un excelente buen hacer, seguridad y decisión en el tema principal, y lirismo y melancolía en el segundo, con tintes mozartianos en ocasiones, y buen sentido de la plasticidad sonora de la pieza en general, sabiendo sacar partido de los contrastes a la manera de un poema sinfónico, aunque la reexposición está poco explotada en este sentido. La sección de cuerda de la orquesta americana, brillante. El movimiento central llega con una velocidad muy adecuada y mucho refinamiento orquestal, en torno a unas hábiles flautas, todo bajo el paraguas de la melancolía, aunque falte la profundidad emocional de la que la partitura es capaz. El tercer tiempo muestra una gran serenidad y sentimiento de plenitud, lo cual no es indicado para el "caos" inicial, pero sí ayuda a hacer brillar el magnífico himno. Los metales en un par de ocasiones suenan algo descolocados, aunque finalmente se prestan a dar más brillo a la apoteosis final.
Una versión recomendable. Y recordemos: a un buen precio.

Interpretación: 7  Estilo: 7  Sonido: 7
Orquesta Filarmónica de Oslo
Mariss Jansons
EMI (1996)


Jansons apuesta por una sonoridad demasiado amplia, uno de varios fallos de conceptualización presentes en la grabación. Sin embargo, son muchos más sus logros puramente musicales, principalmente en los timbres nítidos y de belleza depurada y la energía vital que se transmite a toda la partitura. Quizá la orquesta sufra de tener un nivel inferior al del director. El comienzo del Allegro moderato puede pecar de parecer un tanto gesticulante, aunque al llegar el segundo tema impera el sentimiento a la indefinición rítmica que había lastrado la obra hasta entonces. En general la velocidad es más rápida de lo conveniente, aunque no llega a desbordar. El desarrollo se ha comprendido a la perfección, y el director letón deja brillar perfectamente los distintos planos tímbricos y formales. En la reexposición luce una alegría muy mozartiana, y en la coda una elegancia insospechada. La velocidad del Andantino ha definirse como correcta, moderada. Las maderas suenan en su sitio, con una mirada un tanto hipnótica, mientras que las cuerdas tratan más bien de seducir con su melancolía. Un buen trabajo con el pizzicato. El Finale comienza espectacularmente, con acumulaciones telúricas luchando entre sí por imponerse y contrastes muy bien manejados. El himno participa de la agitación del scherzo, sonando más dionisiaco que apolíneo, aunque no le falta del todo la elegancia necesaria. En suma como decíamos, con sus faltas, una buena versión.

Interpretación: 7  Estilo: 7 Sonido: 8
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Simon Rattle
EMI (1985)


En esta sinfonía, el director inglés logra la que quizá sea la mejor interpretación de su integral, en general no de altos vuelos en el mundo sibeliano. Rattle se aproxima a esta obra con un toque de modernidad y valentía, lo que no hace sino devolverla en parte a su contexto, aunque en lo expresivo es algo fría, incluso desangelada en algunos momentos. En el primer movimiento despliega un gran interés por lo rítmico, con una vivacidad de gran precisión, de lo que se beneficia mucho la calidad de la interpretación, como también en los contrastes dinámicos, sabiamente explotados, aunque no siempre lo suficiente. De hecho se hecha en falta mucha más garra. Para el segundo tiempo Rattle elige un tiempo moderado, y acentúa su carácter de danza lenta, a medio camino entre un intermezzo y un scherzo, con las cuerdas brillando especialmente. Hay mayor cuidado por los timbres de los instrumentos, destacando el primer episodio y el comienzo del primer retorno del tema por su delicadeza. El tercer tiempo comienza con un scherzo en toda regla, con unos diálogos instrumentales realmente animados, y una acertada sensación de caos. La llegada del himno deja más que desear, y no se alcanza la elevación necesaria, con un tempo demasiado apresurado como para ser "plegaria a Dios". Con sus defectos, una versión para anotar, aunque como decíamos la integral no merezca tanto la pena.

Interpretación: 7  Estilo: 6,5 Sonido: 7
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo
ERATO-WARNER MUSIC (2002)


El Allegro tiene un excelente ritmo y colorido, bien compactado y firme, aunque quizá suene un poco distante. Muy destacable el toque quejumbroso de los celli en el segundo tema. El Andantino opta por un tempo algo lento, que quita gracilidad al primer tema, dándole al movimiento un aire mucho más oscuro y melancólico, aunque de destacable lirismo. En el Finale también hay cierto distanciamiento, equilibrado al explorar los contrastes dramáticos muy afortunadamente, y el nerviosismo rítmico con tensiones bien resueltas. Una versión muy correcta en lo estilística, de plena tradición finlandesa, pero que no tiene tanto interés en lo puramente musical, aunque el precio es de nuevo un gran aliciente.

Interpretación: 7  Estilo: 8 Sonido: 8,5  

Orquesta Sinfónica Nacional Danesa
Leif Segerstam
CHANDOS (1992) - BRILLIANT


La primera grabación en orden cronológico de Segerstam también parece la mejor de las dos en cuanto a calidad. El primer tiempo acentúa la languidez de algunos pasajes, suena algo distante pero gana en un sentimiento "legendario", emparentándola con algunas sonoridades propias de La hija de Pohjola opus 49, cuya génesis tiene que ver mucho, en efecto con esta sinfonía. La coda se imprime muy solemne, casi en exceso. El movimiento en general es bastante animado para lo que suele ser habitual en este ciclo de Segerstam, aunque desaproveche los contrastes de color con una orquesta más amplia de lo que sería ideal. El segundo movimiento prosigue con los aciertos y los fallos del primero, aunque hay que destacar la dulzura de las cuerdas. En el tercer tiempo vuelven a escucharse los sones legendarios del primero, acentuándose la solemnidad del "himno", cayendo en ocasiones en la liviandad y hasta en cierta confusión. Buen trabajo del metal.
Es una de las interpretaciones más valiosas del ciclo en Chandos, aunque no especialmente destacada dentro de la discografía de la sinfonía, sí la recomendamos de nuevo por su especial precio.

Interpretación: 7  Estilo: 7 Sonido: 7  


Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (2004)


Para la grabación de segunda integral Segerstam apuesta por un sinfonismo aún mayor, con resultados algo inferiores a la de la integral de Chandos como ya decíamos. El Allegro comienza con energía pero no con la decisión necesaria, el segundo tema es triste pero no lo suficiente. En el desarrollo se exploran los contrastes orquestales, con resultados caleidoscópicos, junto con un buen lamento del fagot y el resto de las maderas. El regreso del tema principal se aborda con algo más de decisión, pero no sin frialdad. La reexposición del segundo tema remarca su carácter fúnebre, mientras que la coda saca toda la fuerza posible del momento, con un bonito sonido de los cellos. El Andantino parece mucho mejor entendido, con la velocidad adecuada y refinadas coloraciones tímbricas, como el énfasis en los legati, y un lirismo muy acentuado. El inicio del Finale tiene mucha plasticidad y fuerza telúrica, con un acertado uso de las masas orquestales, al igual que sucede con la llegada del himno, que suena con brillo tanto como con corazón, un estilo muy acertado. Para el final de la sinfonía se remarca enfáticamente su gran solemnidad. Una versión, que va de menos a más, en suma a tener en cuenta pero no imprescindible.

Interpretación: 7  Estilo: 7 Sonido: 8   

Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
BIS (1984)


Järvi defiende una visión angulosa y dramática de la sinfonía, aunque no llega a sacar todo su jugo tímbrico. Una versión algo oscura, lo cual se ve incrementado por una toma de sonido no precisamente excelente. El primer movimiento ahonda en los contrastes trágicos y de intensidades, mientras que el segundo se deja llevar por la melancolía y por el recuerdo de antiguas sagas. Al comienzo del scherzo le falta agitación, dando cierta sensación pesimista, aunque nos lleva brillantemente a la resolución en forma de himno, que no obstante comienza de manera algo pesada, como lastrada por ese pesimismo del comienzo del movimiento. Una versión estimable pero no inolvidable, en cualquier caso mejor que la de su integral en Deutsche Grammophon, que comentaremos en el final de esta serie.

Interpretación: 6,5  Estilo: 7,5 Sonido: 6,5
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Capítulo siguiente (8): discografía (y 3)


Tercera sinfonía en Do Mayor opus 52 (1904-07): 8. Discografía (y 3)

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Finalizamos nuestra serie dedicada a la Tercera Sinfonía de Jean Sibelius con la última parte de la discografía analizada, con las grabaciones que más abajo han quedado en nuestra clasificación.
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Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
DEUTSCHE GRAMMOPHON (2005)


La segunda grabación de Järvi, en este caso para el prestigioso sello alemán. Como es la tónica general del estuche, el director estonio tiñe a Sibelius de un colorido preciosista, dorado, casi a la Karajan, descuidando otros aspectos. El primer tiempo infunde un carácter animado, con buena precisión rítmica, y tintes heroicos (aproximando la pieza a La hija de Pohjola), con cuidado en las secciones más líricas. El hipnótico desarrollo crea una expectativa no cumplida en la reexposición, con una coda demasiado preocupada por los legati. En suma, hay cierta sensación de palidez en el conjunto a pesar de brillantes momentos. Muy acertado el enfoque del segundo tiempo, con velocidad adecuada y su sentimiento otoñal. En este caso el preciosismo de flautas y de unos magníficos clarinetes sí presta méritos a la interpretación, aunque las debilidades se dejan traslucir en el carácter taciturno, casi brahmsiano, de los intermedios, y una laxitud excesiva en la última aparición del tema. El comienzo del tercero apenas plantea el drama necesario, y suena a introducción superficial más que al caos que pretendía Sibelius, aunque el asunto se anima en el intercambio tímbrico. El himno se plantea con elegancia, más educada que profunda, y sin la emoción necesaria, terminando el movimiento de la misma forma. En fin, una versión que en ocasiones puede hacer disfrutar a nuestros sentidos pero que no deja ninguna huella.

Interpretación: 6,5  Estilo: 7 Sonido: 9

Orquesta Sinfónica de Londres
Colin Davis
RCA - BMG (2003)


Una lectura esta segunda de Davis con buen oficio sibeliano, pero que suena ligeramente ajena al espíritu de la sinfonía, a veces incluso indiferente, aunque tiene algunos momentos destacables en el uso de los colores instrumentales.
En el Allegro Moderato el tema inicial está bien medido y es ágil, pero en ocasiones algunos toques lo vuelven tosco. El segundo tema parece más cansado que melancólico, aunque después se consigue recuperar algo el aliento. En el comienzo del desarrollo las flautas suenan con un misterio seductor. La reexposición comienza con una gran energía, que se vuelve fatalidad en el segundo tema. La coda vuelve a sonar un poco ausente.
El Andantino con moto suena apagado y triste. Se nos vuelve a mostrar ese carácter misterioso de las flautas, sin duda brillantes, que alternan con una cuerda muy callada, aunque el resto del movimiento peca un tanto de falta de seguridad.
El scherzo arranca sin demasiada prisa ni fuerza, aunque va ganando ímpetu a medida en que la partitura lo exige, y se afianza en el himno, que suena potente y aguerrido. Una versión distante, pero no necesariamente negativa.

Interpretación: 6,5  Estilo: 6 Sonido: 7

Orquesta Sinfónica de Utah
Maurice Abravanel
SILVERLINE CLASSICS (1977)

La grabación del maestro Abravanel tiene musicalidad y muy buen hacer directorial, pero carece de estilo y hasta de alma, quizá por ser bastante ajena al mundo sibeliano, tan específico de esta pequeña gran partitura.
El primer movimiento arranca contenido, con calma y cierto pesimismo, evidente en el segundo tema, y esta atmósfera continúa durante todo el movimiento, con constantes aceleraciones y desaceleraciones libremente vistas por el director suizo-americano, como la fogosa entrada de la reexposición. La coda llega sin mucho espíritu. La mirada del segundo movimiento tiende a una melancolía aún mayor, con la velocidad correcta y un cuidado más intenso que en primer tiempo, aunque falta cohesión entre las secciones de la obra. Para el tercer movimiento, Abravanel opta por un caos un tanto ordenado, pero bien expectante para preparar el himno. En manos de Abravanel este final da rienda suelta a la solemnidad y hasta de su majestuosidad, llegando a los momentos más lustrosos de la grabación. Siendo correcta en la interpretación, varios detalles la alejan del podio de las mejores versiones de la obra.

Interpretación: 6,5  Estilo: 6  Sonido: 9 (DVD audio)

Orquesta Sinfónica de la Filarmonía de Leningrado
Evgeni Mravinsky
[directo] (1963) - ALTUS (2004)


Mravinsky nos ofrece en esta histórica grabación una mezcla de excelentes cualidades y unos cuantos decepcionantes ejemplos de personalismos. La interpretación es buena, a ratos excelente, pero el director ruso parece muy alejado del mundo sibeliano, y a años luz del concepto de esta sinfonía, sobre todo en el aspecto tímbrico, ya que lleva la obra al mundo de las orquestas titánicas, cuando Sibelius precisamente quiere alejarse con esta partitura de esa esfera. Lástima además de sonido y de las toses del directo.
Aunque con agilidad, el Allegro moderato es abordado con cierto empaste en los timbres, lo que perjudica una visión bastante equilibrada en cambio en lo dramático (un buen desarrollo y un espectacular comienzo de la reexposición a golpes de un inquieto timbal), y bien definida en lo rítmico. La coda posee la cualidad de la grandeza, aunque el entusiasmo del timbalista en los dos últimos compases la torne hacia la vulgaridad. Para el Andantino el director ruso escoge la opción de la danza, no sin una buena dosis de sentido del ritmo. El poder elegiaco del primer intermedio se ve perjudicado por la velocidad, como por la falta de afectividad en general del movimiento. El scherzo opta por el dramatismo, casi confusión a veces, con una agitación nerviosa de gran efectividad. En cambio el himno entrará con demasiada velocidad, y la nota del oboe lejos de ser dulce parece hasta molesta. A partir de ahí la sinfonía crece y crece hasta límites insospechados, alejando la sencilla cima de la partitura hacia un clímax casi mahleriano. En fin, si son seguidores del director, es una grabación interesante, pero no lo es tanto para el buen sibeliano.

Interpretación: 6,5  Estilo: 5  Sonido: 3,5 (mono)

Orquesta Hallé
John Barbirolli
EMI (1966/70)


Como hemos dicho en otras ocasiones Barbirolli ha pasado por ser uno de los grandes defensores británicos de la música de Sibelius (lo que le coloca en pódium del sibelianismo), pero sus grabaciones hoy en día se nos antojan anticuadas, demasiado envejecidas y un tanto alejadas del ideal sonoro del compositor. Y éste es uno de los mejores ejemplos de esto que comentamos.
El tema del primer tiempo se presenta con una flema muy elgariana, y anuncia cómo va a ser el movimiento: pomposo y falto de energía, lento y pálido, convirtiendo los pasajes en modo menor en inesperadas desolaciones, desaprovechando los contrastes colorísticos en favor de una concepción de gran orquesta, dejando a las maderas muy al segundo plano... El tema de la coda peca de planitud y excesiva lentitud. En cambio el segundo tiempo tiene un acierto en cuanto a velocidad, faltándole sin embargo cierta agitación rítmica. En general muy correcto, más que otras versiones globalmente mejores, aunque detalles como el tema de nuevo plano del primer intermedio lo afean bastante. El caos del tercer movimiento es posiblemente el más educado y diplomático de todos los caos, ya que todo transcurre con toda la relajación del mundo. El himno continuará en la misma línea, hasta alcanzar de nuevo dimensiones elgarianas. No muy recomendable.

Interpretación: 6  Estilo: 5,5 Sonido: 6,5

Orquestal Festival de Helsinki
Oli Mustonen
ONDINE (2003)


Oli Mustonen es un pianista finlandés, compositor, director muy ocasional, que a los sibelianos nos ha dejado alguna grabación de gran interés para el instrumento de teclado, junto con alguna curiosidad orquestal como esta.  Que no es un gran director de orquesta es evidente, pero a cambio ofrece su amor al compositor, el idioma y un acercamiento desde luego devocional, con gran conocimiento de la tradición interpretativa finlandesa a la hora de abordar a Sibelius. En el Allegro inicial crea un ritmo constante y animado, sin grandes estridencias en lo dramático y sin traicionar el ideal sonoro de la pieza, que en cualquier caso suena algo apagada, con timbres muy tamizados. Para el Andantino Mustonen desvela con elegancia un tempo tranquilo y seguro, aunque algo plano. Las sonoridades parecen bien elaboradas, con un bello trabajo de las maderas. El Finale comienza sin demasiada agitación ni drama, el himno llega sin grandeza, aunque todo no deja de estar en su sitio. Pero no tiene "chispa". Modesta, habiendo más alternativas tampoco hay más que considerar que la curiosidad.

Interpretación: 5,5  Estilo: 7 Sonido: 7

Orquesta Sinfónica de Berlín
Kurt Sanderling
BERLIN CLASSICS (1971) - reeditado en BRILLIANT (2002)


La interpretación de Sanderling, sin desmerecer en su arte musical, es pálida, sin mucha fuerza y bastante alejamiento del estilo. Llega a ser en ciertos momentos hasta falta de alma. Desde luego al director no parecía que la partitura le entusiasmara más que como número a completar en su integral. El primer movimiento suena apagado, mustio, plano, sin emoción. Falla sobre todo el sentido rítmico que se le debe dar a la pieza. De la quema habría que salvar el comienzo de la reexposición, mucho más cuidada y con mayor sentimiento. En el segundo de nuevo existe un enfoque erróneo: demasiado rápido, casi como si de una danza se tratara, y sin separación tímbrica. Sin embargo la musicalidad en sí no es ajena a la calidad. En el tercero el scherzo es intrascendente, mientras que el himno más que himno se asemeja a una marcha a la Elgar. En fin, una opción no muy recomendable, aun a pesar de la ganga que supone comercialmente.

Interpretación: 5,5  Estilo: 6 Sonido: 6,5
Orquesta Filarmónica de Viena
Lorin Maazel
DECCA (1968)


La paleta orquestal de Maazel para con esta sinfonía es gruesa, de bordes imprecisos, indefinidos. Orquesta y director creen tocar Haydn o Mozart (a la manera de la Filarmónica), por lo que dan a la sinfonía un toque simple y vivo, lleno de sana alegría lo que de algún modo ("Junge Klassizität!") acaba por resultar por lo menos estimable. No obstante, los conceptos generales están muy equivocados.
El Allegro participa de la vivacidad, pero también de la distancia emocional, sin muchos contrastes anímicos ni instrumentales, con un toque anticuado que no que arruina las singularidades de la obra. En el Andantino se impone la noción de danza, con un ritmo moderadamente rápido, aunque los rubati y los ritmos nerviosos son adecuados, curiosamente muy adecuados. En el comienzo del Finale, los diálogos instrumentales se retuercen hacia lo grotesco, mientras que el tema hímnico parece apresurarse hasta convertirse en una marcha. La confusión de timbres hace que el tiempo, como la sinfonía entera, nunca salga del caos. Aunque es una lectura destacada dentro del ciclo, el ciclo en sí, como hemos dicho en anteriores ocasiones, suena demasiado envejecido y alejado.

Interpretación: 4,5  Estilo: 4 Sonido: 6
Gran Orquesta Sinfónica de la Radio-Televisión de Moscú
Gennadi Rozhdetsvensky
MELODIYA (1969-74)

Rozhdetsvensky incide muy correctamente en su aspecto rítmico, aunque es una partitura (como la de la Sexta) a la que conviene una orquesta más pequeña. El director ruso la inflama de fuerza y heroísmo, lo cual sin ser negativo hubiera convenido más a su Segunda que a esta partitura. El primer movimiento sobresale por su dramatismo, hondo en el segundo tema, lírico y casi trágico, pero la sonoridad es muy vasta, sin separación de timbres ni de contornos. El regreso del tema principal constituye un momento destacado, con unos bajos especialmente incisivos, pero todo se estropea un tanto por un segundo tema casi grotesco. La coda sencillamente no se ha entendido. Para el segundo tiempo, Rozhdetsvensky incide en sus errores, convirtiéndolo directamente en un scherzo bailable, con oscuras zonas de melancolía. El tercer movimiento ahonda en el error conceptual del timbre, creando una serie de amorfas sonoridades que logran desvirtuar por completo el sentido del comienzo del movimiento. Y así sucederá también en el himno, más dispuesto al efecto que a una verdadera culminación. A pesar de los excesos, no es una versión realmente mala, bastante superior a la media del ciclo del director del este, aunque dentro de la discografía de la sinfonía, es una candidata a seguir cogiendo polvo en las estanterías.

Interpretación: 4,5  Estilo: 3 Sonido: 5,5
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Capítulo 1 - Historia de la obra

Capítulo 2 - Visión general

Capítulo 3 - I. Allegro moderato (análisis) 

Capítulo 4 - II. Andantino con moto, quasi allegretto (análisis) 

Capítulo 5 - III. Moderato - Allegro (ma non tanto) (análisis) 

Capítulo 6 - Discografía (1) 

Capítulo 7 - Discografía (2)


Biografía (28): las batallas de la Cuarta Sinfonía (1910)

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El año de 1910 en la vida de Jean Sibelius será un año sin grandes acontecimientos, pero de grandes batallas interiores, plasmadas en la magna obra que le ocupará durante todo este periodo, la Cuarta Sinfonía, que había iniciado a finales del año anterior. 

No fue la sinfonía sin embargo la única composición que saldrá de su sensible imaginación, y precisamente el comienzo del año está dedicado a otra partitura, La dríada opus 45 nº1Se trata de una brevísima pieza orquestal calificada como poema sinfónico, aunque no porte ni programa ni indicación ninguna aparte del mitológico título (también es denominada en alguna ocasión "Intermedio-danza nº1"). Nos situamos ante una composición sumamente aforística e ilusiva, con tintes casi impresionistas, llena de una atmósfera oscura y esencialista, que comparte mucho, incluso similitudes en varios de sus motivos, con la Cuarta Sinfonía. Se finalizó el 5 de febrero, y para promover su éxito preparó con presteza una versión para piano.

Las dudas sobre su trabajo le asaltaron constante en este periodo, y entre otras ideas nuestro autor elaboró una lista con trabajos de sus primeros años que debían ser revisados antes de una eventual publicación. La lista incluía obras como el Impromptu opus 19 para coro femenino y orquesta (de 1902)"El origen del fuego" opus 32, movimientos de la Música para las celebraciones de la prensa JS.137, "Rakastava" JS.160,los dos movimientos no publicados deLemminkäinen opus 22, el Quinteto con piano JS.159 y "Kullervo" opus 7. Las dos primeras obras serían efectivamente revisadas ese mismo año - a partir de la primavera -, la Música para la prensa y "Rakastava" en los años siguientes, mientras que la partitura de Lemminkäinen tendría que esperar hasta 1939. El Quinteto y "Kullervo" sien embargo permanecieron para siempre en su forma inicial.

También hubo planteamientos de cambios en una obra mucho más reciente, su marcha fúnebre In memoriam opus 59, finalizada unos pocos meses antes y que estaba ya en proceso de impresión en Breitkopf & Härtel. Realizó unos pequeños pero significativos ajustes a algunos pasajes y contornos melódicos, y sobre todo a la orquestación, "mucho más flexible ahora, y de un carácter más noble", según las palabras del músico. 

Las dudas no sólo eran estéticas, sino de nuevo monetarias, y el genio nórdico gastó prosaicamente gran parte del mes de marzo en idas y venidas a Helsinki para sortear sus apuros financieros. La solución vino de nuevo de la mano de Carpelan, que logró otra vez que importantes empresarios salvaran su deuda (que ascendía a 51.000 marcos, unos 185.000 euros actuales). El músico saludaba estas ayudas, que tenían una fuerte connotación patriótica, con alivio, pero también con cierto grado de humillación.

El 6 de abril se estrenó la obra teatral de Lybeck, "Ödlan" ("El lagarto"), que incorporaba música incidental (opus 8) de Sibelius que había escrito también el pasado año. La música fue muy alabada, pero la pieza teatral desapareció de cartel tras unas pocas representaciones. Y la música, como dijimos tan mimetizada con el drama, no conoció versión de concierto, aunque el genio nórdico coqueteó durante años con realizarla, inclusive el proyecto de unas variaciones sinfónicas sobre uno de sus temas, que nunca conoció la luz.

El 25 de ese mismo mes se estrenó otra partitura del año anterior, su Cuarteto "Voces intimae", que recibió una buena acogida de la prensa: "sin duda una de las más brillantes contribuciones al género", se pronunciaba el Helsingin Sanomat (el decano de la prensa finesa, heredero del clausurado Päivälehti). Y sin duda que así es, aunque la gran pieza camerística tenga una presencia pequeña en el repertorio estandarizado.

En mayo la entusiasta Rosa Newmarch visitaba Finlandia, con el objetivo de ver los saltos de agua de Imatra, pasar unas semanas en Helsinki y por supuesto visitar al compositor, con el que uniría una profunda amistad, compartida por toda la familia Sibelius. Su colaboración fue también práctica, encargándose de la traducción inglesa de muchas de las canciones del autor (en una época, no lo olvidemos, en que este tipo de piezas no solía ser cantado en sus idiomas originales).

 "Invierno en Imatra" (1893), de Akseli Gallén-Kallela

A comienzos de junio recibió una invitación para dirigir en la recientemente independizada Noruega, a la que prometió el estreno de la Cuarta, que como era habitual en nuestro músico veía de manera más inmediata de lo que la realidad traería. Mientras, en aquellos días decidía dedicar unos momentos en su jornada de trabajo al estudio puro y duro del contrapunto. Estudio que reforzaba su compromiso con el rigor tradicional mientras componía la que es sin duda una de sus obras más futuristas (el uso del contrapunto se ve incrementado efectivamente en la obra, y progresivamente en los últimos años compositivos de nuestro autor).

Mientras Sibelius se ocupa de su propio viaje interior en busca de la quinta esencia de su estilo, en el exterior las cosas no pintaban excesivamente bien para su país: el régimen zarista recortaba de nuevo las libertades que habían resurgido tras los hechos de 1904, nada más que un paréntesis en la política de rusificación del último de los zares. En junio de aquel 1910 Nicolás II introdujo una nueva legislación por la cual gran parte de los asuntos del país nórdicos debían ser decididos en la Duma: "Finis Finlandiae!" ("¡El fin de Finlandia!") gritó entusiasmado el diputado del parlamento ruso Pusrishkevich. El senado finlandés, que vio recortadas enormemente sus funciones, se llenó de rusos o nativos rusificados, mientras que muchos de los nacionalistas finlandeses eran encarcelados o deportados a Siberia.

En julio, mientras proseguía con la creación su nueva sinfonía, el compositor elaboró también una serie de ocho canciones, su opus 61, piezas breves y con un contenido musical muy críptico, lo que las ha alejado de lo frecuentado dentro de este género. Una vez finalizadas, los Sibelius se dirigieron al archipiélago suroeste del país finlandés para unas cortas vacaciones en la isla de Järvö, donde nuestro compositor pasó el tiempo nadando y planeando cambiar la decoración de su hogar.  El descanso sienta muy bien a su estado anímico y estima, y a la vuelta se sumerge completamente en su obra: "recuerda esto por una vez y para siempre: ¡eres un genio! Lo sabes. Siéntelo. Olvida las trivialidades. ¡Dios mío! 'Man lebt nur einmal!' [Sólo se vive una vez]. ¡¿Qué esperas?!" (anotación en el diario del 13 de agosto).


Vista de la isla de Järvö, aun hoy un lugar turístico predilecto

Pero diversos encargos le distrajeron de la composición principal de la sinfonía. Por un lado los debates con el comité de constructores de la iglesia Kallio de Helsinki, que le solicitaron una melodía para las campanas de su torre, y por otro un prometedor viaje.

El 8 de octubre encontramos a nuestro genio dirigiendo su música en la capital noruega, que el tiempo aún se llamaba Kristiania. En el país escandinavo no sonó la Cuarta, que estaba bastante lejos de completarse, pero estrenó In memoriam y La dríade, en un concierto junto a otras piezas y la Segunda Sinfoníacomo plato principal. Mientras que las piezas más recientes no llamaron la atención, la sinfonía fue recibida con el más caluroso aplauso. Sibelius sufrió mucho de los nervios tanto por el concierto como en los eventos sociales a los que asistía - en los que, entre otros, conoció al célebre explorador Fridtjof Nansen-, casi como embajador musical de Finlandia, y no podía beber nada para calmarlos, como había hecho en el pasado.

Poco después visita Berlín, donde se encontraría con sus viejos amigos Adolf Paul y Busoni, a los que se uniría un joven Edgard Varèse, que se declaró un admirador de la música del finlandés. En la capital alemana de nuevo pudo disfrutar de magníficas veladas musicales, escuchando obras de Rachmaninov, Arensky, Debussy y Reger, alabando especialmente el talento del compositor alemán. 

Su tarea sinfónica principal, que parecía abandonada por el momento, sufrió dos nuevos obstáculos. Por un lado la finalización de la revisión de "Tulen synty" opus 32, y por otro un nuevo e importante encargo, la musicalización de "El cuervo", el célebre poema de Edgar Allan Poe (en versión sueca de Viktor Rydberg), convertido en canción orquestal por iniciativa de la gran soprano Aino Ackté. La cantante tenía previsto una gran gira europea al año siguiente, y en la maleta, además de muchas de las otras canciones del compositor, quería llevar una gran pieza compuesta exclusivamente para ella. 

Aino Ackté (1876-1944) en el papel de Salomé

Nuestro autor se debatió entre esta obra, que con grandes dudas comenzó a escribir el 9 de noviembre, y la sinfonía. Sus luchas tornaron en ansiedad durante los días en que su mujer sufrió una artritis reumatoide e ingresó en un hospital. Renunció incluso a asistir a interesantes conciertos de figuras como Glazunov o Fauré, que visitaban Helsinki esos días. Las presiones de Ackté, que debía llevarse la obra en febrero y que ya había anunciado su gira en el continente con gran expectación, aumentaban en la misma medida en la que Sibelius parecía apartarla y centrarse en la obra orquestal. 

Hasta que nuestro autor no pudo más y abandonó "El cuervo" definitivamente. Y se lo comunicó con un lacónico telegrama a Aino Ackté, que se disgustó enormemente: "Herr Sibelius, no estoy acostumbrada a ser tratada de esta manera y ser objeto de burlas. Habría sido mucho más honesto si usted no hubiera dicho estar de acuerdo en principio con la idea de conciertos Sibelius en el extranjero que no le seducían."
 
Sibelius se justificaba ante Carpelan: "La Cuarta Sinfonía irrumpe a través de las nubes con luz solar y poder. Mi trabajo es de un orden completamente diferente a estas concertistas que son exitosas comercialmente. Cuando doy un concierto ni diva o prima donna deberían ser el centro de interés... es mi música sinfónica la que triunfará."

No obstante aquello fue más un asunto de choque de orgullos que el tiempo acabó diluyendo, y Ackté continuó entonando sus canciones en los conciertos. Por parte del músico aquel esfuerzo no devino en la nada, ya que los esbozos de la música para el poema de Poe se incorporarían al movimiento final de la sinfonía, y pocos años más tarde escribiría para Acktéuna obra maestra, "Luonnotar" opus 70 , con la que sin duda la soprano se vería ampliamente resarcida.

Ahora todas sus energías se podían centrar en la Cuarta Sinfonía, en la que nuestro autor estaba volcando buena parte de su alma. Pero seguiremos esta historia en nuestro próximo capítulo.
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Capítulo siguiente (29): el estreno de la Cuarta Sinfonía, Gotemburgo, París... (1911)



"Våren flyktar hastigt" ("La primavera huye rápida") opus 13 nº4 (1891)

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Como todos los años, hoy 5 de febrero hemos celebrado en el blog el Día Runeberg. Y lo hacemos una vez más dando cuenta de una de las numerosas y magníficas canciones en las que nuestro compositor contó con los bellos poemas del poeta finlandés de lengua sueca.

En esta ocasiones recurrimos a uno de los más tempranos ejemplos,""Våren flyktar hastigt" opus 13 nº4, partitura escrita durante su viaje de estudios enViena, que se ha convertido en una de las más célebres del autor en su sencillez e inmediatez (poco más de minuto y medio).

La partitura se sitúa en la primavera de 1891, cuando Sibelius finalizaba su época de estudios y realizaba sus primeras y atrevidas composiciones públicas.Justamente en las semanas en que comenzaba lo que sería su debut profesional con la ambiciosa sinfonía "Kullervo" opus 7. Lo cierto es que la canción se presenta en las antípodas de la magna obra con un tono casi improvisatorio, y de hecho, al contrario que otras de las primeras canciones que publicaría, no fue revisada. Fue en diciembre de 1892 cuando fue impresa en la editorial finlandesa Otava, junto con otras musicalizaciones de Runeberg, bajo el número de opus 13, conociendo un gran éxito de inmediato. 


En los últimos días de 1913 nuestro compositor recordó de nuevo su composición, dotándola de acompañamiento orquestal, muy probablemente para la soprano Ida Ekman, que el marzo siguiente estrenaría dicha versión orquestal. Dicha redacción, con los timbres característicos de flautas y triángulo, ha contribuido a difundir aún más esta pequeña joya, aunque en realidad ni añade ni quita belleza a la obra en sí.

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El tema del epigrama del poeta finlandés es uno de sus tópicos preferidos, la desilusión juvenil / popular / amorosa frente las desgracias de la vida, en esta ocasión dramatizada como diálogo entre una muchacha y un joven. Mientras la muchacha contempla pesimista la fugacidad de la primavera (y con ella la misma existencia), el muchacho le ofrece el amor como medio para escapar de ese "tempus fugit".

Våren flyktar hastigt,
Hastigare sommarn,
Hösten dröjer länge,
Vintern ännu längre.
Snart I sköna kinder,
Skolen i förvissna
Och ej knoppas mera.
Gossen svarte åter:

Än i höstens dagar
Gläda vårens minnen,
Än i vinterns dagar
Räcka sommarns skördar.
Fritt må våren flykta,
Fritt må kinden vissna,
Låt oss nu blott äska,
Låt oss nu blott kyssas.

Dikter I (p. 1830): XLII. Idyll och epigram - nº12

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La primavera huye rápida,
más rápido el verano,
el otoño se prolonga mucho,
el invierno mucho más.
Pronto, hermosas mejillas, 
os marchitaréis
y no floreceréis más.
El muchacho respondió:

Incluso en los días de otoño
alegran los recuerdos de la primavera,
incluso en los días de invierno
la cosecha del verano nos alimenta.
Dejemos que la primavera huya
y las mejillas se marchiten,
por ahora sólo amémonos,
por ahora sólo besémonos. 
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Como ya hemos dicho la pieza posee una gran sencillez, en gran parte porque traslada al ámbito de su arquitectura musical la disposición poética de Runeberg, de tono popular. Transforma sus dos estrofas, divididas a su vez en dos partes de cuatro versos, con sus evidentes paralelos, en una idéntica forma musical. El resultado deja una forma estrófica, y como ha de esperarse en Sibelius, una forma estrófica modificada, explorando el progreso dramático de las dos partes del diálogo entre la chica y su pretendiente.

La partitura lleva la indicación inicial de "Vivace" (aunque en muchas de las interpretaciones no se respeta, sin duda porque el resultado la convierte en una pieza muy breve), compás ternario y tonalidad de Mib Mayor, aunque gran parte de sus pentagramas están en el homónimo menor. Más propiamente hablando, la música que acompaña a las palabras de la muchacha está en el modo menor, que pasa a mayor para las del joven, una evidente oposición entre la negatividad de una y el optimismo del otro.


Esta dualidad forma parte de la quinta esencia de la música sibeliana, donde es habitual la alternancia mayor / menor, pero es indudable (y más aún si recordamos la composición vienesa de la partitura) la influencia schubertiana, más que palpable en estas primeras canciones y buena parte de la música de cámara de la época.
 
Sibelius pinta todo el curso musical / poético con brevísimos motivos, entrecortados por figuras pianísticas que dibujan de manera sutil el contenido del texto. Se hace evidente que es el texto el que manda: el respeto a las palabras de Runeberg y a su intenciónse mantiene al máximo.

Tras un breve preludio en modo menor, surge el primer motivo musical que captura la esencia del pensamiento pesimista de la joven, con una quinta descendente final tan característica de Sibelius. Como decíamos cada verso es entrecortado por dibujos pianísticos, en este caso un breve jirón que parece querer simbolizar a esa primavera que huye fugazmente.

La segunda frase supone cierto cambio en el discurso musical, y es también muy característica del autor, con una nota larga mantenida, seguida por un breve diseño circular. El acompañamiento y el forte ayudan a convertir esta frase en toda una proclamación de la futilidad y decadencia de la belleza:


La frase es más continua y libre, rapsódica incluso, como reflejando el dolor ante tal pensamiento.

Se produce entonces una pequeña transición al pasar al verso protagonizado por la narración, acompañado por una fórmula musical casi operística, y ya en el modo mayor. La segunda parte, como hemos reflejado ya corresponde al muchacho, y reproduce de manera análoga la música de la primera. Pero con ciertas diferencias: un alegre Mib Mayor, y una serie de figuras que entrecortan a la voz de manera más irregular e improvisatoria, plasmando una vitalidad y un sentimiento mucho mayor.

Los dos versos finales, declaración amorosa más que explicita, sirven de resumen de toda la música, uniendo el dibujo ascendente del primer motivo musical con la larga nota del segundo. Los compases finales son dejados al piano, que resume su frase inicial, cerrando de esta manera el círculo.
 

Discografía

Versión original con acompañamiento de piano


Karita Mattila, soprano
Ilmo Ranta, piano
ONDINE (1995) 

Excelente versión, con un canto afectado pero nunca teatral por parte de Mattila y un acompañamiento con la presencia justa y la musicalidad necesaria. La entonación de la soprano se carga de pequeños matices que contribuyen a dar relieve al texto, todo bajo un tono melancólico en la primera estrofa y jocoso en la segunda. Estilísticamente muy fiel, y una buena interpretación en cualquier caso. Primera recomendación.

Interpretación: 8,5  Estilo: 9  Sonido:7,5

Anne Sofie von Otter, mezzo-soprano
Bengt Forsberg, piano
BIS (1994/95)- Sibelius Edition VII

La versión de Otter es delicada y seductora, con un tono evidentemente romántico, que se vuelca con mayor profundidad en la tristeza de la muchacha. El piano siempre muy bien compensado. La belleza de la voz de la mezzo hace mucho a esta pequeña joya, y en esta pequeña discografía sería la primera recomendación de la versión con piano si no fuera por Mattila.
Interpretación: 8  Estilo: 8,5  Sonido: 8

Jorma Hynninen, barítono
Ralf Gothóni, piano
FINLANDIA (1981) 

El barítono opta por una versión sentimental e íntima, con tono de confesión, lírica y delicada, sencilla pero alejada de lo intrascendente. Una buena interpretación.

Interpretación: 7  Estilo: 9  Sonido:6,5

 
Birgit Nilsson, soprano
Geoffrey Parsons, piano
BLUEBELL (1974) - directo (Estocolmo)


La inmensa Nilsson se acerca a esta canción con porte aristocrático y dramático, pero sin perder de vista el género. El piano de Parsons es variado y acentúa adecuadamente el dramatismo. Una rareza pero merece la pena intentar hacerse con ella.

Interpretación: 7  Estilo: 6  Sonido: 6,5
 
Kim Borg, bajo
Erk Werba, piano
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1957)
 
La presente grabación llama la atención en varios sentidos. Por una parte encontramos la voz del finlandés Kim Borg, un destacado operista de mediados de siglos (con muy recordados "Don Carlo" y "Boris Godunov") quien curiosamente pertenecía a la familia de la madre de Sibelius; aunque no mantuvo una relación directa con el compositor. Aunque no se acaba allí su unión con nuestro genio, ya que en 1957, meses antes de la desaparición del músico, le encargó dos arreglos de concierto en lo que sería el último trabajo musical de nuestro autor. En torno a esas fechas grabó un "LP" con canciones de Sibelius que ayudó mucho a difundir las piezas de este género en un momento no precisamente oportuno para esta música.
La interpretación es una de las más lentas de la discografía, con un porte parsimonioso y tranquilo, cuidando la mucho que el texto de Runeberg se entienda y transmitir una musicalidad más contenida que emocional. El piano se muestra irregular e animado, quizá por tradición del género en aquellas fechas. En fin, una versión más que curiosa, aunque no sea la más destacada musicalmente. 

Interpretación: 6,5  Estilo: 6,5  Sonido:6
 
Tom Krause, barítono
Irwin Cage, piano
DECCA (1984) 

Una visión melancólica y relajada de la partitura, con un tono más bien narrativo y hasta distante, afrontado no obstante con gran dulzura por parte de Krause. El acompañamiento de Cage permanece muy discreto toda la canción.

Interpretación: 6,5  Estilo: 6,5  Sonido: 7



Siv Wennberg
Geoffrey Parsons, piano
EMI (1973)

Interpretación lenta y algo pálida y plana por parte de la cantante, dejando gran parte del peso a un excelente acompañamiento pianístico, que anima ostensiblemente el cuadro. Poco más a destacar.


Interpretación: 5,5  Estilo: 5  Sonido:6,5

Versión con acompañamiento orquestal 


Soile Isokoski, soprano
Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (2006) 

La gran soprano finlandesa acomete a la perfección la pieza, con dulzura a la vez que pasión, emoción pura respetando la modestia de su concepto. La dirección de Segerstam se amolda perfectamente a la voz de Isokoski, haciendo brillar sus breves compases. Interpretación de referencia, sin duda, la mejor hasta ahora de la discografía en cualquiera de sus versiones.

Interpretación: 9  Estilo: 8,5  Sonido:9

Jorma Hynninen, barítono
Orquesta Filarmónica de Tampere
Leif Segerstam
ONDINE (2007)  

Excelente versión con un canto apasionado por parte del barítono finlandés, empeñado en captar todas las sutilezas del poema en su canto, haciendo especialmente una segunda estrofa sobresaliente. También la dirección ayuda mucho a esta versión, aunque más lirismo en general le hubiera dado más puntos. Muy recomendable en cualquier caso.

Interpretación: 8,5  Estilo: 8  Sonido:8



Birgit Nilsson, soprano
Orquesta de la Ópera de Viena
Bertil Bokstedt
DECCA (1965)


Como en la grabación con piano anteriormente señalada, la Nilsson aborda con gran nobleza y depurada técnica esta canción, dándole una dimensión grande, pero evitando la teatralidad en todo momento. El acompañamiento orquestal sí es quizá algo más operístico, pero sin desentonar del todo. Un buen testimonio de los muchos operistas nórdicos que incluyeron canciones de Sibelius en su repertorio, con bellos resultados como es el caso.

Interpretación: 7  Estilo: 5,5  Sonido: 6,5
Karita Mattila, soprano
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo
WARNER CLASSICS (2004)


La soprano finlandesa opta por dar un toque inocente y nada dramático a la obra, refrescante casi, mientras que el acompañamiento de Oramo es discreto, y se centra en prestar colorido a la expresión vocal. Una versión sin nada grande que destacar, aunque de ningún modo modesta. 

Interpretación: 6,5  Estilo: 7  Sonido:7,5

 
Kirsten Flagstad, soprano
Orquesta Sinfónica de Londres
Øivin Fjeldstad
DECCA (1958)


Flagstad realiza aquí una interpretación más bien operística, matizando con variedad de expresiones cada verso, y gran dramatismo. Una visión por lo tanto demasiado amplia, ya por la cantante como por la orquesta de esta partitura, bastante alejada de los dramas wagnerianos. Tampoco la interpretación en sí es muy destacable a pesar de la grandeza de la firma.


Interpretación: 6  Estilo: 5,5  Sonido:6



MariAnne Häggander, soprano
Orquesta Sinfónica de Gotemburgo
Jorma Panula
BIS (1984) - Sibelius Edition III


La soprano no es lo suficientemente clara y comunicativa, ni posee una voz muy bella, abordando la canción con tono operístico, lo que no beneficia demasiado a la expresión. El acompañamiento del maestro Panula cumple su función simplemente. Una versión nada brillante, que incomprensiblemente se rescató para formar parte de la Sibelius Edition de BIS en lugar de una nueva grabación que hubiera redondeado el estuche. Demasiado modesta para ser recomendada.

Interpretación: 5  Estilo: 7  Sonido: 6
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Para ilustrar esta presentación de la pieza podemos ofrecer un video que contiene una de las grabaciones anteriormente mencionadas, la de la soprano sueca Birgit Nilsson acompañada por Orquesta de la Ópera de Viena bajo la batuta de Bertil Bokstedt:



Novedad discográfica recomendada: ciclo sinfónico por Paavo Berglund con la Sinfónica de Bournemouth

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Si hace unos meses les recomendábamos una serie de grabaciones de calidad a un excelente precio, una reciente novedad discográfica nos sirve para proponerles la cuadratura del círculo: una de las mejores integrales de las sinfonías de Jean Sibelius a un precio realmente ridículo, esto es, cuatro discos compactos al precio de uno.

Se trata del ciclo que en los setenta grabara el director finlandés Paavo Berglund, reputadísimo intérprete de la música de su compatriota y desaparecido hace más de un año, con una gran orquesta británica, la Sinfónica de Bournemouth. 

 
Estas grabaciones ya habían aparecido en varias ediciones en CD, en los últimos años también a buen precio, pero la última edición, de hace apenas unas semanas, presenta una serie de ventajas que convierten al producto en un caramelo que ningún sibeliano que se precie (salvo que ya posea las grabaciones, claro está) puede rechazar. En primer lugar, como ya hemos dicho el precio tiene pocos rivales. En segundo lugar la calidad en sí: se trata una de las integrales mejores del mercado, tanto a nivel interpretativo como a nivel estilístico, conteniendo alguno de los puntales absolutos de la discografía sibeliana como su increíble Cuarta. El estilo sobrio y preciso de Berglund, teñido de melancolía pero sin caer en sentimentalismos se adapta como un guante a las partituras del genio nórdico.  Y en tercer lugar todos los registros (excepto dos pistas) han sido remasterizados nuevamente con un resultado técnico fantástico, impecable y hermoso al mismo tiempo

Además de las siete sinfonías, la integral se completa con una serie de grabaciones de otras obras efectuadas en la misma época ycon el mismo nivel interpretativo: dos movimientos de la Suite "Karelia" (Berglund al parecer no grabó la Balada), el Valse triste, Finlandia, El Cisne de Tuonela, dos movimientos de la Suite "Rey Cristian II" (en este caso sí existe grabación completa, pero suponemos que por problemas de espacio sólo tenemos aquí el Nocturno y la Balada), El bardo y Tapiola (una Tapiola sensacional, por cierto). Existen otros registros, pero la duración de los cuatro discos está completa y más - de momento - se puede pedir para tener una joya de tal altura.

Razones hay de sobra pues para hacerse con esta grabación. Nuestra recomendación absoluta.

Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Paavo Berglund
EMI (2013
50999 9 73600 2 5

Catálogo cronológico: III. Periodo romántico (1898-1908)

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Proseguimos con el catálogo de obras completas de Jean Sibelius ordenado por orden cronológico que iniciamoshace ya tiempo. Y lo hacemos con uno de los periodos (según la clasificación que propusimos) más fecundos y conocidos del autor, hasta el punto de contener quizá las obras más conocidas del mismo, como son las dos primeras sinfonías, el Concierto para violín, Finlandia, el Valse triste, La hija de Pohjola, etc.
No en vano es una época en la que la música de Sibelius se muestra más amplia, más atractiva y más cercana a los estándares de la época (dejando aparte a los músicos de la vanguardia, por supuesto), dejando traslucir algunas de sus influencias de manera más evidente que el personalísimo periodo anterior. Esto ha provocado sin embargo un efecto negativo sobre la recepción de nuestro autor, al reducirlo a este periodo y a esas obras, dando por válida la idea de que Sibelius es poco más que un epígono de Chaikovsky y Grieg. Por supuesto que esto no es más que una lectura muy superficial, incluso si nos circunscribimos a este "periodo romántico", pero en rigor hay que reconocer que hay algo de verdad en ese juicio. 

Jean Sibelius en esta época se ha dado conocer a Europa e incluso a EE.UU. en esta época, y sus obras se han interpretado en Berlín, París, Estocolmo, Oslo, Londres, Chicago... Así mismo su propia evolución artística se ha querido abrir a un lenguaje mucho más internacionalista y clásico, puro y formal. No se produce una ruptura con su estilo anterior, por supuesto, cuyos elementos ya han sido asumidos como propios para el resto de su producción artística. Permanecen pues las melodías de acentos rúnicos, los tresillos y caídas de quinta, las auras, los obstinati, los trémolos, los pedales... Pero de manera mucho más tamizada e integrada en un lenguaje más abstracto, menos coloreado localmente, menos "kalevaliano", pero más próximo a la estética del "nacionalismo" imperante.
Junto con una preocupación por la forma pura (de ahí su interés por la sinfonía y el concierto), hay también una recepción, como ya hemos señalado, de la tradición romántica, especialmente por la nórdica y - aunque al propio autor en ocasiones le costaba reconocerlo - de la música rusa. Las obras de esta época dan una gran importancia a la melodía, cantabile y expresiva, sin implicaciones tan nativas como antes. La armonía se colorea con efectos de gran sensibilidad, como el uso de la subdominante menor y la sexta napolitana y un cromatismo muy disimulado por el discurso polifónico (características que se encuentran en los autores señalados). El Sibelius de esta época suena romántico y nórdico, lejos del primitivismo finés anterior.
En cuanto a los géneros, la música orquestal se ha situado definitivamente como el género predilecto para su expresión, ya sea a través de las sinfonías y el concierto, como también del poema sinfónico, la música incidental y las piezas breves. La música coral y coral-sinfónica nos da también notables ejemplos en esta fase, así como las canciones, que encuentran en esta época (más "sueca" que "finlandesa" de alguna forma), uno de sus grandes vehículos de expresión.
La música para piano resurge también con fuerza, aunque el propio autor se ve impulsado a ella por razones más comerciales que puramente expresivas. Aunque eso no quita que en algunas piezas, en general muy de género, den rienda suelta sus sentimientos. La música de cámara en cambio prácticamente desaparece, incluso las obras para su instrumento, el violín (cuya práctica abandona definitivamente en estas fechas). 
Al final del periodo tenemos una corta fase que hemos llamado "joven clasicismo", una fase de transición que prácticamente está contenida en una obra clave en la evolución estilística de nuestro autor, la Tercera Sinfonía. En este subperiodo la música de Sibelius vive un cambio, dejando atrás el romanticismo anterior para sumergirse en un compromiso por una parte más abstracto y "clásico", pero por otra mucho más personal, esencialista, sin "notas superfluas" y concentración expresiva, características que se verán afianzadas, con un tono mucho más profundo, en la época siguiente. 
 
Este gran periodo que hemos llamado "romántico" o "romántico-nacionalista" estaría limitado entre la música incidental para  "Rey Cristian II" opus 27, que muestra ya claramente las preferencias por el melodismo, el colorido nórdico y la sensibilidad romántica; y la operación tumoral de mediados de 1908, que provoca un gran cambio en su estado anímico y que se traducirá en un terremoto estilístico y estético. El subperiodo de "joven clasicismo" habría que limitarlo a la conclusión de la citada Tercera Sinfonía y las pocas obras que la rodean. 
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Episodios correspondientes en la biografía:
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Recordamos que en ocasiones el orden no va a ser siempre el preciso, sino aproximado cuando no hay datos totales, aunque precisamente en esta época, sobre todo cuando nuestro autor comienza un diario, los datos son mucho más fiables que antes. Cuando no hay otro indicativo que el año, la obra se sitúa al final del periodo con un separador.
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 1898

- Menuetto en Sib Mayor, para piano [¿esbozo para opus 27?, 1898–1900]
- "Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27, música incidental [arreglada para piano; nuevos números añadidos a finales de mayo; Elegía y Musette revisados e incorporados a la suite de concierto]:
     1. Elegía,
     2. Musette
     3. Minueto
     4. Canción del Loco
- "Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27, arreglo para piano:
     1. Elegía,
     2. Musette
     3. Minueto
     4. Canción del Loco [piano, o voz y piano]
- "Carminalia", JS.151:
     • versión JS.151a, para coro mixto a tres voces a capella
     • versión JS.151b, para coro femenino a dos voces y armonio
     • versión JS.151c, para coro femenino a dos voces y piano
- "Kuutamolla" ("A la luz de la luna") JS.113, para coro masculino a capella
[Sinfonía programática] en Fa Mayor [proyecto no realizado]
     I. El viento sopla frío, tiempo río del lago, en Fa Mayor
     II. Heine (El abeto del norte, sueños de una palma sureña), en Re bemol Mayor
     III. Un cuento de invierno, en do menor
     IV. El cielo de Jorma, en Fa Mayor
- "Sandels" opus 28, para coro masculino y orquesta [arreglado para coro masculino y piano, revisado en 1915]
- "Sandels" opus 28, para coro masculino y piano [original con acompañamiento orquestal]
Primera Sinfonía [finalizada en 1899]: esbozo preliminar para piano del segundo movimiento en do# menor
- "Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27, música incidental [nuevos números añadidos; revisados e incorporados a la suite de concierto]:
     • Nocturno
     • Serenata [movimiento alternativo a Minuetto]
     • Balada
- "Sydämeni laulu" ("Canción de mi corazón") opus 18 nº6, para coro masculino a capella [arreglado en 1904 para coro a capella]
- "Illalle" ("A la tarde") HUL 1094, para voz y piano [versión preliminar]
- "Illalle" ("A la tarde") opus 17 nº6, para voz y piano
[versión definitiva]
- "Natus in curas" ("Nacido para curar") [Himno] opus 21, para coro masculino [revisión, versión original de 1896]
- Idilio en Fa Mayor opus 24 nº6, para piano [primera versión, versión preliminar Andantino compuesto en la Navidad de 1897]
- "Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27, suite para orquesta [de la música incidental de febrero y verano de 1898]
     1. Nocturno
     2. Elegía
     3. Musette
     4.  Serenata
     5. Balada
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- [Capricho] en si menor, para piano [vs. preliminar del Capricho opus 24 nº3]
- Capricho en mi menor opus 24 nº3, para piano [vs. definitiva]
- 'Celli / Tutti', boceto [usado en Finale de opus 67 nº2]
- [Largamente] en re menor, para piano [1897-99]
- "Vilse" ["Extraviado"] opus 17 nº4, para voz y piano [versión original, revisada en 1902]
- "Rakastava" ("El amante") JS.160c, para mezzo, tenor y coro mixto a capella [arreglo; original para coro masculino JS.160a de 1894]
- "Saarella palaa" ("Fuego en la isla") opus 18 nº4, para coro mixto a capella [arreglo; original para coro masculino de 1895]
- "Aamusumussa " ("En la niebla de la mañana") JS.9a, para coro mixto a capella [también arreglo para coro femenino o infantil de 1913]
- "Min rastas raataa" ("Ocupado como un tordo") JS.129, para coro mixto a capella
- "Sortunut ääni" ("La voz rota") opus 18 nº1, para coro masculino a capella [existe también versión para coro mixto]
- "Sortunut ääni" ("La voz rota") opus 18 nº1, para coro mixto a capella [existe también versión para coro masculino]

1898?
- Valse en Mi Mayor opus 24 nº5, para piano

1897-99
- Marcha, para metal y percusión [esbozo, reutilizado en opus 91b, finales 1899?]

1898 - 1899
- Primera Sinfonía en mi menor opus 39: esbozos del Finale (35 compases empezando en W)

1899
- "Isänmaalle" ("A la patria") JS98b , para coro masculino a capella [versión original, arreglado para coro mixto en 1900, y segunda versión en 1908]
- " Athenarnes sång" ("Canción de los atenienses") opus 31 nº3, para coro de niños y hombres al unísono, madera, metal, percusión y contrabajo [arreglos para piano solo con armonio ad libitum, para coro de niños y hombres al unísono y piano con armonio ad libitum,  para coro de niños y hombres al unísono y septeto de metal con percusión, y para coro de niños y hombres a capella]
- Primera sinfonía en mi menor opus 39 [versión original, revisada en 1900]
- " Athenarnes sång" ("Canción de los atenienses") opus 31 nº3, para piano solo con armonio ad libitum  [arreglo, original de marzo de 1899]
- " Athenarnes sång" ("Canción de los atenienses") opus 31 nº3, para coro de niños y hombres al unísono y piano con armonio ad libitum [arreglo, original de marzo de 1899]
- " Athenarnes sång" ("Canción de los atenienses") opus 31 nº3, para coro de niños y hombres al unísono y septeto de metal con percusión [arreglo, original de marzo de 1899]
- " Athenarnes sång" ("Canción de los atenienses") opus 31 nº3, para coro de niños y hombres a capella [arreglo, original de marzo de 1899]
- [Tema improvisado en casa de Gállen-Kallela], para piano [utilizado como tema del Finale de la Segunda Sinfonía]
- "Metsämiehen laulu" ("Canción del hombre del bosque") opus 18 nº5, para coro masculino a capella
- [Kehtolaulu (Canción de cuna) / Vals] JS.222, para violín y kantele
- "Svarta rosor" ("Rosas negras") opus 36 nº1, para voz y piano [esbozada en abril 1899]
- "Men min fågel märks dock icke" ("Pero mi pájaro desea volver a su hogar") opus 36 nº2, para voz y piano
- "Bollspelet vid Trianon" ("Tenis en Trianon") opus 36 nº3, para voz y piano
- " Segelfahrt" ("Navegar") JS.166, para voz y piano
- " Souda, souda, sinisorsa" ("Nada, nada, pato") JS.180, para voz y piano
- "Islossningen i Uleå älv" ("La ruptura del hielo en el río Oulu") opus 30, para recitador, coro masculino y orquesta
- Marche triste JS.124 , para piano
- Andantino en Fa Mayor opus 24 nº7 , para piano [primera versión]
- Tiera JS.200, poema sinfónico para metal y percusión
- Música para las celebraciones de la prensa JS.137, música incidental (tableaux vivants) para orquesta [cinco números seleccionados en suite, un número revisado como Finlandia opus 26 en 1899-1900, tres números revisados como Scènes historiques I opus 25 en 1911]
- [Suite de la Música para las celebraciones de la prensa]:
     I. Preludio [= Preludio de JS.137]
     II. All'Overtura [= tableau nº1 del JS.137]
     III. Scena [= tableau nº4 del JS.137]
     IV. Quasi Bolero [= tableau nº3 del JS.137]
     V. Finale  [= tableau nº6 del JS.137, ¿= versión intermedia de Finlandia opus 26?]
- Suomi herää! (¡Finlandia, levanta!), para orquesta [de JS.137, versión intermedia de Finlandia opus 26, ¿= Finale de [Suite] del 14 de diciembre de 1899?]
- Pianokompositioner för barn (Composiciones de piano para niños) JS.148  [esbozos, algunos utilizados en obras posteriores]

1900
- Malinconia opus 20, para violoncello y piano
- Primera sinfonía en mi menor opus 39 [esbozos para la revisión]:
     I. Primer movimiento: compases 1–40 / Andante – Allegro
     II. Segundo movimiento: compases 1–56 / Andante (ma non troppo lento)
   III. Scherzo (completo) / Allegro moderato – Un poco più lento – Poco stringendo al Tempo primo
     IV. Finale (Quasi una Fantasia): últimos 54 compases / Andante (ma non troppo)
- Primera sinfonía en mi menor opus 39 [versión revisada, original de 1899]
- Finlandia opus 26, poema sinfónico para orquesta [versión final, original del número final de JS.137, arreglo para piano publicado en noviembre]
- Finlandia opus 26, para piano [arreglo para piano, original para orquesta]
- Nocturno e mi menor opus 28 nº8, para piano
- "Isänmaalle" ("A la patria") JS98b , para coro mixto a capella [arreglo, original de 1899 para coro masculino]
- Porilaisten marssi (Marcha del  Regimiento de Pori) JS.152, para orquesta [arreglo de una marcha anónima]
- Suite Karelia opus 11 para orquesta, [rev. de tres números de la Música escénica JS.115]
- "Snöfrid" opus 29, improvisación para recitador, coro mixto y orquesta
- "Den första kyssen" ("El primer beso") opus 37 nº1, para voz y orquesta
- Andantino en Mib Mayor JS.42, para voz y piano [probablemente esbozo para opus 36 nº4]
- "Säv, säv, susa" ("Sopla, sopla, susurro") opus 36 nº4, para voz y piano
- "Marssnön " ("La nieve de marzo") opus 36 nº5, para voz y piano
- "Demanten på marssnön" ("El diamante en la nieve de marzo") opus 36 nº6, para voz y piano [también versión con acompañamiento orquestal de 1917]
Lemminkäinen opus 22, para orquesta [original de 1896, versión intermedia de 1897]:  
     III. Tuonelan joutsen (El cisne de Tuonela)
     IV.  Lemminkäinen palaa kotitienoille (El retorno a casa de Lemminkäinen)
- Kavaljeren (El caballero) JS.109, para piano

1899-1901
- [Esbozo] HUL 1528/2, [materiales utilizados en JS.147 nº7]

1901
- " Flickan kom ifrån sin älsklings möte" ("La muchacha vino del encuentro con su amante") opus 37 nº5, para voz y piano
- Festival: cuatro poemas sinfónicos para orquesta [proyecto no realizado sobre el mito de "Don Juan", esbozo compositivo = usado en el segundo movimiento de la Segunda Sinfonía]
- [Proyecto no realizado sobre la "Divina Commedia" de Dante]: [tema] Christus [usado en el segundo movimiento de la Segunda Sinfonía]
- "Terve, kuu" ("Salve, luna") opus 18 nº2, para coro masculino a capella
- Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 [primeros esbozos]
- " On hanget korkeat, nietokset" ("En lo alto están los ventisqueros") opus 1 nº5, para voz y piano
- Romanza en Reb Mayor opus 24 nº9, para piano

1902
- Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 [versión original] [fragmentos]:
     I. Compases 1–54 / Allegretto moderato
     II. 62 compases empezando en D / Molto largamente – Andante sostenuto
- Obertura en la menor JS.144, para orquesta
- "Impromptu" opus  19, para coro femenino y orquesta [versión original, revisado en 1910, arreglado para coro femenino y piano]
- "Impromptu" opus  19, para coro femenino y piano [arreglo de la versión original para coro femenino y orquesta]
- "Tulen synty" ("El origen del fuego") opus 32, para barítono, coro masculino y orquesta [versión original, revisado en 1910]
- "Lasse liten" ("Pequeña Lasse") opus 37 nº2, para voz y piano
- "Soluppgång" ("Salida del sol") JS.87, para voz y piano [versión preliminar de opus 37 nº3]
- "Soluppgång" ("Salida del sol") opus 37 nº3, para voz y piano [versión final, preliminar: JS.87; versión con acompañamiento orquestal de 1914]
- Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 [versión final publicada]
- "Var det en dröm?" ("¿Fue un sueño") opus 37 nº4, para voz y piano
- "Vilse" ["Extraviado"] opus 17 nº4, para voz y piano [versión publicada, pequeños cambios respectos a la original de 1898]
- [Proyectos diversos, referidos en carta a Carpelan]
     • [Balada sobre el "Kanteletar"], para soprano y gran orquesta [no realizado]
     • [Ballet sin texto, 24 números] [no realizado]
     • Concierto para violín [primeros esbozos del Concierto opus 47]
     • [Fantasía], para orquesta [no realizado]
     • [Libro de piezas], para piano [no realizado]
     • Cuarteto de cuerda [primeros esbozos del Cuarteto opus 56]
- "Kotikaipaus" ("Nostalgia") JS.111, para coro femenino o infantil a capella
- "Den 25 oktober 1902. Till Thérèse Hahl" ("25 de octubre de 1902. A  Thérèse Hahl") JS.60, para coro mixto a capella [primera musicalización del texto]
- "Den 25 oktober 1902. Till Thérèse Hahl" ("25 de octubre de 1902. A  Thérèse Hahl") JS.61, para coro mixto a capella [segunda musicalización del texto]
- En saga (Una saga) opus 9, poema sinfónico [versión final, versión original de 1892, revisado entre el verano y noviembre de 1902]
- Vårsång (Canción de primavera) opus 16, poema sinfónico para orquesta [versión final publicada, ¿= versión intermedia de 1895?]
- "Lastu lainehilla" ("Madera a la deriva") opus 17 nº7, para voz y piano

1899–1903
- [Allegro] en sol menor HUL 0493/2, para piano

1903
- Barcarola en sol menor opus 24 nº10, para piano
- Minun kultani kaunis on [Mi amada es bella] HUL 0822/1, para piano (arreglo de melodía tradicional)  [comenzado en mayo de 1902?]
- Canciones populares finesas JS.81, para piano (arreglos de melodías tradicionales)  [comenzado en mayo de 1902?]
- "Höstkväll" ("Tarde de otoño") opus 38 nº1, para voz y piano [dos orquestaciones del acompañamiento a finales de 1904]
- "På verandan vid havet" ("En un balcón junto al mar") opus 38 nº2, para voz y piano [orquestación del acompañamiento en noviembre de 1903]
-"I natten" ("En la noche") opus 38 nº3, para voz y piano [orquestación del acompañamiento en noviembre de 1903]
- Concierto para violín, esbozo para piano del segundo movimiento HUL 0471
- "Se'n har jag ej frågat mera" opus 17 nº3, para voz y orquesta [original con acompañamiento de piano de 1892-93]
- "På verandan vid havet" ("En un balcón junto al mar") opus 38 nº2,  para voz y orquesta [original con acompañamiento de piano de septiembre de 1903]
- "I natten" ("En la noche") opus 38 nº3, para voz y orquesta [original con acompañamiento de piano de septiembre de 1903]
- "Kuolema" ("La muerte") JS.113, música incidental, para soprano, barítono, cuerda y campanas [comenzado en octubre de 1903] [nº1 arreglado como opus 44 nº1 en 1904, nos. 3 y 4 arreglado como opus 44 nº2 en 1906]

1903-04
- " Jag ville, jag vore i Indialand" ["Deseo estar en la India] HUL 1124 y 1189, para voz y piano [versión preliminar de opus 38 nº5]

1904
- "Har du mod?" ("¿Tienes valor?") JS.93, para coro masculino a cappella [enero o antes, probablemente estudio para opus 31 nº2, con diferente música]
- Cassazione opus 6, para orquesta [versión original, revisada en 1905, un tema esbozado para piano HUL 0799, mismo tema reusado en "La tempestad" opus 109]
- "Har du mod?" ("¿Tienes valor?") opus 31 nº2, para coro masculino y orquesta [1ª versión, también con acompañamiento de piano, tres versiones más de 1911, 1912 y 1913 respectivamente]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47 [versión original, 1903-04, también versión para violín y piano, revisado en 1905]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47: transcripción para violín y piano [incompleto, varios esbozos y fragmentos alternativos]
- "Har du mod?" ("¿Tienes valor?") opus 31 nº2, para coro masculino y piano [arreglo de la 1ª versión, con acompañamiento orquestal]
- Musik zu einer Scène. Ein Fichtenbaum — träumt von einer Palme [Música para una escena. Un abeto, soñado por una palma], para orquesta, música incidental para un tableau vivant [transcrito, sin introducción, como Danza-Intermezzo opus 45 nº2]
- Romance en Do Mayor opus 42, para orquesta de cuerda
- Danza-Intermezzo opus 45 nº2, para piano [transcripción de parte de Musik zu einer Scène, versión orquestal en 1907]
- Valse triste HUL 0851, para piano [transcripción preliminar de JS. 113 nº1]
- Valse triste opus 44 nº1, para orquesta [transcripción de JS. 113 nº1, a través de HUL 0851]
- Valse triste opus 44 nº1, para piano [transcripción del original para orquesta]
- Idyll en Fa Mayor, opus 24  nº6, para piano [revisión, original de oct. 1898]
- "Jag ville, jag vore i Indialand" ["Deseo estar en la India] opus 38 nº5, para voz y piano [versión definitiva: versión preliminar HUL 1124 y 1189]
- "Harpolekaren och hans son" ["El arpista y su hijo"] opus 38 nº4, para voz y piano
- Kyllikki HUL 0707, 0705, 0704 y 0715, para piano [esbozos para opus 41]
- Kyllikki opus 41, tres piezas líricas para piano [ver esbozos HUL 0707, 0705, 0704 y 0715]
- "En slända" ["Una libélula"] opus 17 nº5, para voz y piano
- "Veljeni vierailla mailla" ("Mis hermanos en la lejanía") JS.217 , para coro masculino a capella
- "Sydämeni laulu" ("Canción de mi corazón") opus 18 nº6, para coro mixto a capella [arreglo, original de 1898 para coro masculino]
- " Höstkväll" ("Tarde de otoño") opus 38 nº1, para voz y cuerda [original para voz y piano de 1903]
- " Höstkväll" ("Tarde de otoño") opus 38 nº1, para voz y orquesta[original para voz y piano de 1903]

1901-05
- [Adagio] en Do Mayor HUL 0493/2, para piano

1902-05
- [Polka] "Aino" en do menor HUL 0800, para piano

1903-05
- " On hanget korkeat, nietokset" ("En lo alto están los ventisqueros") opus 1 nº5, para dos voces y piano (arreglo, original para una voz y piano de 1901)

1905
- Réquiem [para Eugen Schauman] [proyecto no realizado, material quizá empleado en "Marjatta" y/o en opus 59]
- "Pelléas och Mélisande" ("Pelléas y Mélisande") JS.147, música incidental [desde octubre 1904, arreglo excepto dos números para piano, arreglo de la canción para voz y piano, suite orquestal, excepto un número, de 1906]
- "Romans" ("Romanza"), para voz y piano [esbozo, mismo texto de opus 61 nº5, pero distinta música]
- "Pelléas och Mélisande" ("Pelléas y Mélisande") opus 46, para piano [arreglo de la música incidental, dos números omitidos]
- "Les trois sœurs aveugles" ("Las tres hermanas ciegas") JS147 nº6,  para voz y piano [arreglo de la música incidental]
- "Marjatta", oratorio [proyecto, sólo esbozos, JS.34 y opus 49 posiblemente reutilizan temas esbozados]
- Cortège JS.54, para orquesta [pantomima, tema reutilizado en opus 109]
- Cassazione opus 6, para orquesta [versión final, original de 1904]
- "Ej med klagan" ("No con lamentos") JS.69, para coro masculino a capella [arreglado días más tarde para coro mixto]
- "Ej med klagan" ("No con lamentos") JS.69, para coro mixto a capella [versión publicada, original de días antes para coro masculino]
- "Ej med klagan" ("No con lamentos") JS.69, para coro mixto a capella [versión con correcciones en compases 6-8,14]
- [Cantata / Oratorio para el centenario (1906) de J. V. Snellman] [proyecto no realizado]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47 [versión revisada final, original de 1903-04]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47, arreglo para violín piano [de la versión revisada final, numerosos fragmentos y ossia]

1903-06
- [Esbozos] [utilizados en Scaramouche opus 73]

1905-06
- "Listen to the Water Mill" ("Escucha el molino de agua") JS.122, para coro mixto a capella [fragmento, melodía reutilizada en opus 57 nº3]

1906
- "Pelléas och Mélisande" ("Pelléas y Mélisande") opus 46, suite para orquesta [arreglo de la música incidental de 1905, un número omitido]
- Pan y Eco opus 53, para orquesta
- "Vapautettu kuningatar" ("La reina cautiva") opus 48, para coro y orquesta [arreglo de 1910? para coro masculino y orquesta]
- Luonnotar HUL 0163, poema sinfónico [fragmento, proyecto no finalizado, pensado también como Sinfonía, temas transferidos a opus 49, opus 52 y opus 66] [finales 1905 - junio 1906]
 - Pohjolan tytär (La hija de Pohjola) opus 49, poema sinfónico [de materiales de Luonnotar, 1905-06, título originales alternativos : "Wäinämöinen", "L'aventure d'un héros"]
- Sechs Lieder opus 50, para voz y piano
- "Erloschen" ("Extinguido") JS.73 , para voz y piano
- "Belsazars gästabud" ("El festín de Belshazzar") JS.48, música incidental [dos danzas arregladas para piano (noviembre / diciembre?); suite orquestal de diciembre 1906- enero 1907; "Canción de la muchacha judía" arreglada en dos versiones para voz y piano en 1907 y en 1939]
- Belsazars gästabud  (El festín de Belshazzar) JS.48: Livets dans y Dödens dans, para piano [original para orquesta]
- Kurkikohtaus (Escena con grullas) opus 44 nº2, para orquesta [arreglo de dos números JS.113, de 1903]
- "Grevinnans konterfej" ("El retrato de la condesa") JS.88, para recitador y cuerda
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- [Pieza], para cuerda? [fragmento, revisado como Canzonetta opus 62a para "Kuolema" en 1911] 
- Obertura Karelia opus 10, para orquesta [publicación de la obertura de la Música escénica JS.115, sin cambios (?) respecto a la versión original]


IIIb. Joven clasicismo (1907-1908)

1904-07
- Tercera Sinfonía en Do Mayor opus 52, (fragmentos originales):
     I. Primer movimiento: compases 1–32 [HUL 0232 (I)]
     I. Primer movimiento: compases 1–44 [HUL 0232 (II)]
     II. Segundo movimiento. Andantino con moto [versión preliminar, HUL 0230]

1906-07
- Belsazars gästabud  (El festín de Belshazzar) opus 51, suite para orquesta [de JS.48, también arreglo para piano de primavera de 1907]

1907
- "Hundra vägar" ("Cien caminos") HUL 1148, para voz y piano [versión preliminar de opus 72 nº6 ]
- "Hundra vägar" ("Cien caminos") opus 72 nº6, para voz y piano [versión definitiva]
- [Fragmento] en La Mayor HUL 1313, para orquesta [utiliza tema de "Ej med klagan" de 1905]
- Danza-Intermezzo opus 45 nº2, para orquesta [original para piano de 1904, basado en Musik zu einer Scène para orquesta]
- Adagio en Mi Mayor JS.13, para piano [fragmento, 25 compases]
- Belsazars gästabud  (El festín de Belshazzar) opus 51, para piano [original para orquesta de comienzos de año, versiones alternativas de Livets dans y Dödens dans]
- Judeflickans sång [Canción de la muchacha judía] JS.48 nº2b [opus 51 nº2], para voz y piano [de JS.48,  primera versión, otra versión de 1939]
- Pan y Eco opus 53, para piano [arreglo, original para orquesta de 1906]
- Tercera Sinfonía en Do Mayor opus 52 [1904-07, incorpora material de "Marjatta"?]


enero - mayo 1908
- "Svanevit" ("Cisne blanco"): versión preliminar del nº9 HUL 1314
- "Svanevit" ("Cisne blanco") JS.189, música incidental [usa revisión de HUL 1314, órgano añadido d. 8 abril, la mayoría de los números revisados y fusionados como opus 54]
- "Isänmaalle" ("A la patria") JS98b , para coro masculino a capella [segunda versión, original de 1899]
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"Kung Christian II" ("Rey Cristian II") opus 27: Nocturno para violín y piano [arreglo, original para orquesta de 1898; arreglo perdido]

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Sección siguiente [próximamente]

Biografía (29): el estreno de la Cuarta Sinfonía, Gotemburgo, París... (1911)

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Sibelius pasa buena parte del mes de enero en Helsinki, pero frente a lo que habría sido sus lúdicas costumbres los años anteriores en la capital finlandesa, dedica estos días a trabajar muy concentrado. Mientras la Cuarta Sinfonía prosigue su largo camino, nuestro músico debe acceder a los encargos. Por una parte la melodía para Iglesia Kallio no había sido aún escrita, y el compositor sugerirá utilizar los compases finales de su Segunda Sinfonía (aunque más escribiría una melodía original, como ya veremos). Por otra parte su cuñado Arvid Järnefelt le ha solicitado dos nuevas piezas para la una revisión de su drama "Kuolema", completando la partitura con la que tanto éxito obtuvo años atrás

 Jean Sibelius en 1911

Tampoco en febrero pudo dedicarse, tal como deseaba, plenamente a sinfonía, en esta ocasión embarcándose hacia Suecia. Allí le esperaba la ciudad de Gotemburgo y su orquesta, dirigida por su amigo Wilhelm Stenhammar, que le dedicaría su propio Cuarteto de cuerda nº4 en la menorcon gran satisfacción del maestro. Pudo escuchar también al genial pianista Wilhelm Backhaus que, sin embargo, con su lectura fiel y poco romántica, le pareció muy mecánico a nuestro compositor. El propio Sibelius dirigió dos conciertos con música propia, incluyendo obras como La hija de Pohjola o la Segunda Sinfonía, con gran éxito. Antes de volver a Finlandia hizo parada en Letonia, donde dirigió a la Sinfónica de Riga también con buena recepción, y donde se vio envuelto indirectamente en una polémica musical local, la acusación al compositor Emil Darsins de haberse basado en El cisne de Tuonelapara escribir un poema sinfónico suyo.

Finalmente pudo concluir las dos piezas para "Kuolema", que llamó Canzonetta opus 62a y Valse romantique opus 62b. El reestreno de la obra se produjo el 8 de marzo, aunque ni el drama ni la música, más allá del ya celebérrimo Valse triste, causaron una especial atención. Nuestro autor se dio gran prisa en publicar las nuevas piezas pero, pese a sus esperanzas y su indudable calidad, no lograron alcanzar la fama del Vals.

Librado ya de las distracciones, el genio nórdico pudo dar por finalizada su nueva sinfonía el 2 de abril, apenas un día antes de su estreno en la Sala de la Universidad. El concierto fue preparado como un gran acontecimiento, con el coro YL homenajeando al maestro y su director, Heikki Klemetti dedicándole un discurso laudatorio. La primera parte consistió en la marcha In memoriam, la nueva Canzonetta, La dríade y Cabalgata nocturna y amanecer. Tras el descanso llegó el turno a la sinfonía.

Pero las cosas no marcharon como el público esperaba, y aun el propio autor, aunque quizás lo temiera. La obra era demasiado avanzada, desconcertante, pesimista, íntima y enigmática para el momento - un momento en el que quizá se esperaba otra sinfonía "heroica"  como las circunstancias nacionales demandaban - . El público estaba confuso, y no supo aplaudir ante los últimos vacilantes acordes de la obra hasta que el correspondiente ramo de flores llegó a manos del compositor. "La gente evitaba la mirada, sacudía sus cabezas; sus sonrisas eran embarazosas, furtivas o irónicas. No mucha gente vino al camerino en los bastidores para rendir sus respetos", relataba años después su esposa Aino.

La crítica se mostró igualmente sorprendida por el lenguaje de la obra. Karl Fredrik Wasenius, que firmaba bajo el pseudónimo de "Bis" (cuyo tataranieto Robert von Bahr dirige precisamente la discográfica Bis) quiso justificar el enigma dando un detallado programa de cada movimiento para explicar la obra, que definió como una descripción de la ascensión a la montaña Koli, muy a la manera de la posterior Sinfonía alpina de Richard Strauss. Contradiciendo su tónica habitual, Sibelius entró a trapo del comentario, para negarlo completamente. Si bien era cierto que la inspiración de la obra había nacido en la aventura en Koli junto a su cuñado Eero Järnefelt, dedicatario además de la obra (anécdota que debió conocer Bis), el compositor estaba muy lejos de querer plasmar un programa tan concreto en una obra que precisamente camina hacia la abstracción absoluta.


 El editor y crítico musical Karl Fredrik Wasenius (1850-1920)

"¿Se supone que no gano 'reconocimiento'? ¿Que estoy sobrepasado por otros en el punto de vista general? Si la envidia y la intriga tienen éxito en lograr sus propósitos, ¿es mi música peor que todo eso? Por el contrario, ¡es mejor para mí como compositor!"

Junto con la fría y perpleja recepción de la obra, y las polémicas con los críticos, nuestro músico se tuvo que enfrentar a un conflicto con su amigo Carpelan debida a un malentendido sobre la entrada de un concierto que el compositor había olvidado reservar para su admirador. Pero tras el dolor provocado, las debidas aclaraciones y disculpas llegaron entre los  amigos y el asunto quedó zanjado rápidamente.

Tras el estreno de la sinfonía, lo cierto que el genio nórdico reaccionó con toda tranquilidad y sin someterse a las visiones negativas. Todo lo contrario: se sumió en un estado anímico lleno de paz y realización, como si la composición y estreno de la magna obra hubieran supuesto un verdadero exorcismo para su alma. Así pudo disfrutar de la primavera finlandesa sin apenas ansiedades, dejando en su diario anotaciones de plenitud casi únicas. No obstante había asuntos prácticos que atender, como la ampliación en un piso superior de Ainola, el nuevo embarazo de su mujer (que daría a luz el 20 de junio a una nueva hija, Heidi)... Y a pesar de no querer comenzar nuevas obras, mientras preparaba con mínimas revisiones la sinfonía para su publicación, tuvo que atender un nuevo encargo de un amigo dramaturgo, en este caso Adolf Paul y su obra "Die sprache der Vögel" ("El lenguaje de los pájaros")

En mayo recibió un libreto deóperaescrito por un tal Georg Boldemann, un admirador alemán que vivía en Copenhague. Pero en aquellos días, mientras estudiaba la partitura de la "Elektra" de Richard Strauss, sintió que el drama musical era completamente ajeno a su personalidad artística, y el asunto, una vez más, devino en nada.

Pero la depresión volvió a rondar a esa entonces serena alma cuando visitó a su hermana Linda, ingresada en el psiquiátrico Pitkäniemi en la localidad de Nokia. Días más tarde la permitieron pasar unos días en Ainola. Linda estaba próxima a la desintegración nerviosa. En ella vioademás su propio futuro, lo que le dejó en un estado de gran melancolía hasta el nacimiento de Heidi y el buen tiempo del solsticio de verano, mientras recordaba laépoca de su juventud tocando movimientos de los tríos de Beethoven.

Aquel verano compuso un único número para la obra de Paul, una inusual Marcha nupcial JS.62 que no sería finalmente interpretada hasta 1983 (!), y un breve Estudio para piano (publicado bajo el número de opus 76 nº2), que todos los estudiantes finlandeses conocen y estiman. El estudio fue escrito como regalo de compromiso de su hija Eva y Arvi Paloheimo, enlace que era muy del agrado del músico y su familia. Familia que se vería además ampliada con más ayuda doméstica, la cocinera Helmi Vainikainen, que permaneció en Ainola casi cinco décadas más.

Tras las reformas en la casa, Sibelius trasladó su estudio al ático, donde tenía una buena vista del lago y mayor tranquilidad. Tras la sinfonía, le surgieron dudas sobre el camino a tomar y su inspiración, alejada completamente del trabajo rutinario y el academicismo: "estoy preocupado sobre mi capacidad para dar con algo realmente nuevo. Incluso dudo sobre mi manera de trabajar, ¡tan lejos me he trasladado de la manera de pensar de la escuela alemana!"

Varios encargos corales a capella más llegaron en lo que quedaba de año, como la"Cantata" JS.107 (una sencilla obra a pesar del título), para una escuela femenina de Turku con texto de su amigo Konow. "Män från slätten och havet" ("Hombres de tierra y mar") opus 65a fue escrita para el festival de Vaasa del siguiente junio, y es en cambio una pieza difícil y atrevida.Y casi al terminar 1911 su"Uusmaalaisten laulu"  ("Canción del pueblo de Uusima") JS.214, otra breve obra sin acompañamiento con ritmo de marcha en honor a la región del mismo nombre, demanda por una asociación estudiantil. 

Parte de su trabajo en el último tercio del año consistió en revisar antiguas obras, según los planes esbozados el año anterior. En septiembre le llegó el turno a la Música para las celebraciones de la prensa JS.137, obra de 1899, de la que ya ensayó en su momento una suite muy parecida al resultado final. De toda la obra extrajo finalmente tres números, refinando la orquestación y recomponiendo algunos pasajes, dando como resultado las Scènes historiques opus 25

A finales de ese mes le llegó el turno a dos piezas para violín y piano de su época final de estudiante, que llegaron a ser a publicadas ya en su momento. Se trataba de la Romanza opus 2a (cuya versión original data de 1890) y el Epílogo opus 2b (basado en el Perpetuum mobile de 1891). Estas revisiones fueron las primeras obras de un grupo de partituras para violín y piano que fueron compuestas en las dos décadas siguientes, dando por concluida una larga etapa sin piezas de este tipo, en su juventud harto frecuentes.

Curiosamente otra obra de la época estará catalogada con el siguiente número de publicación. Se trata del "Arioso" opus 3una canción con texto de Runeberg que en realidad fue completada el 17 de octubre de ese año. Como en alguna otra ocasión nuestro músico hizo pasar como una obra de juventud una composición reciente para evitar complicaciones con editores, que demandaban siempre nuevas partituras. Y en efecto, Breitkopf & Härtel, a quienes ofreció la canción, le cuestionaron el particular. Sibelius afirmó entoncesque el "Ariosoes una antigua composición, de antes de 1890". Y aunque es cierto que de esa época data un primer intento, incompleto, de musicalización del texto de Runeberg, la obra no tiene nada que ver con esos esbozos. La hermosísima canción, de tintes melancólicos muy a la Grieg, se escribió simultáneamente con acompañamiento de orquesta de cuerda y de piano.

A final de octubre fue momento para otro viaje europeo. La primera parada la hizo a Berlín, que encontró "insufrible". Rápidamente se dirigió a París. Aunque no tenía los pasados gastos de tabaco y alcohol nuestro músico pareció querer revivir sus días de estudiante, y puso poco cuidado en no gastar demasiado dinero, comprando caros trajes y realizando excursiones a Versalles o al Bois de Boulogne. Socializó además con artistas nórdicos como sus compatriotas los pintores Magnus Enckell y Juho Rissanen, o el compositor sueco Emil Sjögren, y su amiga Rosa Newmarch que vino desde Inglaterra. Mientras, sus intentos por encontrarse con Maurice Ravel a través del crítico M. D. Calvocoressi, que le había prometido dedicarle un artículo - y que no llegó a escribirse-,  fueron infructuosos. 

El compositor sueco Emil Sjögren (1853-1918) (fotografía c.1900)
Pero no descuidó su trabajo, sus revisiones principalmente, como su coro patriótico "Har du mod?" opus 31 nº2(de 1904), y "Rakastava" ("El amante") JS.160 (de 1894), que recompondría radicalmente, transformando el original para coro a capella en una obra para orquesta de cuerda. También decidió escribir una suite orquestal, las Scénes historiques II, al contrario que su predecesora no basada en ninguna obra anterior.

En París asistiría a grandes conciertos en la capital francesa, pudiendo escuchar con gran complacencia la Sinfonía de Paul Dukas, el Scherzo fantastique de Stravinsky, y la "Salomé" de Richard Strauss, aunque otras obras como la "Psyche" de César Franck y una sinfonía de Ropartz le parecieron aburridas y académicas. Sorprendentemente encontró muchos peros a la Missa solemnis de Beethoven, con una orquestación que le pareció anticuada y registros muy forzados (una opinión por cierto nada rara aún en la época de Sibelius)

"Escuché tanta música como pude, tanto antigua como nueva. Yo siempre estuve interesado en compositores contemporáneos y más jóvenes sobre todo para obtener una visión clara sobre mí mismo. [...] Llegué a la conclusión que muchos compositores de hoy en día, en sus esfuerzos para preservar su lugar al ojo público, debido a que constantemente tienen que producir algo novedoso y sensacional, han perdido el componer algo vivo basado en las viejas escalas eclesiásticas; esto, pienso yo, estaba reservado para mí y otros que podían vivir en un paz mayor". Así declara a Karl Ekman años después sus experiencias musicales en París. De esta manera hacía una declaración explícita de sus propios principios armónicos, lo que hemos llamado la "tercera vía" entre la tradición y la vanguardia: hacer música nueva basada en los modos antiguoso folclóricos.

Pudo escuchar sus propias canciones en un recital de la soprano americana Minnie Tracey, pero ni la calidad interpretativa fue la necesaria ni su presencia en el programa, menor que las de Sjögren - que desagradaban a Sibelius -, lo harían destacar en lo más mínimo en el ambiente parisino. 

Al tiempo que su revisión de "Har du mod?" era rechazada por Breitkopf, decidíarevisar de nuevo Rakastava, insatisfecho por la primera versión.  Así, con una nota de amargura por el fruto de su trabajo y los resultados en París, volvió a Finlandia a tiempo para celebrar sus 46 años.

Frente a la mínima actividad de la primavera, el comienzo del invierno encontramos a Jean Sibelius trabajando a pleno rendimiento. El año siguiente daría nuevas grandes obras, como ya contaremos en la siguiente entrega de esta biografía.
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Capítulo siguiente (30):¿profesor en Viena?, los conflictos de Kajanus, Birmingham y Copenhague (1912)

La música de cámara de Jean Sibelius (I): visión general y catálogo

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De todos los géneros musicales cultivados por Jean Sibelius el que nos ofrece más dificultades a la hora de dar una perspectiva general es sin duda el camerístico. Y lo es porque ofrece una serie de singularidades que lo distancian del resto de la producción del maestro:

- La música para pequeño conjunto instrumental (incluiremos también la música para un solo instrumento distinto de un teclado) ocupa una buena parte de la producción del músico finlandés, pero distribuida de forma muy distinta a lo largo de su vida: la mayor parte de este producción se sitúa en su época juvenil, su periodo de estudio, mientras que en el resto de su carrera, con la excepción de la música para violín y piano, son muy pocas las partituras que podemos entender en el presente género.

- Por supuesto existe una razón por la cual durante sus primeros años Sibelius compuso un gran número de piezas de cámara. En realidad varias razones.Muchos de sus primeros ensayos en materia musical se realizaron en el ámbito doméstico, con sus propios hermanos y otros familiares y amigos interpretando sus obras, y el propio autor tocando la parte violinística. Eso no implica necesariamente que se trate de obras fáciles o de consumo inmediato, más bien todo lo contrario, porque era en este ambiente en el cual el propio e incipiente compositor pudo sentirse más libre. Así surgen, por ejemplo, los tríos para piano, violín y violoncello que compuso para las vacaciones familiares que nuestro autor pasaba descansando de sus estudios en la capital, y que suponen las más altas cotas de su inspiración en aquellos años.

 Jean Sibelius junto con su hermana Linda al piano, y su hermano Christian al cello. 
Fotografía en el Casino de Loviisa, verano de 1888.

- Esas piezas incluían diferentes objetivos. Por una parte estaban los impulsos creativos más puros del joven músico, que poco a poco descubría su capacidad para plasmar en el pentagrama el fruto de su imaginación, y experimentaba con los sonidos sus avances en su propio estudio personal (Sibelius fue en gran parte un músico autodidacta, sobre todo en el aprendizaje de las reglas de composición). Partituras como su primer Cuarteto en Mib Mayor JS.84antes de marchar a Helsinki, o su gran Cuarteto en Sib Mayor opus 4 de 1890 corresponden a este propósito puramente artístico.

- A partir de su época de estudios en Helsinki gran parte de las piezas compuestas eran ejercicios o ensayos de forma, no exentos generalmente de inspiración y creatividad. Incluso obras de primer nivel nacieron vinculados a conservatorio de Wegelius, como es el caso de Cuarteto en la menor JS. 85, algo así como su "trabajo fin de carrera", que al tiempo constituye una de sus mejores composiciones de la época. Otras muchas partituras en cambio rondan el simple ejercicio escolar, sin demasiado interés artístico.

- Muchas de las obras camerísticas estaban dirigidas a ser interpretadas por el propio Sibelius, como señalábamos antes, pero muy especialmente las obras para violín y piano. Esta colección ocupaun muy importante presencia dentro del catálogo sibeliano, y que casi merecerían el trato de un género aparte dentro de la producción del compositor. El violín fue el instrumento del genio nórdico, y durante buena parte de su vida pensó que su futuro era el de un virtuoso del arco antes que el creador de pentagramas. Muchas de los trabajos que escribiría para el instrumento estaban destinados en su propio lucimiento (tanto técnico como expresivo), a la manera de otras piezas similares escritas por los grandes violinistas del romanticismo (como por ejemplo Vieuxtemps, algunas de cuyas partituras formaron parte de su repertorio como violinista). Ejemplo de este grupo de obras puede ser su Suite en re menor JS.187(escrita entre 1887 y 1888), de cierta dificultad técnica pero también con preocupaciones en el avance de sus habilidades como compositor.

- Diversas piezas camerísticas (como también muchas de las piezas para piano) entrarían dentro de la categoría de "souvenirs", pequeñas partituras relacionadas con la vida musical del músico y su entorno, dedicadas a damas (incluyendo los amoríos del joven músico), amigos, su hermano Christian... así como piezas destinadas a veladas musicales especiales. No es de extrañar que estas sean piezas más ligeras, danzas o con carácter de danza, piezas de carácter o sentimentales... El"Vals Lulú" JS.194 del verano de 1889, con nombre de dama pero escrito para el arco de su hermano Christian puede ser una buena prueba de este otro grupo de partituras.

- Tras el estreno de"Kullervo" opus 7, nuestro autor se convierte en un compositor profesional, y abandona de ese pequeño mundo por uno más cosmopolita por una parte, y más íntimo y aislado por la otra, en su propio hogar de Ainola. Pero sobre todo se produce un cambio en sus propios intereses y preferencias artísticas. Sibelius prefiere componer ante todo para la orquesta, y en menor medida música coral, canciones, así como para el piano- más bien por circunstancias financieras en este último caso -. La música de cámara es abandonada progresivamente, hasta que, con unas pocas excepciones - mención aparte de la música violinística, como veremos a continuación -, prácticamente sólo escribe un puñado de obras de cámara en su madurez.

Esas excepciones están muy relacionadas con su biografía, y corresponde a impulsos creativos muy especiales, como puede ser el caso de Malinconia opus 20, una obra para cello y piano que nace del dolor de la muerte de su pequeña hija Kirsti, o el Cuarteto "Voces intimae", que nace de la introspección y replanteamiento estéticoque siguen a la extirpación de su cáncer en 1908

Como decíamos, la música para violín y piano es una excepción a esta relativa sequía del género durante su actividad musical de madurez. Y una excepción que se circunscribe además a los últimos años de su producción. Esta vuelta al género nace de un plan de revisión de varias obras de juventud y de año anteriores que se habían olvidado, que culminará en la revisión de las Dos piezas opus 2, obras de 1890 y 1891 revisadas finalmente en el año 1911. Desde entonces la mente del creador concibió escribir de nuevo nuevas obras para el instrumento, que aunque hacía tiempo abandonada su interpretación activa, seguía provocando en él un ánimo muy positivo. Primero se volcó en obras para violín y orquesta, finalmente, sobre todo en los años de la Primer Guerra Mundial (1914-18), compone un gran número de partituras para violín y piano.

Cierto es que la mayor parte de esas piezas, al igual que sucede con las pequeñas partituras de piano de aquellos años de penurias económicas y editoriales, tuvieron una motivación más bien financiera (de pura pervivencia incluso), pero eso no impide que el autor haya volcado hacia ellas su talento y su amor al medio instrumental, bastante más que hacia el piano solo. De hecho algunas de esas piezas breves (las colecciones opus 78, 79 y 81) posee una gran hondura y calidad musical. Y también encontramos obras como la Sonatina opus 80, trabajo de primer orden, de una delicadeza y profundidad únicas. Con los años - tras el aislado intento de la Novelette opus 102 - abandona las piezas más salonísticas, pero vuelve al violín de cámara para tres colecciones de altura (las opus 106, 115 y 116) en las que plasma las nuevas intenciones del periodo final de su evolución artística.
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A continuación presentamos el catálogo completo de composiciones de cámara de Jean Sibelius, del que dejamos aparte la música para piano y para otros teclados en solitario. Sin embargo incluimos la música solística para otros instrumentos (violín, cello y kántele), conjuntos más grandes de viento (que estarían en realidad a mitad de camino entre la música de cámara y la orquestal) y algún elemento más bien inclasificable como la partitura escrita para las campanas de una iglesia de Helsinki. Las secciones del catálogo están agrupadas por la misma plantilla según los estándares habituales, y ordenadas por fecha de composición, pero agrupando las piezas de colecciones (que normalmente se han compuesto e incluso publicado en fechas diferentes). Hacemos también una distinción (señalada por un separador) entre la música del periodo de estudios y la música de madurez (a partir, recordémoslo, del estreno de "Kullervo"). 

Como en otros catálogos del blog, los nombres de las piezas que están entre corchetes, a falta de un título en el manuscrito, son las propuestas de quienes las han sacado a la luz, como el pianisma Folke Gräsbeck para la Sibelius Edition del sello BIS, o el experto Andrew Barnett.
 

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CUARTETOS DE CUERDA (dos violines, viola y violoncello)

- Molto moderato - Scherzo JS.134 [1885]
- [Scherzo] en si menor HUL 0541a (incompleto) [1885]
- Cuarteto de cuerda en Mi bemol Mayor JS.184 [30 de junio de 1885]
- [Cuatro temas] en Sol Mayor, Mi bemol Mayor, la menor, mi menor HUL 0796/2 [1887]
- Alla marcia en mi menor JS.16, para cuarteto de cuerda [1888]
- Presto en Fa Mayor JS.154 [1888]
- Tema con variaciones en sol menor JS.197 [1888]
- Allegretto en Re Mayor JS.20 [febrero? de 1888]   
- Andantino en Do Mayor JS.39 [febrero? de 1888]
- Tema con variaciones en do# menor JS.195 (algunos compases perdidos) [31 mayo 1888]
- [33 pequeñas piezas] HUL 0618 (ejercicios) [1888-89]
- Allegro en mi menor JS.28 (ejercicio) [1888-89]
- Allegretto en La Mayor JS.17 (ejercicio) [1888-89]
- Più lento en Fa Mayor JS.149 (ejercicio) [1888-89]
- Adagio en fa menor JS.14 (ejercicio) [1888-89]
- Moderato - Allegro appassionato en do# menor JS.131 (ejercicio) [1888-89]
- Andante molto sostenuto en si menor JS.37 (ejercicio) [1888-89]
- Andante - Allegro molto en Re Mayor JS.32 (ejercicio) [1888-89]
- [Allegro] en sol menor HUL 0620 (ejercicio) [1888-89]
- Fuga para Martin Wegelius en la menor JS.85 [mayo 1889]
- Cuarteto de cuerda en la menor JS.183 [29 mayo 1889]
- Allegretto en Si bemol Mayor HUL 0621 [20 septiembre 1889]
- Adagio en re menor JS.12 [verano 1890]
- Cuarteto de cuerda en Si bemol Mayor opus 4 [septiembre 1890]
-  La pompeuse Marche d'Asis JS.116, para cuarteto de cuerda (versión original, perdida, arreglos posteriores para para piano, dos violines y violoncello y para trío con piano) [enero-feb. 1891]
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- [Proyecto de Cuarteto] (primeros esbozos del Cuarteto opus 56) [verano 1902]
- Cuarteto de cuerda en re menor opus 56 ("Voces intimae") [bocetos 1899-1903] [diciembre 1908-15 abril 1909, coda 5º mov. revisada en verano 1909]
- Andante festivo JS.34a, para cuarteto de cuerda (también en arreglo para orquesta de cuerda de 1939, op. 103 nº1 usa material de esta pieza; proveniente de Marjatta?) [28 diciembre 1922]


DÚOS Y TRÍOS DE CUERDA

- Vattendroppar (Gotas de agua) JS. 216, para violín y violoncello en pizzicato [tradicionalmente fechada en 1876, posiblemente c.1881]
- Luftslott (Castillos en el aire) JS.65, para dos violines [1881?]
- Serenata JS.169, para dos violines y violoncello [verano de 1887]
- Menuetto y Allegro JS.128, para dos violines y violoncello [verano de 1887]
- [Dúo] en do menor JS.68, para violín y violoncello [verano? de 1887]
- Andantino en La Mayor JS.38, para violín, viola y violoncello (posiblemente para Suite JS.186) [abril 1889 o antes]
- Suite en La Mayor JS.186, para violín, viola y violoncello (parte del violín del cuarto movimiento perdida, revisiones menores en 1912) [13 abril 1889]
- Canon en sol menor JS.50, para violín y violoncello [13 junio 1889]
- [Minueto] en Fa Mayor HUL 0419/14, para violín y cello (incompleto) (versión del Minueto en Sib Mayor para piano) [invierno 1890/91]
- Dúo en Do Mayor JS.66, para violín y viola [junio? 1891]
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- Trío en sol menor JS.210, para violín, viola y violoncello (2º y 3er movimientos incompletos) [1893-94]
- Canon en re menor HUL 1061-62, para violín, viola y violoncello [1895/98]


TRÍOS PARA PIANO, VIOLÍN Y VIOLONCELLO

- [Menuetto] en re menor HUL 0538 [1882-85]
- [Andante] - Adagio - Allegro maestoso HUL 0539 [1883-85]
- Trío en la menor JS.206 [com. 1884]
- [Allegro] en Do Mayor HUL 0541a/5 [1885]
- [Moderato] en la menor HUL 0540 [1885]
- Trío en la menor JS.207 ("Hafträsk") [verano de 1886]
- [Andantino] en La Mayor HUL 0670/3
- Allegro en Re Mayor JS.27 [verano? de 1886]
- Trío en Re Mayor JS.209 ("Korpo") [verano de 1887]
- Andantino en sol menor JS.43 [verano? de 1887]
- [Allegretto] en La bemol Mayor HUL 0547, para violín, violoncello y piano (esbozo para JS.138?) [abril 1888?]
- Trío en Do Mayor JS.208 ("Lovisa") [verano de 1888]
- [Allegro] en re menor HUL 0548 (incompleto) [verano de 1889]
- [Allegretto] en Mi bemol Mayor HUL 0419/21 (incompleto) [junio? 1891]
- La pompeuse Marche d'Asis JS.116 (HUL 0550) (arreglo; original para cuarteto de cuerda de enero-feb. 1891) [noviembre 1891]


DIVERSOS CONJUNTOS PARA PIANO E INSTRUMENTOS DE CUERDA

- Menuetto en Fa Mayor JS.126, para dos violines y piano [julio de 1883]
- Cuarteto para dos violines, violoncello y piano (plan + fragmento, tres movimientos arreglados como Trío JS.206) [com. 1884]
- Cuarteto en re menor JS. 157, para dos violines, violoncello y piano [31 de agosto de 1884]
- "Ljunga Wirginia" HUL 0542-0546, ópera para violín, violoncello y piano a cuatro manos (faltan partes del último tiempo) [agosto de 1885]
- Cuarteto en sol menor JS.158, para violín, violoncello, armonio y piano [comienzos de 1887]
- Scherzo en mi menor JS.165, para violín, violoncello y piano a cuatro manos [verano de 1887]
- Andante - Allegro JS.31, para piano y cuarteto de cuerda (ejercicio) [1888-89]
- Vivace en sol menor HUL 0517, para quinteto de piano y cuerda (concebido como scherzo del Quinteto JS.159) [marzo 1890]
- Quinteto para piano y cuarteto de cuerda en sol menor JS.159 [abril 1890]
- Cuarteto en do menor / Do Mayor JS.156, para piano, dos violines y violoncello (arreglo de JS.198 para piano, original perdido) [abril 1891]
- La pompeuse Marche d'Asis JS.116, para piano, dos violines y violoncello (arreglo, perdido; original para cuarteto de cuerda de enero-feb. 1891) [noviembre 1891]
_________________
- Rondó en re menor JS.162, para viola y piano [otoño de 1893]


VIOLÍN Y PIANO

- Sonata en la menor JS.177 [17 de julio de 1884]
- Andante grazioso en Do Mayor JS.35 [1884-85]
- Sonata [un único movimiento: Allegro] en Re Mayor HUL 0541a/4 [1885]
- [Moderato] - Presto - [Tempo I] en la menor JS.7 [1886]
- [Menuetto] en re menor HUL 0670/1 [verano de 1886]
- [Andantino] en la menor JS.8 [1886/87]
- [Allegretto] en Sol Mayor JS.86, para violín y piano (2 versiones, preliminar y final) [1886/87]
- [Tempo di valse] en si menor JS.89 (incompleto) [1886/87]
- [Mazurka] en La Mayor JS.4 [1886/87]
- [Andante molto] en Do Mayor JS.49 [1886/87]
- [Aubade] en La Mayor JS. 3 [1886/87]
- [Scherzino] en Fa Mayor JS.78 [1886/87]
- Andante cantabile en Sol Mayor JS.33 [verano de 1887]
- [Andante elegiaco] en fa# menor HUL 0672 [verano de 1887]
- [Menuetto] en mi menor JS.67 [otoño?de 1887]
- [Allegro de sonata: exposición] en si menor JS.90 [otoño?de 1887]
- Suite en re menor JS.187 (también denominada "Sonata") [1887/88]
- [Lento] en mi bemol menor JS.76 (también versión posterior para violoncello y piano) [1887/88]
- [Interludium] para piano & [Maestoso] para violín y piano HUL 0661 [1887/88]
- Moderato - Maestoso en Mi bemol Mayor JS.132 [1888]
- Allegretto en Do Mayor JS.19 [1888]
- [Tempo di valse] en La Mayor HUL 1172/2 [1888]
- Allegretto en Mi bemol Mayor JS.22 (reciclado de concierto para cello?) [desp. de 31 de marzo de 1888?]
- Suite en Mi Mayor JS.188 [verano de 1888]
- Allegro [exposición de un primer movimiento de sonata] en la menor JS.26 (ejercicio) [1888-89]
- Sonata en Fa Mayor JS.178 [6 julio 1889]
- [Largamente] en mi menor HUL 0676 (fragmento) [1890/92]
- Romanza / Grave en si menor (opus 2 nº1) (versión original) [1890, revisada en 1911]
- [Larghetto] en re menor HUL 0677, para violín y piano (fragmento) [1889?, 1890/92]
- [Adagio] en re menor HUL 1752 [verano 1890?]
- Perpetuum mobile (opus 2 nº2) (versión original, revisada como "Epilogue" en 1911) [prim.-agosto 1891]
_________________
- [Grave] en re menor HUL 0678 (fragmento) [1891/94]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47 (vs. original): transcripción para violín y piano (incompleto, varios esbozos y fragmentos alternativos) [d. 8 feb. 1904]
- Concierto para violín y orquesta en re menor opus 47 (vs. final): transcripción para violín y piano (numerosos fragmentos y ossia) [d. 19 octubre 1905]
- Rey Christian II opus 27: Nocturno (perdido, arreglo, original para orquesta de 1898) [1908]
- Dos piezas opus 2 (versión revisada) [fin. septiembre 1911, originales de 1890 y 1891]:
     I. Romance
     II. Epilogue
- Dos melodías serias opus 77 (también para violoncello y piano, también con acompañamiento orquestal)
     I. Cantique (arreglo, original para violín y orquesta de 24 de noviembre) [d. 1 diciembre 1914]
     II. Devotion (Ab imo pectore) (arreglado para violín y orquesta en 1916) [10 junio 1915]
- Pensées fugitives (proyecto, colección de piezas, = opp. 78, 79, 81...) [enero 1915]
- Cuatro piezas opus 78 (también versión posterior para cello y piano):
     I. Impromptu en Fa Mayor [12 julio 1915]
     II. Romance en Fa Mayor (existe versión preliminar, HUL Ö.57.3) [9 enero 1915]
     III. Religioso (títulos alternativos originales: "Mélodie sèrieuse" y "Preghiera") [febrero 1917]
     IV. Rigaudon opus 78 nº4 [23 enero 1915]
- Seis piezas opus 79:
    I. Souvenir [21 agosto 1915]
    II. Tempo di Menuetto [junio 1915]
    III. Danse caractéristique [med. mayo - 9 junio 1916]
    IV. Sérénade en Re Mayor [med. mayo - 9 junio 1916]
    V. Tanz-Idylle [versión original: 17 marzo 1917; vs. revisada: princ. abril 1917]
    VI. Berceuse [fin. septiembre 1917]
- [Andante sostenuto] en Mi Mayor HUL 1753 (boceto para opus 80?) [a. 12 marzo 1915?]
- Sonatina en Mi Mayor opus 80 [12 marzo 1915]
- Cinco piezas opus 81:
    I. Mazurka [princ. septiembre 1915]
    II. Rondino [4 mayo 1917]
    III. Valse en Re Mayor [17 marzo 1917]
    IV. Aubade [3 abril 1918]
    V. Menuetto [3 abril 1918]
- Novellette opus 102 [septiembre 1922]
- Danses champêtres opus 106 [nos 1-2: princ. julio 1924; nos. 3-5: mediados enero 1925]
- Scène d’amour (arreglo de fragmento de opus 71, original de 1913) [fin. febrero 1925]
- Cuatro piezas opus 115 [abril 1929]:
    I. Auf der Heide
    II. Ballade
    III. Humoresque
    IV. Die Glocken (Capricietto)
- Tres piezas opus 116 [abril 1929]:
    I. Scène de danse
    II. Danse caractéristique
    III. Rondeau romantique


VIOLONCELLO Y PIANO
- Andantino en Do Mayor JS.40 [1884]
- Andante molto en fa menor JS.36 [verano? de 1887]
- Tempo di valse en sol menor JS.193 (parte del piano perdida) [verano de 1887]
- Concierto para cello [y piano?] (fragmento, perdido; relacionado con JS.76, 22, 91 y 92) [31 de marzo de 1888]
- [Lento] en mi bemol menor JS.76 (reciclado de concierto para cello?) [desp. de 31 de marzo de 1888?]
- [Andante] en si menor JS.91 [desp. de 31 de marzo de 1888?]
- [Andantino] en si menor JS.92 [desp. de 31 de marzo de 1888?]
- Andante molto en si menor HUL 674-75 [desp. de 31 de marzo de 1888?]
- Fantasía JS.79 (parte del piano perdida) [agosto de 1889]
- Tempo di valse en fa# menor JS.194, "Vals Lulú" [19 agosto 1889]
- Adagio en fa# menor JS.15 [verano de 1889]
_________________
- Malinconia opus 20, para violoncello y piano [12 marzo 1900]
- Dos melodías serias opus 77 (arreglo, parte de violoncello del arreglo con orquesta, y parte piano de las versiones para violín y piano) [d. 30 marzo 1916]
- Cuatro piezas opus 78 (ver violín y piano)


VIOLÍN SOLO
- [Mazurka] en Do Mayor HUL 0536a/2 [1883]
- Impromptu en sol menor HUL 0525/3 [1884]
- [Étude] en Re Mayor JS.55 [1886]
_________________
- [Allegretto] en La Mayor HUL 1088/2 [1891/94]
- "En glad musikant" ("Un músico feliz") JS.70, para violín solo con texto [1924/26]


VIOLONCELLO SOLO
- [Tema con variaciones] en re menor JS.196 (existe variante del compás 81) [verano de 1887]
- Moderato en Fa Mayor HUL 1351 [1885/89]
- [Mazurka] en sol menor, para cello solo (2 versiones) [1885/89]


MÚSICA PARA KÁNTELE
_________________
- Moderato JS.130, para kántele [1896/98]
- Dolcissimo JS.63, para kántele [1896/98]
- [(Kehtolaulu (Canción de cuna) / Vals] JS.222, para violín y kántele [11 septiembre 1899]


CAMPANAS
_________________
- [Melodía], para las campanas de la iglesia Kallio (dos propuestas basadas en la coda de la Segunda Sinfonía) [18 enero 1911]
- Kallion kirkon kellosävel (Las campanas de la iglesia Kallio) JS.102, melodía para campanas (utilizada en coro opus 65b) [fin. julio 1912]


MÚSICA PARA VIENTO Y DIVERSOS CONJUNTOS

- Obertura en fa menor JS.146, para torviseitsikko (septeto de metal) [verano de 1889]
- Allegro JS.25, para torviseitsikko (septeto de metal) [otoño de 1889]
- Andantino y Minueto JS.45, para torviseitsikko (septeto de metal) [1890-91, estreno 5 feb 1891]
- Septeto u octeto para flauta, clarinete y cuerda (proyecto perdido, sus temas fueron esbozados, pasando supuestamente a En saga opus 9) [1891]
- Förspel (Preludio) JS.83, para torviseitsikko (septeto de metal) [junio? 1891]
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- Porilaisten marssi (Marcha del Regimiento de Pori) JS.151, arreglo para piccolo, violín, viola y "otros pocos instrumentos" (perdido) [fin. diciembre 1892]
- Tiera JS.200, poema sinfónico para metal y percusión [a. noviembre 1899]
- Marcha, para metal y percusión (esbozo, reutilizado en Marcha opus 91b) [1897/99]


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En nuestro próximo post haremos una reseña general sobre la discografía de este género dentro de las grabaciones dedicadas a Jean Sibelius.
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